Un llamado a la santidad.

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Dios exhorta al pueblo para sanificarse y da un promesa futura del Mesías.

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Introducción:
Llegamos al último sermón de nuestra serie de 5 sermones sobre el libro del profeta de Dios, Hageo.
Este profeta que llegó en un tiempo donde el pueblo de Judá había vuelto del cautiverio en Babilonia hace ya 18 años, y que durante 16 años lo único que hicieron fue preocuparse de ellos mismos, y no de la voluntad de Dios; se preocuparon egoístamente de sus propias vidas, de sus propias casas, de su reconstrucción, y no de la casa de Dios, no del templo.
Hageo llega con estos 4 mensajes de parte de Dios, para exhortar y animar al pueblo a enfocarse en lo correcto, a reconstruir el templo primeramente; a preocuparse de Dios como prioridad. Y si no había ahora prosperidad en sus vidas, era porque Dios lo había enviado por su incredulidad y poca santidad.
El tercer y cuarto oráculo llegan 2 meses y 3 días después del anterior.
Hageo 2.1 RVR60
En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:
Hageo 2.10 RVR60
A los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:
hageo 2.10
Y el tercer mensaje, tiene que ver con un llamado de parte de Dios al pueblo que ya había comenzado la reconstrucción. Una exhortación de la Palabra de Dios a este pueblo de duro corazón.
Que bueno es poder ser confrontados con al Palabra de Dios. Que bueno es para un creyente cuando es tocado por la voz de Dios; cuando es llamado a corregir su vida, corregir lo deficiente y enderezar las sendas. Es una bendición poder disfrutar de la voz poderosa de Dios, de Su preciosa y Santa Palabra.
Veremos hoy 3 llamados de parte de Dios en este texto al pueblo. Llamados que beneficiarían espiritualmente a la nación de Israel, y que ellos debían tomar y corregir sus vidas en esas áreas.
Primero veremos:

I.- Un llamado de Dios a la santidad.

Hageo 2.12–14 RVR60
Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No.Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será.Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.
“La santificación o limpieza no se puede transferir, pero la contaminación sí, del mismo modo que la salud no es contagiosa, pero lo puede ser la enfermedad. La desobediencia del pueblo era como un cadáver en medio de ellos, contaminando a todos ellos.” Comentario Bíblico de Matthew Henry
Hageo 2.12
la santificación o limpieza no se puede transferir, pero la contaminación sí, del mismo modo que la salud no es contagiosa, pero lo puede ser la enfermedad. La desobediencia del pueblo era como un cadáver en medio de ellos, contaminando a todos ellos
Lo que Dios hace en este texto es un llamado a la santidad al pueblo.
Comentario Bı́blico de Matthew Henry
No porque el pueblo estaba construyendo la casa de Dios significaba que todo estaba bien, ellos necesitaban santificar sus vidas al Señor de verdad. habían comenzado bien ahora, pero aún faltaba santificación.
Henry, M., & Lacueva, F. (1999). Comentario Bı́blico de Matthew Henry
Todo lo que habían hecho hasta ahora era inmundo. Por mucho que ofrecieran sacrificios a Dios (Algo que tiene que ver con la santidad) no iba a hacer santo a personas desobedientes por descuidar la casa de Dios; al contrario la profanación del templo de DIOS, hacía inmundo el sacrificio.
Todo servicio a medias, para Dios es malo. Así también, cuando hacemos muchas cosas para Dios sin estar entregados completamente a Dios en santidad, eso es inmundo.

La santidad según la ley no se comunica tan pronto como la impureza legal. Así que las sendas hacia el pecado son múltiples; la senda para la santidad es una, y es camino de dificultoso acceso. (Grocio.) Una gota de sucidad contaminará un vaso de agua; pero muchas gotas de agua clara no purificarán la inmundicia a un vaso de agua.

Hageo trató dos grandes principios que todavía siguen vigentes en el universo. El ambiente adecuado y las buenas compañías no son suficientes para hacer el cambio que se requiere en el hombre. Algunos sociólogos afirman que con tal de mejorar su ambiente, el individuo es capaz de cambiar automáticamente. Esta es la idea de que la santidad se puede transferir, pero Dios dice que no. El principio se nota en la siguiente ilustración: Si hay una manzana podrida en una canasta de manzanas ¿pueden las buenas comunicar su buena condición a la podrida? Por supuesto que no. Por otro lado, los sicólogos y los sociólogos tienen razón, porque inconscientemente están de acuerdo con la Biblia, cuando dicen que las malas influencias sí contaminan. Ellos no ofrecen una solución adecuada al problema principal de cómo hacer a un individuo bueno, pero sí entienden que un ambiente malo es contagioso. Regresemos a la canasta de manzanas. Las buenas no afectan a la mala, pero la mala sí puede afectar a las buenas. No obstante, esa situación se puede modificar con el plan de Dios. El evangelio es un mensaje transformador y logra lo que los sociólogos y la sicología humanista no pueden hacer. Dios transmite al individuo que acepta a Cristo como Salvador, todos los recursos para efectuar el cambio que necesita. Un famoso predicador de Inglaterra expresó la misma verdad de otra forma. Dijo que el creyente no debe sorprenderse por la explosión que causa su naturaleza que lleva tanta pólvora, cuando se acerca demasiado a las chispas del mundo. Otro comentarista decía que un padre sano no puede

Hageo trató dos grandes principios que todavía siguen vigentes en el universo. El ambiente adecuado y las buenas compañías no son suficientes para hacer el cambio que se requiere en el hombre. Algunos sociólogos afirman que con tal de mejorar su ambiente, el individuo es capaz de cambiar automáticamente. Esta es la idea de que la santidad se puede transferir, pero Dios dice que no. El principio se nota en la siguiente ilustración: Si hay una manzana podrida en una canasta de manzanas ¿pueden las buenas comunicar su buena condición a la podrida? Por supuesto que no. Por otro lado, los sicólogos y los sociólogos tienen razón, porque inconscientemente están de acuerdo con la Biblia, cuando dicen que las malas influencias sí contaminan. Ellos no ofrecen una solución adecuada al problema principal de cómo hacer a un individuo bueno, pero sí entienden que un ambiente malo es contagioso. Regresemos a la canasta de manzanas. Las buenas no afectan a la mala, pero la mala sí puede afectar a las buenas. No obstante, esa situación se puede modificar con el plan de Dios. El evangelio es un mensaje transformador y logra lo que los sociólogos y la sicología humanista no pueden hacer. Dios transmite al individuo que acepta a Cristo como Salvador, todos los recursos para efectuar el cambio que necesita. Un famoso predicador de Inglaterra expresó la misma verdad de otra forma. Dijo que el creyente no debe sorprenderse por la explosión que causa su naturaleza que lleva tanta pólvora, cuando se acerca demasiado a las chispas del mundo. Otro comentarista decía que un padre sano no puede comunicar su buena salud a su hijo enfermo, pero el hijo enfermo sí puede transmitir la enfermedad a su padre.

En resumen, las preguntas y sus respuestas sacaron a la luz que la santidad no puede pasarse de un objeto a otro o de una persona a otra. En cambio, la inmundicia sí es contagiosa.

Entonces, el propósito de las preguntas (es decir, de las ilustraciones) del capítulo 2 era hacer ver al remanente que la santidad del templo, o de las piedras del templo, o aun de la mano de obra en la reedificación del templo, no se podía transferir a la gente que estaba trabajando. El hecho de haber estado trabajando en una obra “santa” no santificaba al obrero.

¡PENSEMOS!

Es posible estar bastante activo en la obra de Dios (en Hageo, la de reedificar el templo) y aun tener las manos metidas en las cosas sagradas (como mover las antiguas piedras santificadas años atrás en días de Salomón) y todavía ser desobediente. Una buena obra puede contaminarse con un corazón desobediente y un espíritu contumaz. Los que tardaron tantos años en poner manos a la obra fueron contaminados por su demora. Los años de no hacer la prioridad de Dios dejaron su mancha en la vida. Los que trabajaban de mala gana contribuyeron más a la ruina que a la reedificación. Para disfrutar de la completa bendición de Dios, el creyente tiene que asegurarse de eliminar la contaminación tan contagiosa del pecado.

Vemos claramente en el texto el llamado de Dios a santificar sus vidas. Las cosas sagradas o el participar de las obras santas no santifica mi vida. Yo debo procurar presentarme limpio delante de Dios.
segundo, vemos:

II.- Un llamado a meditar.

Hageo 2.15–18 RVR60
Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová.Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón de veinte efas, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y había veinte.Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová.Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón.
Hageo 2.
Vemos que Dios les dice 3 veces en estos versos que debían “meditar sobre sus caminos”. Ellos tuvieron que trabajar nuevamente desde los cimientos del templo, ya que después de 16 años el otro cimiento se había deteriorado.
Entonces, Dios les dice que antes de ese día, antes del tercer oráculo, Él no los había bendecido; sino todo lo contrario, ya que ellos no se habían convertido a Dios, sino que habían ignorado la Palabra de Dios.
Dios les llama a meditar ya que antes nada había florecido, todo era maldición y no bendición. Pero Dios les dice, si su arrepentimiento ha sido verdadero, Él desde ese día los bendeciría.
Esta misma exhortación debemos aplicar a nuestra vida, y meditar sobre nuestros caminos. Miremos hacia atrás y preguntémonos, ¿Cómo va nuestra vida hasta ahora? ¿Ha estado Dios en lo que nosotros hemos hecho? MEDITEMOS SOBRE NUESTROS CAMINOS.
Dios les dice, desde este día los bendeciré. Antes no había bendición, por su desobediencia y dureza, pero ahora, si se enfocaban en lo correcto y santificaban sus vidas, Dios los iba a bendecir.
Hermanos, Dios bendice la vida espiritual de los que le buscan, su comunión intima es con los que le temen.
Meditar sobre nuestros caminos conlleva examinarnos, dejar que Dios examine nuestras vidas.
Salmo 139.23–24 RVR60
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
Tercero, veremos:

III.- Un llamado a mirar las promesas futuras.

Hageo 2.20–23 RVR60
Vino por segunda vez palabra de Jehová a Hageo, a los veinticuatro días del mismo mes, diciendo:Habla a Zorobabel gobernador de Judá, diciendo: Yo haré temblar los cielos y la tierra;y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano.En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos.
Aquí vemos el cuarto y ultimo mensaje, que es dado el mismo día que le tercero. Y este mensaje tiene una mirada hacia el futuro, una promesa de un Mesías que vendrá. Zorobabel aquí es tipo de Cristo.

El tipo de descripción usado aquí, respecto a nuestro personaje, y su relación con acontecimientos futuros, es usual en la literatura profética (comp. Zac. 6:11–13). Es evidente que no será Zorobabel, en el sentido literal, el que va a ser tomado en aquel día (v. 23). Él es presentado como una figura del Mesías prometido, el cual en su venida restaurará todas las cosas. Zorobabel recibe el título de siervo mío, como bendición especial. Pero en su sentido más amplio será el ungido de Jehovah, Cristo, quien reciba este honor (Isa. 42:1; 52:13). Este título estaba reservado para David, raíz de donde vendría el Siervo de Jehovah (1 Rey. 11:13; Jer. 33:21; Eze. 34:33). El pasaje se relaciona, por tanto, con los sucesos que habrán de tener lugar cuando Jesucristo venga por segunda vez.

Zorobabel está en la genealogía de Cristo; por eso Dios le usa como tipo de Cristo aquí.
Mateo 1.13–17 RVR60
Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.
Mateo 1.17-21
El mensaje era mirar hacia al futuro, mirar a aquel Zorobabel que había de venir un día, el Siervo de Jehová, el Mesías prometido. Y mirando esas promesas podían hallar salvación.

Conclusión:

Este libro y estos mensajes de Dios a través del profeta Hageo, nos enseña que es lo que nos debe preocupar como prioridad; las cosas de Dios deben ser lo primero para nosotros. Nos enseña que el mirar la esperanza que tenemos, la venida de Cristo futura, nos debe mantener animados.
Si Su santa Palabra no nos anima, no hay nada que pueda despertar nuestro corazón caído. Que esto nos motive a levantar las manos caídas y las rodillas paralizadas.
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