La gloria de Cristo en la Eternidad
Introducción
Los errores de hombres como Cerinto, que enseñaba que Jesús no era Dios y que Cristo no había venido en carne (no había adoptado la naturaleza humana), estaban minando la fe de los creyentes. El apóstol, viendo este peligro y dirigido por el Espíritu Santo, escribe su Evangelio para que la iglesia permanezca en la fe con respecto a Cristo
El tema es dado en 20:31: Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios. Hay una división clara al final del capítulo 12. Cristo se aparta de las multitudes y se retira al círculo íntimo de sus discípulos.
Veamos en primer Juan testifica de que Jesucristo es Dios.
A. Jesucristo es Pre- Existente (era el Verbo)
Proverbios (8:22–31). El otro en Zacarías 13:7
[Este era en el principio con Dios]. Este versículo contiene una repetición enfática de la segunda frase del versículo anterior. S. Juan anticipa la posible objeción de alguna mente perversa acerca de que quizá hubo un tiempo cuando Cristo, el Verbo, no era una persona distinta en la Trinidad. En respuesta a esta objeción, declara que el mismo Verbo que era eterno y Dios fue también desde toda la eternidad una persona en la Deidad distinta de Dios el Padre y, sin embargo, unida a Él de la manera más íntima e inefable. En resumen, nunca hubo un tiempo en que Cristo no estuviera “con Dios”.
Todo el versículo, si se interpreta de manera honrada e imparcial, es un argumento incontestable contra tres clases de herejes. Refuta a los arrianos, que consideran a Cristo como un Ser inferior a Dios; refuta a los sabelianos, que niegan cualquier distinción de personas dentro de la Trinidad y dicen que Dios a veces se manifiesta como el Padre, a veces como el Hijo y a veces como el Espíritu, ¡y que el Padre y el Espíritu sufrieron en la Cruz! Y, sobre todo, refuta a los socinianos y unitarios, que dicen que Jesús no era Dios sino un hombre, un hombre santísimo y perfecto, pero solo un hombre.
Bernardo acerca del asunto: “Es una temeridad buscar demasiado en ello. Es propio de la piedad creerlo. Es vida eterna conocerlo. Y nunca podremos comprenderlo plenamente hasta llegar a disfrutarlo”