Celebramos 500 años de Reforma
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Bienvenidos, hoy nos hemos reunido para alabar a nuestro Dios, y celebrar sus grandes obras en la historia. Dios nos ordena en su palabra considerar como su providencia ha obrado en el avance de su reino y en la salvación de su pueblo:
Alabad a Jehová, invocad su nombre; Dad a conocer sus obras en los pueblos. Cantadle, cantadle salmos; Hablad de todas sus maravillas. Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Buscad a Jehová y su poder; Buscad siempre su rostro. Acordaos de las maravillas que él ha hecho, De sus prodigios y de los juicios de su boca, Oh vosotros, descendencia de Abraham su siervo, Hijos de Jacob, sus escogidos.” (Salmo 105.1–6)
Por esto estamos reunidos en esta mañana, para alegrarnos en las obras del Señor. Quisiera considerar primero:
Lo que Dios obro en su providencia antes de la reforma
Lo que Dios obro en su providencia antes de la reforma
Año 300 D.C.
Una nueva invención cambia el mundo
Los primeros cristianos usaron una nueva tecnología para preservar la Palabra de Dios. Eran los llamados códices: lo que hoy conocemos como libros. En 300 d.C. el códice ya era más popular incluso que el rollo, un cambio Dios lo usaría mas adelante para el dar inicio a la reforma.
Año 325 D.C.
El canon y los escribas
Los reformadores llamaron a la iglesia a “volver a las fuentes”: manuscritos bíblicos tempranos en griego y hebreo. Pero eso no habría sido posible si no fuera por dos eventos clave en los primeros siglos de la iglesia: el reconocimiento formal del canon en concilios eclesiásticos como el de Nicea en el 325 d.C., y la escrupulosa atención de los escribas cristianos.
Año 700 D.C.
Los Evangelios de Lindisfarne
Los escribas no solo copiaron el griego y el hebreo, también preservaron traducciones bíblicas. Los Evangelios de Lindisfarne, creados en el 700 d.C., es uno de esos textos: un precioso manuscrito de los cuatro evangelios en latín. Con el tiempo el latín perdió su dominio, pero la Vulgata en latín se conservó como la Biblia oficial de la Iglesia (y fue la única versión de las Escrituras ampliamente disponible en Europa).
1380 d.C.
Aparece la primera estrella de la mañana
Para finales del siglo catorce, la Palabra de Dios estaba disponible para solo una pequeña élite, y en un lenguaje que la gente común no podía leer ni hablar. Con escándalos sacudiendo a la iglesia, un nombre llamado John Wycliffe se convenció de que un cambio solo era posible si la gente común podía llegar a leer la Palabra de Dios en su propio lenguaje. En 1384 su traducción al inglés estaba completa.
1440
La revolucionaria invención de Gutenberg
Si bien la escritura de las tesis de Lutero no lanzó la Reforma, su publicación sí que lo hizo. Esto fue solo posible gracias a una invención relativamente nueva por parte de un orfebre llamado Johannes Gutenberg. Inventó la imprenta, y su primer gran trabajo impreso fue, por supuesto, la Biblia.
1453
Colapso del Imperio Bizantino
Cuando Bizancio cayó ante los otomanos, la gran iglesia Ortodoxa de Santa Sofía se convirtió en una mezquita imperial, y eruditos cristianos huyeron a Europa. Trajeron con ellos el conocimiento del lenguaje griego. Gracias en parte a su conocimiento, los reformadores pudieron estudiar el Nuevo Testamento en su lenguaje original y, finalmente, traducirlo a lenguajes comunes.
1516 d.C.
La carrera por publicar el Nuevo Testamento Griego
El primer Nuevo Testamento Griego fue llamado la Biblia políglota complutense, una bella Biblia paralela que contenía numerosos textos escriturales. Pero las copias tuvieron que esperar ocho años en un almacén esperando a ser aprobadas por el Papa para su publicación. Esto ofreció a Erasmo una oportunidad: él publicó su propia versión. Se convirtió en el primer Nuevo Testamento Griego publicado, y la base para las traducciones bíblicas de la era de la Reforma.
1517 D.C.
Martin Lutero revoluciona el estudio bíblico
Fue tan solo después de que Lutero leyera la Biblia en sus lenguajes originales (en vez de en latín) que llegó a sus conclusiones reformadoras que cambiarían el mundo. Y al traducir la Biblia al alemán hizo la Palabra de Dios disponible también para la gente común.
1569
El boom de las traducciones bíblicas
Los reformadores enfatizaron la enseñanza bíblica de que todos los cristianos son sacerdotes delante de Dios. La Biblia del Oso y muchas otras traducciones de la misma época, hacían las Escrituras disponibles en los lenguajes que los cristianos hablaban y leían, no solo latín. Después de todo, si todos somos sacerdotes, ¿no deberíamos ser capaces de leer y comprender la Palabra de Dios?
Viviendo el legado de la Reforma
Según la Reforma crecía, los protestantes continuaron abrazando la centralidad de las Escrituras. Igual que hicieron en los años que precedieron a la Reforma, abrazaron nuevas tecnologías (como la radio, la televisión, o internet) para hacer llegar su mensaje. Los martillazos de Lutero han tenido eco a través de cinco siglos, recordando a los protestantes que debemos mantenernos firmes y en la Sola Escritura.
Así que el 31 de Octubre, celebramos el día de la biblia, no el día de las brujas. Dios preparo el mundo para esparcir su palabra por cada rincón de la tierra, de manera que en cada lengua fuera conocido el glorioso evangelio de Cristo.
Es por esto que hoy celebramos 500 años del evento mas grandioso de la historia, la mano invisible de Dios estaba obrando para impactar no solo personas e iglesias, sino naciones y culturas por el poder su palabra.
Desde 1517 - Lutero y los reformadores que le siguieron comenzaron a usar todos los medios legítimos para propagar las verdades del evangelio, pero el principal medio fue la reforma del púlpito “la predicación fiel y ungida de la palabra siempre ha dado lugar a los grandes avivamientos en la historia de la iglesia”
Fred Meuser dijo: “Martín Lutero es famoso como reformador, teólogo, traductor, autor prodigioso y polemista, como compositor de himnos, músico, amigo de sus estudiantes, mentor de pastores y pastor de innumerables ministros y laicos. No obstante, se veía a si mismo primeramente como un predicador” Para Lutero la iglesia no era una casa donde se escribe, sino una donde se habla, donde se proclama la palabra viva de Dios”
Lutero dijo: “Cristo mismo no escribió nada, ni mando a escribir, sino a predicar oralmente” El predico 7.000 sermones en 36 años (cuatro sermones por semana) 2.300 fueron preservados y están hoy disponibles. Así que Lutero estuvo toda su vida determinado a proclamar la palabra que transformo y cautivo su corazón, la palabra que ato su conciencia, recordemos su celebres palabras ante la Dieta imperial a la que fue llamado a retractarse de sus 95 tesis:
“A menos que sea convencido por el testimonio de las Escrituras o por la claridad de la razón (pues no confío en el Papa ni en los concilios, ya que es bien conocido que se han equivocado y se han contradicho así mismos con frecuencia), las escritura que he citado me obligan a mantenerme firme en esta posición, pues mi conciencia esta cautiva a la palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, ya que no es seguro ni correcto ir en contra de la conciencia. No puedo hacerlo de ninguna otra manera, aquí permanezco, Que Dios me ayude. Amén”. -LUTERO.
Por medio de esta declaración Lutero estableció que la Biblia es la maxima autoridad sobre papas y concilios. Fue así como surgió la reforma, la iglesia del Señor comenzó a volver a las escrituras como norma de fe y practica.
Hay por lo menos 4 cosas que recibimos como legado de los reformadores y son aquellas en las que tenemos que ponernos firmes si hemos de ver nuestra vidas y nuestras naciones trasformadas por la palabra y la gracia del Señor:
Debemos mantenernos firmes en la escritura, ella debe ser el centro en nuestra adoración, deben ser predicadas sin adulteración, deben ser enseñadas con fidelidad, cantadas con solemnidad y vistas a travez de los sacramentos en la iglesia con fe, para equipados y fortalecidos por el Espíritu de Dios vivamos vividas que glorifiquen a Dios.
Debemos mantenernos firmes en las doctrinas bíblicas resumidas en las cinco solas, las doctrinas de la gracia, el pacto de gracia, el señorío de Cristo, la obra de salvación del Espíritu, y la soberanía trascendente de Dios.
Debemos ser fieles a Dios como iglesias y ejercer conservar la práctica y disciplina de la iglesia. He aquí sus principios básicos: el Señor Jesucristo es la única Cabeza de la Iglesia (Colosenses 1:18). Él ha establecido el gobierno en la iglesia (Mateo 16:19), que le confía a sus Efesios 4:11–12), quienes deben ejercitarse en la escritura, el poder espiritual y la disciplina (Juan 18:36; Mateo 28:19–20) para el bienestar de la iglesia (Tito 1:5). Dicha disciplina debe ser preventiva y correctiva. Calvino se refirió a la disciplina como la tercera marca de la iglesia verdadera. Él creía que si la llave de la disciplina de la iglesia se oxidaba por falta de uso, las otras dos marcas de la iglesia: la predicación pura y la correcta administración de los sacramentos también perderían su eficacia como medicina curativa. Actualmente, la mayoría de las iglesias no utilizan la llave de la disciplina o la utilizan burdamente sin amor. Incluso aquellas que la usan, con frecuencia disciplinan tardíamente. Y cuando lo hacen, se topan con una férrea resistencia por parte de los parientes o amigos del hermano que está siendo amorosamente disciplinado.
Los reformadores peleaban por la piedad basada en una sana doctrina. Para los reformadores, el entendimiento teológico y la piedad práctica eran inseparables. Calvino desarrolló una forma de piedad que él argumentaba como la principal razón para escribir su obra Institución de la Religión Cristiana. Para los reformadores, la oración, el arrepentimiento, la negación de uno mismo, el soportar la cruz y la obediencia eran fundamentales. La piedad es algo evidente en doctrinas como: la unión con Cristo, la justificación y la santificación. Calvino habló frecuentemente sobre la piedad en la iglesia, la piedad de la predicación de la palabra a través del ministro interno (el Espíritu Santo) por medio del ministro externo (el predicador). Habló de la piedad en la ley, en los sacramentos y en el salterio. El llamado a regresar a una completa piedad bíblica es la dimensión más olvidada y abandonada de la Reforma.
Los reformadores creían apasionadamente que se necesitaba reformar estas cuatro cosas. No eran personas pragmáticas que simplemente siguieron la corriente mientras las cosas funcionaban. En vez de ello, Reformaron la iglesia, desde sus cimientos hasta lo alto, edificando los principios de la alabanza bíblica, una teología sólida, la educación de fe y una completa piedad.
De la misma forma, debemos luchar por ser una iglesia reformada. Si queremos que la iglesia cambie al mundo, la iglesia debe estar bien, en primera instancia. Debe ser lo que la Escritura habla de ella: gente que ha sido apartada para alabar al Señor en Espíritu y verdad y para trabajar en su reino en la tierra.
Pero, El héroe de la Reforma no es Lutero. Tampoco es Calvino u otro reformador. El héroe es Dios, y su instrumento es la Palabra.
Por último, quisiera hablar de lo que necesitamos hoy como iglesia.
Dice Joel Beke: “La iglesia de hoy necesita un avivamiento. Con demasiada frecuencia, la gente que quiere reformar la iglesia no está consciente de la necesidad de avivamiento de la iglesia. Pero sin avivamiento, la reforma en la iglesia será fría y formal, y puede ser destructiva. Cuando cada corchete del tabernáculo sea traído bajo el escrutinio de personas de mentalidad reformista cuyos corazones no hayan sido renovados y encendidos con amor por Dios, la reforma producirá esterilidad, formalidad, legalidad y tal vez, divisiones en la iglesia. Una reforma sin avivamiento puede tornarse fea y brutal”
Los avivamientos son tiempos de refrigerio que vienen de la presencia del Señor, de acuerdo con Hechos 3:19. Durante el avivamiento, el Espíritu Santo se vierte en los pecadores de una forma extraordinaria.
Ian Murray dice: “Los auténticos avivamientos no producen una clase de cristianismo diferente; dan nueva vida al verdadero cristianismo. No son completamente diferentes de las experiencias tradicionales de la iglesia; la diferencia es cuestión de grados. En un verdadero “derramamiento del Espíritu”, un gran número de personas son nacidas de nuevo. El pueblo de Dios crece en madurez espiritual en mayor medida que la usual. La influencia espiritual se difunde más, hay una convicción más profunda del pecado y los sentimientos son más intensos. El sentido de la presencia de Dios es más evidente y el amor por Dios y los otros se incrementa. Un avivamiento resalta todas estas características del cristianismo.
Las características de un verdadero avivamiento incluyen:
a. La obra soberana del Espíritu Santo.
b. Un derramamiento notorio de oración (Hechos 1:14; 2:1).
c. Un movimiento que inicia en la iglesia.
d. Predicación bíblica.
e. Arrepentimiento.
f. Fe. En el verdadero avivamiento, el poder de la fe se une con el poder de la verdad y el arrepentimiento (Hechos 2:39).
g. Centrado en Cristo.
h. Evangelizar.
i. Amor por la gloria de Dios y las almas de los demás.
Una reforma sin avivamiento es luz sin calor; Un avivamiento sin reforma promueve calor sin luz, celo sin salud.
Oremos para que Dios nos ayude a seguir reformando y también oremos por un avivamiento en nuestras iglesias.
Mientras tanto, pregúntese si en verdad anhela la reforma y el avivamiento. La pregunta para usted es:
¿Se esfuerza por vivir en genuina piedad en Cristo?
¿Camina siendo digno de la vocación a la que ha sido llamado como miembro de la iglesia de Cristo?
¿Se refleja eso en su devoción privada y su alabanza familiar?
¿Se derrama en un uso fiel de los medios de la gracia?
¿Asiste a servicios de alabanza, a los grupos de estudio y otros ministerios en la iglesia con entusiasmo lleno de oración y expectativa sincera?
¿Espera grandes cosas de un gran Dios?
Cuando parece que no hay conversiones por varias semanas, ¿pregunta usted con oración preocupada como George Whitefield: “Señor, ¿qué está pasando”?