Fe Falsa

fe  •  Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 2,279 views
Notes
Transcript

Fe Falsa

Todos conocemos a ese persona que toma y siempre lo niega, cuando esta ebrio, alegando que no.
es como esa persona pasada de peso, pero dice no estoy gorda, con dos meses de gimnasio y bajo pero nunca va al gimnasio.
así de tontos no vemos diciendo que somos cristianos, con actitudes de una persona que vive sin pensar que Dios existe.
Usted dira eso es simple pastor ellos simplemente no son cristianos, pero debemos tener cuidado, nosotros podemos estar equivocados.
Si, por ejemplo decimos creer en Cristo pero negamos su deidad, no poseemos la fe que justifica.
Efesios 2.8 LBLA
Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios;
Efesios 2.11 NTV
No olviden que ustedes, los gentiles, antes estaban excluidos. Eran llamados «paganos incircuncisos» por los judíos, quienes estaban orgullosos de la circuncisión, aun cuando esa práctica sólo afectaba su cuerpo, no su corazón.
Efesios 2.11–14 NTV
No olviden que ustedes, los gentiles, antes estaban excluidos. Eran llamados «paganos incircuncisos» por los judíos, quienes estaban orgullosos de la circuncisión, aun cuando esa práctica sólo afectaba su cuerpo, no su corazón. En esos tiempos, ustedes vivían apartados de Cristo. No se les permitía ser ciudadanos de Israel, y no conocían las promesas del pacto que Dios había hecho con ellos. Ustedes vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza, pero ahora han sido unidos a Cristo Jesús. Antes estaban muy lejos de Dios, pero ahora fueron acercados por medio de la sangre de Cristo. Pues Cristo mismo nos ha traído la paz. Él unió a judíos y a gentiles en un solo pueblo cuando, por medio de su cuerpo en la cruz, derribó el muro de hostilidad que nos separaba.
efesios 2.11
Aunque es necesario tener un correcto entendimiento de las verdades fundamentales del evangelio para poder ser salvos, un entendimiento correcto de ellas no es suficiente para ser salvos.
Un estudiante puede sacar las notas máximas en un examen de teología cristiana, entendiendo todas las verdades del cristianismo, sin afirmar personalmente que son verdad.
La fe salvífica incluye la afirmación de la mente a la verdad del evangelio.
Pero aun si las personas entienden el evangelio y afirman o confirman su verdad, todavía pueden llegar a no alcanzar la fe salvífica.
El diablo sabe que el evangelio es verdad, pero lo odia con todas las fibras de su ser. Hay un elemento de confianza en la fe salvífica. Implica una confianza y una dependencia personal sobre el evangelio.
Santiago 2.14–20 NTV
14 Amados hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no lo demuestra con sus acciones? ¿Puede esa clase de fe salvar a alguien? 15 Supónganse que ven a un hermano o una hermana que no tiene qué comer ni con qué vestirse 16 y uno de ustedes le dice: «Adiós, que tengas un buen día; abrígate mucho y aliméntate bien», pero no le da ni alimento ni ropa. ¿Para qué le sirve? 17 Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil. 18 Ahora bien, alguien podría argumentar: «Algunas personas tienen fe; otras, buenas acciones». Pero yo les digo: «¿Cómo me mostrarás tu fe si no haces buenas acciones? Yo les mostraré mi fe con mis buenas acciones». 19 Tú dices tener fe porque crees que hay un solo Dios. ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados. 20 ¡Qué tontería! ¿Acaso no te das cuenta de que la fe sin buenas acciones es inútil?
Podemos creer que una silla va a soportar nuestro peso, pero no exhibimos una confianza personal en la silla hasta el momento en que nos sentamos sobre ella.
La confianza comprende la voluntad además de la mente. Tener la fe salvífica requiere que amemos la verdad del evangelio y que deseemos vivirla. Confiamos de corazón en la dulzura y el amor de Cristo.
santiago 2.14-20
Podemos creer que una silla va a soportar nuestro peso, pero no exhibimos una confianza personal en la silla hasta el momento en que nos sentamos sobre ella. La confianza comprende la voluntad además de la mente. Tener la fe salvífica requiere que amemos la verdad del evangelio y que deseemos vivirla. Confiamos de corazón en la dulzura y el amor de Cristo.
El diablo puede aceptar la verdad de ciertos hechos relacionados con Jesús, pero no los acepta a todos.
No acepta el amor de Cristo, ni lo anhela.
Pero ya sea que diferenciemos o que combinemos la aceptación intelectual y la confianza personal, el hecho sigue en pie de que la fe salvífica requiere lo que Lutero llamó una fe viviente -una confianza vital y personal en Cristo como el Salvador y el Señor.
Mateo 18.3 NTV
Entonces dijo: —Les digo la verdad, a menos que se aparten de sus pecados y se vuelvan como niños, nunca entrarán en el reino del cielo.
Romanos 10.5–13 NTV
Pues Moisés escribe que la ley exige obediencia a todos sus mandatos para que una persona llegue a ser justa ante Dios. Pero el modo de la fe para hacernos justos ante Dios dice: «No digas en tu corazón: “¿Quién subirá al cielo?” (para hacer bajar a Cristo a la tierra). Ni tampoco digas: “¿Quién descenderá al lugar de los muertos?” (para volver a Cristo de nuevo a la vida)». En realidad, dice: «El mensaje está muy cerca de ti, está en tus labios y en tu corazón». Y ese mensaje es el mismo mensaje que nosotros predicamos acerca de la fe: Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Pues es por creer en tu corazón que eres declarado justo a los ojos de Dios y es por confesarlo con tu boca que eres salvo. Como nos dicen las Escrituras: «Todo el que confíe en él jamás será deshonrado». No hay diferencia entre los judíos y los gentiles en ese sentido. Ambos tienen al mismo Señor, quien da con generosidad a todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo».

Fe y las obras

Hay muchas personas que suponen que si tratan de llevar una vida de bien, ya han hecho todo lo que es necesario para entrar en el cielo. Depositan su confianza para satisfacer las demandas de la justicia de Dios sobre las buenas obras que han realizado.
Se trata de una esperanza sin fundamento. La ley de Dios requiere perfección. Como no somos perfectos, carecemos del bien necesario para ingresar al cielo.
Por eso es que es imposible alcanzar el bien viviendo una vida de bien. La única manera de alcanzare! bien es confiando en la justicia de Cristo.
Su mérito es perfecto y está a disposición nuestra por la fe.
Creer que seamos justificados por nuestras buenas obras independientemente de la fe es aceptar la herejía del legalismo.
(Básicamente, el legalismo implica sacar la ley de Dios de su contexto original. Algunas personas se preocupan por seguir una vida cristiana basada en obediencia a reglas y regulaciones, y ven el cristianismo como una serie de “haz esto” y “no hagas aquello”, es decir, una serie de principios morales fríos y mortales. Esa es una forma de legalismo, donde uno meramente se preocupa por mantener la ley de Dios como si fuera ese el único fin.)
La primera: Cuando una persona intenta guardar la Ley para obtener salvación. La segunda: Cuando una persona guarda la Ley para sostener su salvación. La tercera: Cuando un cristiano juzga a otros cristianos por no guardar ciertos códigos de conducta que él/ella piensa necesitan ser guardados.
Creer que seamos justificados por un tipo de fe que no produce obras es aceptar la herejía del antinomianismo.
(El antinomismo (del griego άντί, "contra", y νόμος, "ley") es, propiamente, un movimiento cristiano del siglo XVI considerado herético que defendía que la fe lo llenaba todo y era lo único necesario, y que como la ley de Moisés era inútil para la salvación, es indiferente que un creyente "persevere en pecado para que la gracia abunde" (en contradicción con).
Romanos 6.1–2 NTV
1 Ahora bien, ¿deberíamos seguir pecando para que Dios nos muestre más y más su gracia maravillosa? 2 ¡Por supuesto que no! Nosotros hemos muerto al pecado, entonces, ¿cómo es posible que sigamos viviendo en pecado?
Aunque nuestras buenas obras no agregan ningún mérito a nuestra fe delante de Dios, y si bien la condición exclusiva para nuestra justificación es nuestra fe en Cristo; si nuestra profesión de fe no es seguida de buenas obras, esta es una indicación clara de que no poseemos la fe que justifica.
).
Efesios 2.4–10 NTV
Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es sólo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!) Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo Jesús. De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús. Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.
(Página122).
1 Tesalonicenses 2.13 NTV
Por lo tanto, nunca dejamos de darle gracias a Dios de que cuando recibieron su mensaje de parte nuestra, ustedes no consideraron nuestras palabras como sólo ideas humanas. Tomaron lo que dijimos como la misma palabra de Dios, la cual, por supuesto, lo es. Y esta palabra sigue actuando en ustedes los que creen.
Se trata de un error muy grave, una forma moderna de la herejía del antinomianismo, el sugerir que una persona puede ser justificada por aceptar a Jesús como el Salvador pero no como el Señor.
La fe verdadera acepta a Cristo como Salvador y como Señor.
Depender solo de Cristo para la salvación es el reconocer la más completa dependencia de nuestra persona en Él y el arrepentirse de nuestros pecados.
Arrepentirse de los pecados es someterse a la autoridad de Cristo.
Negar su señorío es buscar la justificación con una fe impenitente (necia), que no representa ninguna fe.
Santiago 2.18–20 NTV
18 Ahora bien, alguien podría argumentar: «Algunas personas tienen fe; otras, buenas acciones». Pero yo les digo: «¿Cómo me mostrarás tu fe si no haces buenas acciones? Yo les mostraré mi fe con mis buenas acciones». 19 Tú dices tener fe porque crees que hay un solo Dios. ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados. 20 ¡Qué tontería! ¿Acaso no te das cuenta de que la fe sin buenas acciones es inútil?
La fe no es "mera aceptación". Incluso los demonios creen que Dios existe, dijo Santiago, pero en lugar de deleitarse con este conocimiento, responden con estremecimiento.
La fe implica conocimiento, aceptación y confianza o compromiso. Debemos saber algo acerca de la verdad de Dios, y debemos aceptar su verdad, pero si eso es todo lo que hacemos, no somos mejores que los ángeles caídos.
La verdadera fe va más allá del mero aceptación e implica una relación personal de confianza y compromiso con Dios, y esa fe verdadera siempre se manifestará en obras de amor y obediencia.
Santiago 2.18–24 NTV
18 Ahora bien, alguien podría argumentar: «Algunas personas tienen fe; otras, buenas acciones». Pero yo les digo: «¿Cómo me mostrarás tu fe si no haces buenas acciones? Yo les mostraré mi fe con mis buenas acciones». 19 Tú dices tener fe porque crees que hay un solo Dios. ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados. 20 ¡Qué tontería! ¿Acaso no te das cuenta de que la fe sin buenas acciones es inútil? 21 ¿No recuerdas que nuestro antepasado Abraham fue declarado justo ante Dios por sus acciones cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿Ya ves?, su fe y sus acciones actuaron en conjunto: sus acciones hicieron que su fe fuera completa. 23 Y así se cumplió lo que dicen las Escrituras: «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe». Incluso lo llamaron «amigo de Dios». 24 Como puedes ver, se nos declara justos a los ojos de Dios por lo que hacemos y no sólo por la fe.
Romanos 3.9–4.8 NTV
9 Ahora bien, ¿llegamos a la conclusión de que los judíos somos mejores que los demás? ¡Para nada! Tal como acabamos de demostrar, todos —sean judíos o gentiles— están bajo el poder del pecado. 10 Como dicen las Escrituras: «No hay ni un solo justo, ni siquiera uno. 11 Nadie es realmente sabio, nadie busca a Dios. 12 Todos se desviaron, todos se volvieron inútiles. No hay ni uno que haga lo bueno, ni uno solo». 13 «Lo que hablan es repugnante como el olor que sale de una tumba abierta. Su lengua está llena de mentiras». «Veneno de serpientes gotea de sus labios». 14 «Su boca está llena de maldición y amargura». 15 «Se apresuran a matar. 16 Siempre hay sufrimiento y destrucción en sus caminos. 17 No saben dónde encontrar paz». 18 «No tienen temor de Dios en absoluto». 19 Obviamente, la ley se aplica a quienes fue entregada, porque su propósito es evitar que la gente tenga excusas y demostrar que todo el mundo es culpable delante de Dios. 20 Pues nadie llegará jamás a ser justo ante Dios por hacer lo que la ley manda. La ley sencillamente nos muestra lo pecadores que somos. 21 Pero ahora, tal como se prometió tiempo atrás en los escritos de Moisés y de los profetas, Dios nos ha mostrado cómo podemos ser justos ante él sin cumplir con las exigencias de la ley. 22 Dios nos hace justos a sus ojos cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo. Y eso es verdad para todo el que cree, sea quien fuere. 23 Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. 24 Sin embargo, con una bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados. 25 Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios actuó con justicia cuando se contuvo y no castigó a los que pecaron en el pasado, 26 porque miraba hacia el futuro y de ese modo los incluiría en lo que llevaría a cabo en el tiempo presente. Dios hizo todo eso para demostrar su justicia, porque él mismo es justo e imparcial, y declara a los pecadores justos a sus ojos cuando ellos creen en Jesús. 27 ¿Podemos, entonces, jactarnos de haber hecho algo para que Dios nos acepte? No, porque nuestra libertad de culpa y cargo no se basa en la obediencia a la ley. Está basada en la fe. 28 Así que somos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe y no por obedecer la ley. 29 Después de todo, ¿acaso Dios es sólo el Dios de los judíos? ¿No es también el Dios de los gentiles? Claro que sí. 30 Hay sólo un Dios, y él declara justos a judíos y gentiles únicamente por medio de la fe. 31 Entonces, si hacemos énfasis en la fe, ¿eso significa que podemos olvidarnos de la ley? ¡Por supuesto que no! De hecho, sólo cuando tenemos fe cumplimos verdaderamente la ley. 1 Humanamente hablando, Abraham fue el fundador de nuestra nación judía. ¿Qué descubrió él acerca de llegar a ser justos ante Dios? 2 Que si sus buenas acciones le hubieran servido para que Dios lo aceptara, habría tenido de qué jactarse; pero esa no era la forma de actuar de Dios. 3 Pues las Escrituras nos dicen: «Abraham le creyó a Dios, y Dios consideró a Abraham justo debido a su fe». 4 Cuando la gente trabaja, el salario que recibe no es un regalo sino algo que se ha ganado; 5 pero la gente no es considerada justa por sus acciones sino por su fe en Dios, quien perdona a los pecadores. 6 David también habló de lo mismo cuando describió la felicidad de los que son declarados justos sin hacer esfuerzos para lograrlo: 7 «Oh, qué alegría para aquellos a quienes se les perdona la desobediencia, a quienes se les cubren los pecados. 8 Sí, qué alegría para aquellos a quienes el Señor les borró el pecado de su cuenta».
1 Juan 2.3–6 NTV
3 Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si obedecemos sus mandamientos. 4 Si alguien afirma: «Yo conozco a Dios», pero no obedece los mandamientos de Dios, es un mentiroso y no vive en la verdad; 5 pero los que obedecen la palabra de Dios demuestran verdaderamente cuánto lo aman. Así es como sabemos que vivimos en él. 6 Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió.
1 Juan 4.7–11 NTV
7 Queridos amigos, sigamos amándonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es un hijo de Dios y conoce a Dios; 8 pero el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. 9 Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él. 10 En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados. 11 Queridos amigos, ya que Dios nos amó tanto, sin duda nosotros también debemos amarnos unos a otros.
1 juan 4.
Filipenses 2.12–13 NTV
12 Queridos amigos, siempre siguieron mis instrucciones cuando estaba con ustedes; y ahora que estoy lejos, es aún más importante que lo hagan. Esfuércense por demostrar los resultados de su salvación obedeciendo a Dios con profunda reverencia y temor. 13 Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada.
2 Pedro 1.5–11 NTV
5 En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con conocimiento; 6 el conocimiento, con control propio; el control propio, con perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios; 7 la sumisión a Dios, con afecto fraternal, y el afecto fraternal, con amor por todos. 8 Cuanto más crezcan de esta manera, más productivos y útiles serán en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo; 9 pero los que no llegan a desarrollarse de esta forma son cortos de vista o ciegos y olvidan que fueron limpiados de sus pecados pasados. 10 Así que, amados hermanos, esfuércense por comprobar si realmente forman parte de los que Dios ha llamado y elegido. Hagan estas cosas y nunca caerán. 11 Entonces Dios les dará un gran recibimiento en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
1 Juan 4.7–11 NTV
7 Queridos amigos, sigamos amándonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es un hijo de Dios y conoce a Dios; 8 pero el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. 9 Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él. 10 En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados. 11 Queridos amigos, ya que Dios nos amó tanto, sin duda nosotros también debemos amarnos unos a otros.
(Página123).
(Página123).
Conclusión
Pasajes bíblicos para la reflexión
1. Nadie puede ser justificado por buenas obras. Solo podemos ser justificados por la fe en Cristo.
2. La fe y las buenas obras deben ser diferenciadas pero nunca separadas. La verdadera fe siempre producirá obras de obediencia.
3. La justificación es solo por la fe, pero no por una fe por sí sola.
4. La fe que es muerta no puede justificar.
5. Tener fe en Cristo significa confiar en Él como el Salvador y someterse a Él como el Señor.
(Página123).
(Página122).
(Página123).
Santiago 2.14–26 NTV
14 Amados hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no lo demuestra con sus acciones? ¿Puede esa clase de fe salvar a alguien? 15 Supónganse que ven a un hermano o una hermana que no tiene qué comer ni con qué vestirse 16 y uno de ustedes le dice: «Adiós, que tengas un buen día; abrígate mucho y aliméntate bien», pero no le da ni alimento ni ropa. ¿Para qué le sirve? 17 Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil. 18 Ahora bien, alguien podría argumentar: «Algunas personas tienen fe; otras, buenas acciones». Pero yo les digo: «¿Cómo me mostrarás tu fe si no haces buenas acciones? Yo les mostraré mi fe con mis buenas acciones». 19 Tú dices tener fe porque crees que hay un solo Dios. ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados. 20 ¡Qué tontería! ¿Acaso no te das cuenta de que la fe sin buenas acciones es inútil? 21 ¿No recuerdas que nuestro antepasado Abraham fue declarado justo ante Dios por sus acciones cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿Ya ves?, su fe y sus acciones actuaron en conjunto: sus acciones hicieron que su fe fuera completa. 23 Y así se cumplió lo que dicen las Escrituras: «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe». Incluso lo llamaron «amigo de Dios». 24 Como puedes ver, se nos declara justos a los ojos de Dios por lo que hacemos y no sólo por la fe. 25 Rahab, la prostituta, es otro ejemplo. Fue declarada justa ante Dios por sus acciones cuando ella escondió a los mensajeros y los ayudó a regresar sin riesgo alguno por otro camino. 26 Así como el cuerpo sin aliento está muerto, así también la fe sin buenas acciones está muerta.
(Página120).
Related Media
See more
Related Sermons
See more