La preparación de Moisés en Egipto: los primeros 40 años de la vida de Moisés

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Los primeros años de la vida y preparación de Moisés en Egipto reflejan una historia de lucha y conversión que es finalmente ganada por la fe.

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Los personajes de la Biblia, como los manuscritos viejos, necesitan estudio atento y paciente si se ha de entender la profunda y preciosa enseñanza de sus vidas. Cada personaje del Antiguo y del Nuevo Testamento es la personificación de algún rasgo especial de carácter que será un ejemplo o modelo para nosotros (). Al estudiar la preparación de Moisés en Egipto seremos capaces de apreciar la intervención de Dios en su vida y las cualidades espirituales y morales que ayudaron a Moisés en su lucha para sostener su propia conversión y testimonio por medio de la fe.

El nacimiento de Moisés

La escritura nos explica que Moisés nació «hermoso» (). Más adelante, Pablo de Tarso agrega, además, que Moisés era «agradable a Dios» (). Tanto por su físico como por su carácter, Moisés era hermoso a la vista de sus padres, quienes inmediatamente le amaron y, por lo tanto, decidieron protegerlo. Pero más hermoso y agradable era a la vista de Dios, porque él le conocía desde la vida preterrenal y desde entonces le escogió para librar a su pueblo en una época de esclavitud y de necesidad. Moisés fue preordenado para su misión en esta tierra y fue librado por Dios de la nefasta orden de exterminio dispuesta por Faraón.

Todos los que son agradables a Dios son personas sacadas: fuera del escondite de oscuridad y de temor, fuera del río de muerte y condenación. Fue escondido por fe y salvado por Dios ().

Aprendemos también de los padres de Moisés que, con inmenso valor le escondieron durante tres meses y que después le colocaron en el río, sobre una canasta, en donde la hija de Faraón pudo encontrarlo. Sobre estas acciones, Pablo de Tarso habla sobre la fe de los padres de Moisés, la cual fue recompensada con la protección de Dios sobre el pequeño ().

Cómo fue criado Moisés

La crianza de Moisés entre los hebreos

Cabe destacar que Moisés, en realidad, fue criado en su propia casa durante su tierna infancia. Observa lo que dice el pasaje siguiente:
Éxodo 2.7–9 RVR60
Entonces su hermana dijo a la hija de Faraón: ¿Iré a llamarte una nodriza de las hebreas, para que te críe este niño?Y la hija de Faraón respondió: Ve. Entonces fue la doncella, y llamó a la madre del niño,a la cual dijo la hija de Faraón: Lleva a este niño y críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño y lo crió.
La providencia de Dios hizo que Miriam pudiese acercarse a la hija de Faraón y ofreciera los servicios de su madre, Jocabed, la madre del pequeño Moisés, para que fuese su nodriza de crianza. La hija de Faraón le dijo “Lleva este niño”, lo cual significa que Jocabed le llevó a su casa, la misma casa donde le había escondido ya durante tres meses, para darle pecho, alimentos y una crianza inicial. El apóstol Pablo de Tarso explicó que Dios protege el llamamiento de los justos y, sin duda, tanto Moisés como su madre recibieron por este medio una gran bendición. Moisés, por un momento al menos, fue criado como hebreo, en un hogar hebreo.
«Dijo la hija de Faraón: Lleva a este niño y críamelo.» En la providencia de Dios su madre fue elegida como su nodriza. Los hermosos hijos de Dios son siempre bien cuidados. «Todas las cosas les ayudan a bien» ().
Romanos 8.28 RVR60
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

La crianza de Moisés entre los egipcios

Las escrituras no son claras acerca del momento en que Moisés fue finalmente llevado a palacio. Fue “cuando el niño creció” (). Como niño crecido no era más un bebé. Pero aún no era un joven. Es probable, pues, que tuviera alguna conciencia de su origen israelita. Sin embargo, estaba en una edad ideal para ser flexible y adquirir aún más enseñanza.
En el palacio, Moisés fue enseñado en toda la sabiduría de los egipcios, se le trató como si fuese hijo legítimo de la hija de Faraón, se le puso un nombre acorde a ello y, según se entrevé en algunos documentos antiguos, es probable que haya participado en actividades y victorias militares.
Éxodo 2.10 RVR60
Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.
La hija de Faraón “lo prohijó”, según dice la versión Reina Valera Revisada. Es decir, “lo adoptó”, como dice con más claridad la versión Reina Valera SUD. Oficialmente, llegó a ser el nieto de Faraón, y fue tratado con todos los privilegios y la educación correspondientes. Su educación incluyó el entrenamiento militar. Según se entrevé en algunos documentos antiguos, es probable que haya participado en batallas y obtenido importantes victorias.
En el palacio, Moisés fue enseñado en toda la sabiduría de los egipcios, se le trató como hijo legítimo de la hija de Faraón y, según se entrevé en algunos documentos antiguos, es probable que haya participado en actividades y victorias militares.
Moisés es como el barro en las manos del alfarero, una vasija sobre la rueda de la infalible providencia de Dios siendo preparada y hecha idónea para uso del Maestro. Que estemos dispuestos a tomar cualquier forma o hechura que su amor y sabiduría quieran imprimimos. Sea hecha tu voluntad en la tierra de este pobre vaso.

La simpatía de Moisés hacia los israelitas

Mientras que el versículo 10 usa el crecimiento de Moisés para indicar el ingreso de Moisés a la corte imperial faraónica, el versículo 11 lo usa para señalar el principio de su salida. Toda la estadía de Moisés en el palacio de Faraón se encuentra resumida en estos dos versículos que hablan sobre su crecimiento.
Éxodo 2.11 RVR60
En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.
Exodo 2
Moisés tenía ya cuarenta años de edad cuando sucedió este evento (). Como bien señalan Jamieson y Fausset, el “crecimiento” del que se habla aquí “no es solamente en cuanto a edad y estatura, sino en poder así como en renombre por logros y progresos militares”. A este respecto se puede citar la mención sobre el desarrollo de Moisés en la defensa de Esteban, en el Nuevo Testamento.
Hechos de los Apóstoles 7.22 RVR60
Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras.
“Sus hermanos” son, según la aclaración provista en el mismo versículo, todos los hebreos. Su visita fue hacia el pueblo israelita. No se nos indica aquí si esta fue su primera visita, sino que se hace mención de ella como un momento especial y crítico que terminaría por ser un parte aguas en su historia.
Moisés había presenciado los duros trabajos a los que los israelitas eran sometidos y había hecho una evaluación en su corazón que terminó por inclinarse hacia ellos. Más aún, Moisés era consciente, aún cuando fuera parcialmente de su misión como liberador del pueblo israelita.
«Crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas.» ¡Qué doloroso espectáculo se presentó ante sus ojos! Estaban cavando, amasando, moldeando, llevando, construyendo, mientras suspiraban, gemían y lloraban. Un hombre no será de mucha utilidad mientras rehuse salir y mirar los sufrimientos de aquellos que están cargados de pecado. Nehemías inspeccionó los muros antes de comenzar el trabajo. Si el poder del evangelio ha de ser apreciado, la enormidad del pecado y la impotencia del pecador tienen que ser vistas.

La conciencia de Moisés sobre su llamamiento y elección

Moisés había presenciado los duros trabajos a los que los israelitas eran sometidos y había hecho una evaluación en su corazón que terminó por inclinarse hacia ellos. Más aún, Moisés era consciente, aún cuando fuera parcialmente de su misión como liberador del pueblo israelita. Esteban, durante su valiente defensa, enfatiza este aspecto
Hechos de los Apóstoles 7.23–25 RVR60
Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido. Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así.
Hechos 7:23-2
El evento por el cual Moisés combatió al egipcio que maltrataba a un israelita no fue casual ni guiado por un impulso momentáneo. Fue una decisión intencional de comenzar a obrar a favor del pueblo israelita. Moisés era guiado por un sentido incipiente de su futuro papel como liberador del pueblo, inculcado durante su formación y reforzado a través de la revelación del Espíritu Santo. Fue debido a ello que Moisés tomó una decisión consciente.
Hebreos 11.24–26 RVR60
Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.
Hechos de los Apóstoles 11.24–26 RVR60
Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor.Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía.Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
La expresión “hecho ya grande”, nuevamente, no se refiere a su edad, sino a su grandeza y poderío. Tres palabras más en este pasaje definen la naturaleza de la decisión tomada por Moisés, no una decisión tomada bajo el calor del impulso o por la eventualidad de verse sorprendido, sino guiada “por la fe”. Aunque no se nos brindan detalles suficientes para la comprensión total de la historia, sabemos que hubo un antecedente de conversión por el cual Moisés tuvo el impulso de visitar a sus hermanos, de defenderlos y de renunciar a toda la grandeza y placeres de la vida imperial, “escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios” si fuese necesario, “porque tenía puesta la mirada en el galardón” que, según Pablo de Tarso nos explica, era Jesucristo. El escritor evangélico James Smith comenta:
«Rehusó llamarse hijo de la hija de faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios» (). Habiendo visto su propia relación, y las miserias de sus hermanos, tomó su audaz y resuelto paso para Dios y su pueblo. Podrá haberle costado muchas noches sin dormir. Había mucho que abandonar, pero la fe ganó la victoria. Nuestra simpatía con los oprimidos y los que perecen no es muy profunda si no nos ha llevado a una consagración definitiva de nosotros mismos a Dios y su obra.
“Habiendo visto su propia relación, y las miserias de sus hermanos, tomó su audaz y resuelto paso para Dios y su pueblo. Podrá haberle costado muchas noches sin dormir. Había mucho que abandonar, pero la fe ganó la victoria. Nuestra simpatía con los oprimidos y los que perecen no es muy profunda si no nos ha llevado a una consagración definitiva de nosotros mismos a Dios y su obra.”
James Smith comenta: “Habiendo visto su propia relación, y las miserias de sus hermanos, tomó su audaz y resuelto paso para Dios y su pueblo. Podrá haberle costado muchas noches sin dormir. Había mucho que abandonar, pero la fe ganó la victoria. Nuestra simpatía con los oprimidos y los que perecen no es muy profunda si no nos ha llevado a una consagración definitiva de nosotros mismos a Dios y su obra.

La frustración y aparente fracaso de Moisés

A pesar de sus expectativas, Moisés no fue aceptado como defensor por el pueblo israelita. Debió ser una dura frustración para Moisés, converso como era a Dios y con plena consciencia de su llamamiento redentor. Transgresor de la ley egipcia, tuvo que huir. En su huida no fue guiado por el temor al Faraón, sino por la revelación de Dios, confiando en que de alguna manera se cumpliría la promesa de la redención de Israel.
Hebreos 11.27 RVR60
Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.
Dios seguiría forjando al liberador de Israel, dándole en Madián un complemento espiritual a su preparación bajo la tutela de Jetro. Pasarían cuarenta años más antes de que la preparación de Moisés alcanzase el punto en que pudiera cumplir su llamamiento, y durante todo este tiempo Moisés fue sostenido “por la fe”.
«Miró a todas partes, y… mató al egipcio… ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros?» (, ). Cuando un hombre tiene que mirar a este lado y al otro antes de obrar, es claro que todavía no es apto para ser usado por Dios. El temor del hombre todavía le es un lazo. Moisés sabia que era llamado de Dios para librar a sus hermanos. «Pero Él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así» (). El tiempo no había aún llegado, el vaso no estaba preparado todavía. Se había dado a sí mismo a Dios, pero este esfuerzo no era más que la energía de la carne, la impaciencia de la voluntad propia. Tenemos no solo que rendirnos a Dios, sino también esperar en Él. El reloj de Dios tiene dos manecillas: su promesa y su providencia. Ambas son movidas por la misma voluntad: siempre actúan en armonía.

VI. Su huida.

Conclusión

«Moisés huyó delante de Faraón.» ¡Cuán profunda y amarga debe de haber sido su desilusión después de toda su agonía de alma y resolución de propósito! Solo queda Dios. Toda la sabiduría de los egipcios es insuficiente; tiene que ser enseñado de Dios. Hace falta que se marchite nuestra propia suficiencia si hemos de ser fuertes en el poder divino. «Mirando a todas partes» no puede menos que terminar en huir de delante del hombre. «Si alguno quiere servirme, tome su cruz, y sígame.»
Toda la historia de los años formativos de Moisés está reseñada en sólo unos pocos versículos del capítulo dos del libro de Éxodo, pero tanto Pablo de Tarso como el mártir Esteban brindaron valiosos detalles complementarios, por los que podemos comprender que la historia temprana de Moisés es una historia de conversión hacia la fe. Es una historia de formación, donde Dios forjó, bajo una dura prueba, al grandioso profeta y líder que había preordenado desde la vida preterrenal para la liberación de Israel. Dicha prueba consistió en la elección de su llamamiento divino por sobre una vida aparentemente destinada al placer y al poder, una lucha interna que debió ser más dura que las batallas militares en las cuales Moisés había salido victorioso.
Los resultados de esta “lucha con Dios” (ver Enós 1:1, en el Libro de Mormón) ponen de inmediato en relieve las características morales del carácter de Moisés desde su infancia: su fortaleza ante la prueba, su amplia educación bajo la influencia de dos culturas contrastantes, su conciencia de la injusticia y su amor hacia el pueblo escogido, su conocimiento imparcial de la historia y los convenios del pueblo de Dios, su dignidad para recibir revelación y su disposición para ser guiado por ella, su humildad para renunciar a palacio y para sufrir con los israelitas si fuera necesario, su perseverancia y su fe en que Dios le sostendría a pesar de cualquier circunstancia, su disposición para seguir a Dios durante cuarenta años más.
Tanto hoy como en la antigüedad, Dios prepara a sus líderes para las grandes misiones que les son reservadas. Bien podemos aprender de Moisés grandes lecciones sobre la revelación, la elección, la perseverancia y la fe.

Bibliografía

Robert Jamieson, A. R. Fausset, y David Brown, Commentary Critical and Explanatory on the Whole Bible. (Oak Harbor, WA: Logos Research Systems, Inc., 1997).
James Smith y Robert Lee, Sermones y Bosquejos de Toda la Biblia, (Viladecavalls, España: Editorial CLIE, 2005), 32.
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