LA PLENITUD DE NUESTRA ADOPCIÓN Y REDENCIÓN (Romanos 8.18-25)

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Propósito: Fortalecer nuestra esperanze de la vida eterna.

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El creyente goza de dos condiciones especiales: es hijo y es heredero de Dios. Estas garantías recibidas por medio del evangelio, nos ayudan a perseverar en medio de las aflicciones, dificultades y debilidades.

Debemos tener paciencia en medio de la tribulación porque la gloria que ha de manifestarse en nosotros sobrepasará a las aflicciones temporales. Aunque es cierto que sufrimos en esta vida, a la larga los beneficios superarán al sufrimiento. Cuando termine esta época y estemos con Cristo, la gloria que gozaremos juntamente con El será mucho mayor que todo lo que hayamos sufrido (8:18).

Aunque la Palabra de Dios no apoya el concepto de la unidad del universo en el mismo sentido en que lo hacen las religiones orientales, sí demuestra que existe unidad en el propósito eterno de Dios para la creación. El universo entero está sufriendo las consecuencias del pecado, pues ha contaminado la creación perfecta que Dios formó, y ha introducido el dolor y la muerte. Los resultados del pecado afectan todo lo que Dios hizo. Su creación espera anhelante la obra por la cual Dios terminará con el dolor y la muerte (8:19–22). Esta liberación ocurrirá en el momento en que el pueblo de Dios empiece a gozar su redención. Así que la naturaleza espera, al igual que nosotros, el dia de nuestra redención.

Nosotros esperamos esta redención con completa certidumbre, pues tenemos al Espíritu Santo como una evidencia adelantada lantada de que Dios terminará esta obra en nosotros. La obra completa de Dios incluye tanto la salvación eterna del alma como la redención del cuerpo que pondrá fin al dolor y la muerte (8:23).

-Debemos tener paciencia en medio de la tribulación porque la gloria que ha de manifestarse en nosotros sobrepasará a las aflicciones temporales. Aunque es cierto que sufrimos en esta vida, a la larga los beneficios superarán al sufrimiento. Cuando termine esta época y estemos con Cristo, la gloria que gozaremos juntamente con El será mucho mayor que todo lo que hayamos sufrido (8:18). El universo entero está sufriendo las consecuencias del pecado, pues ha contaminado la creación perfecta que Dios formó, y ha introducido el dolor y la muerte. Los resultados del pecado afectan todo lo que Dios hizo. Su creación espera anhelante la obra por la cual Dios terminará con el dolor y la muerte (8:19–22). Esta liberación ocurrirá en el momento en que el pueblo de Dios empiece a gozar su redención. Así que la naturaleza espera, al igual que nosotros, el día de nuestra redención. Nosotros esperamos esta redención con completa certidumbre, pues tenemos al Espíritu Santo como una evidencia adelantada de que Dios terminará esta obra en nosotros. La obra completa de Dios incluye tanto la salvación eterna del alma como la redención del cuerpo que pondrá fin al dolor y la muerte (8:23).
Porter, R. (1987). Estudios Bı́blicos ELA: Salvos por la fe (Romanos parte I) (pp. 70–71). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A.
-En este pasaje el apóstol habla de tres gemidos: el de la creación (8.22), el de nosotros (8.23) y el del Espíritu (8.26). Todos están relacionados con la esperanza de la manifestación de la gloria prometida por el Señor.

-En el contexto de este aguardar con paciencia, de esta expectativa de gloria frente al panorama final de la redención total, el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu (v. 16). El Espíritu del cual tenemos las primicias (v. 23), nos ayuda en nuestra debilidad. Nos ayuda capacitándonos para orar según la voluntad de Dios. Nuestra debilidad proviene tanto de nuestra imperfección física como de nuestra falta de fortaleza espiritual.
Somoza, J. S. (1997). Comentario bı́blico del continente nuevo: Romanos (p. 158). Miami, FL: Editorial Unilit.

la liberacion de la creacion

LA LIBERACIÓN DE LA CREACIÓN

-¿En qué momento la creación fue sujetada a vanidad? Una mejor traducción de la palabra vanidad sería “futilidad”, que significa “inutilidad como consecuencia de no tener un propósito o de ser incapaces de producir resultados”.
-La mayor alteración para mal que sufrió el orden creado tuvo lugar al principio, y fue la entrada del pecado. La creación gime por el efecto del pecado. El desastre de la entrada del pecado trajo consecuencias:
a) sobre el hombre, que experimentó la muerte,
b) sobre Satanás, que recibió el anuncio de su derrota por medio de Cristo ();
c) sobre la creación, que sufrió la maldición dada por Dios.
Génesis 3.15 RVR60
Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Dios ha prometido que cuando la redención del hombre se complete en la resurrección (que acá es llamada la redención del cuerpo), el universo entero compartirá la bendición y la gloria de esa victoria de la cruz y de la tumba vacía. La manifestación de los hijos de Dios a que se hace referencia, es la segunda venida de Cristo. La creación comparte con la iglesia y el Cordero el anhelo de que la venida de Cristo tenga lugar pronto. La creación aguarda la Nueva Era de Dios, no la nueva era de los hombres. Mientras tanto gime. Las contracciones de la naturaleza creada se repiten con mayor frecuencia a medida que la venida de Cristo se acerca. Tal como sucede con la mujer que va a dar a luz, y tal como Cristo mismo to predijo.
Génesis 3.14–19 RVR60
14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
Dios ha prometido que cuando la redención del hombre se complete en la resurrección (que acá es llamada la redención del cuerpo), el universo entero compartirá la bendición y la gloria de esa victoria de la cruz y de la tumba vacía. La manifestación de los hijos de Dios a que se hace referencia, es la segunda venida de Cristo. La creación comparte con la iglesia y el Cordero el anhelo de que la venida de Cristo tenga lugar pronto. La creación aguarda la Nueva Era de Dios, no la nueva era de los hombres. Mientras tanto gime. Las contracciones de la naturaleza creada se repiten con mayor frecuencia a medida que la venida de Cristo se acerca. Tal como sucede con la mujer que va a dar a luz, y tal como Cristo mismo to predijo.
Dios ha prometido que cuando la redención del hombre se complete en la resurrección, el universo entero compartirá la bendición y la gloria de esa victoria de la cruz y de la tumba vacía.
Somoza, J. S. (1997). Comentario bı́blico del continente nuevo: Romanos (p. 157). Miami, FL: Editorial Unilit.
-Adán llevó a la ruina la vieja creación, de la cual él era Señor y cabeza. Cristo Jesús es Señor y Cabeza de toda la nueva creación (), y la conducirá a unidad moral con Dios y a vida eterna. Hasta la creación animal y material, bajo maldición por causa del hombre, serán liberadas por Cristo. (Biblia Scofield, pág. 1031).

LA MANIFESTACIÓN DE LOS HIJOS DE DIOS

-La manifestación de los hijos de Dios a que se hace referencia, es la segunda venida de Cristo. La creación comparte con la iglesia y el Cordero el anhelo de que la venida de Cristo tenga lugar pronto. -La manifestación de los hijos de Dios está descrita de dos maneras: la adopción y la redención del cuerpo:
Somoza, J. S. (1997). Comentario bı́blico del continente nuevo: Romanos (p. 156). Miami, FL: Editorial Unilit.
-La manifestación de los hijos de Dios tiene dos repercusiones: la adopción y la redención del cuerpo.

La adopción

La adopción

-Esto se refiera a la nueva naturaleza del creyente producida por la palabra de Dios, la cual nos hace “hijos de Dios”.
-En este capítulo, Pablo hace mención dos veces de nuestra adopción:
En el verso 15 la adopción se refiere a la vida presente. nuestra condición espiritual.
Romanos 8.15 RVR60
15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
Romanos 8.14–15 RVR60
14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
En el verso 23 se refiere a nuestra reunión con el Señor y su gran familia.
Romanos 8.23 RVR60
23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
1 tesalonicenses 4.13-
1 Tesalonicenses 4.13–17 RVR60
13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

La redención del cuerpo

-Nuestra redención se realiza en dos etapas: La redención del alma y la redención del cuerpo.
-La redención del alma la obtenemos al recibir la salvación. Nuestra alma queda asegurada para la eternidad (He. 9.11-12).
-La redención del cuerpo se refiere al momento cuando nuestro cuerpo sea transformado, tal como lo explica Pablo en 1 Corintios capítulo 15.
-La redención del cuerpo se refiere al momento de la resurrección; es decir, cuando nuestro cuerpo sea transformado, tal como lo explica Pablo en 1 Corintios capítulo 15.
Romanos 8.23 NTV
23 y los creyentes también gemimos —aunque tenemos al Espíritu de Dios en nosotros como una muestra anticipada de la gloria futura— porque anhelamos que nuestro cuerpo sea liberado del pecado y el sufrimiento. Nosotros también deseamos con una esperanza ferviente que llegue el día en que Dios nos dé todos nuestros derechos como sus hijos adoptivos, incluido el nuevo cuerpo que nos prometió.
-Tanto la descripción de adopción como la de la redención del cuerpo se refieren a la resurrección del creyente.
Romanos 8.11 TLA
11 Dios resucitó a Jesús, y él también hará que los cuerpos muertos de ustedes vuelvan a vivir, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Esto Dios lo hará por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.
Romanos 8.11 RVR60
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
-En el capítulo 8, el apóstol habla de tres gemidos: el de la creación (8.22), el de nosotros (8.23) y el del Espíritu (8.26). Todos están relacionados con la esperanza de la manifestación de la gloria prometida por el Señor.
-En el contexto de este aguardar con paciencia, de esta expectativa de gloria frente al panorama final de la redención total, el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu (v. 16). El Espíritu del cual tenemos las primicias (v. 23), nos ayuda en nuestra debilidad. Nos ayuda capacitándonos para orar según la voluntad de Dios. Nuestra debilidad proviene tanto de nuestra imperfección física como de nuestra falta de fortaleza espiritual.
Somoza, J. S. (1997). Comentario bı́blico del continente nuevo: Romanos (p. 158). Miami, FL: Editorial Unilit.
Pero el Espíritu de Dios nos capacita para resistir, persistir y permanecer en medio cualquier situación para ser “más que vencedores”.
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