La Proclamación para la Familia desde la perspectiva eterna
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· 138 viewsLa Proclamación de la Familia no es un documento de importancia temporal, sino que expone principios de importancia fundamental para la exaltación y vida eterna.
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Introducción
Introducción
El síndrome del miembro viejo se puede explicar por la capacidad humana de adaptación al medio. Dicho de otra manera, y a diferencia del resto de la Creación, los seres humanos nos acostumbramos rápidamente a cualquier circunstancia sin mucha reflexión. En la Iglesia, esta sorprendente adaptación irreflexiva nos puede llevar con el tiempo a perder conciencia de nuestras bendiciones, conciencia que, lamentablemente, a veces sólo se recupera cuando estas bendiciones se pierden. Evitar este entumecimiento, el síndrome del miembro viejo, requiere de un reconocimiento sincero y humilde de nuestra insignificancia ante Dios, de un siempre nuevo interés por trascender lo inmediato y adquirir una visión eterna, y de una gratitud que nos haga mantener el aprecio y comprensión por los bienes recibidos.
La Proclamación de la Familia
La Proclamación de la Familia
Compuesta por sólo 9 párrafos y compacta hasta ser reproducible en una sola hoja de tamaño carta, la Proclamación para la Familia es un documento inspirado directamente por Dios a sus profetas y apóstoles. Tal como el élder Dallin H. Oaks enunció en la pasada conferencia de octubre de 2017, “El evangelio restaurado de Jesucristo y la inspirada Proclamación para la familia (…) son enseñanzas esenciales para guiarnos en la preparación terrenal para la exaltación”.
El élder Oaks explicó, además, que “Los Santos de los Últimos Días convertidos creen que la proclamación para la familia, publicada hace casi un cuarto de siglo y ahora traducida a muchos idiomas, es el énfasis reiterado por el Señor de las verdades del Evangelio que necesitamos para sustentarnos a través de los desafíos actuales de la familia”.
De manera que el valor dual de la Proclamación para la familia se puede explicar en que:
Nos prepara para recibir la vida eterna y la exaltación y
Nos provee de herramientas para enfrentar los desafíos actuales a los que se enfrenta la familia.
El nacimiento de la proclamación para la familia
El nacimiento de la proclamación para la familia
Este documento tan pequeño y de lectura simple tomó más de un año de preparación. Tal como lo explicó el élder Oaks, muchas personas, enfermas quizás con el síndrome del miembro viejo, estaban acostumbradas a contemplar los principios del matrimonio y la familia como si fueran verdades autoevidentes y no veían la necesidad de reforzarlos. Pero los apóstoles sintieron que Dios así lo deseaba y de inmediato pusieron manos a la obra. En el término de un año redactaron este pequeño documento y lo presentaron a la Primera Presidencia de la Iglesia, que se encargó de complementarlo, aprobarlo y anunciarlo.
El origen eterno de la familia
El origen eterno de la familia
El modelo familiar no es una conveniencia acuñada por el hombre. La Proclamación para la Familia explica que “la familia es fundamental en el plan del Creador para el destino eterno de sus hijos”. No una pieza opcional, sino fundamental en el plan.
De hecho, la existencia del modelo familiar no comenzó en esta tierra. La Proclamación para la Familia expresa que “Cada uno es un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos”. Continúa: “En el mundo premortal, hijos e hijas , procreados como espíritus , conocieron a Dios y lo adoraron como su Padre Eterno, y aceptaron su plan...”
El orden familiar en Cristo Jesús
El orden familiar en Cristo Jesús
Contra la tendencia del mundo de considerar a la familia como un mal necesario, una opción, una entidad en mutación o incluso un mero experimento, la Proclamación para la Familia afirma la vigencia del primer mandamiento dado por Dios a la humanidad, el de dejar a su padre y a su madre, unirse a su pareja y ser una sola carne: “Declaramos que el mandamiento de Dios para Sus hijos de multiplicarse y henchir la tierra permanece en vigor”.
Ante la guerra y discusión que hoy prevalece en el mundo con respecto a la igualdad de género y el valor y el papel del hombre y la mujer, la Proclamación para la Familia establece el deber del esposo y la esposa de “cuidarse el uno al otro”, usa la palabra “igual” al designarlos como “compañeros iguales”, refuerza el modelo enseñado por Dios en las escrituras y establece los principios del evangelio como reguladores y el orden del sacerdocio como la autoridad prevalente en el hogar. Estos son los mismos principios enseñados en pasajes de las escrituras como y que se nos enseñan también en la investidura del templo.
El élder Richard J. Maynes, de los Setenta, también se refirió a la Proclamación para la Familia. Con respecto a lo que el mundo llama hoy “igualdad de género”, declaró:
“Ese documento nos enseña que 1, “los padres presiden la familia con amor y rectitud”; 2, “los padres son responsables de proveer las cosas necesarias de la vida”; y 3, “los padres son responsables de proteger a sus familias”.
“Para que nosotros ganemos la confianza de Dios, necesitaremos cumplir con nuestras familias esas tres responsabilidades, divinamente asignadas, a la manera del Señor. Como se declara más adelante en la Proclamación para la Familia, la manera del Señor significa cumplir esas responsabilidades junto con nuestra esposa “como compañeros iguales”. Para mí, esto significa que no tomaremos ninguna decisión importante, respecto a esas tres responsabilidades, sin la unidad total con nuestra esposa”.
La anticipación de problemas actuales
La anticipación de problemas actuales
Lo más sorprendente en cuanto a la proclamación para la familia no es su contenido, sino la anticipación con la que el Señor previó problemas que entonces sólo eran solo incipientes y que ahora tienen importancia mundial. El día de mi cumpleaños, en la reunión de mujeres del 23 de septiembre de 1995, el presidente Gordon B. Hinckley presentó la proclamación con estas palabras: “Con tanta sofistería que se hace pasar como verdad, con tanto engaño en cuanto a las normas y los valores, con tanta tentación de seguir los consejos del mundo, hemos sentido la necesidad de amonestar y advertir sobre todo ello”. El élder Oaks se refirió enfáticamente en la conferencia general de octubre de 2017 a dos de estas sofisterías del mundo.
Unión libre
Unión libre
Primero, habló de la unión libre o, como él la llamó en el discurso, “la cohabitación sin matrimonio”. Con frecuencia uno se encuentra a personas que expresan su deseo de vivir juntos sin estar ligados por un papel, argumentando que así, si la unión llegara a fallar, podría disolverse fácilmente. Lo más frecuente es que sin este sentido del compromiso, la unión efectivamente falle. Los integrantes de la pareja así disuelta tienden a repetir el mismo patrón con otras parejas dos o tres veces antes de cambiar de perspectiva y estabilizarse.
El élder Oaks señaló el crecimiento gradual de un mal que he visto que nos desafía en varios de nuestros barrios actualmente. Mi madre fue madre soltera, crecí sin el modelo de un padre y he tenido que solventar por mi cuenta innumerables dificultades y carencias en aspectos que siempre han sido sencillos para cualquier otro. Todos estaremos de acuerdo en los desafíos particulares que los padres y madres solteros enfrentan. Pero, como comentaba en un principio, el ser humano tiende a acostumbrarse rápidamente a todo, y hemos aceptado estos desafíos como cosa habitual, incluso esperada. La aterradora trayectoria que ha seguido esta situación fue reflejada en el discurso del élder Oaks por esta estadística: de un porcentaje de 5% de madres solteras que había en los Estados Unidos en 1960, tenemos un 40% en la actualidad. En México, donde tendemos a importar estos modelos es muy usual ver compañeras de trabajo incapaces de ver todo el día a sus hijos, a quienes no pueden criar personalmente y con quienes les es imposible comunicarse durante la adolescencia.
Con todo y que debemos brindar nuestro mayor apoyo y comprensión a quienes tienen el valor y el verdadero heroísmo de sacar adelante a sus hijos sin el apoyo de una pareja debemos hacer también todo lo posible para prevenir y detener este modelo de la unión sin compromiso. La proclamación para la familia explica que “los hijos merecen nacer dentro de los lazos del matrimonio y ser criados por un padre y una madre que honran sus votos matrimoniales con completa fidelidad”. Existe un gran contraste entre el modelo enseñado por el mundo y la sabiduría de los mandamientos enseñados por el Señor.
En México es muy usual ver compañeras de trabajo incapaces de ver todo el día a sus hijos, a quienes no pueden criar personalmente.
Matrimonio homosexual
Matrimonio homosexual
Segundo, en cuanto a otra sofistería, la de la unión homosexual, el élder Oaks expuso: “Tan solo veinte años después de la proclamación sobre la familia, la Corte Suprema de los Estados Unidos autorizó el matrimonio entre personas del mismo sexo, anulando miles de años en los que el matrimonio estaba limitado a efectuarse entre un hombre y una mujer”. Tras la aprobación de la Corte en los Estados Unidos otros países, como el nuestro, han procurado seguir el mismo modelo. El élder Oaks nos recuerda:
“La proclamación para la familia comienza declarando que “el matrimonio entre el hombre y la mujer es ordenado por Dios y que la familia es fundamental en el plan del Creador para el destino eterno de Sus hijos”. También afirma que “el ser hombre o el ser mujer es una característica esencial de la identidad y del propósito premortales, mortales y eternos de la persona”. Además, declara que “Dios ha mandado que los sagrados poderes de la procreación han de emplearse sólo entre el hombre y la mujer legítimamente casados como esposo y esposa”.”
El rechazo al mundo
El rechazo al mundo
“Debemos estar atentos”, dice el élder Oaks, “en un mundo que se ha alejado tanto de lo que es espiritual. Es esencial que rechacemos cualquier cosa que no se ajuste a nuestras normas, negándonos, en el proceso, a renunciar a lo que más deseamos: la vida eterna en el reino de Dios”.
Hemos visto en este discurso cómo la Proclamación de la Familia es hoy una respuesta a las inquietudes sobre la necesidad del matrimonio, sobre los desafíos de los padres solteros, sobre la polémica de la igualdad de género o sobre el planteamiento de la unión homosexual. Para proteger a sus santos, para que nunca estuvieran confundidos, el Señor dio esta respuesta en este pequeño y sencillo documento, bajo inspiración, hace 23 años, cuanto todos estos problemas eran solamente incipientes y cuando no nos figurábamos el nivel de atención que llegarían a representar. ¿No es este documento un milagro y no debería ser digno de nuestra más sincera reverencia, gratitud y admiración?
Al hacer un contraste en cuanto a lo que enseña el mundo con respecto a lo que el evangelio enseña, el élder Oaks dijo:
“En nuestros días, las diferencias más evidentes son la cohabitación sin el matrimonio, el matrimonio entre personas del mismo sexo, y el criar hijos cuando se es parte de tales relaciones. Aquellos que no creen en la exaltación o no aspiran a ella, y que son a los que más persuaden las maneras del mundo, consideran que esta proclamación sobre la familia es tan solo una declaración de normas que se debería cambiar. Por el contrario, los Santos de los Últimos Días afirman que la proclamación para la familia define el tipo de relaciones familiares donde la parte más importante de nuestro desarrollo eterno se puede dar.
“En nuestros días, las diferencias más evidentes son la cohabitación sin el matrimonio, el matrimonio entre personas del mismo sexo, y el criar hijos cuando se es parte de tales relaciones. Aquellos que no creen en la exaltación o no aspiran a ella, y que son a los que más persuaden las maneras del mundo, consideran que esta proclamación sobre la familia es tan solo una declaración de normas que se debería cambiar. Por el contrario, los Santos de los Últimos Días afirman que la proclamación para la familia define el tipo de relaciones familiares donde la parte más importante de nuestro desarrollo eterno se puede dar”.
La vida eterna y la exaltación
La vida eterna y la exaltación
En el libro “Doctrina Mormona”, y en varias otras ocasiones, el élder Bruce R. McConkie enseñó que “el bautismo es el convenio de salvación, mientras que el matrimonio celestial es el convenio de exaltación”. Al expresarse en estos términos resulta evidente que existe una diferencia entre la salvación y la exaltación. En su discurso de la conferencia general de octubre de 2017, el élder Oaks expresó en estos términos la diferencia:
“Aunque hay varios reinos y glorias, lo que más desea el Padre Celestial para Sus hijos es lo que el presidente Monson llamó “la vida eterna en el reino de Dios”, que es la exaltación en familias. Eso es más que la salvación. El presidente Russell M. Nelson nos ha recordado: “En el plan eterno de Dios, la salvación es un asunto individual y la exaltación es un asunto familiar””.
Con respecto al papel de la Proclamación de la Familia en cuanto al logro de la exaltación, el élder Oaks afirmó: “El evangelio restaurado de Jesucristo y la inspirada Proclamación para la familia (…) son enseñanzas esenciales para guiarnos en la preparación terrenal para la exaltación”. Y nos estimuló a tener valor al declarar que “Aunque debemos vivir con las leyes y otras tradiciones del matrimonio de un mundo en declive, aquellos que se esfuerzan por obtener la exaltación deben tomar decisiones personales sobre la vida familiar de acuerdo a la manera del Señor, cuando esta difiera de la manera del mundo”.
Conclusión
Conclusión
Como padres, como hijos y como líderes, ¿cómo podemos utilizar con más frecuencia la proclamación de la familia?
¿Es posible que podamos llegar a un conocimiento profundo de sus solo 9 párrafos, del propósito anunciado por el Señor en cada sentencia, del mensaje anunciado por Dios en anticipación de los próximos años?
¿Estamos preparados para usar este comunicado sagrado como orientación y defensa ante los desafíos que enfrentamos y para despejar la polémica del mundo con la claridad de Dios?
¿Estamos preparados para enseñar sus principios en nuestras clases y entrevistas, porque los hemos estudiado de antemano, o nos vemos obligados a descubrirlos, como si fuera por vez primera, cada vez que se requieren?
Les invito a encontrar formas creativas de estudiar y enseñar esta proclamación, este documento sagrado publicado por apóstoles y profetas del Señor hace 23 años en anticipación a los problemas de hoy y a los que aún se avecinan, justo antes de la Segunda Venida del Señor . Les invito a pegarla en la pared, en un lugar de tráfico constante, de tal manera que inevitablemente nos veamos tentados a familiarizarnos con ella.
Dos años después de publicada la proclamación, el presidente Gordon B. Hinckley dijo:
“Veo un maravilloso futuro en un mundo muy incierto. Si nos aferramos a nuestros valores, si edificamos sobre nuestro legado, si andamos en obediencia ante el Señor, si tan solo vivimos el Evangelio, seremos bendecidos en forma magnífica y maravillosa. Se nos contemplará como un pueblo peculiar que ha encontrado la clave para una felicidad peculiar”
Testifico del amor del Señor al revelarnos este documento sagrado, una escritura como la que, de vez en cuando, se dibujaba en las agujas de la Liahona, una brújula que nos dirige hacia la vida eterna y la exaltación, que es mucho más que la sola salvación. Y lo hago así en el nombre amado de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Bibliografía
Bibliografía
“El Plan y la Proclamación”, por el élder Dallin H. Oaks, conferencia general de octubre de 2017, https://www.lds.org/general-conference/2017/10/the-plan-and-the-proclamation?lang=spa17,
Para que nosotros ganemos la confianza de Dios, necesitaremos cumplir con nuestras familias esas tres responsabilidades, divinamente asignadas, a la manera del Señor. Como se declara más adelante en la Proclamación para la Familia, la manera del Señor significa cumplir esas responsabilidades junto con nuestra esposa “como compañeros iguales”3. Para mí, esto significa que no tomaremos ninguna decisión importante, respecto a esas tres responsabilidades, sin la unidad total con nuestra esposa.
“Ganar la confianza del Señor y la de su familia”, por el élder Richard J. Maynes, de los Setenta, conferencia general de octubre de 2017, https://www.lds.org/general-conference/2017/10/earning-the-trust-of-the-lord-and-your-family?lang=spa