LAS SETENTA SEMANAS
1. El hebreo tiene dos vocablos distintos, aunque de la misma raíz, para decir siete. shéba, que significa simplemente siete, y cuyo plural (shibim) es la segunda palabra del versículo 24 en el hebreo; y shabúa, que significa un conjunto o período de siete (días, años, etc.), es decir, una hebdómada (del griego) o semana (del latín septimana, donde se ve la raíz de septem, siete)
Daniel había estado pensando en un múltiplo de «siete» de años (9:1, 2; cf. Jer. 25:11, 12). Sabía que ese múltiplo (setenta años) era un tiempo de juicio por los 490 años de sábados quebrantados (490, dividido por 7, igual a 70. V. 2 Cr. 36:21)
«pronunciar sobre el pecado de Israel un juicio final, perdonador», conforme a Romanos 11:26, 27.
Lo de «expiar la iniquidad» (v. 24c) «se refiere a la muerte de Cristo en la cruz, que es la base para el futuro perdón de Israel (Zac. 12:10; Ro. 11:26, 27)»
La «justicia eterna», en sentido de perpetuidad durante el tiempo prefijado (concepto ya conocido) apunta al reinado milenial de Cristo (comp. con Jer. 23:5, 6)
El decreto (lit. palabra) al que hace referencia el versículo 25 es, como admiten hoy la mayoría absoluta de los autores, el de Artajerjes Longimano en el año 445 a. de C., según queda registrado en Nehemías 2:1 y ss
No cabe duda de que el desolador (hebr. shomem) al que alude el versículo 27 (al final) es el príncipe venidero, esto es, el Anticristo, sobre el cual pende un decreto divino de ruina, que «será derramada sobre él»