Sermón sin título (4)
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El estado de seguir a Jesucristo, y servirle y obedecerle. El NT enfatiza los privilegios, gozos y costo de este llamado.
El estado de seguir a Jesucristo, y servirle y obedecerle. El NT enfatiza los privilegios, gozos y costo de este llamado.
Naturaleza de discipulado
Naturaleza de discipulado
discipulado implica aprender
discipulado implica aprender
Aprender de Dios
Aprender de Dios
“Porque yo soy el Señor vuestro Dios. Por tanto, consagraos y sed santos, porque yo soy santo. No os contaminéis, pues, con ningún animal que se arrastra sobre la tierra.
“Porque yo soy el Señor, que os he hecho subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios; seréis, pues, santos porque yo soy santo.”
Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: “Seréis santos porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo.
“Santificaos, pues, y sed santos, porque yo soy el Señor vuestro Dios.
Todos tus hijos serán enseñados por el Señor,
y grande será el bienestar de tus hijos.
Escrito está en los profetas: “Y todos seran enseñados por Dios.” Todo el que ha oído y aprendido del Padre, viene a mí.
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados;
y andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma.
sino que así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy santo.
Aprender de Jesucristo
Aprender de Jesucristo
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas.
Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
Pero vosotros no habéis aprendido a Cristo de esta manera,
si en verdad lo oísteis y habéis sido enseñados en El, conforme a la verdad que hay en Jesús,
Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús,
Porque para este propósito habéis sido llamados, pues también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas,
El que dice que permanece en El, debe andar como El anduvo.
Aprender del Espíritu Santo
Aprender del Espíritu Santo
porque el Espíritu Santo en esa misma hora os enseñará lo que debéis decir.
Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho.
Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir.
de lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, combinando pensamientos espirituales con palabras espirituales.
pidiendo que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de El.
que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior;
de manera que Cristo more por la fe en vuestros corazones; y que arraigados y cimentados en amor,
seáis capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad,
y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.
A ellos les fue revelado que no se servían a sí mismos, sino a vosotros, en estas cosas que ahora os han sido anunciadas mediante los que os predicaron el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas a las cuales los ángeles anhelan mirar.
Aprender de otras personas
Aprender de otras personas
Recuerda el día que estuviste delante del Señor tu Dios en Horeb, cuando el Señor me dijo: “Reúneme el pueblo para que yo les haga oír mis palabras, a fin de que aprendan a temerme todos los días que vivan sobre la tierra y las enseñen a sus hijos.”
Entonces llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, oh Israel, los estatutos y ordenanzas que hablo hoy a vuestros oídos, para que los aprendáis y pongáis por obra.
Congrega al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al forastero que está en tu ciudad, para que escuchen, aprendan a temer al Señor tu Dios, y cuiden de observar todas las palabras de esta ley.
Esto, hermanos, lo he aplicado en sentido figurado a mí mismo y a Apolos por amor a vosotros, para que en nosotros aprendáis a no sobrepasar lo que está escrito, para que ninguno de vosotros se vuelva arrogante a favor del uno contra el otro.
Por tanto, os exhorto: sed imitadores míos.
Sed imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo.
Hermanos, sed imitadores míos, y observad a los que andan según el ejemplo que tenéis en nosotros.
Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros.
Pues vosotros mismos sabéis cómo debéis seguir nuestro ejemplo, porque no obramos de manera indisciplinada entre vosotros,
no porque no tengamos derecho a ello, sino para ofrecernos como modelo a vosotros a fin de que sigáis nuestro ejemplo.
Que la mujer aprenda calladamente, con toda obediencia.
pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan éstos primero a mostrar piedad para con su propia familia y a recompensar a sus padres, porque esto es agradable delante de Dios.
Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido;
Aprender a hacer lo que es bueno
Aprender a hacer lo que es bueno
Apártate del mal y haz el bien,
busca la paz y síguela.
Apártate del mal y haz el bien,
y tendrás morada para siempre.
aprended a hacer el bien,
buscad la justicia,
reprended al opresor,
defended al huérfano,
abogad por la viuda.
En la noche te desea mi alma,
en verdad mi espíritu dentro de mí te busca con diligencia;
porque cuando la tierra tiene conocimiento de tus juicios,
aprenden justicia los habitantes del mundo.
Y que nuestro pueblo aprenda a ocuparse en buenas obras, atendiendo a las necesidades apremiantes, para que no estén sin fruto.
Amado, no imites lo malo sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; el que hace lo malo no ha visto a Dios.
Jesucristo llama a las personas a ser sus discípulos
Jesucristo llama a las personas a ser sus discípulos
Y les dijo*: Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres.
Y pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con su padre Zebedeo, remendando sus redes, y los llamó.
Otro de los discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
Pero Jesús le dijo*: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
Cuando Jesús se fue de allí, vio a un hombre llamado Mateo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo*: ¡Sígueme! Y levantándose, le siguió.
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.
Al día siguiente Jesús se propuso salir para Galilea, y encontró* a Felipe, y le dijo*: Sígueme.
Esto dijo, dando a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios. Y habiendo dicho esto, le dijo*: Sígueme.
Las consecuencias del discípulado
Las consecuencias del discípulado
Siguiendo a Jesucristo
Siguiendo a Jesucristo
Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen;
Si alguno me sirve, que me siga; y donde yo estoy, allí también estará mi servidor; si alguno me sirve, el Padre lo honrará.
Estos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son castos. Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Estos han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.
Sirviendo a Jesucristo
Sirviendo a Jesucristo
Pero Jesús, llamándolos junto a sí, dijo: Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos.
No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor,
y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo;
así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
no seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor,
sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís.
Pues ellos mismos cuentan acerca de nosotros, de la acogida que tuvimos por parte de vosotros, y de cómo os convertisteis de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero,
Obedeciendo a Jesucristo
Obedeciendo a Jesucristo
Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en El: Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos;
El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre; y yo lo amaré y me manifestaré a él.
Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que oís no es mía, sino del Padre que me envió.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos.
y todo lo que pidamos lo recibimos de El, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de El.
El que guarda sus mandamientos permanece en El y Dios en él. Y en esto sabemos que El permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.
Porque este es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos.
Respondiendo inmediatamente a los mandamientos de Jesucristo
Respondiendo inmediatamente a los mandamientos de Jesucristo
Entonces ellos, dejando al instante las redes, le siguieron.
Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.
Otro de los discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
Pero Jesús le dijo*: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
Viviendo para Jesucristo y no para uno mismo
Viviendo para Jesucristo y no para uno mismo
Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo;
pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
para vivir el tiempo que le queda en la carne, no ya para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios.
Amando a otros
Amando a otros
Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó su manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?
Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy.
Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.
Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que le envió.
Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado.
Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.
El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de El.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
A Dios nadie le ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se perfecciona en nosotros.
En esto sabemos que permanecemos en El y El en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu.
Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió al Hijo para ser el Salvador del mundo.
Todo aquel que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él.
En esto se perfecciona el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como El es, así somos también nosotros en este mundo.
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor.
Nosotros amamos, porque El nos amó primero.
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.
Y este mandamiento tenemos de El: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.
Compromiso total es requerido de los discípulos de Jesucristo
Compromiso total es requerido de los discípulos de Jesucristo
El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí.
Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por mi causa, la hallará.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
y les ordenó que no llevaran nada para el camino, sino sólo un bordón; ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinto;
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo.
El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Todo el que procure preservar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la conservará.
El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna.
El propósito del discipulado es ser como Cristo
El propósito del discipulado es ser como Cristo
Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.
Un discípulo no está por encima de su maestro; mas todo discípulo, después de que se ha preparado bien, será como su maestro.
Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos;
Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional.
Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.
antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y no penséis en proveer para las lujurias de la carne.
Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.
Por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de El. En amor
que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos,
y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente,
y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.
A El nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo.
Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia;
a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.
Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia,
sino que así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid a vuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad,
a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor.
Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como El es.
Y todo el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El es puro.
Ejemplos de discipulado secreto
Ejemplos de discipulado secreto
Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los judíos.
Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él.
Nicodemo, el que había venido a Jesús antes, y que era uno de ellos, les dijo*:
Sin embargo, muchos, aun de los gobernantes, creyeron en El, pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.
Después de estas cosas, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato concedió el permiso. Entonces él vino, y se llevó el cuerpo de Jesús.
Y Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como de cien libras.