Embajadores

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Pasaje a estudiar

2 corintios 5:11
2 Corintios 5.11–6.2 NTV
11 Dado que entendemos nuestra temible responsabilidad ante el Señor, trabajamos con esmero para persuadir a otros. Dios sabe que somos sinceros, y espero que ustedes también lo sepan. 12 ¿Estamos de nuevo recomendándonos a ustedes? No, estamos dándoles un motivo para que estén orgullosos de nosotros, para que puedan responder a los que se jactan de tener ministerios espectaculares en vez de tener un corazón sincero. 13 Si parecemos estar locos es para darle gloria a Dios, y si estamos en nuestro sano juicio, es para beneficio de ustedes. 14 Sea de una forma u otra, el amor de Cristo nos controla. Ya que creemos que Cristo murió por todos, también creemos que todos hemos muerto a nuestra vida antigua. 15 Él murió por todos para que los que reciben la nueva vida de Cristo ya no vivan más para sí mismos. Más bien, vivirán para Cristo, quien murió y resucitó por ellos. 16 Así que hemos dejado de evaluar a otros desde el punto de vista humano. En un tiempo, pensábamos de Cristo sólo desde un punto de vista humano. ¡Qué tan diferente lo conocemos ahora! 17 Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado! 18 Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él. 19 Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación. 20 Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!». 21 Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo. 1 Como colaboradores de Dios, les suplicamos que no reciban ese maravilloso regalo de la bondad de Dios y luego no le den importancia. 2 Pues Dios dice: «En el momento preciso, te oí. En el día de salvación te ayudé». Efectivamente, el «momento preciso» es ahora. Hoy es el día de salvación.

Estudio

Contexto

Contexto

Es importante saber por qué Pablo escribe esta carta y esto nos puede ayudar a entender lo que estamos a punto de leer:
La Biblia Popular: 2 Corintios Visitas después del segundo viaje y las cartas a Corinto

Pablo, que todavía está en Éfeso, escribe la carta que hoy conocemos como 1 Corintios (cerca de la primavera del 56 d.C.) que habla directamente de los asuntos que atribulaban a la congregación de Corinto. Por lo visto, el apóstol se refiere a esa carta en 2 Corintios 2 cuando dice: “Por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas, no para que fuerais entristecidos, sino para que supierais cuán grande es el amor que os tengo” (2 Corintios 2:4).

6. El misionero dejó Éfeso y, en vez de visitar Corinto como originalmente tenía planeado, viajó al norte a Troas y de Troas a Macedonia. Allí se encontró con Tito que traía muy buenas noticias de Corinto. Los corintios habían tomado en serio las palabras de Pablo, y la mayoría de los problemas—pero no todos—habían sido resueltos (2 Corintios 2:12, 13; 7:5–16).

7. Pablo escribe la epístola que hoy llamamos 2 Corintios en respuesta al informe de Tito.

Pasaje por pasaje

Cristo nos controla
2 Corintios 5.11–14 NTV
11 Dado que entendemos nuestra temible responsabilidad ante el Señor, trabajamos con esmero para persuadir a otros. Dios sabe que somos sinceros, y espero que ustedes también lo sepan. 12 ¿Estamos de nuevo recomendándonos a ustedes? No, estamos dándoles un motivo para que estén orgullosos de nosotros, para que puedan responder a los que se jactan de tener ministerios espectaculares en vez de tener un corazón sincero. 13 Si parecemos estar locos es para darle gloria a Dios, y si estamos en nuestro sano juicio, es para beneficio de ustedes. 14 Sea de una forma u otra, el amor de Cristo nos controla. Ya que creemos que Cristo murió por todos, también creemos que todos hemos muerto a nuestra vida antigua.
2 Corintios 5.11 NTV
11 Dado que entendemos nuestra temible responsabilidad ante el Señor, trabajamos con esmero para persuadir a otros. Dios sabe que somos sinceros, y espero que ustedes también lo sepan.
Temible Responsabilidad: trabajar con esmero para persuadir a otros.
Mateo 28.19 NTV
19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Hechos de los Apóstoles 1.8 NTV
8 pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra.
500 Ilustraciones 186. Viuda Trabajadora Que Llega a Ser Ganadora de Almas

El ministro había predicado un sermón muy impresionante acerca del trabajo de ganar almas. Después de esto una mujer se le acercó y le dijo: “Yo soy una pobre viuda, tengo varios niños, y tengo que trabajar tejiendo desde muy temprano por la mañana hasta muy noche. ¿Qué tiempo me queda para ganar almas?”

El pastor la miró bondadosamente, y le dijo: “¿Quién le trae la leche?” Ella contestó: “El lechero.” El pastor preguntó: “¿Quién le trae el pan?” Ella respondió: “El panadero.” El pastor, sonriente, la miró y le dijo: “Hermana, que Dios la ayude.”

La mujer se fue a su casa, y como ya era de noche se acostó; pero no pudo dormir ni olvidar las palabras de su pastor, y estuvo pensando en su deber de ganar almas. La mañana siguiente se levantó más temprano que de costumbre, y no sacó la botella vacía. Cuando el lechero llegó y no vio dicha botella tocó en la puerta, salió la señora y con voz temblorosa le dijo al lechero: —Escúcheme usted un momento por favor. Quiero hacerle una pregunta: ¿Alguna vez ha pensado en el lugar a donde irá cuando muera?

El lechero la miró con ansiosa mirada, y le dijo: —Esta pregunta ha estado molestándome durante las dos últimas semanas. La señora le dijo: —Entre usted, y le diré algo sobre este asunto. En ese lugar y en ese momento aquella señora condujo a su lechero a Cristo, y él lo aceptó como su Salvador. En el corto espacio de un año aquella señora ayudó a veintiséis personas a que aceptaran al Señor Jesús como su Salvador personal.—The Flame, Inglaterra.

500 Ilustraciones 487. Policia Puesto por Dios para Servirle

En la ciudad de Birmingham, un policía se convirtió al cristianismo. Pero cuando desempeñaba su trabajo presenciaba tales cuadros de pecado y desgracia, que por un tiempo su esposa y él pidieron a Dios que les abriera la puerta de otro empleo. Oraron, pero no se recibió respuesta.

Por fin, un día él dijo a su esposa: “Me parece que hemos cometido un error. Hemos implorado que se me conceda ceda cambiar de empleo, pero empiezo a creer que Dios me ha colocado como policía a propósito. Ahora voy a pedirle que me ayude a servir donde estoy.”

Así principió su vida de magníficos servicios. Su influencia sobre los demás policías creció tanto que pronto lo nombraron director de detectives. Fue el instrumento que Dios usó para convertir a varios criminales.

Dios le ha puesto a usted donde se encuentra ahora, porque sabe que allí es donde puede rendir el mejor servicio.—El Heraldo de Santidad.

2 Corintios 5.12 NTV
12 ¿Estamos de nuevo recomendándonos a ustedes? No, estamos dándoles un motivo para que estén orgullosos de nosotros, para que puedan responder a los que se jactan de tener ministerios espectaculares en vez de tener un corazón sincero.
Tengamos cuidado con querernos comparar con gente que se ve o parece tener un ministerio espectacular, personas que se jactan y que salen incluso en la televisión y que dicen recibir revelación especial de Dios, personas que dicen que Dios les ha dicho que le diga a la personas, personas que creen que el evangelio necesita algo extraordinario para que tenga impacto real.
Cuando el mensaje del evangelio en sí ya es extraordinario.
Es mejor un corazón sincero a el orgullo de algo espectacular.
2 Corintios 5.13–14 NTV
13 Si parecemos estar locos es para darle gloria a Dios, y si estamos en nuestro sano juicio, es para beneficio de ustedes. 14 Sea de una forma u otra, el amor de Cristo nos controla. Ya que creemos que Cristo murió por todos, también creemos que todos hemos muerto a nuestra vida antigua.
Sea lo que sea que hagamos, sea para darle gloria a Dios, porque el amor de Cristo nos controla.
Es importante el versículo 14 ya que Pablo demuestra mucho y recalca en otras cartas el haber muerto a la vida antigua.
Por ejemplo:
Gálatas 2.20 NTV
20 Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Pablo hace tanta referencia a esto por su propia experiencia de vida. (Testimonio de Pablo resumen)
Hay algunos de nosotros que no hemos tenido esa forma o esa experiencia en ese sentido, pero sí hemos conocido a Cristo y sabemos de lo que nos ha librado.
Me gusta poder pensar en nuestra vida para los que hemos estado en la iglesia toda la vida como el lo describe.
¡Qué diferencia!
2 Corintios 5.15–16 NTV
15 Él murió por todos para que los que reciben la nueva vida de Cristo ya no vivan más para sí mismos. Más bien, vivirán para Cristo, quien murió y resucitó por ellos. 16 Así que hemos dejado de evaluar a otros desde el punto de vista humano. En un tiempo, pensábamos de Cristo sólo desde un punto de vista humano. ¡Qué tan diferente lo conocemos ahora!
2 Corintios 2.15–16 NTV
15 Nuestras vidas son la fragancia de Cristo que sube hasta Dios, pero esta fragancia se percibe de una manera diferente por los que se salvan y los que se pierden. 16 Para los que se pierden, somos un espantoso olor de muerte y condenación, pero para aquellos que se salvan, somos un perfume que da vida. ¿Y quién es la persona adecuada para semejante tarea?
Hemos dejado de evaluar a otros desde el punto de vista humano
Esta frase tiene un gran significado con la manera de pensar que se compara con la que el mundo por lo general reconoce, y la que Dios reconoce como la más importante.
Me parece importante decir que es complicado poder manejarse entre dos estilos de pensamiento contrarios en un mismo lugar, poder pensar como Cristo.
En podemos ver una serie de argumentos de Jesús los cuales juegan con las palabras de “oísteis que fue dicho” y luego dice “pero yo digo...”
Nos demuestra una clara separación entre lo que estamos acostumbrados, tradiciones y cosas que por años se hacen, pero ¿realmente es lo que Dios quiere en nuestra vida?
En nuestro mundo cristiano evangélico parece que hay una dualidad entre la vida cristiana y la vida que realizamos en entornos no cercanos a la iglesia, con respecto a esto te puedo poner dos ejemplos:
Consideramos más santas a las personas que trabajan en la iglesia,
Hemos separado lo “espiritual” y lo “secular”
Dejemos de evaluar las cosas desde el punto de vista humano. Comencemos a pensar como Cristo.
1 Corintios 2.16 NTV
16 Pues, «¿Quién puede conocer los pensamientos del Señor? ¿Quién sabe lo suficiente para enseñarle a él?”. Pero nosotros entendemos estas cosas porque tenemos la mente de Cristo.
1 Corintios 12.16 NTV
16 Y si la oreja dijera: «No formo parte del cuerpo porque no soy ojo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo?
¡Embajadores!
2 Corintios 5.17–21 NTV
17 Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado! 18 Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él. 19 Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación. 20 Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!». 21 Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo.
2 Corintios 2.17–6.2 NTV
17 Ya ven, no somos como tantos charlatanes que predican para provecho personal. Nosotros predicamos la palabra de Dios con sinceridad y con la autoridad de Cristo, sabiendo que Dios nos observa. 1 ¿Otra vez comenzamos a elogiarnos a nosotros mismos? ¿Acaso somos como otros, que necesitan llevarles cartas de recomendación o que les piden que se escriban tales cartas en nombre de ellos? ¡Por supuesto que no! 2 La única carta de recomendación que necesitamos son ustedes mismos. Sus vidas son una carta escrita en nuestro corazón; todos pueden leerla y reconocer el buen trabajo que hicimos entre ustedes. 3 Es evidente que son una carta de Cristo que muestra el resultado de nuestro ministerio entre ustedes. Esta «carta» no está escrita con pluma y tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente. No está tallada en tablas de piedra, sino en corazones humanos. 4 Estamos seguros de todo esto debido a la gran confianza que tenemos en Dios por medio de Cristo. 5 No es que pensemos que estamos capacitados para hacer algo por nuestra propia cuenta. Nuestra aptitud proviene de Dios. 6 Él nos capacitó para que seamos ministros de su nuevo pacto. Este no es un pacto de leyes escritas, sino del Espíritu. El antiguo pacto escrito termina en muerte; pero, de acuerdo con el nuevo pacto, el Espíritu da vida. 7 El camino antiguo, con leyes grabadas en piedra, conducía a la muerte, aunque comenzó con tanta gloria que el pueblo de Israel no podía mirar la cara de Moisés. Pues su rostro brillaba con la gloria de Dios, aun cuando el brillo ya estaba desvaneciéndose. 8 ¿No deberíamos esperar mayor gloria dentro del nuevo camino, ahora que el Espíritu Santo da vida? 9 Si el antiguo camino, que trae condenación, era glorioso, ¡cuánto más glorioso es el nuevo camino, que nos hace justos ante Dios! 10 De hecho, aquella primera gloria no era para nada gloriosa comparada con la gloria sobreabundante del nuevo camino. 11 Así que si el antiguo camino, que ha sido reemplazado, era glorioso, ¡cuánto más glorioso es el nuevo, que permanece para siempre! 12 Ya que este nuevo camino nos da tal confianza, podemos ser muy valientes. 13 No somos como Moisés, quien se cubría la cara con un velo para que el pueblo de Israel no pudiera ver la gloria, aun cuando esa gloria estaba destinada a desvanecerse. 14 Pero la mente de ellos se endureció y, hasta el día de hoy, cada vez que se lee el antiguo pacto, el mismo velo les cubre la mente para que no puedan entender la verdad. Este velo puede quitarse solamente al creer en Cristo. 15 Efectivamente, incluso hoy en día, cuando leen los escritos de Moisés, tienen el corazón cubierto con ese velo y no comprenden. 16 En cambio, cuando alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. 17 Pues el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen. 1 Por lo tanto, ya que Dios, en su misericordia, nos ha dado este nuevo camino, nunca nos damos por vencidos. 2 Rechazamos todas las acciones vergonzosas y los métodos turbios. No tratamos de engañar a nadie ni de distorsionar la palabra de Dios. Decimos la verdad delante de Dios, y todos los que son sinceros lo saben bien. 3 Si la Buena Noticia que predicamos está escondida detrás de un velo, sólo está oculta de la gente que se pierde. 4 Satanás, quien es el dios de este mundo, ha cegado la mente de los que no creen. Son incapaces de ver la gloriosa luz de la Buena Noticia. No entienden este mensaje acerca de la gloria de Cristo, quien es la imagen exacta de Dios. 5 Como ven, no andamos predicando acerca de nosotros mismos. Predicamos que Jesucristo es Señor, y nosotros somos siervos de ustedes por causa de Jesús. 6 Pues Dios, quien dijo: «Que haya luz en la oscuridad», hizo que esta luz brille en nuestro corazón para que podamos conocer la gloria de Dios que se ve en el rostro de Jesucristo. 7 Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos. 8 Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos pero no caemos en la desesperación. 9 Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos. 10 Mediante el sufrimiento, nuestro cuerpo sigue participando de la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús también pueda verse en nuestro cuerpo. 11 Es cierto, vivimos en constante peligro de muerte porque servimos a Jesús, para que la vida de Jesús sea evidente en nuestro cuerpo que muere. 12 Así que vivimos de cara a la muerte, pero esto ha dado como resultado vida eterna para ustedes. 13 Sin embargo, seguimos predicando porque tenemos la misma clase de fe que tenía el salmista cuando dijo: «Creí en Dios, por tanto hablé». 14 Sabemos que Dios, quien resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará ante sí mismo junto con ustedes. 15 Todo esto es para beneficio de ustedes, y a medida que la gracia de Dios alcance a más y más personas, habrá abundante acción de gracias, y Dios recibirá más y más gloria. 16 Es por esto que nunca nos damos por vencidos. Aunque nuestro cuerpo está muriéndose, nuestro espíritu va renovándose cada día. 17 Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades! 18 Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre. 1 Pues sabemos que, cuando se desarme esta carpa terrenal en la cual vivimos (es decir, cuando muramos y dejemos este cuerpo terrenal), tendremos una casa en el cielo, un cuerpo eterno hecho para nosotros por Dios mismo y no por manos humanas. 2 Nos fatigamos en nuestro cuerpo actual y anhelamos ponernos nuestro cuerpo celestial como si fuera ropa nueva. 3 Pues nos vestiremos con un cuerpo celestial; no seremos espíritus sin cuerpo. 4 Mientras vivimos en este cuerpo terrenal, gemimos y suspiramos, pero no es que queramos morir y deshacernos de este cuerpo que nos viste. Más bien, queremos ponernos nuestro cuerpo nuevo para que este cuerpo que muere sea consumido por la vida. 5 Dios mismo nos ha preparado para esto, y como garantía nos ha dado su Espíritu Santo. 6 Así que siempre vivimos en plena confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo no estamos en el hogar celestial con el Señor. 7 Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos. 8 Sí, estamos plenamente confiados, y preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor. 9 Así que, ya sea que estemos aquí en este cuerpo o ausentes de este cuerpo, nuestro objetivo es agradarlo a él. 10 Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este cuerpo terrenal. 11 Dado que entendemos nuestra temible responsabilidad ante el Señor, trabajamos con esmero para persuadir a otros. Dios sabe que somos sinceros, y espero que ustedes también lo sepan. 12 ¿Estamos de nuevo recomendándonos a ustedes? No, estamos dándoles un motivo para que estén orgullosos de nosotros, para que puedan responder a los que se jactan de tener ministerios espectaculares en vez de tener un corazón sincero. 13 Si parecemos estar locos es para darle gloria a Dios, y si estamos en nuestro sano juicio, es para beneficio de ustedes. 14 Sea de una forma u otra, el amor de Cristo nos controla. Ya que creemos que Cristo murió por todos, también creemos que todos hemos muerto a nuestra vida antigua. 15 Él murió por todos para que los que reciben la nueva vida de Cristo ya no vivan más para sí mismos. Más bien, vivirán para Cristo, quien murió y resucitó por ellos. 16 Así que hemos dejado de evaluar a otros desde el punto de vista humano. En un tiempo, pensábamos de Cristo sólo desde un punto de vista humano. ¡Qué tan diferente lo conocemos ahora! 17 Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado! 18 Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él. 19 Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación. 20 Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!». 21 Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo. 1 Como colaboradores de Dios, les suplicamos que no reciban ese maravilloso regalo de la bondad de Dios y luego no le den importancia. 2 Pues Dios dice: «En el momento preciso, te oí. En el día de salvación te ayudé». Efectivamente, el «momento preciso» es ahora. Hoy es el día de salvación.
2 corintios 2:17-
Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él: Dios nos ha hecho sacerdotes a cada uno.
2 corintios 5:17-
¿Qué quiere decir que somos sacerdotes?
Un sacerdote era el encargado de ser un tipo intermediario entre el pueblo y Dios, y como consejeros y líderes de la nación.
Martín Lutero expresó en contra de lo que la tradición de la iglesia de Roma imponía, que solamente habían unos sacerdotes y a ellos se les acercaba el pueblo a rezar y pedir.
La posición de Lutero iba concorde a los que Pedro dice en su carta:
1 Pedro 2.9 NTV
9 Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa.
Y Pablo lo toma de la siguiente manera cuando vemos los versículos siguientes al 18.
2 Corintios 5.19–21 NTV
19 Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación. 20 Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!». 21 Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo.

Conclusión

¿Estás siendo un embajador?
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