El evangelio.

introducción.

Texto

Sabemos que el evangelio es “las buenas nuevas”, las buenas noticias de salvación y que es “Poder de Dios”. En su primera carta a los corintios el apóstol Pablo nos presenta una síntesis de lo que es el evangelio. Nos dice primero que “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las escrituras”

De esta primera declaración nos deja claro nuestra condición delante de Dios. En repetidas ocasiones las escrituras nos presentan como, tras la caída de Adán, fuimos afectados radicalmente por el pecado, como nuestros actos, deseos y voluntad están sujetos y manchados por el. Nos deja claro además la necesidad de un sacrificio para expiar y pagar nuestra deuda, y como, nosotros somos incapaces de satisfacer esta por nuestras propias fuerzas. Es por eso que nos dice que “Cristo” el mesías prometido en el huerto (gen.3.15) esperado y anunciado a través de todo el antiguo testamento, el “YO SOY”, el verbo encarnado, Dios en su segunda persona, “murió por nuestros pecados”.

Pablo continúa diciendo que Cristo “fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”. En su resurrección Cristo cumple su palabra y al tercer día, resucita, mostrando así su infinito poder venciendo la muerte, y esto conforme a las escrituras (salmo 16:10 / salmo 49:15). La resurrección de Jesús es la garantía de que su muerte y sacrificio fueron suficientes para aplacar la ira de Dios. Dándonos la certeza que su sangre derramada fue suficiente para pagar nuestros pecados y dejarnos limpios delante de Dios.

Vemos como al principio del capítulo 15, Pablo comenzó su síntesis del evangelio diciéndonos que este “evangelio que recibisteis” este evangelio que hemos “Creído” y es por el cual “sois Salvos”. Vimos como el nos presenta nuestra condición de pecadores, nuestra inhabilidad de poder remediarla por nuestras obras o fuerzas y nuestra necesidad de un redentor y salvador. Vimos como este salvador y su obra fue suficiente para pagar por nuestros pecados al resucitar de entre los muertos, en gloria y poder.

Así que podemos concluir que el evangelio son las buenas nuevas de que podemos obtener el inmerecido perdón de nuestros pecados, por la gracia que nuestro Trino Dios nos da al poner nuestra fe en el sacrificio de nuestro Señor Jesús.