TENEMOS QUE EVANGELIZAR
LA RENSPONSABILIDAD EVANGELISTICA DEL CRISTIANO
Se trata también de una comunicación seria y sincera, no de un lavado de cerebro. No cabe en la evangelización ninguna clase de engaño ni ninguna técnica indigna del mensaje que llevamos (1 Tesalonicenses 2:3–5; 2 Corintios 4:2). No queremos que los que inicialmente acepten nuestro Evangelio, luego se arrepientan de ello por sentirse defraudados.
Por lo tanto, presentamos la verdad del Evangelio con sencillez, sin encubrir nada ni exagerar nada. La comunicamos con urgencia e insistencia, porque es un asunto de vida o muerte, pero no nos interesan conversiones espúreas, fruto de la emoción y no del arrepentimiento y la fe. Utilizamos las artes de la persuasión, pero rehuímos técnicas sentimentales baratas. Animamos, pero sin ofrecer promesas falsas ni presentar una visión utópica de la vida cristiana. Avisamos, pero no jugamos con el miedo de la gente. Presentamos argumentos y evidencias, pero sin exagerarlos ni distorsionarlos.