El valor relativo de la arqueología SUD, parte 1 de 3
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· 9 viewsEn esta primera entrega se analiza el valor relativo del conocimiento con la técnica del archivero de las cuatro “I” y se asigna el cajón de la arqueología.
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Hace unos días un miembro de la Iglesia llevó a la capilla un libro de arqueología. El libro, profusa y bellamente ilustrado con fotografías de todo el continente, es una propuesta sobre arqueología del Libro de Mormón. Algunos diagramas, como aquel que comparaba las culturas del Libro de Mormón (jaredita-nefita-lamanita) con las culturas prehispánicas, eran ciertamente dignas de estudio. Había otros mapas, y lugares, y fotografías y cosas. Revisamos el libro juntos. Por algunos minutos nos regocijamos, nos sentimos embelezados por las ilustraciones, intercambiamos comentarios, nos elevamos. Después nos retiramos cada uno a su clase de Escuela Dominical y a la atención de nuestros llamamientos.
Los cuatro cajones del conocimiento
Los cuatro cajones del conocimiento
Tengo en mi archivero mental cuatro cajones en donde pongo todos los conocimientos conforme los voy adquiriendo. Los cuatro cajones están debidamente rotulados y cada uno de los rótulos empieza con una letra “I”. Los nombres de los cajones son, de arriba hacia abajo
“Imprescindible”,
“Importante”,
“Interesante” e
“Irrelevante”
“Interesante” e
“Irrelevante”
Conforme los conocimientos nuevos arriban a mi escritorio, los tomo y los pongo en su cajón. Trato de no dejar ningún conocimiento fuera de su cajón, porque he experimentado el caos que proviene de dejarlos solamente sobre la mesa en completo desorden. Es muy desconcertante. Así que me he echo a la costumbre de asignarlos a un cajón inmediatamente.
El cajón de lo Imprescindible
El cajón de lo Imprescindible
En el cajón llamado “Imprescindible” coloco todo aquello que pertenece a mi felicidad sobre esta tierra, a la vida eterna y a la exaltación. Entender la expiación de Jesucristo y cómo se aplica a mi persona me parece imprescindible, pues sin ello no podría obtener el perdón de mis pecados, y vaya que lo necesito. Comprender los convenios que he hecho con Dios en cada ordenanza, incluyendo los convenios que hago al tomar la Santa Cena y en el templo me parece imprescindible. Aprender a amar a mi esposa y a mis hijos me parece imprescindible. Allí voy poniendo todos esos conocimientos.
El cajón de lo Importante
El cajón de lo Importante
Luego tengo otro cajón, el cajón llamado “Importante”, que está inmediatamente por debajo del cajón rotulado “Imprescindible”. Allí voy poniendo lo que me puede ayudar en la actualidad o en un futuro para fortalecer mi carácter y adquirir habilidades nuevas. Por ejemplo, el conocimiento de un manual, o los conocimientos sobre la vida de un profeta me parecen importantes. Es importante para mí saber cómo voy a sobrevivir en un momento de emergencia, aprender a ahorrar o a llevar una agenda. Sin esas cosas no puedo vivir, o al menos no con la misma facilidad, y quiero hacer mi vida fácil. Me parece importante saber todos los detalles que puedo sobre doctrina, pero muchos los coloco aquí y no en el cajón de “Imprescindible”. La razón es que si todo tuviera prioridad uno para mí entonces nada la tendría; además me sería imposible atenderlo, y ciertamente creo que algunas cosas son más importantes que otras. El cajón de “Imprescindible” está reservado a la felicidad y a la vida eterna. Así que algunos conocimientos, como los detalles sobre la vida de un profeta, de los que puedo prescindir y aún así llegar a la exaltación, caen más bien en esta categoría de “Importante”. Y entonces los meto allí.
El cajón de lo Interesante
El cajón de lo Interesante
Abajo de este cajón está el cajón de lo “Interesante”. Lo tengo desbordado, de hecho, lo tengo que escombrar de vez en cuando. Allí pongo las cosas que me llaman la atención. Sobre todo, debo confesarlo, pongo cosas que pueden hacer atractiva mi conversación. Los chistes, los datos estadísticos, las ilustraciones, los relatos. Caray, es impresionante la variedad de lo que tengo allí dentro. Y sí, tengo que escombrar de vez en cuando porque resulta que lo que me pareció interesante en una oportunidad después deja de serlo con el paso del tiempo. De hecho, no recuerdo a veces por qué cierto conocimiento me ha parecido interesante. En esas ocasiones lo interesante es llegar a saber por qué me pareció interesante, y me he llegado a preguntar en qué carambas estaría pensando cuando lo puse en ese sitio. Me he estado volviendo cada vez más selectivo y poniendo allí cosas cada vez de mayor calidad, no siempre, porque a veces me he dejado llevar por alguna ociosidad y tentaciones, pero igual es porque se hacen cada vez más amplios mis intereses. Así que, la verdad, ¿dije de vez en cuando? Tengo que estarlo escombrando todo el tiempo.
El cajón de lo Irrelevante
El cajón de lo Irrelevante
El último cajón es uno cuyo rótulo dice “Irrelevante”. Allí pongo todo lo que no tiene valor. Es como un inmenso bote de basura. Ese casi no lo escombro. Lo que hago es vaciarlo cuando toca limpieza. A veces rescato alguna cosa y la paso al cajón de “Interesante” y viceversa. Es impresionante la cantidad de conocimientos que me llegan que terminan destinados hacia este cajón; yo creo que son la mayoría. Las cadenas de correos generalmente las paso allí sin abrirlas (sí, es verdad que no las abro, lo siento). La mayor parte de la publicidad allí la destino. A veces la gente me recrimina porque pongo allí mucho de lo que se considera popular, incluso algunas festividades y cosas sociales. Eso me apena, si he de decir la verdad, y tengo que estarle explicando a la gente, pero es porque mis intereses han estado cambiando en una base práctica y me gusta pensar que me estoy haciendo de aspiraciones cada vez más altas. Tengo que disculparme, yo sé que no es lo mismo para todos. He metido allí palabras malsonantes y varios chismes. También algunos datos estadísticos sin interpretaciones claras, varios discursos políticos e incluso algunos datos históricos han venido a parar a este cajón. Lo vacío con cierta frecuencia, incluso lo lavo bien porque algunas cosas que he llegado a meter se ponen pegajosas.
Me he dado cuenta que, con el paso del tiempo, son más las cosas que echo hacia los cajones inferiores y menos hacia los superiores. Las cosas de los cajones superiores se han vuelto también de mayor calidad. Y me he convencido de que no puedo dejar conocimientos fuera de estos cajones, y también me he convencido de la necesidad de escombrar continuamente.
El libro de mi amigo es muy bonito y me gusta bastante. Lo he colocado con gusto en la categoría de “Interesante”.
Por qué la arqueología SUD no es algo Imprescindible
Por qué la arqueología SUD no es algo Imprescindible
No metí el libro de mi amigo en el cajón de “Imprescindible” porque, cuando armé este archivero, decidí que en ese cajón solamente metería lo que tuviera que ver con mi felicidad en esta tierra y con la exaltación y con la vida eterna. Si bien saber sobre nuestros antepasados y sobre la correlación entre los datos de nuestros historiadores y el Libro de Mormón me parece sumamente atractivo estoy apercibido de que todo ese conocimiento no forma parte de la doctrina de la Iglesia. Las ideas de autores como John L. Sorenson y John W. Welch, por las que siento un ávido y profundo respeto, no son la clase de cosas que expondría en una clase de escuela dominical, porque no son doctrina oficial, sino una aventuración teórica, y me gustaría darle a mis alumnos y oyentes información sobre cosas más ciertas. También, debo reconocer que estas cosas me inquietan pero solo intelectualmente. Me parece un fascinante ejercicio intelectual. Pero no espiritual precisamente. Entonces, como no puedo ver la relación de estos conocimientos con la exaltación, no puedo ponerlos en el cajón de “Imprescindible”. De hecho, no creo que todo mundo tenga por necesidad que poseer esos conocimientos. Me parece que una persona puede llegar perfectamente a la vida eterna sin ellos. Se puede prescindir de ellos. Por lo tanto, me parece que no son imprescindibles.
Por qué la arqueología SUD no es algo Importante
Por qué la arqueología SUD no es algo Importante
Tampoco metí el libro de mi amigo en el cajón llamado “Importante”. Esto no es porque no sea bueno o deseable. Para mí “importante” y “bueno o deseable” son dos cosas diferentes. Todo está en función de la utilidad. Cuando armé el archivero definí “importante” como “útil para desarrollar mi carácter, mi espiritualidad y mis habilidades”. El libro no me es útil para eso. Concedo, claro está, que mi sentido de la importancia no es universal. Lo que es importante para mí pudiera no serlo para otra persona y viceversa. Por ejemplo, si yo fuera arqueólogo, un libro como este ¡claro que sería importante! Porque sería un conocimiento necesario para el desarrollo de mis habilidades. Y si yo viviese por azar en una de las zonas geográficas mencionadas en el libro sin duda me interesaría más que si no viviera en una de ellas. Si estuviese escribiendo un pequeño ensayo como este me parecería importante, porque si no, ¿sobre qué escribo?
Tampoco estoy diciendo que la investigación sobre geografía no sea importante en el contexto de la Iglesia. Por supuesto que lo es. José Smith escribió que es algo que debe hacerse; investigar nuestro pasado, saber más sobre los pueblos del Libro de Mormón, sacar a luz más cosas. Es importante, es edificante y debe publicarse, y debe hacerse, y qué bueno que existan estos libros y que los lean muchos miembros (y no miembros) de la Iglesia. Pero, en orden de prioridad, me pregunto si todos y cada uno de los miembros de la Iglesia deberían de conocer “geografía mormona” y si es útil para todos. Me pregunto si es algo que servirá para edificar su carácter, su espiritualidad y sus habilidades. Mi respuesta particular es no, por lo menos no podría poner esta atención en un orden de prioridad que ocupe el número uno. Por lo tanto, lo coloqué por el momento en el cajón de “Interesante”, y lo sacaré de allí en cuanto sea más útil para mí de lo que es ahora. La doctrina ocupa en el cajón “Importante” un lugar más digno para mí que la teoría y la especulación en este preciso momento.
Sin embargo, hay un lugar de relevancia para la arqueología SUD en la Iglesia, dentro de ese maravilloso contexto. Si prometen tenerme paciencia haré mi mejor esfuerzo para explicarme.[divider]
(En la siguiente entrega, programada para mañana, se revisará el valor de estar abiertos al cambio, la relación entre técnica y doctrina, y se hará una breve mención de los estudios sobre la piedra de Izapa o “piedra de Lehi”. Partes de este biblicomentario también se destacarán en otros biblicomentarios).