La majestuosidad de Jesucristo

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El esplendor glorioso de la autoridad real de Jesucristo le pertenece a él por derecho y es reafirmado a través de su exaltación a la diestra del Padre.

Notes
Transcript

Jesucristo compartió en la majestuosidad de Dios antes de que el tiempo comenzara

Juan 17.5 RVA
Ahora pues, Padre, glorifícame tú en tu misma presencia, con la gloria que yo tenía en tu presencia antes que existiera el mundo.
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Jesucristo renunció a su majestuosidad para convertirse en un ser humano

Filipenses 2.6–8 RVA
Existiendo en forma de Dios, él no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse; sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres; y hallándose en condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!
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La majestuosidad de Jesucristo se revela en su ministerio terrenal

En la transfiguración

2 Pedro 1.16 RVA
Porque os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas artificiosas, sino porque fuimos testigos oculares de su majestad.
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En su entrada a Jerusalén

Mateo 21.9–10 RVA
Las multitudes que iban delante de él y las que le seguían aclamaban diciendo: —¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! Cuando él entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió diciendo: —¿Quién es éste?
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La majestuosidad de Jesucristo es reafirmada en su exaltación

Jesucristo es exaltado al trono de la majestuosidad de Dios

Hebreos 1.3 RVA
El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Y cuando había hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
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Una visión del Cristo glorificado en su majestad

Apocalipsis 1.13–16 RVA
y en medio de los candeleros vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una vestidura que le llegaba hasta los pies y tenía el pecho ceñido con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve, y sus ojos eran como llama de fuego. Sus pies eran semejantes al bronce bruñido, ardiente como en un horno. Su voz era como el estruendo de muchas aguas. Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos. Su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
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Jesucristo es majestuoso en su preeminencia absoluta

Colosenses 1.18 RVA
Y además, él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. El es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo él sea preeminente;
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La majestuosidad de Jesucristo se revela en su autoridad como Juez absoluto

Mateo 25.31 RVA
»Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria;
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Toda la humanidad verá la majestuosidad de Jesucristo

Mateo 26.64 RVA
Jesús le dijo: —Tú lo has dicho. Además os digo: De aquí en adelante veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder, y viniendo en las nubes del cielo.
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