La certeza de la resurreccion de Jesus
INTRODUCCION
Pablo había enseñado lo que asimismo había aceptado primero: la verdad de la muerte de Cristo y la resurrección en beneficio de los que están perdidos en sus pecados. Estos vv. son el verdadero corazón del evangelio y constituyen un credo cristiano primitivo que Pablo enseñaba primeramente adondequiera que iba, porque es de vital importancia. En realidad, el credo consta de dos partes: Cristo murió por nuestros pecados y resucitó al tercer día. Estos hechos se podían verificar en las Escrituras (e.g., Sal. 16:10; Is. 53:8–10) y a través de la evidencia histórica, e.g., el tiempo que el Señor pasó en el sepulcro y fuera de él, presentándose ante individuos que todavía estaban con vida. El hecho de que fue sepultado, corrobora su muerte física, y el de que apareció a Cefas, y después a los doce, su resurrección. Pedro fue el primer varón que vio a Cristo resucitado, pero poco después, los demás discípulos tuvieron la misma experiencia. Ellos integraban el círculo íntimo de amigos del Señor.
JESÚS REALMENTE MURIÓ EN LA CRUZ
Jesús realmente murió.
No hay evidencia que sugiera que Jesús haya sido drogado.
La abundante hemorragia confiere alta probabilidad a la muerte.
Agua y sangre salieron de su costado cuando lo atravesaron con una lanza.
EVIDENCIAS DE SU RESURRECCION
F. E. Marsh escribe: “La resurrección de Cristo es el corazón del cristianismo, lo que lo hace pulsar con la vida de Dios. Es la piedra del ángulo para el arco de la verdad, que mantiene unida toda la fe del evangelio. Es el fundamento de la iglesia. Es el motivo principal de la actividad cristiana. Es el eslabón que une a todos los creyentes”. Una declaración elocuente y verídica.