Oración, persistencia en

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La respuesta a la oración puede no venir inmediatamente. Los que piden deben seguir orando fervientemente. Esto requiere paciencia, determinación y, a veces, una voluntad de luchar con Dios por el resultado deseado.

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El principio de la persistencia en la oración

La oración debe ser hecha con paciencia y perseverancia

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Jesucristo enseñó a sus discípulos a persistir en la oración

Lucas 18.1–8 RVR60
También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia.Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
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La persistencia en la oración fue ejemplificada en la iglesia primitiva

Hechos de los Apóstoles 1.14 RVR60
Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
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Pablo exhorta a las iglesias a practicar la oración persistente

Efesios 6.18 RVR60
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
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Ejemplos de persistencia en la oración

Abraham pide persistentemente por Sodoma

Génesis 18.23–33 RVR60
Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos. Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza. Quizá faltarán de cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco. Y volvió a hablarle, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor a los cuarenta. Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta. Y dijo: He aquí ahora que he emprendido el hablar a mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor a los veinte. Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez. Y Jehová se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar.

Jacob persiste en luchar con Dios

Génesis 32.24–32 RVR60
Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera.Por esto no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el cual está en el encaje del muslo; porque tocó a Jacob este sitio de su muslo en el tendón que se contrajo.

Moisés persiste en interceder por Israel

Deuteronomio 9.25–29 RVR60
Me postré, pues, delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque Jehová dijo que os había de destruir. Y oré a Jehová, diciendo: Oh Señor Jehová, no destruyas a tu pueblo y a tu heredad que has redimido con tu grandeza, que sacaste de Egipto con mano poderosa. Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires a la dureza de este pueblo, ni a su impiedad ni a su pecado, no sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto. Y ellos son tu pueblo y tu heredad, que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.
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Ana persistentemente pide un hijo

1º Samuel 1.10–11 RVR60
ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.

Elías persiste en oración por la lluvia

Santiago 5.17–18 RVR60
Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.
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El salmista persiste en clamar a Dios

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Jesucristo persistió en seguir la voluntad del padre

Lucas 22.42–44 RVR60
diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

La persistencia en la oración es ejemplificada en esperar en Dios

Miqueas 7.7 RVR60
Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.
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