Ejemplos de injusticia

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La injusticia se puede encontrar, en diferentes grados de intensidad, en todos los ámbitos de las relaciones humanas. Lo produce la explotación y el sufrimiento, tanto mental como física.

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La injusticia se produce en la vida familiar

Marcos 7.9–13 LBLA
También les decía: Astutamente violáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”; y: “El que hable mal de su padre o de su madre, que muera;” pero vosotros decís: “Si un hombre dice al padre o a la madre: ‘Cualquier cosa mía con que pudieras beneficiarte es corbán (es decir, ofrenda a Dios)’ ”; ya no le dejáis hacer nada en favor de su padre o de su madre; invalidando así la palabra de Dios por vuestra tradición, la cual habéis transmitido, y hacéis muchas cosas semejantes a éstas.
Ver también ; ; ; ; ; ;

Injusticia ocurre en la comunidad

Isaías 59.14–15 LBLA
Se ha vuelto atrás el derecho, y la justicia permanece lejos; porque ha tropezado en la plaza la verdad, y la rectitud no puede entrar. Sí, falta la verdad, y el que se aparta del mal es hecho presa. Y lo vio el Señor, y desagradó a sus ojos que no hubiera derecho.
Ver también ; ; ; ; ; ; ; ;

La injusticia se produce en el mundo de los negocios

Oseas 12.7 LBLA
A un mercader, en cuyas manos hay balanzas falsas, le gusta oprimir.
Ver también ; ;

La injusticia se produce en los tribunales de justicia

Proverbios 24.23–24 LBLA
También éstos son dichos de los sabios: Hacer acepción de personas en el juicio no es bueno. Al que dice al impío: Justo eres, lo maldecirán los pueblos, lo aborrecerán las naciones;
Ver también ; ; ; ; ; ; ; ; ;

La injusticia puede ser causada por los gobernantes y gobiernos

Isaías 10.1–2 LBLA
¡Ay de los que decretan estatutos inicuos, y de los que constantemente escriben decisiones injustas, para privar de justicia a los necesitados, para robar de sus derechos a los pobres de mi pueblo, para hacer de las viudas su botín, y despojar a los huérfanos!
Ver también ; ; ; ; ; ; ; ;
Lucas 23.4–25 LBLA
Y Pilato dijo a los principales sacerdotes y a la multitud: No encuentro delito en este hombre. Pero ellos insistían, diciendo: El alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí. Cuando Pilato oyó esto, preguntó si el hombre era galileo. Y al saber que Jesús pertenecía a la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que también estaba en Jerusalén en aquellos días. Herodes, al ver a Jesús se alegró en gran manera, pues hacía mucho tiempo que quería verle por lo que había oído hablar de El, y esperaba ver alguna señal que El hiciera. Y le interrogó extensamente, pero Jesús nada le respondió. Los principales sacerdotes y los escribas también estaban allí, acusándole con vehemencia. Entonces Herodes, con sus soldados, después de tratarle con desprecio y burlarse de El, le vistió con un espléndido manto y le envió de nuevo a Pilato. Aquel mismo día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes habían estado enemistados el uno con el otro. Entonces Pilato convocó a los principales sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo, y les dijo: Me habéis presentado a este hombre como uno que incita al pueblo a la rebelión, pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado ningún delito en este hombre de las acusaciones que hacéis contra El. Ni tampoco Herodes, pues nos lo ha remitido de nuevo; y he aquí que nada ha hecho que merezca la muerte. Por consiguiente, después de castigarle, le soltaré. Y tenía obligación de soltarles un preso en cada fiesta. Pero todos ellos gritaron a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás! (Este había sido echado en la cárcel por un levantamiento ocurrido en la ciudad, y por homicidio.) Pilato, queriendo soltar a Jesús, les volvió a hablar, pero ellos continuaban gritando, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Y él les dijo por tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho éste? No he hallado en El ningún delito digno de muerte; por tanto, le castigaré y le soltaré. Pero ellos insistían, pidiendo a grandes voces que fuera crucificado. Y sus voces comenzaron a predominar. Entonces Pilato decidió que se les concediera su demanda. Y soltó al que ellos pedían, al que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, pero a Jesús lo entregó a la voluntad de ellos.
Ver también el papel que corresponde a las autoridades que gobiernan
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