El bautismo: de la muerte a la vida.
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El bautismo; de muerte a vida.
El bautismo; de muerte a vida.
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
INTRODUCCIÓN:
INTRODUCCIÓN:
El bautismo por inmersión es una de las dos ordenanzas que dejó Cristo a su iglesia, la otra, es la Cena del Señor. Cuando Jesús comisionó a sus apóstoles para hacer discípulos, dentro de esa comisión y como parte de ese proceso, se encuentra la orden de bautizar.
to instituyó y estableció para s
u Iglesia. Una ordenanza es
algo que se
“prescribe o se ordena.”
En el caso del bautismo, es una orden
que Cristo prescribió
para que fuera
practicada por la Iglesia. En obediencia a esa o
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. El Nuevo Testamento, muy claramente hace ver que la Iglesia Primitiva
observaba y practicaba m
uy a menudo esas dos ordenanzas:
Cuando Jesús comisionó a sus apóstoles para hacer discípulos, dentro de esa comisión y como parte de ese proceso, se encuentra el bautismo.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Todo aquel que quiera convertirse en discípulo y seguidor de Cristo, debe bautizarse. El bautismo no es una opción, sino un mandamiento que hay que obedecer.
next
El bautismo no es una elección, sino un mandamiento bíblico para aquellos que deciden entregar sus vidas y poner su fe en Cristo.
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Es muy importante aclarar que el bautismo, puede ser un pre requisito para muchas cosas, pero no lo es para la salvación, ni tampoco puede quitar el pecado, lo que quita el pecado es la sangre de Cristo.
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El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
16:16)
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Muchos interpretan mal este texto, poniendo al bautismo como un requisito para la salvación y en realidad no está diciendo eso, lo que sí está poniendo como único requisito para ser salvo es “Creer”.
📷Si alguien fue bautizado sin haber creído, su bautismo no es válido. Por eso en ninguna parte de la Biblia encontraremos una sola referencia o mención de bautismo de bebés. Simplemente porque no tienen aun la capacidad para aceptar a Jesucristo como Salvador. “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” La fe siempre debe preceder al bautismo y no al revés.
Lo más importante para ser salvo, no es bautizarse, sino creer, ya que si alguno se bautiza sin creer, su bautismo no es válido.
Es por esta razón que nosotros no practicamos el bautismo de bebés. En ninguna parte de la Biblia, menciona el bautismo de bebés. Ya que ellos no tienen aun la capacidad para aceptar a Jesucristo como Salvador, ya que la Biblia dice: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” La fe siempre debe preceder al bautismo y no al revés.
Si alguien fue bautizado sin haber creído, su bautismo no es válido. Por eso en ninguna parte de la Biblia encontraremos una sola referencia o mención de bautismo de bebés. Simplemente porque no tienen aun la capacidad para aceptar a Jesucristo como Salvador. “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” La fe siempre debe preceder al bautismo y no al revés.
Algunos padres se preguntan:¿y qué les pasará a los niños que mueren sin ser bautizados? ¿irán al cielo? ¡Por supuesto! Porque Jesucristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos.” () Si la salvación dependiera del bautismo de los recién nacidos Jesucristo lo hubiera especificado claramente y , más aun, hubiera dicho “Id por todo el mundo y bautizad a los recién nacidos y el que fuere bautizado será salvo”. Pero eso jamás lo había dicho.
Entendemos a muchos padres, que por tradición religiosa bautizan a sus bebés por temor a lo que les pueda pasar si mueren sin estar bautizados, pensando que si no se bautizan no entraran al cielo, pero como dijimos, lo que nos hace entrar al cielo no es el bautismo, sino la fe, pero ¿qué les pasará a los niños que mueren sin haber creído en Cristo por su falta de capacidad para hacerlo? ¿irán al cielo? Por supuesto que sí, porque Jesús dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos.” ().
Por otra parte, otro de los interrogantes en cuanto al bautismo, es la forma en qué lo hacemos, ya que en la tradición católica, se practica el bautismo por aspersión, rociando agua en la cabeza y nosotros lo hacemos sumergiendo a la persona completamente en agua. Entonces, ¿cuál es la forma correcta?
Algunos padres se preguntan:¿y qué les pasará a los niños que mueren sin ser bautizados? ¿irán al cielo? ¡Por supuesto! Porque Jesucristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos.” () Si la salvación dependiera del bautismo de los recién nacidos Jesucristo lo hubiera especificado claramente y , más aun, hubiera dicho “Id por todo el mundo y bautizad a los recién nacidos y el que fuere bautizado será salvo”. Pero eso jamás lo había dicho.
Otra pregunta que surge con relación al bautismo es la forma de bautizar. ¿Por qué algunos bautizan mojando solo la cabeza y otros lo sumergen completamente? ¿Cuál es la forma correcta de bautismo?
Otra pregunta que surge con relación al bautismo es la forma de bautizar. ¿Por qué algunos bautizan mojando solo la cabeza y otros lo sumergen completamente? ¿Cuál es la forma correcta de bautismo?
Otra pregunta que surge con relación al bautismo es la forma de bautizar. ¿Por qué algunos bautizan mojando solo la cabeza y otros lo sumergen completamente? ¿Cuál es la forma correcta de bautismo?
Simplemente porque la palabra “bautismo” significa “inmersión”. Esto lo admiten casi por unanimidad todos los teólogos y exegetas, incluso los católicos romanos. Tenemos tres ejemplos:
La palabra bíblica que se traduce por bautismo, tanto en el griego como en el latín tiene el mismo significado.
El Monseñor Dr. Juan Straubinger escribe:
“Se refiere a l bautismo de los primeros cristianos los cuales se bautizaban sumergiéndose completamente en el agua. Así como Cristo fue sepultado en la muerte, así nosotros somos sepultados en el agua por el bautismo.” (La Sagrada Biblia, Editorial Carlos
Granda. Tomo V. página 1404)
El Dr. Evaristo Martín Nieto en su comentario de la epístola de San Pablo a los
Romanos, cap.6 dice:
Bautismo, de baptizar, y este del latín tardío baptizare, del griego antiguo βαπτίζειν (baptízein), que significa "sumergir", y la idea que tiene es la inmersión completa de aquel que se bautiza.
“Bautizar” significa “sumergir”...El bautizado se sumergía en el agua, como si se sepultase en ella” el hombre viejo” con todos sus pec ados y luego al sacarlo salía el “hombre nuevo” provisto de nueva vida...y así renunciando al pecado, vive con Cristo un mismo crecimiento de vida, esto es, lleva una vida nueva y santa.” (Ediciones Paulinas, página 1322)
También en la Biblia de Jerusalén leemos este comentario sobre el bautismo:
En la Biblia comentada por el Dr. Martín Nieto en la epístola a los Romanos, en el capitulo 6 dice:
“La inmersión (sentido etimológico de bautizar) es el baño del agua, sepulta al pecador en la muerte de Cristo, de la que sale por la resurrección con él.” (Comentario al pie de página en . Nota 6:4)
Romanos, cap.6 dice:
Si etimológicamente “bautizar” significa “sumergir”, cualquier otra forma de bautismo no es en realidad bautismo, a menos que se demuestre lo contrario. Sin embargo, hasta el día de hoy, aun los que practican el bautismo por aspersión y el bautismo de niños han tenido que admitir que tanto Jesús, como los apóstoles y toda la iglesia cristiana primitiva se habían bautizado sumergiéndose completamente en el agua.
“Bautizar” significa “sumergir”... El bautizado se sumergía en el agua, como si se sepultase en ella “el hombre viejo” con todos sus pecados y luego al sacarlo salía el “hombre nuevo” provisto de una nueva vida… y así renunciando al pecado, vive con Cristo un mismo crecimiento de vida, esto es, lleva una vida nueva y santa.” (Ediciones Paulinas, página 1322)
A esta altura de la historia cristiana y de la investigación bíblica, queda fuera de toda duda y cuestionamiento que el verdadero bautismo es el que se practica por inmersión: sumergiendo completamente en el agua, por tres razones fundamentales:
Por lo tanto, la manera correcta y bíblica de bautizar, no es otra que la del bautismo por inmersión.
Entonces, el bautismo es una ordenanza que tiene que llevar a cabo a la iglesia en su misión de hacer discípulos y también una orden que tienen que acatar aquellos que quieren convertirse en discípulos del Señor.
El bautismo no salva, ni quita el pecado original, se practica por inmersión y es una representación de hecho real y espiritual.
1. UNA REPRESENTACIÓN.
1. UNA REPRESENTACIÓN.
Vamos a ver tres verdades en cuanto al bautismo.
1. EL BAUTISMO ES UNA REPRESENTACIÓN.
1. EL BAUTISMO ES UNA REPRESENTACIÓN.
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
Si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado,
En primer lugar debemos pensar en el bautismo como una representación, un simbolismo, el pasaje que leímos usa la palabra “semejanza”. El bautismo es una representación de nuestra unión con Cristo y con su iglesia y esto es en base a una verdad que decidimos creer.
Romanos 6.5
En primer lugar debemos pensar en el bautismo como una representación, un simbolismo, el pasaje que leímos usa la palabra “semejanza”. Es nuestra unión representativa con Cristo, que es presentada en el bautismo como una verdad que debemos creer.
En primer lugar debemos pensar en el bautismo como una representación, un simbolismo, el pasaje que leímos usa la palabra “semejanza”. Es nuestra unión representativa con Cristo, que es presentada en el bautismo como una verdad que debemos creer.
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
En el bautismo se representa la muerte, la sepultura y la resurrección de Cristo. Somos sepultados con Él, en la semejanza de su muerte, cuando somos sumergidos y resucitamos juntamente con él, al salir de las aguas del bautismo.
En el bautismo somos sepultados con Él en la muerte para mostrar que Su muerte y Su sepultura son por nosotros.
El bautismo, como una sepultura con Cristo significa en primer lugar, aceptar que la muerte y la sepultura de Cristo fue por amor a nosotros.
Él fue colgado de un madero cargando con toda la culpa de nuestros pecados, y allí sufrió en nuestro lugar, lo que nosotros debimos haber sufrido. Complació al Padre, en vez de castigarnos a nosotros, castigarlo a Él. Lo llenó de aflicción, convirtiendo a su cuerpo en una ofrenda por el pecado.
“Mi alma mira atrás para ver
Todas las cargas que Tú llevaste,
Cuando pendías del maldito madero,
Con la esperanza que su culpa estuvo allí.”
Entonces, al ser sepultados con Cristo en el bautismo, estamos dando testimonio publico de que la muerte de Cristo fue a favor nuestro. Y que ahora nosotros estamos dispuestos a morir por él.
De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.
Sea de una forma u otra, el amor de Cristo nos controla. Ya que creemos que Cristo murió por todos, también creemos que todos hemos muerto a nuestra vida antigua. Él murió por todos para que los que reciben la nueva vida de Cristo ya no vivan más para sí mismos. Más bien, vivirán para Cristo, quien murió y resucitó por ellos.
y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
2 Corintios 5.1
2 Corintios 5.
El bautismo es un reconocimiento de nuestra propia muerte en Cristo. Mi sepultura con Cristo quiere decir no sólo que Él murió por mí, sino que morí en Él, así que mi muerte con Él necesita una sepultura con Él.
al creer esto, entendemos que ahora nostros y que nosotros estábamos en Él, y morimos en Él, y en señal de nuestra fe, damos nuestro consentimiento a la tumba de agua, y nos entregamos para ser sepultados de conformidad a Su mandato y esto es por fe.
al creer esto, entendemos que ahora nostros y que nosotros estábamos en Él, y morimos en Él, y en señal de nuestra fe, damos nuestro consentimiento a la tumba de agua, y nos entregamos para ser sepultados de conformidad a Su mandato y esto es por fe.
El bautismo es un reconocimiento de nuestra propia muerte en Cristo. Mi sepultura con Cristo quiere decir no sólo que Él murió por mí, sino que morí en Él, así que mi muerte con Él necesita una sepultura con Él.
Pero esto no es todo; porque si debo ser sepultado, no es porque yo acepto la muerte sustitutiva de alguien más a favor mío, sino porque yo mismo estoy muerto. El bautismo es un reconocimiento de nuestra propia muerte en Cristo. ¿Por qué debe ser enterrado un hombre que está vivo? Es más ¿por qué debe ser enterrado porque otro haya muerto por él? Mi sepultura con Cristo quiere decir no sólo que Él murió por mí, sino que morí en Él, así que mi muerte con Él necesita una sepultura con Él. Jesús murió por nosotros porque Él es uno con nosotros. El Señor Jesucristo no llevó los pecados de Su pueblo debido a una elección arbitraria de Dios; pero era lo más natural y adecuado y propio que llevara los pecados de Su pueblo, pues ellos son Su pueblo, y Él es la cabeza de todos ellos.
Le incumbía a Cristo sufrir por esta razón: que Él era el representante de su pueblo en el pacto. Él es la Cabeza del cuerpo, la Iglesia; y si los miembros pecaron, era necesario que la Cabeza, aunque no hubiera pecado, sufriera la consecuencia de los actos del cuerpo. Así como hay una relación natural entre Adán y los que están en Adán, así hay una relación entre el segundo Adán y quienes están en Él. Yo acepto que lo que hizo el primer Adán es también mi pecado. Algunos de ustedes pueden tener problemas con eso, y con toda la dispensación del pacto; pero puesto que Dios así lo quiso, y yo siento su efecto, no veo ningún caso en oponerme. Así como acepto el pecado del padre Adán, y siento que he pecado en él, así también acepto con intenso gozo la muerte y el sacrificio de expiación de mi segundo Adán, y me da júbilo que en Él he muerto y he resucitado. Viví, morí, guardé la ley, y la justicia quedó satisfecha en mi Cabeza del pacto. Permítanme ser sepultado en el bautismo para poder mostrar a quienes me rodean que creo haber sido uno con mi Señor en Su muerte y en Su sepultura por el pecado.
Pero la cuestión no termina aquí, el texto nos describe que somos sepultados para resucitar. “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo,” ¿para qué? “a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.”
Quien ha recibido la paga del pecado debería aprender a evitarlo en el futuro. Pero tú respondes: “Nunca morimos así; nunca tuvimos que sufrir la debida recompensa por nuestros pecados.” Concedido. Pero eso que Cristo hizo por ti equivale a lo mismo, y el Señor lo mira de la misma manera. Estás tan unido a Jesús, que debes considerar Su muerte como tu muerte, Sus sufrimientos como el castigo de tu paz. Tú has muerto en la muerte de Jesús, y ahora por una gracia extraña y misteriosa eres levantado de nuevo del foso de corrupción a una nueva vida. ¿Acaso puedes, acaso quieres regresar al pecado? Has visto lo que Dios piensa del pecado: percibes que Él lo aborrece completamente; pues cuando fue colocado sobre Su querido Hijo, no lo perdonó, sino que lo afligió y lo hirió de muerte. ¿Puedes tú, después de todo esto, regresar a la cosa maldita que Dios aborrece? Ciertamente, el efecto de la gran aflicción del Salvador debe ser santificante sobre tu espíritu. ¿Cómo es posible que nosotros que estamos muertos al pecado podamos vivir más en él? ¿Cómo es posible que nosotros que hemos pasado bajo su maldición, y hemos soportado su terrible castigo, toleremos de nuevo su poder? ¿Acaso queremos regresar a este mal villano, asesino, virulento y abominable? No puede ser. Dios no lo quiera.
Si somos uno con Cristo, lo somos con Él en todo; somos uno con Él en Su muerte, y uno con Él en Su sepultura. Entonces, también somos uno con Él en Su resurrección y en su vida. El evangelio de al final del versículo dice: “Porque yo vivo, vosotros también viviréis”.
Esta doctrina no concluye todo el asunto. El texto nos describe como sepultados para resucitar. “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo,” ¿para qué? “a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” ¡Ser sepultados juntamente con Cristo! ¿Para qué? ¿Para morir para siempre? No, sino para que por medio de llegar donde Cristo está, ustedes puedan ir donde Cristo va. Mírenlo entonces: primero va al sepulcro, pero después sale del sepulcro; pues cuando vino la mañana del tercer día Él se levantó. Si ustedes son uno con Cristo, deben ser uno con Él en todo; deben ser uno con Él en Su muerte, y uno con Él en Su sepultura. Entonces serán uno con Él en Su resurrección.
Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.
Nuestra vieja vida, legalmente nos ha sido quitada por la sentencia de la ley, y la ley nos condenó y fuimos sentenciados y ejecutados y nos considera muertos; pero ahora hemos recibido una nueva vida, una vida después de la muerte, es la vida de Cristo en nosotros por haber resucitado con él.
Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.
¿Soy un hombre muerto ahora? No, bendito sea Su nombre, está escrito: “Porque yo vivo, vosotros también viviréis.” Cierto, yo estoy muerto en un sentido: “Porque habéis muerto”; pero sin embargo no estoy muerto en otro sentido: “Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”; ¿y quién puede estar absolutamente muerto si tiene una vida escondida? No; puesto que soy uno con Cristo yo soy lo que Cristo es: como Él es un Cristo vivo, yo soy un espíritu vivo. Cuán glorioso es haber sido levantado de los muertos porque Cristo nos ha dado la vida. Nuestra vieja vida legal nos ha sido quitada por la sentencia de la ley, y la ley nos considera muertos; pero ahora hemos recibido una nueva vida, una vida después de la muerte, vida de resurrección en Cristo Jesús. La vida del cristiano es la vida de Cristo. La nuestra no es la vida de la primera creación, sino de la nueva creación después de haber muerto. Ahora vivimos una nueva vida, vivos para ser santos, y justos y tener gozo en el Espíritu de Dios. La vida de la carne es un estorbo para nosotros; nuestra energía está en Su Espíritu. En el sentido más elevado y mejor, nuestra vida es espiritual y celestial. Esta es también una doctrina que debemos sostener firmemente.
Nuestra vieja vida, legalmente nos ha sido quitada por la sentencia de la ley, y la ley nos condenó y fuimos sentenciados y ejecutados y nos considera muertos; pero ahora hemos recibido una nueva vida, una vida después de la muerte, es la vida de Cristo en nosotros por haber resucitado con él.
Todos lo que se han bautizado han declarado al mundo: Hemos muerto al mundo y al pecado, y hemos comenzado a vivir una nueva vida. Nuestros deseos carnales a partir de este momento son considerados muertos, porque ahora vivimos bajo un nuevo orden de cosas.
Todos lo que se han bautizado han declarado al mundo: Hemos muerto al mundo y al pecado, y hemos comenzado a vivir una nueva vida. Nuestros deseos carnales a partir de este momento deben considerarse como muertos porque ahora vivimos bajo un orden nuevo de cosas.
Quiero que vean la fuerza de esto; pues quiero alcanzar resultados prácticos esta mañana. Si Dios nos ha dado enteramente a ustedes y a mí una nueva vida en Cristo, ¿cómo puede gastarse esa nueva vida a la manera de la vieja vida? ¿Vivirá el hombre espiritual como vive el carnal? ¿Cómo es posible que ustedes que fueron los siervos del pecado, pero que han recibido la libertad por medio de la sangre preciosa, regresen a su vieja esclavitud? Cuando estaban en la vida del viejo Adán, vivían en el pecado y lo amaban; pero han estado muertos y sepultados, y han salido para nueva vida; ¿acaso puede suceder que regresen a los elementos miserables de los cuales el Señor los ha rescatado? Si viven en pecado, entonces su profesión es falsa, pues ustedes profesan estar vivos para Dios. Si caminan en la lascivia, estarán pisoteando las benditas doctrinas de la Palabra de Dios, pues estas conducen a la santidad y a la pureza. Hacen que el cristianismo se convierta en objeto de burla y proverbio, si, después de todo, ustedes que han sido revividos de su muerte espiritual, exhiben una conducta que no es mejor que la vida de los hombres ordinarios, y apenas un poco mejor de lo que antes era su vida.
El Espíritu Santo ha formado en nosotros una nueva naturaleza, y aunque estamos en el mundo, no pertenecemos a él, pues somos nuevas personas: “creados en Cristo Jesús.”
Todos lo que se han bautizado han declarado al mundo: Hemos muerto al mundo y hemos venido a una nueva vida. Nuestros deseos carnales a partir de este momento deben considerarse como muertos pues ahora vivimos de conformidad a un orden nuevo de cosas. El Espíritu Santo ha formado en nosotros una nueva naturaleza, y aunque estamos en el mundo, no pertenecemos a él, pues somos hombres renovados: “creados en Cristo Jesús.” Esta es la doctrina que nosotros declaramos a toda la humanidad, que Cristo murió y se levantó de nuevo, y que su pueblo murió y se levantó de nuevo en Él. De esta doctrina surge la muerte al pecado y la vida para Dios, y en cada acción y en todo momento deseamos que nuestras vidas sean una enseñanza para todos los que nos ven.
Hasta aquí en cuanto a la doctrina: ¿acaso no es preciosa? Oh, si ustedes fueran ciertamente uno con Cristo, ¿los podría encontrar el mundo contaminándose a ustedes mismos? ¿Podrán ser los miembros de una generosa Cabeza llena de gracia, ambiciosos e insaciables? ¿Podrán ser los miembros de una gloriosa, pura y perfecta Cabeza, contaminados de la lujuria de la carne y de las necedades de una vida vana? Si los creyentes están verdaderamente tan identificados con Cristo que ellos son su totalidad, ¿no deberían ellos ser la santidad misma? Si vivimos en virtud de nuestra unión con Su cuerpo, ¿cómo podemos vivir como los demás gentiles? ¿Cómo es que tantas personas que profesan la fe exhiben una vida completamente mundana, trabajando para los negocios y para los placeres, pero no para Dios, en Dios, o con Dios? Rocían un poco de religión sobre una vida mundana, y así esperan hacerla cristiana. Pero eso no puede funcionar. Estoy obligado a vivir como Cristo hubiera vivido bajo mis circunstancias; en mi recámara privada o en mi púlpito público estoy obligado a ser lo que Cristo hubiera sido en un caso semejante. Estoy obligado a demostrar a los hombres que la unión con Cristo no es una ficción, o un sentimiento fanático; sino más bien que estamos influenciados por los mismos principios y guiados por los mismos motivos.
El bautismo es así una representación publica de nuestra fe, de un hecho real que sucede en el mundo espiritual. Morimos con Cristo y resucitamos con él.
2. EL BAUTISMO NOS UNE A CRISTO.
2. EL BAUTISMO NOS UNE A CRISTO.
pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Gálatas
Aunque es cierto que, desde el momento en que nos entregamos al Señor por fe en su Obra a favor nuestro, ya comenzamos a ser hijos de Dios y en ese momento nos revestimos de Cristo. Esta decisión, adquiere su sentido más pleno al dar testimonio de nuestra fe en las aguas del bautismo, porque es en ese momento en el que nuestra decisión llega al compromiso máximo con Cristo. Por ejemplo; es como en el matrimonio, uno se compromete para casarse, pero no son marido y mujer hasta que no se lleva adelante la ceremonia de dicho compromiso.
El pasaje que leímos dice que todos los que se bautizan en Cristo, se revisten de él. Nos bautizamos en Cristo y al hacerlo, nos revestimos de él.
Gálatas: la epístola de la Cruz y el Espíritu Santo Echada a un lado la ley, Cristo introduce un nuevo ‘estatus’: libertad (Gálatas 3:26–27)
Pablo vuelve a puntualizar esa verdad fundamental de nuestra unión con Cristo. No se puede entender la salvación por la gracia sin regresar incansablemente a ese punto de partida, nuestra identificación con Cristo en la Cruz. Como resultado de ese acto divino el creyente está revestido de Cristo
Al salir del agua, comienza una nueva vida, como un nacimiento, y cuando una persona nace de nuevo, nace desnuda y necesita cubrirse, como la primer vestimenta de un bebé recién nacido, de igual manera nosotros cuando nacemos de nuevo por la obra del Espíritu Santo y representado a través del bautismo, necesitamos ser vestidos.
Al salir del agua, comienza una nueva vida, como un nacimiento, y cuando una persona nace de nuevo, nace desnuda y necesita cubrirse, como la primer vestimenta de un bebé recién nacido, de igual manera nosotros cuando nacemos de nuevo por la obra del Espíritu Santo y representado a través del bautismo, necesitamos ser vestidos.
El apóstol Pablo, le dice a los Romanos; “vestíos del Señor Jesucristo”.()
sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
Vestirse del Señor, significa identificarse con él, estar unido a él, mi vida ahora tiene una nueva identidad, la de Cristo. No me identifico con ninguna otra cosa que no sea Cristo.
Mucha gente se identifica a sí misma con una profesión, un equipo de fútbol, un partido político, una religión, etc. o como las tribus urbanas que se identifican a sí mismos por la forma de vestir, por la música que escuchan o los lugares que frecuentan; o también por la posición económica, el color de la piel o el género, etc. Pero ahora que he sido bautizado en Cristo y revestido de Él, no hay ninguna otra cosa, ni moda, ni causa que me identifique, sólo Cristo es mi identidad.
Debemos de vestir el carácter de Cristo continuamente, cada vez más y más, como el vestido de nuestras vidas.
Pero para identificarnos con Cristo, no es sólo el vestirnos de él, sino que la idea de Dios es tener una gran familia con muchos hijos que sean como su hijo Jesucristo. No es sólo, vestirse de Cristo, sino ser como él.
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor de muchos hermanos.
La idea de Dios es tener una gran familia, muchos hijos, que sean como su hijo Jesucristo. No es sólo, vestirse de Cristo, sino ser como él.
Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor de muchos hermanos.
Dios nos conoció, y nos eligió para que seamos como su Hijo. Esto es realmente maravilloso, que nace del corazón de un Dios lleno de amor y misericordia.
Pensar en esto me
Con este pensamiento en mente, era que trabajaba el apóstol Pablo.
Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,
a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.
El apóstol describiendo un poco su función y su trabajo con las personas, pone de manifiesto cuál era la meta por la cuál sufría, trabajaba y luchaba según el poder de Dios en él, “formar a Cristo en otros”.
Este proceso comienza con la decisión de seguir a Cristo y se afirma a través del bautismo, así que una persona se bautiza, está manifestando su decisión publica de ser como Cristo.
3. EL BAUTISMO NOS UNE A SU IGLESIA.
3. EL BAUTISMO NOS UNE A SU IGLESIA.
” es una palabra para ustedes, los
que son salvos por Cristo y son justif
icados por Su justicia. Ustedes han
de revestirse de Cristo y han de seguir revistiéndose de Él en la santifica-
ción de sus vidas para su Dios. Uste
des han de vestir el carácter de su
Señor continuamente, cada vez más y má
s, como el vestido de sus vidas.
El Nuevo Testamento no suele hacer distinción entre el bautismo interior por la fe y el bautismo de agua, por la sencilla razón de que, en la primitiva iglesia, el de agua seguía de inmediato al interior (v. por ej. ; , , ). Por eso, creo (contra la opinión de L. S. Chafer y otros) que y ss. incluye a los dos. «Revestido de Cristo», de su gracia, de su justicia, de su hermosura, es algo muy distinto de los «trapos de inmundicia» () que, como dice Trenchard, «representan la única indumentaria que puede proveer para sí el que obra en sentido legalista».
(C) Vestidos todos con el mismo uniforme, aderezados todos con la misma justicia de Cristo, «ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros, dice Pablo (v. 28), sin excluirse a sí mismo en ese pronombre, sois uno (masculino singular, a diferencia del neutro de ) en Cristo Jesús. En efecto, la unión con Cristo mediante la fe no sólo hace que los creyentes sean uno en Cristo (v. ), sino también que, en sentido místico (espiritual oculto), sean Cristo (comp. con ). Es menester advertir que el apóstol no quiere decir aquí que se hayan borrado las diferencias en cuanto a dones, capacidades, servicios, etc., porque entonces, ¿con qué autoridad podría prohibir a las mujeres enseñar, orar con la cabeza descubierta, someterse al marido, etc.? Las únicas diferencias que se han borrado son las que afectan al modo de salvarse, no a los demás aspectos personales, tanto naturales como espirituales. Véanse, por ejemplo, los dos niveles en : «… tratando a la mujer como a vaso más frágil (¡he ahí una diferencia!), y dándoles honor también como a coherederas de la gracia de la vida (¡he ahí la igualdad!) Por tanto, este versículo no puede tomarse como argumento contra el dispensacionalismo. Ni el judío deja de ser judío al hacerse cristiano, ni el esclavo se convierte en amo al creer en el Señor.[1]
[1] Henry, M., & Lacueva, F. (1999). Comentario Bı́blico de Matthew Henry (p. 1662). 08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.
3. EL BAUTISMO NOS UNE A SU IGLESIA.
3. EL BAUTISMO NOS UNE A SU IGLESIA.
Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
1 Corintios
Y por último, cuando nos bautizamos, no sólo representa nuestra unión de una manera personal a Cristo, sino que también, ponemos de manifiesto nuestra decisión de unirnos a su cuerpo, que es su iglesia.
Sabemos que la referencia al “bautismo” se refiere a nuestra incorporación en el cuerpo de Cristo por el Espíritu Santo, a través del bautismo.
Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Pues hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, tal como ustedes fueron llamados a una misma esperanza gloriosa para el futuro. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, y un solo Dios y Padre de todos, quien está sobre todos y en todos, y vive por medio de todos.
Sabemos que la referencia al “bautismo” se refiere a nuestra incorporación en el cuerpo de Cristo por el Espíritu Santo, el verdadero bautismo en/con/por el Espíritu
Al ser bautizados en el cuerpo, ya no tenemos una identidad personal y egocéntrica, sino que ahora, pertenezco a algo mas grande, a una comunidad, en la cuál nos identificamos todos con las mismas cosas. Quizá no nos identifiquemos por nuestros gustos, ni por nuestra inclinación política, ni siquiera por nuestro genero, pero sí nos identificamos todos con Su cuerpo, el cuerpo de Cristo, la iglesia del Señor.
Una de las cosas mas difíciles de entender para muchos cristianos es que una vez que recibieron a Cristo en sus corazones y se entregaron a él, pierden la vida que tenían, la vida de independencia, de individualidad, la vida egocentrica, para pasar a formar parte de su cuerpo.
Dejamos de ser un individuo único y sólo en el mundo, y pasamos a formar parte de un ser, junto a todos los demás creyentes, que es Cristo.
así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
A tal punto esto es así, que lo que experimenta cada uno en particular, es una experiencia del cuerpo.
De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
RVR60así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
A tal punto esto es así, que lo que experimenta cada uno en particular, es una experiencia del cuerpo.
Es realmente maravilloso lo que hizo Dios, siendo tan diferentes cada uno de nosotros, que nos haya unido para sentir lo mismo que siente cada uno de los que formamos parte de su cuerpo.
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De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
Es realmente maravilloso lo que hizo Dios, siendo tan diferentes cada uno de nosotros, que nos haya unido para sentir lo mismo que siente cada uno de los que formamos parte de su cuerpo.
Esto va mucho más allá de nuestro juicio o critica humana, más allá de nuestra percepción natural, hay una realidad espiritual y sobrenatural que lo que sucede con un miembro del cuerpo, afecta a todos los demás, seamos consientes o no de lo que está pasando.
Así es, el cuerpo consta de muchas partes diferentes, no de una sola parte.
En todo esto, el Señor nos da un sentido de pertenencia que no lo podemos tener en ningún otro lado, ni en ninguna otra asociación humana que podamos lograr.
Ni siquiera la familia humana nos da este sentido de pertenencia y necesidad de los demás. Por el simple hecho de la eternidad. Tu familia humana no es eterna, en cuanto tu familia espiritual sí lo es.
Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
Aquí encontramos el sentido de pertenencia… formo parte del cuerpo, no porque lo que a mi me parece que soy, sino por lo que Dios dice que soy.
NTV Si el pie dijera: «No formo parte del cuerpo porque no soy mano», no por eso dejaría de ser parte del cuerpo.
Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.
Aquí encontramos el sentido de pertenencia… formo parte del cuerpo, no porque lo que a mi me parece que soy, sino por lo que Dios dice que soy.
Y aquí encontramos el sentido de necesidad… nos necesitamos unos a otros y otra vez… mas allá de lo que nosotros decimos o nos parece… “no puede decir: no te necesito”… entonces, hay que decir todo lo contrario…: “Te necesito”… mas allá de lo que a mi me parece.
Por otra parte, al ser insertados en el cuerpo de Cristo que es la iglesia, no sólo llegamos a ser parte de lo mismo, sino que el Espíritu nos otorga por lo menos un don para que desarrollemos nuestra función dentro del cuerpo.
NTVEl ojo nunca puede decirle a la mano: «No te necesito». La cabeza tampoco puede decirle al pie: «No te necesito».
Y aquí encontramos el sentido de necesidad… nos necesitamos unos a otros y otra vez… mas allá de lo que nosotros decimos o nos parece… “no puede decir: no te necesito”… entonces, hay que decir todo lo contrario…: “Te necesito”… mas allá de lo que a mi me parece.
Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes y cada parte tiene una función específica, el cuerpo de Cristo también. Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo y nos pertenecemos unos a otros.
Pablo le enseña a los cristianos en Roma, que al pasar a formar parte del cuerpo de Cristo que es la iglesia, cada creyente tiene una función específica que tienes que desarrollar.
Esta función específica es determinada en base a los dones que el Espíritu Santo da.
Romanos 12.6-
Dios, en su gracia, nos ha dado dones diferentes para hacer bien determinadas cosas. Por lo tanto, si Dios te dio la capacidad de profetizar, habla con toda la fe que Dios te haya concedido. Si tu don es servir a otros, sírvelos bien. Si eres maestro, enseña bien. Si tu don consiste en animar a otros, anímalos. Si tu don es dar, hazlo con generosidad. Si Dios te ha dado la capacidad de liderar, toma la responsabilidad en serio. Y si tienes el don de mostrar bondad a otros, hazlo con gusto.
Por lo tanto, a través del bautismo pasas a formar parte del cuerpo de Cristo para desarrollar y cumplir una función específica que es determinada por el o los dones que el Espíritu Santo te dio en el momento en que le entregaste tu vida a Cristo.