Septima Bienaventuranza
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Los pacificadores // los que procuran la paz.
Los pacificadores // los que procuran la paz.
Dios bendice a los que procuran la paz,
porque serán llamados hijos de Dios.
La secuencia del pensamiento de limpieza de corazón a pacificación resulta natural, porque una de las causas más frecuentes de conflicto es la intriga, en tanto que la apertura y la sinceridad son esenciales para toda reconciliación verdadera.
La secuencia del pensamiento de limpieza de corazón a pacificación resulta natural, porque una de las causas más frecuentes de conflicto es la intriga, en tanto que la apertura y la sinceridad son esenciales para toda reconciliación verdadera.
Todo cristiano, según esta bienaventuranza, está llamado a trabajar por la paz tanto en la comunidad como en la iglesia.
En verdad, Jesús iba a decir más tarde: ‘No vine a traer paz sino espada. Porque he venido a poner en conflicto al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, a la nuera contra su suegra, los enemigos de cada cual serán los de su propia familia’.
»¡No crean que vine a traer paz a la tierra! No vine a traer paz, sino espada.
“He venido a poner a un hombre contra su padre,
a una hija contra su madre
y a una nuera contra su suegra.
¡Sus enemigos estarán dentro de su propia casa!”.
mateo 10.34
Y lo que quiso decir con esto era que el conflicto sería el resultado inevitable de su venida, aun en la propia familia, y que, si vamos a ser dignos de él, tendremos que amarlo más y ponerlo en el primer lugar, aun por encima de nuestros parientes más cercanos y queridos.
Tengan cuidado, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán con látigos en las sinagogas.
»Si amas a tu padre o a tu madre más que a mí, no eres digno de ser mío; si amas a tu hijo o a tu hija más que a mí, no eres digno de ser mío.
mateo
Sin embargo, a lo largo de toda la enseñanza de Jesús y de sus apóstoles, resulta claro y más allá de cuestionamientos que nunca deberíamos buscar conflicto por nosotros mismos ni ser responsables de él.
Por el contrario, estamos llamados a la paz, debemos ‘procurar’ activamente la paz, debemos ‘seguir la paz con todos’, y así, en cuanto dependa de nosotros, debemos estar ‘en paz con todos los hombres’.
Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos.
romanos
Esfuércense por vivir en paz con todos y procuren llevar una vida santa, porque los que no son santos no verán al Señor.
Apártate del mal y haz el bien.
Busca la paz y esfuérzate por mantenerla.
Ahora bien, la pacificación es una obra divina. Porque paz significa reconciliación, y Dios es el autor de la paz y de la reconciliación.
En verdad, exactamente el mismo verbo que se usa en esta bienaventuranza es el que aplica el apóstol Pablo a lo que Dios ha hecho por medio de Jesucristo. Por medio de Cristo a Dios le agradó ‘reconciliar consigo todas las cosas … haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz’. Y el propósito de Cristo fue ‘crear en sí mismo de los dos pueblos [es decir, judío y gentil] un solo y nuevo hombre, haciendo la paz’.
y por medio de él, Dios reconcilió consigo
todas las cosas.
Hizo la paz con todo lo que existe en el cielo y en la tierra,
por medio de la sangre de Cristo en la cruz.
Lo logró al poner fin al sistema de leyes de mandamientos y ordenanzas. Hizo la paz entre judíos y gentiles al crear de los dos grupos un nuevo pueblo en él.
colosences 1.20
Es difícil que nos sorprenda, por lo tanto, que la bendición particular que atañe a los que trabajan por la paz es que serán llamados hijos de Dios.
Es difícil que nos sorprenda, por lo tanto, que la bendición particular que atañe a los que trabajan por la paz es que serán llamados hijos de Dios. Porque ellos buscan hacer lo que su Padre ha hecho: amar a la gente con el amor de él, como Jesús muy pronto hará explícito. El diablo es un alborotador; Dios ama la reconciliación y es quien, ahora mediante sus hijos como anteriormente por medio de su unigénito Hijo, está determinado a pacificar.
Porque ellos buscan hacer lo que su Padre ha hecho: amar a la gente con el amor de él, como Jesús muy pronto hará explícito.
Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen! De esa manera, estarás actuando como verdadero hijo de tu Padre que está en el cielo. Pues él da la luz de su sol tanto a los malos como a los buenos y envía la lluvia sobre los justos y los injustos por igual.
El diablo es un alborotador; Dios ama la reconciliación y es quien, ahora mediante sus hijos como anteriormente por medio de su unigénito Hijo, está determinado a pacificar.
Esto nos recordará que las palabras ‘paz’ y ‘apaciguamiento’ no son sinónimas.
Porque la paz de Dios no es paz a cualquier precio. Él hizo la paz con nosotros a un costo inmenso, exactamente al precio de la sangre de su único Hijo.
Nosotros también (aunque en formas menores) hallaremos que la pacificación es una empresa costosa.
Podrían darse muchos ejemplos de paz a través del dolor.
Cuando nosotros mismos estamos involucrados en un conflicto habrá el dolor de pedir disculpas a la persona a quien hemos injuriado, o el dolor de reprender a la persona que nos ha injuriado.
En ocasiones, existe el punzante dolor de tener que rehusarse a perdonar a la parte culpable hasta que se arrepienta. Por supuesto que una paz barata puede comprarse con un perdón barato. Pero la paz verdadera y el perdón verdadero son tesoros costosos. Dios nos perdona solamente cuando nos arrepentimos. Jesús nos dijo que hiciéramos lo mismo: ‘Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo’.
Así que, ¡cuídense!
»Si un creyente peca, repréndelo; luego, si hay arrepentimiento, perdónalo.
En ambos casos, la verdadera reconciliación puede degradarse a paz barata. La unidad visible de la iglesia es la búsqueda propia del cristiano, pero solo si la unidad no se procura a expensas de la doctrina. Jesús oró por la unidad de su pueblo. También oró para que pudiera ser guardado del mal y en la verdad. No poseemos ningún mandato de Cristo donde nos exhorte a buscar la unidad sin pureza, pureza tanto de doctrina como de conducta. Si existe una cosa tal como ‘la unidad barata’, existe también la ‘evangelización barata’, es decir, la proclamación del evangelio sin el costo del discipulado, la demanda de fe sin arrepentimiento. Estos son atajos prohibidos. Convierten al evangelista en fraude. Abaratan el evangelio y dañan la causa de Cristo.
Otros ejemplos de pacificación son la obra de unión y la obra de evangelización, es decir, en un caso buscar unión entre unir a las iglesias, y en el otro, traer pecadores a Cristo. En ambos casos, la verdadera reconciliación puede degradarse a paz barata. La unidad visible de la iglesia es la búsqueda propia del cristiano, pero solo si la unidad no se procura a expensas de la doctrina. Jesús oró por la unidad de su pueblo. También oró para que pudiera ser guardado del mal y en la verdad. No poseemos ningún mandato de Cristo donde nos exhorte a buscar la unidad sin pureza, pureza tanto de doctrina como de conducta. Si existe una cosa tal como ‘la unidad barata’, existe también la ‘evangelización barata’, es decir, la proclamación del evangelio sin el costo del discipulado, la demanda de fe sin arrepentimiento. Estos son atajos prohibidos. Convierten al evangelista en fraude. Abaratan el evangelio y dañan la causa de Cristo.