ADMINISTRADORES DE LA GRACIA DE DIOS (2)

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ADMINISTRADORES DE LA GRACIA DE DIOS
10Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 11Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
INTRODUCCIÓN
9quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos.
Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.
a. «Así que». Estas palabras se conectan con el capítulo anterior, donde Pablo exhortó a los corintios a no jactarse en los hombres, sean éstos Pablo, Apolos o Cefas. Les dijo que más bien miraran a Cristo, en quien lo poseen todo.
b. «Téngannos los hombres como siervos de Cristo». La palabra «siervo» que aquí se usa es hypēretai (siervos bajo la autoridad del amo). Originalmente la palabra se usaba para describir a los que remaban debajo de la cubierta de un barco. En el siglo primero, el significado de la palabra se amplió para incluir a un siervo doméstico. Pablo les dice a los corintios que la iglesia debe entender la relación que hay entre los siervos y la iglesia y entre los siervos y Cristo. Los servidores de Cristo son siervos en la iglesia, pero la iglesia no es amo de ellos. Los servidores de Cristo fueron enviados por Jesucristo a servir a la iglesia, porque Jesús es su amo (3:5; cf. ). Por esto, los miembros de la iglesia deben respetar a ellos que voluntaria y fielmente les sirven en nombre de Cristo y por mandato de él.
c. Se le requiere al siervo ser hallado fiel.
El primer requisito para un mayordomo es la fidelidad. El cargo de mayordomo requiere una dedicación que elimine todo interés personal e incluya una lealtad dispuesta al sacrificio ().
Pablo pasa del plural mayordomos al singular mayordomo. Con esto quiere decir que la fidelidad que se requiere no tiene que ver con el equipo de obreros del Señor como un todo, sino con cada uno individualmente (). Cada creyente debe demostrar fidelidad y dedicación.
I. ADMINISTRADORES DE LA MULTIFORME GRACIA DE DIOS
Estos versículos hablan de los dones espirituales, que son habilidades que Dios ha dado a los creyentes para capacitarnos para edificar a los miembros del cuerpo de Cristo en distintas formas. Otros pasajes que proveen enseñanza sobre los dones espirituales son , y .
Debemos usar los dones con cuidado. En estos dos versículos, Pedro incluye cuatro principios sobre el uso de ellos:
1. Usemos los dones. Pedro exhorta a que los creyentes sean activos en el uso del don o dones que Dios les ha brindado; todos tenemos cuando menos una habilidad para edificar a los demás. Si no los ejercemos en algún servicio a los demás, entonces la iglesia se debilita. Si él me ha dado un valor especial y no lo ocupo, entonces soy mal administrador de lo que me ha confiado.
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
2. Hablemos según la Palabra de Dios. El versículo 11 exige al creyente que cuide lo que dice cuando está sirviendo al Señor. Varias de las habilidades requieren comunicación con los demás. Algunos enseñan o dirigen, otros exhortan, evangelizan y supervisan. Todo cristiano tiene que comunicarse cuando sirve a los demás. Lo importante es que todo lo que decimos sea conforme a la palabra divina. La doctrina y las exhortaciones tienen que estar de acuerdo con la Biblia así como la consolación, el ánimo, la dirección y la supervisión, las cuales han de ser acordes con el espíritu y métodos que las Escrituras aprueban; ésta debe ser la guía para toda nuestra comunicación.
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. :
3. Sirvamos en el poder del Espíritu Santo. Significa que debemos depender únicamente del poder divino. El Espíritu Santo mora en nosotros y nos reparte distintas habilidades, sabiduría y dirección para que seamos efectivos en el ministerio.
Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 7Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Tener un don espiritual no garantiza que lo usemos con eficacia. La iglesia en Corinto contaba con todos los dones, pero Pablo decía que eran cristianos carnales porque estaban destruyendo su iglesia con disensiones, inmoralidad y orgullo.
Para que nuestro servicio en la iglesia dé buenos frutos, debemos dejar que Dios controle nuestras vidas para que seamos instrumentos útiles en sus manos. El es quien nos fortalece y el que da los frutos.
“Ni el que planta es algo, ni el que riega, sino dios, que da el crecimiento.… nosotros somos colaboradores de Dios” (1 corintios 3:7, 9)
4. Trabajemos para glorificar a Dios. Finalmente, Pedro dice que lo que debe motivarnos a servir al Señor con nuestros dones es buscar su gloria. Muchos cristianos han ejercido sus habilidades naturales y dones espirituales para ensalzarse a sí mismos, pero éstos no son para nuestro beneficio sino para el de otras personas y finalmente, para que el Creador sea ensalzado. Examinemos lo que nos está motivando a servir a nuestro Padre. ¿Estamos quitando a Dios la gloria que sólo se debe a él?
Para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
II. CRECIENDO Y SIRVIENDO EN LA GRACIA DE DIOS.
1. Responsables de la gracia de Dios.
Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.
10Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 11A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
2. Creciendo y proclamando la gracia de Dios.
18Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
La gracia, en fin, es el Evangelio o Buena Noticia de salvación (; , ).
“Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.”
CONCLUSIÓN
Dios es el dueño de todos los dones, aun de aquellos que están en nuestra posesión. El no nos otorga sus dones para nuestro goce personal; los concede para beneficio del cuerpo de Cristo. Los poseedores de talentos—y esta descripción nos abarca a todos nosotros—deben ser fieles administradores que, al extender continuamente el beneficio de estos dones a otras personas, funcionan como canales de la gracia de Dios.
Además quienes poseemos talentos debemos ser humildes; debemos darnos cuenta de que poseemos unos pocos talentos, en tanto que Dios le ha dado a otros los dones que nos faltan a nosotros. Todos los que pertenecemos a la iglesia cristiana debemos, entonces, servir unos a otros para poder beneficiarnos así mutuamente de la pluriformidad de las riquezas que Dios ha concedido a su pueblo.
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