Jesucristo como siervo

Servicio en la obra de Dios  •  Sermon  •  Submitted
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Jesucristo dejó a un lado su majestuosidad a fin de servir a la humanidad. Su muerte es el ejemplo supremo de su servicio: el cumplimiento de la voluntad de Dios su padre.

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I. Los profetas hablan del Mesías como un siervo

Mateo 12.17–21 NVI
Esto fue para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: «Éste es mi siervo, a quien he escogido, mi amado, en quien estoy muy complacido; sobre él pondré mi Espíritu, y proclamará justicia a las naciones. No disputará ni gritará; nadie oirá su voz en las calles. No acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas arde, hasta que haga triunfar la justicia. Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza.»
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II. Jesucristo se describe a sí mismo como un siervo

Lucas 22.27 NVI
Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como uno que sirve.
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III. Jesucristo actúa como un siervo

A. Al venir al mundo a vivir entre la humanidad como un hombre

Filipenses 2.6–7 NVI
quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos.
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B. Al obedecer la voluntad de Dios

Juan 4.34 NVI
—Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra—les dijo Jesús—.
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C. Al ministrar a sus discípulos

Juan 13.1–17 NVI
Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Llegó la hora de la cena. El diablo ya había incitado a Judas Iscariote, hijo de Simón, para que traicionara a Jesús. Sabía Jesús que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a él volvía; así que se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y comenzó a lavarles los pies a sus discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura. Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: —¿Y tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí? —Ahora no entiendes lo que estoy haciendo—le respondió Jesús—, pero lo entenderás más tarde. —¡No!—protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies! —Si no te los lavo, no tendrás parte conmigo. —Entonces, Señor, ¡no sólo los pies sino también las manos y la cabeza! —El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies—le contestó Jesús—; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos. Jesús sabía quién lo iba a traicionar, y por eso dijo que no todos estaban limpios. Cuando terminó de lavarles los pies, se puso el manto y volvió a su lugar. Entonces les dijo: —¿Entienden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió. ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.

D. Al morir en la cruz

Mateo 20.28 NVI
así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
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IV. La exaltación de Jesucristo el siervo

A. Completará su obra

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B. Será exaltado por Dios

Hechos de los Apóstoles 3.13 NVI
El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha glorificado a su siervo Jesús. Ustedes lo entregaron y lo rechazaron ante Pilato, aunque éste había decidido soltarlo.
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V. La obediencia y el servicio de Jesucristo son un ejemplo para los creyentes

Juan 13.14–15 NVI
Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes.
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