Sermón sin título (2)
“Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa” [].
La necesidad de la oración familiar. Cada familia debiera erigir su altar de oración, comprendiendo que el temor de Jehová es el principio de la sabiduría. Si hay quienes en el mundo necesitan la fortaleza y el ánimo que da la religión son los responsables de la educación y la preparación de los niños. Ellos no pueden hacer su obra de una manera aceptable a Dios mientras su ejemplo diario enseñe, a los que los miran en procura de dirección, que ellos pueden vivir sin Dios. Si educan a sus hijos para que vivan solamente esta vida, no harán preparativos para la eternidad. Morirán como han vivido, sin Dios, y los padres serán llamados a responder por la pérdida de sus almas. Padres y madres, necesitan buscar a Dios por la mañana y por la noche, en el altar de la familia, para que puedan aprender a enseñar a sus hijos sabia, tierna y amorosamente (Review and Herald, 27-6-1899).
Cuando se descuida
El poder de la oración
La necesidad de la oración familiar. Cada familia debiera erigir su altar de oración, comprendiendo que el temor de Jehová es el principio de la sabiduría. Si hay quienes en el mundo necesitan la fortaleza y el ánimo que da la religión son los responsables de la educación y la preparación de los niños. Ellos no pueden hacer su obra de una manera aceptable a Dios mientras su ejemplo diario enseñe, a los que los miran en procura de dirección, que ellos pueden vivir sin Dios. Si educan a sus hijos para que vivan solamente esta vida, no harán preparativos para la eternidad. Morirán como han vivido, sin Dios, y los padres serán llamados a responder por la pérdida de sus almas. Padres y madres, necesitan buscar a Dios por la mañana y por la noche, en el altar de la familia, para que puedan aprender a enseñar a sus hijos sabia, tierna y amorosamente (Review and Herald, 27-6-1899).
Sin embargo, en esta época tan peligrosa, algunos de los que se llaman cristianos no celebran el culto de familia. No honran a Dios en su casa, ni enseñan a sus hijos a amarlo y temerlo. Muchos se han alejado a tal punto de Dios que se sienten condenados cuando se presentan delante de él. No pueden allegarse “confiadamente al trono de la gracia”, “levantando manos limpias, sin ira ni contienda” (Heb. 4:16; 1 Tim. 2:8, RVA).
Sin embargo, en esta época tan peligrosa, algunos de los que se llaman cristianos no celebran el culto de familia. No honran a Dios en su casa, ni enseñan a sus hijos a amarlo y temerlo. Muchos se han alejado a tal punto de Dios que se sienten condenados cuando se presentan delante de él. No pueden allegarse “confiadamente al trono de la gracia”, “levantando manos limpias, sin ira ni contienda” (Heb. 4:16; 1 Tim. 2:8, RVA).