Quién fue (y quién no fue) María Magdalena, parte 1 de 3

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Qué haremos aquí

Este es el primero de tres artículos que serán publicados acerca de María Magdalena. En esta primera entrega mostraré cómo fue que el personaje real se convirtió en un mito, y cómo separar la verdad de la leyenda.

La realidad y la leyenda

Alrededor del personaje bíblico de María Magdalena se han tejido muchas leyendas. Aunque el personaje se encuentra en la Biblia, lo que se cree de él es generalmente distinto a lo que la Biblia enseña sobre ella.
En la cultura popular se considera a María como una mujer pecadora, adúltera, a quien Jesús perdonó terribles pecados antes de unirse a sus discípulos. Películas, musicales y best-sellers recientes han servido para difundir también variantes de otra idea, la de que María Magdalena era la pareja sentimental de Jesús. En algunos libros apócrifos se le asigna un papel directivo en la Iglesia, y en algunas corrientes se le ha otorgado incluso mayor importancia que a Jesús mismo.
La cultura popular, que es lo que continuamente escuchamos y leemos sobre ella en artículos, canciones y en dichos y sentencias populares, oscila entre reforzar, de manera velada o abierta, una u otra de estas ideas mencionadas. O todas ellas. Pero, ¿hasta qué punto son estas creencias acertadas? ¿Cuáles son sus fundamentos? ¿Quién era realmente María Magdalena de acuerdo con la Biblia? El propósito de este artículo en tres partes es proporcionarte algunas referencias útiles y darte elementos para ampliar tu conocimiento sobre este importante personaje, desde el punto bíblico e histórico.
Partamos de algo que es tan básico que todos estamos de acuerdo: se llamaba María.

Distinguiendo a María Magdalena

Dado que los judíos no usaban apellidos se veían forzados a emplear algunas referencias para ayudar a distinguirse, sobre todo cuando el nombre resultaba ser demasiado común. Lo que hacían era referirse al padre (como cuando a Pedro se le llama Simón, hijo de Jonás), o bien a la ciudad de origen (como Jesús, cuando es llamado Jesús de Nazaret). Este es el caso de María Magdalena.
Los evangelios ponen mucho cuidado en llamarle siempre “María Magdalena”, para distinguirle de las otras “Marías” del Nuevo Testamento (y es que hay varias: la madre de Jesús, la hermana de Marta y Lázaro, la mujer de Cleofas, la madre de Jacobo, la madre de Juan Marcos, etc.). De hecho, el nombre de “María” era tan popular que, con base en los nombres encontrados en tumbas, se calcula que aproximadamente el 40% de las mujeres de la época llevaban ese nombre. De manera que era una buena idea hacer algo para distinguirlas.
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Metidos en estilos, a mí me gusta pensar en la hermana de Marta y Lázaro como “María de Betania”. Y debemos suponer que el apelativo de María Magdalena usado por los evangelistas se refería a una ciudad cercana a Capernaúm llamada Magdala.

La ciudad de Magdala

La ciudad de Magdala, que contaba con el nombre equivalente en griego “Tarichae”, es descrita brevemente por Flavio Josefo en Guerras de los judíos, libro 3, capítulo 10, párrafo 1. En esta descripción Josefo le ubica junto al Lago Tiberias (Mar de Galilea). Dice Josefo (hablando de sí mismo en tercera persona), “La cudad está situada de manera similar a Tiberias, en la parte baja de una montaña; y en aquellos lados que no son bañados por el mar ha sido fuertemente fortificada por Josefo, aunque no con tanta solidez como Tiberias” (“Guerras de los Judíos”, por Flavio Josefo, traducción libre por Juan Pablo Marichal). Algunos creen que esta ciudad era la misma que la Dalmanuta que se menciona en .
Algunos creen que esta ciudad era la misma que la Dalmanuta que se menciona en .
El nombre de la ciudad, Magdala, significa “torre”. Hace algunos años que el nivel del agua bajó durante una sequía, poniendo a descubierto los cimientos de una torre, probablemente un faro, que puede ser la que dio origen al nombre de esta ciudad.
Más información: El significado de Magdala, hogar de María Magdalena

Cómo es que el personaje real se transformó en un mito

Cuando uno intenta hablar de María Magdalena con otra persona la reacción general es “ah, sí, la pecadora”. O bien (que es todavía peor por lo que implica) guardan pudorosa discreción. Es que existe todo un mito sobre María Magdalena. ¿Y cómo se formó ese mito? Parte de la respuesta ha sido proporcionada de manera admirable por los varios autores del libro “Lo que Da Vinci no sabía” (que es un libro interesante, por ser una respuesta SUD al “Código Da Vinci”). Este libro, compuesto por varios eruditos SUD, contiene el siguiente párrafo, que a mí me parece importante:
También debes leer Las mujeres que seguían a Jesús, parte 1 de 2
“Es sumamente improbable que Lucas haya podido siquiera imaginar el tipo de leyendas e historias que se convertirían en parte de las tradiciones apócrifas de los primeros cristianos de la Iglesia, tradiciones que con el tiempo dieron paso a fomentar adornos que se solidificaron durante el cristianismo medieval y que con el tiempo fueron reinterpretados como parte de una tendencia moderna para destacar lo sensacional y cuestionar a los mismos evangelios.”. (Thomas A. Wayment, Andrew C. Skinner, Richard Neitzel Holzapfel, “What DaVinci Didn’t Know”, Salt Lake City, 2006, traducción libre por Juan Pablo Marichal).
Este párrafo, escrito, según me parece, en un estilo sumamente comprensivo, proporciona mucha información. Leyéndolo ya con lentes especiales informa:
Que entre los primeros cristianos de la Iglesia se desarrollaron “tradiciones apócrifas” (en este contexto léase “apóstatas”) en torno a María Magdalena. Esto se dio después del establecimiento de la Iglesia, como parte de varias corrientes apóstatas de los primeros siglos. Que estas tradiciones fueron acumulando “adornos” hasta la Edad Media, cuando se le dio a esta “bola de nieve” un carácter ya netamente legendario. Que en nuestra época esta leyenda se ha retomado con la tendencia de “destacar lo sensacional” y de “cuestionar a los evangelios” (lo sensacional, por supuesto, genera ventas).
A lo último yo agregaría que también se ha dado, durante el desarrollo de esta “bola de nieve”, el lamentable propósito de denigrar a la mujer. Las leyendas sobre María Magdalena se han usado para rebajar el valor de la mujer, tal vez más que las de ningún otro personaje. Y es una lástima, considerando quién en realidad era.
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