Comentarios sobre Génesis 1:1-2
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· 33,048 viewsEl estado previo a la Creación del mundo
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En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
El primer versículo del libro de Génesis comienza por la palabra hebrea Bere’shith, que se ha traducido, por lo general, como “en el principio”. Lejos de denotar el principio absoluto de la existencia, Bere’shit se refiere, más bien, al comienzo de las obras de Dios sobre la tierra, siendo la frase “cuando Dios comenzó”, refiriéndose a la organización de los cielos y la tierra, una mejor traducción. Es de notarse que algunas Biblias revisadas, como la versión de la Biblia de la Nueva Sociedad de Publicaciones Judías (NPJS), usan precisamente esta traducción. La Guía para el Estudio de las Escrituras (SUD) se refiere al término “en el principio” de la siguiente manera:
“En términos generales, se refiere al período de tiempo antes de esta vida terrenal, o sea, la vida preterrenal”. (Guía para el Estudio de las Escrituras | P Principio)
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
La palabra hebrea que se usa aquí es bara. Esta palabra, traducida en nuestra Biblia como “crear” no significa crear de la nada. La palabra tiene más bien el sentido de disponer, organizar, dar forma a algo que no lo tenía originalmente. Implica por necesidad la existencia previa de los materiales. De esta manera, Dios es más bien un Organizador que un Creador en el sentido actual de la palabra. En su relato de la Creación, el libro de Abraham usa este mismo sentido:
Entonces el Señor dijo: Descendamos. Y descendieron en el principio, y ellos, esto es, los Dioses, organizaron y formaron los cielos y la tierra. (Perla de Gran Precio | Abraham 4:1)
La creación ex – nihilo
La creación ex – nihilo
La creación a partir de la nada o, como se le ha llamado a veces, creación ex nihilo, es un concepto que debe descartarse no sólo por el sentido real de la palabra bara, que implica una modificación a un estado previo, sino porque de hecho había varias cosas existentes en este momento. Por ejemplo, es de notar que Dios y Jesucristo (el Verbo) ya existían, de acuerdo con el evangelio de Juan (); así como conceptos y principios eternos, como el de la sabiduría, según señala el autor del libro de Proverbios (ver ). De acuerdo las Escrituras hubo otros seres presentes en el momento de la Creación, que se regocijaron en ella y que eran, según se registra en el libro de Job, “los hijos de Dios” (). La implicación es que los hijos de Dios también existieron antes de la Creación de la tierra, en forma espiritual, y que esta es la razón por la que Dios es llamado “el Padre de los espíritus” (ver ).
La ley de la conservación de la materia
La ley de la conservación de la materia
La traducción correcta de la palabra bara (“formar” y “organizar”) implica la existencia previa de materiales disponibles. En este sentido, la ley de la conservación de la materia estaba tan vigente como ahora, pues la Creación de nuestra tierra consistió en la transformación de material, más bien que en su generación. Tal como la enunció en el siglo XVIII Lavoisier: “nada se crea, nada se pierde, todo se transforma”.
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
La palabra hebrea que se usa en este versículo para designar por primera vez a Dios es Elohim. Se trata de una palabra plural, que bien podría traducirse como “jueces”, “gobernantes” o “dioses” y que, sin embargo, se utiliza con frecuencia en el Antiguo Testamento para señalar más bien al “Dios de dioses” o “Cabeza de los dioses”, donde el plural se usa, entonces, al hablar de Dios el Padre, para expresar potencialidad y superioridad en vez de número.
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Es decir, la totalidad de la Creación. Los hebreos tenían la costumbre de usar parejas de opuestos para expresar la idea de totalidad. Esa es una forma común de expresión a lo largo del Antiguo Testamento.
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Las palabras hebreas que se utilizan en este versículo son tohu y bohu. Se usan para describir un estado de caos, consistente en algo como la falta de límites o fronteras, de forma, de orden y de definición. Es en este sentido que se usa esta misma expresión en .
Miré a la tierra, y he aquí que estaba desordenada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. (Antiguo Testamento | )
Por cierto, el hecho de que se use así en este último pasaje sirve también para descartar la idea de una creación de la nada (creación ex nihilo), ya que según se expresa en Jeremías el Señor Dios “miró a la tierra” (a un material existente) al principio de la Creación, pero la encontró “asolada” o “desordenada”. El papel del Señor Dios como Creador, fue, pues, organizar los materiales y darles orden. De acuerdo con , Dios “formó” la tierra y la “compuso”, con el propósito expreso de que sirviese de habitación para sus hijos durante su periodo de probación, de acuerdo con un plan de salvación o de felicidad dispuesto previamente para ellos.
Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la estableció; no la creó en vano, sino para que fuese habitada la formó: Yo soy Jehová, y no hay ningún otro. (Antiguo Testamento | )
Desolada, no desordenada
Desolada, no desordenada
La palabra tohu se ha traducido en la Reina Valera como “desordenada”. José Smith señaló que la traducción correcta debe ser “desolada”. El diccionario bíblico de Strong así la señala también en su entrada H8414. Es “una desolación, algo desierto […] un lugar vacío y sin forma”.
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
La Biblia usa con frecuencia el término “oscuridad” para hacer un contraste con “la luz”. En las escrituras, la oscuridad es lo desolado, lo informe, lo vacío, lo incompleto.
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
La palabra hebrea que se ha traducido al español como “abismo” tiene relación con la concepción antigua del caos, representado mentalmente como si fuera un mar de aguas primigenias.
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Las “aguas” aquí se refieren al mismo significado que “abismo” en la sentencia anterior: había un caos, un desorden y desolación inicial. Sin embargo, sobre él actuaba el Espíritu de Dios. La palabra hebrea utilizada para denotar dicho espíritu es ruach, que significa tanto “espíritu” como “viento”. Se le ha traducido de manera distinta en varios versículos, según el contexto, tanto como “Espíritu de Dios”, como “viento de Dios” o incluso como “viento poderoso”, como una referencia al espíritu, poder e influencia de Dios. El “movimiento” que este “Espíritu de Dios” o “viento poderoso” hacía se describe por medio de la palabra hebrea merakhephet, que es como el movimiento que un ave hace al cuidar e incubar sus huevos.
Esta descripción en recuerda la que se detalla en DyC 88:7-13 en referencia a la influencia o luz de Cristo:
7 la cual verdad brilla. Ésta es la luz de Cristo. Como también él está en el sol, y es la luz del sol, y el poder por el cual fue hecho.
8 Como también está en la luna, y es la luz de la luna, y el poder por el cual fue hecha;
9 como también la luz de las estrellas, y el poder por el cual fueron hechas.
10 Y la tierra también, y el poder de ella, sí, la tierra sobre la cual estáis.
11 Y la luz que brilla, que os alumbra, viene por medio de aquel que ilumina vuestros ojos, y es la misma luz que vivifica vuestro entendimiento,
12 la cual procede de la presencia de Dios para llenar la inmensidad del espacio,
13 la luz que existe en todas las cosas, que da vida a todas las cosas, que es la ley por la cual se gobiernan todas las cosas, sí, el poder de Dios que se sienta sobre su trono, que existe en el seno de la eternidad, que está en medio de todas las cosas. (Doctrina y Convenios 88:7–13)
Cabe notar que se debe hacer una distinción entre el Espíritu Santo, que es un personaje, y la luz de Cristo, que es la influencia o poder que Dios gobierna. No sabemos hasta qué grado haya participado el Espíritu Santo en la Creación, aunque sabemos que estuvo presente en su planeación (ver Abraham 4:1-2).
Nótese que el concepto de la “luz de Cristo” que la concordancia con DyC 88:7-13 sugiere, hace un marcado contraste con “las tinieblas” que se mencionaron previamente.
Conclusión
Conclusión
Aunque de fácil lectura, los primeros versículos de la Biblia albergan un tesoro de conocimiento escondido que se vislumbra al estudiar las palabras originales hebreas con que fueron escritos. Este conocimiento puede descubrirse y enriquecerse a la luz de las escrituras modernas y de la revelación personal. Estos versículos, colocados a la entrada del primer libro de la Biblia, son como la puerta por la cual comprendemos la amplitud de los poderes que tuvieron efecto en la Creación y nos preparamos para acceder a tesoros más grandes de conocimiento por medio del estudio y la oración.
Citas citables
Citas citables
“En el principio—un período de antigüedad lejano y desconocido, escondido en las profundidades de las edades eternas; y así se usa la frase en , ” (Jamieson & Fusset)
“El verbo bara también implica la idea de ordenar o determinar funciones, sugiriendo que la actividad creativa de Dios consiste en brindar un orden y función propios al cosmos” (Faithlife Study Bible).
Bibliografía
Bibliografía
Joseph Smith, Kent P. Jackson, Joseph Smith’s Commentary on the Bible ( 1994)
Mark E. Petersen, Adam: Who Is He? ( 1976) Barry, J. D., Mangum, D., Brown, D. R., Heiser, M. S., Custis, M., Ritzema, E., … Bomar, D. (2012, 2016).
Faithlife Study Bible (). Bellingham, WA: Lexham Press. Jamieson, R., Fausset, A. R., & Brown, D. (2003).
Comentario exegético y explicativo de la Biblia – tomo 1: El Antiguo Testamento (p. 20). El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones.