Todo y Nada

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Todo y Nada

En una ocasión un joven me pregunto pastor, si la salvación es solo por fe sin obras, por que debo de cambiar de vida, por que tengo que obrar si estas obras no me hacen salvo, si ninguna obra me da salvación por que debo de ser un santurrón no tiene sentido.
No cabe duda que el joven aquel, no era mas que aquel pecador que tiene un amor profundo por el pecado, y que no esta dispuesto a dejar el mundo, para según el algo insignificante como el sacrificio de Cristo.
cuando comparamos el costo de la vida cristiana, tenendemos a rechasar a Cristo, ahnelamos la salvacion, no para glorificar a Dios sino solo para poner a salvo nuestro pellejo, es por eso que vemos sin sentido el tener una vida santa.

Todo

Mateo 13.44–46 NTV
»El reino del cielo es como un tesoro escondido que un hombre descubrió en un campo. En medio de su entusiasmo, lo escondió nuevamente y vendió todas sus posesiones a fin de juntar el dinero suficiente para comprar el campo. »Además el reino del cielo es como un comerciante en busca de perlas de primera calidad. Cuando descubrió una perla de gran valor, vendió todas sus posesiones y la compró.
mateo 13.44-46
Nosotros somos los que buscamos las perlas valiosas, como felicidad, seguridad, vida eterna. Al ser expuestos al reino de Dios, que es la perla de gran valor, debemos dar todo lo que somos y tenemos para poseerlo. En él hay felicidad, gozo, paz, sanidad, seguridad, eternidad, todo lo que hace feliz al ser humano.
Cuanto vale todo esto. Todo
empezemos
Mateo 16.24–26 NTV
Luego Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz y seguirme. Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás, pero si entregas tu vida por mi causa, la salvarás. ¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma? ¿Hay algo que valga más que tu alma?
Mateo 16.24–25 NTV
Luego Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz y seguirme. Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás, pero si entregas tu vida por mi causa, la salvarás.

Lo que cuesta ser un verdadero cristiano

Primero, tengo que mostrar lo que cuesta ser un verdadero cristiano. No nos equivoquemos en el significado de lo que estoy diciendo.
No estoy examinando el costo de salvar el alma de un cristiano. Sé muy bien que costó, nada menos que la sangre del Hijo de Dios, expiar los pecados y redimir al hombre del infierno.
El precio pagado por nuestra redención fue demasiado alto: La muerte de Jesucristo en el Calvario. Hemos sido “comprados por precio”; Jesús “se dio a sí mismo en rescate por todos” (; ).
1 Corintios 6.20 NTV
porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.
1 Timoteo 2.6 NTV
Él dio su vida para comprarles la libertad a todos. Éste es el mensaje que Dios le dio al mundo justo en el momento preciso.
Pero nada de esto tiene que ver con la pregunta inicial.
Pero nada de esto tiene que ver con la pregunta inicial. El punto que quiero considerar es otro completamente diferente. Se trata de a lo que el hombre tiene que estar dispuesto a renunciar si quiere ser salvo. Es la cantidad de sacrificio que el hombre tiene que hacer si su intención es servir a Cristo. Es en este sentido que hago la pregunta: “¿Cuánto cuesta?”. Y creo firmemente que es una cuestión muy importante. Admito sin problema que cuesta poco ser meramente un cristiano en lo exterior. Uno no tiene más que asistir a una iglesia dos veces los domingos y ser tolerablemente moral durante la semana para ser todo lo religioso que son miles de personas a su alrededor. Todo esto es barato y no requiere gran esfuerzo: No requiere nada de negarse a sí mismo ni sacrificarse. Si éste es el cristianismo salvador que nos
El punto que quiero considerar es otro completamente diferente.
Se trata de a lo que el hombre tiene que estar dispuesto a renunciar si quiere ser salvo.
Es la cantidad de sacrificio que el hombre tiene que hacer si su intención es servir a Cristo. Es en este sentido que hago la pregunta: “¿Cuánto cuesta?”. Y creo firmemente que es una cuestión muy importante.
Admito sin problema que cuesta poco ser meramente un cristiano en lo exterior.
Uno no tiene más que asistir a una iglesia dos veces los miércoles y domingos y ser tolerablemente moral durante la semana para ser todo lo religioso que son miles de personas a su alrededor.
Todo esto es barato y no requiere gran esfuerzo: No requiere nada de negarse a sí mismo ni sacrificarse.
Si éste es el cristianismo salvador que nos llevará al cielo cuando muramos, tenemos que cambiar la descripción que hace la Biblia del camino de la vida y escribir: “¡Ancha es la puerta y amplio el camino que lleva al cielo!”.
Pero de hecho, algo le cuesta al verdadero cristiano, según las normas de la Biblia. Hay enemigos que vencer, batallas que librar, sacrificios que hacer, un Egipto que dejar atrás, un desierto que cruzar, una cruz que cargar y una carrera que correr. La conversión no se trata de poner al convertido en un cómodo sillón y llevarlo sentado al cielo. Es el comienzo de una tremenda batalla, en la cual cuesta mucho obtener la victoria.
Pero de hecho, algo le cuesta al verdadero cristiano, según las normas de la Biblia.
Hay enemigos que vencer, batallas que librar, sacrificios que hacer, un Egipto que dejar atrás, un desierto que cruzar, una cruz que cargar y una carrera que correr.
La conversión no se trata de poner al convertido en un cómodo sillón y llevarlo sentado al cielo. Es el comienzo de una tremenda batalla, en la cual cuesta mucho obtener la victoria.

Nos costará nuestros pecados.

Ryle, J.C.. Santidad (Spanish Edition) (Posición en Kindle1736-1740). Chapel Library. Edición de Kindle.
Tiene que estar dispuesto a renunciar a cada hábito y práctica que es desagradable a los ojos de Dios.
Tiene que darle la espalda al pecado, discutir con él, romper con él, luchar contra él, crucificarlo y esforzarse para vencerlo, no importa lo que diga o piense el mundo.
Tiene que hacerlo integramente y totalmente.
No puede hacer las paces por separado con ningún pecado especial que ama.
Tiene que considerar a todos sus pecados como sus enemigos mortales y aborrecer cada mal camino. Sean pequeñas o grandes, sean públicas o secretas, tiene que renunciar totalmente a todas sus transgresiones. Significará una batalla diaria y, a veces, casi lograrán enseñorearse sobre él. Pero nunca debe ceder. Tiene que mantener una guerra perpetua contra sus pecados. Escrito está: “Echad de vosotros todas vuestras transgresiones”; “tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades”; “dejad de hacer lo malo” (; ; ). Esto suena difícil. No me extraña. A menudo queremos tanto a nuestros pecados como si fueran nuestros hijos: Los amamos, los abrazamos, nos aferramos a ellos y nos deleitamos en ellos. Separarnos de ellos es tan difícil como amputarse la mano derecha o sacarse el ojo derecho. Pero hay que hacerlo. Hay que despedirse de ellos. Aunque la maldad “endulzó en su boca, si lo ocultaba debajo de su lengua, si le parecía bien, y no lo dejaba, sino que lo detenía en su paladar”, hay que renunciar a ellos (nuestros pecados), si queremos ser salvos (). El hombre y
Tiene que considerar a todos sus pecados como sus enemigos mortales y aborrecer cada mal camino.
Sean pequeñas o grandes, sean públicas o secretas, tiene que renunciar totalmente a todas sus transgresiones.
Significará una batalla diaria y, a veces, casi lograrán enseñorearse sobre él. Pero nunca debe ceder.
Tiene que mantener una guerra perpetua contra sus pecados. Escrito esta:
Ezequiel 18.31 NTV
Deja atrás tu rebelión y procura encontrar un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habrías de morir, oh pueblo de Israel?
Daniel 4.27 NTV
»”Rey Nabucodonosor, por favor, acepte mi consejo. Deje de pecar y haga lo correcto. Apártese de su perverso pasado y sea compasivo con los pobres. Quizá, entonces, pueda seguir prosperando”.
Esto suena difícil. No me extraña.
Escrito está: “Echad de vosotros todas vuestras transgresiones”; “tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades”; “dejad de hacer lo malo” (; ; ). Esto suena difícil. No me extraña. A menudo queremos tanto a nuestros pecados como si fueran nuestros hijos: Los amamos, los abrazamos, nos aferramos a ellos y nos deleitamos en ellos. Separarnos de ellos es tan difícil como amputarse la mano derecha o sacarse el ojo derecho. Pero hay que hacerlo. Hay que despedirse de ellos. Aunque la maldad “endulzó en su boca, si lo ocultaba debajo de su lengua, si le parecía bien, y no lo dejaba, sino que lo detenía en su paladar”, hay que renunciar a ellos (nuestros pecados), si queremos ser salvos (). El hombre y
A menudo queremos tanto a nuestros pecados como si fueran nuestros hijos: Los amamos, los abrazamos, nos aferramos a ellos y nos deleitamos en ellos.
Separarnos de ellos es tan difícil como amputarse la mano derecha o sacarse el ojo derecho.
Mateo 18.8 NTV
Por lo tanto, si tu mano o tu pie te hace pecar, córtatelo y tíralo. Es preferible entrar en la vida eterna con una sola mano o un solo pie que ser arrojado al fuego eterno con las dos manos y los dos pies.
Pero hay que hacerlo. Hay que despedirse de ellos. Aunque la maldad endulce nuestra boca, hay que renunciar a nuestros pecados, si queremos ser salvos.
Job 20.12–13 NTV
»Ellos disfrutaron del dulce sabor de la maldad, dejando que se deshiciera bajo su lengua. La saborearon, dejándola mucho tiempo en la boca;
El hombre y su pecado tienen que enemistarse si él y Dios han de ser amigos.
Santiago 4.4 NTV
¡Adúlteros! ¿No se dan cuenta de que la amistad con el mundo los convierte en enemigos de Dios? Lo repito: si alguien quiere ser amigo del mundo, se hace enemigo de Dios.
Pero hay que hacerlo. Hay que despedirse de ellos. Aunque la maldad “endulzó en su boca, si lo ocultaba debajo de su lengua, si le parecía bien, y no lo dejaba, sino que lo detenía en su paladar”, hay que renunciar a ellos (nuestros pecados), si queremos ser salvos (). El hombre y
Cristo está dispuesto a recibir a cualquier pecador. Pero no lo recibe si éste se aferra a sus pecados. Ser cristiano le costará al hombre sus pecados.

Nos costará la amistad con el mundo.

El hombre y
Ryle, J.C.. Santidad (Spanish Edition) (Posición en Kindle1766-1769). Chapel Library. Edición de Kindle.
Ryle, J.C.. Santidad (Spanish Edition) (Posición en Kindle1725-1736). Chapel Library. Edición de Kindle.
Si quiere agradar a Dios tiene que estar contento, aunque los demás piensen mal de él.
No debe extrañarse que se burlen de él, que lo ridiculicen, lo calumnien, lo persigan y, aun, lo aborrezcan.
No tiene que sorprenderse de encontrar que sus opiniones y sus prácticas religiosas son despreciadas y motivo de burlas.
Tiene que aceptar que muchos lo crean tonto, exagerado y fanático —que perviertan sus palabras y malinterpreten sus acciones—.
De hecho, no tiene que sorprenderse si algunos lo llaman loco. El Maestro dijo:
Ryle, J.C.. Santidad (Spanish Edition) (Posición en Kindle1782-1797). Chapel Library. Edición de Kindle.
Ryle, J.C.. Santidad (Spanish Edition) (Posición en Kindle1755-1766). Chapel Library. Edición de Kindle.
Juan 15.20 NTV
¿Recuerdan lo que les dije? “El esclavo no es superior a su amo”. Ya que me persiguieron a mí, también a ustedes los perseguirán. Y, si me hubieran escuchado a mí, también los escucharían a ustedes.
“Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra” ().
Me atrevo a decir que esto también suena difícil.
Por naturaleza nos desagradan los tratos injustos y las acusaciones falsas, y nos es muy difícil ser acusados sin causa.
No seríamos de carne y hueso si no deseáramos que nuestros prójimos tuvieran una buena opinión de nosotros.
Es siempre desagradable que hablen en nuestra contra y nos abandonen, que mientan acerca de nosotros y que tengamos que estar solos.
Pero esto no se puede evitar. La copa que nuestro Maestro bebió tiene que ser bebida por sus discípulos. Tienen que ser “despreciado y desechado entre los hombres”
Isaías 53.3 NTV
Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó.
Ser cristiano le costará al hombre la amistad con el mundo.

Nos Costará nuestro Orgullo

Tiene que despojarse de todo orgullo y soberbia, y de creerse bueno. Tiene que contentarse con ir al cielo como un pobre pecador salvo solo por gracia, dándole el mérito y la justicia a otro.
Una de las cosas mas difícil de renunciar es el orgullo, una vez alguien dijo:
“Es más difícil renunciar al yo orgulloso que al yo pecaminoso. Pero es absolutamente necesario hacerlo”.
El orgullo es el pecado con más probabilidad de evitar que clames por un Salvador. Aquellos que piensan que están bien no buscarán un médico.
El orgullo es el pecado con más probabilidad de evitar que clames por un Salvador. Aquellos que piensan que están bien no buscarán un médico.
Ryle, J.C.. Santidad (Spanish Edition) (Posición en Kindle1748-1749). Chapel Library. Edición de Kindle.
El orgullo infecta nuestra vista, haciendo que nos veamos a nosotros mismos a través de una lente que colorea y distorsiona la realidad. El orgullo pintará incluso nuestra fealdad en el pecado como bella y deseable.
En su ensayo sobre el orgullo no detectado , Jonathan Edwards señala siete síntomas furtivos de la infección de orgullo.

1. Búsqueda de fallas

Si bien el orgullo hace que filtremos el mal que vemos en nosotros mismos, también hace que filtremos la bondad de Dios en los demás. Los tamizamos, dejando que solo sus fallas caigan en nuestra percepción de ellos.
Edwards escribe,
La persona espiritualmente orgullosa lo muestra al encontrar fallas en otros santos. . . . El cristiano eminentemente humilde tiene tanto que hacer en casa y ve tanto mal en sí mismo que no está muy ocupado con otros corazones.

2. Un espíritu duro

Aquellos que tienen la enfermedad del orgullo en sus corazones hablan de los pecados de los demás con desprecio, irritación, frustración o juicio.
Edwards escribe: "Los cristianos que no son más que gusanos deben al menos tratarse unos a otros con tanta humildad y gentileza como Cristo los trata".

3. Superficialidad

Cuando el orgullo vive en nuestros corazones, estamos mucho más preocupados por las percepciones de los demás sobre nosotros que la realidad de nuestros corazones. Luchamos contra los pecados que tienen un impacto en cómo nos ven los demás, y hacemos las paces con los que nadie ve. Tenemos un gran éxito en las áreas de santidad que tienen una responsabilidad muy visible, pero poca preocupación por las disciplinas que ocurren en secreto.

4. Defensiva

Aquellos que permanecen en la fuerza de la justicia de Cristo encuentran un lugar seguro para esconderse de los ataques de los hombres y de Satanás por igual. La verdadera humildad no pierde el equilibrio y se arroja a una postura defensiva por desafío o reprensión, sino que continúa haciendo el bien, confiando el alma a nuestro creador fiel.
Edwards dice: "Para el cristiano humilde, cuanto más se opone al mundo a él, más silencioso y quieto será, a menos que esté en su aposento de oración, y allí no se quedará quieto".

5. Presunción ante Dios

La humildad se acerca a Dios con humilde seguridad en Cristo Jesús. Si faltan el "humilde" o el "aseguramiento" en esa ecuación, nuestros corazones muy bien podrían estar infectados con orgullo.
Edwards escribe: "Algunos, en su gran regocijo ante Dios, no han prestado suficiente atención a esa regla en el : 'Adoren al Señor con reverencia y regocíjense con temblor'".
Otros de nosotros no sentimos confianza ante Dios. Lo cual suena a humildad, pero en realidad es otro síntoma de orgullo. En esos momentos, estamos testificando que creemos que nuestros pecados son mayores que su gracia. Dudamos del poder de la sangre de Cristo y estamos atascados mirándonos a nosotros mismos en lugar de a Cristo.

6. Desesperación por la atención

El orgullo está hambriento de atención, respeto y adoración en todas sus formas.
Tal vez suena desvergonzadamente alardeando de nosotros mismos. Tal vez sea incapaz de decir "no" a nadie porque necesitamos que lo necesitemos. Tal vez parece ansioso obsesivamente por casarse, o fantasear sobre un matrimonio mejor, porque estás hambriento de que te adoren. Tal vez se ve como perseguido por su deseo de tener el auto correcto o la casa correcta o el título correcto en el trabajo: todo porque busca la gloria que proviene de los hombres, no de Dios

7. Descuidar a los demás

El orgullo prefiere a algunas personas sobre otras. Honra a aquellos que el mundo considera dignos de honor, dando más peso a sus palabras, sus deseos y sus necesidades.
Hay buenas noticias para los orgullosos. La confesión de orgullo señala el comienzo del fin para el orgullo. Indica que la guerra ya se está librando. Porque solo cuando el Espíritu de Dios se mueve, ya nos humilla, podemos quitar las lentes de orgullo de nuestros ojos y vernos a nosotros mismos claramente, identificando la enfermedad y buscando la cura.
Salmo 139.23–24 NTV
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna.
salmos 139
odo eso es lo que cuesta ser un verdadero cristiano. Admito que la lista es pesada. ¿Dónde hay un elemento de los anteriores que puede ser quitado? Audaz es el hombre que se atreve a decir que podemos conservar nuestra pretendida superioridad, nuestros pecados, nuestra pereza y nuestro amor por el mundo, ¡y, aun así, ser salvos! Admito que cuesta mucho ser un verdadero cristiano. ¿Pero quién en sus cabales puede dudar de que cualquier costo vale la pena para salvar su alma? Cuando un barco está en peligro de hundirse, a los tripulantes no les importa tirar por la borda su valioso cargamento. Cuando un brazo o una pierna está infectada, el hombre se somete a una cirugía y, aun, a una amputación si hacerlo significa salvarle la vida. Igualmente, el cristiano debe estar dispuesto a renunciar a lo que sea que se interpone entre él y el cielo. ¡La vida espiritual que nada cuesta, nada vale! Un cristianismo barato, sin una cruz, probará ser al final, un cristianismo inútil, sin ninguna corona.
Ryle, J.C.. Santidad (Spanish Edition) (Posición en Kindle1779-1782). Chapel Library. Edición de Kindle.
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