El Corazón del Hombre y el Amor de Dios Santificador

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Vamos a revisar cuál es el estado natural del corazón del hombre, y cómo el Amor de Dios lo Renueva

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INTRODUCCIÓN

Oración y agradecimiento al Señor para buscar Su guía durante la predicación, y en el poder del Espíritu Santo predicar una Teología en llamas.
Proverbios 4.23 RVR60
23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
Definición de corazón: es la fuente de vida del ser interior en varios aspectos, enfocado en los sentimientos, pensamientos, voluntad, y otras áreas de la vida interior como la personalidad total del hombre, incluyendo sus motivos, afectos, deseos, metas, principios e intelecto.
Abarca la personalidad total del hombre, incluyendo sus motivos, sentimientos, afectos, deseos, voluntad, metas, principios, pensamientos e intelecto
la fuente de vida del ser interior en varios aspectos, enfocado en los sentimientos, pensamientos, voluntad, y otras áreas de la vida interior
Guardar: mantener a salvo de daño o peligro, proteger.
Dayton, W. T. (2009). CORAZÓN. En R. S. Taylor, J. K. Grider, W. H. Taylor, & E. R. Conzález (Eds.), E. Aparicio, J. Pacheco, & C. Sarmiento (Trads.), Diccionario Teológico Beacon (p. 157). Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones.
Swanson, J. (2014). Diccionario de idiomas bíblicos: Hebreo. Bellingham, WA: Lexham Press.
En este pasaje hermanos, tenemos un mandamiento de Dios para nosotros: guardar nuestro corazón, protegerlo, mantenerlo a salvo como a un tesoro porque de él mana la vida. Pues en nuestro corazón, está la fuente de vida del ser humano, no solo a nivel físico como un órgano, si no también en los sentimientos, pensamientos, voluntad, motivaciones, deseos, metas, principios y personalidad.
¿Por qué debemos guardar, proteger nuestro corazón sobre toda cosa guardada? ¿Por qué debemos cuidar nuestro corazón aún sobre aquellas cosas que consideramos como valiosas o importantes en nuestra vida?
Ahora, antes de mirar como Dios nos ayuda a guardar nuestro corazón, quiero que veamos cuál es la condición natural del corazón del hombre, y cómo Dios lo va transformando a Su propia imagen:

1. LA CONDICIÓN NATURAL DEL CORAZÓN DEL HOMBRE

Hacer siempre el mal:

Génesis 6.5–6 LBLA
5 Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal. 6 Y le pesó al Señor haber hecho al hombre en la tierra, y sintió tristeza en su corazón.
Desde la época de Noé, allí antes de Dios traer juicio sobre la tierra con el diluvio, vemos que la maldad en la tierra era notorio, fuera de lo común, y que la intención de los pensamientos era sólo hacer siempre el mal.
Podríamos pensar: no, esa era en otra época, pero la realidad es que hoy en día vemos que el corazón de hombres y mujeres de este siglo, siempre quieren hacer el mal. No solamente es ver a los sicarios, violadores, ladrones, políticos corruptos, estafadores, padres que abandonan a sus hijos, no hermanos!!! Es ver primero que mi corazón, al igual que en el tiempo de Noé, tiene toda la intención de sólo hacer siempre el mal.
Acaso no lo vemos en nuestros hogares y en nuestras vidas:
Cuando el marido maltrata a la mujer,
Hijos se levantan contra los padres,
Adulterio, infidelidad en el matrimonio (incluso la lujuria o codicia)
Cuando no pagamos impuestos, colarse en el transmilenio
Odios, rencores hacía las personas.

Es Engañoso y Perverso:

Jeremías 17.9 RVR60
9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
El corazón del hombre es falso, y miren la preposición que hace el versículo: “más que todas las cosas”. Lo notan, el corazón del hombre es engañoso más que todas las cosas. Es aquí donde debemos tener cuidado de no confiar en nuestro propio corazón. En : dice “El que confía en su propio corazón es necio; Mas el que camina en sabiduría será librado (salvado)
El que confía en su propio corazón es necio; Mas el que camina en sabiduría será librado (salvado)
Frecuentemente el mundo le dice a las personas:
Mas el que camina en sabiduría será librado (salvado)
Confia en tu corazón.
Sigue la voz de tu corazón.
Reina Valera Revisada (1960). (1998). (). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
Haz lo que diga tu corazón
Pero la Palabra de Dios nos dice lo contrario hermanos!!! Debemos preguntarnos a nosotros mismos:
¿Confías en tu propio corazón? ¿Sigues la voz de corazón para tomar tus decisiones, o para acercarte a una persona?

Contamina al hombre:

Mateo 15.18–20 RVR60
18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. 19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. 20 Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.
El Señor Jesús luego de que un grupo de Fariseos se le acerca cuestionando lo a Él y Sus discípulos por no lavarse las manos antes de comer, no cumpliendo las tradiciones de este grupo religioso, los reprende y les dice esto a ellos y una multitud que estaba ahí.
Ahora, si vemos en las propias palabra del Señor Jesucristo podemos ver varias estados naturales del corazón del hombre:
Malos pensamientos: a veces decimos es sátanas quien me trae malos pensamientos, puede que sí, pero no es él todo el tiempo, nuestro corazón también los provoca.
Homicidios: no sólo el acto físico, también somos asesinos en el corazón cuando odiamos o tenemos resentimiento hacía una persona.
Adulterios, fornicaciones: las cuales empiezan en el corazón y pueden terminar en el acto físico
Hurtos: también robamos a Dios cuando no lo honramos con nuestros bienes, cuando llegamos tarde al trabajo, o no somos productivos en él, quitandole tiempo y recursos a la empresa.
Falsos testimonios: la mentira
Blasfemias: es decir, calumnia
Y finalmente Salomón en Eclesiastes dice:

Está lleno de mal y de insensatez toda la vida:

Ecl
Eclesiastés 9.3 RVR60
3 Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos.
La palabra insensatez quiere decir locura, hoy en día esto es una realidad. El corazón del hombre es cada vez más loco, hay una falta de entendimiento muy grande. No más es ver noticias y vemos los grados de locura a los que las personas están llegando, o ver algunos vídeos de redes sociales. El problema de todo esto es que el mundo cada vez lo llama como algo normal, y los cristianos están cayendo en ese mismo juego.
Nos da lo mismo
Ahora, que a la luz de la Palabra de Dios vimos cuál es la condición natural del corazón del hombre, quiero que veamos como el Amor de Dios puede hacer un nuevo corazón, cómo Dios puede transformar y regenerar completamente nuestro corazón, y esto lo logra por medio de:

EL AMOR DE DIOS QUE NOS SANTIFICA, APARTA:

Todos hemos escuchado del Amor de Dios, ¿verdad? De hecho muchos de nosotros definimos primero a Dios, como un Dios de Amor, de Perdón y Misericordia. Y de hecho lo es. Sin embargo sólo estamos mirando uno de los atributos de Dios y olvidamos por completo Sus demás atributos que forman todo el carácter de Dios, pues la Biblia dice que:
Dios es Santo, Santo, Santo.
Dios es Justo, Él juzga con justicia y con verdad.
Dios está airado contra el pecador y contra el pecado todos los días, de hecho considera al pecador no arrepentido como su enemigo.
Dios aborrece el pecado, no lo puede tolerar. Él lo detesta por completo.
¿Cómo es que el Amor de Dios me Santifica? ¿Cómo es que este Dios Santo, Santo, Santo, Justo, Paciente y Airado, puede aceptarnos aún en nuestra vil y pecaminosa condición?
!La respuesta mis hermanos es Cristo!
Vamos ahora al libro de:
Efesios 1.3–4 RVR60
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
Notemos hermanos lo que el Apóstol Pablo está diciendo en esto dos versículos:
Todo aquella persona que está en Cristo, es decir aquel cuya vida ha sido entregada a Jesús como el Salvador y Señor de Su alma, !está unida en Cristo!, y este hombre o mujer que está en Cristo es bendecido por el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo con toda bendición espiritual.
Por lo tanto hermanos, esto debe ser motivo de alabanza y gratitud a Dios.
Recordemos que las bendiciones de Dios son primeramente espirituales, y para yo poder disfrutar de las bendiciones espirituales, es necesario que el Espíritu Santo more en mí.
¿Y cómo el Espíritu Santo mora en la vida y el corazón del hombre? Cuando esta persona, reconociendo su condición de pecador, que nada bueno hay en él, y que es incapaz de poder ganar su salvación, correo a los pies de la cruz de Cristo con un corazón arrepentido, ruega el perdón de Dios mediante el sacrificio sustitutivo de Cristo, y pone toda su confianza, toda su fe para Salvación de su alma en Él, reconociendo que Jesús es el Hijo de Dios, y que murió y resucitó al tercer día y que ahora está sentado a la diestra de Dios Padre.
El Señor nos otorga Su Favor Divino, no solamente al darnos la Salvación por Gracia, si no que también nos bendice espiritualmente en los lugares celestiales, escogiendo nos en Cristo antes de la creación del mundo, ¿para qué?
Para que seamos Santos y sin mancha delante de Él. El propósito de Dios es que nosotros nos separemos, nos apartemos del pecado consagrados a Dios, irreprensibles, sin ningún tipo de culpa contra nosotros delante de Él.

Santificación por medio del Espíritu Santo:

Lo mismo escribió Pablo a los Tesalonicenses:
2 Tesalonicenses 2.13 RVR60
Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,
De nuevo el propósito de Dios es salvarnos, santificando nos por el Espíritu Santo y la fe en la verdad, que es Cristo. Pues el Señor dijo en
Juan 14.6 RVR60
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
!Cristo es la verdad!

El Amor de Dios es derramado por el Espíritu Santo:

Así como Dios es Santo, Su Amor es Santo y lo manifiesta a nosotros sólo a través del Espíritu Santo:
Romanos 5.5 RVR60
y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Humanamente, muchas veces tenemos un mal concepto donde creemos que amar es darle todo lo que desea a una persona (hijo, esposo, esposa, padres), pensamos que amar es que no le falte nada o cumplir con sus deseos del corazón. Si pensamos esto hermanos, estaríamos mal. Porque Amar NO es buscar la satisfacción de los deseos de una persona, así sea mi hijo, mi hija, el marido, la esposa. NO!
Vimos cómo son los deseos del corazón, ¿verdad?, vimos como la Palabra de Dios revela cuál es la condición natural del corazón del hombre. Ahora, con estos deseos del corazón corruptos, engañosos, perversos, malvados, que contaminan y hacen daño, que llegan a un estado de locura muy alto, yo les pregunto:
¿Sería Amor de parte de Dios que nos diera todo lo que deseamos? Claro que no!
“No hay mayor amor de Dios para mi, y para ti en que seamos Santos, ser más como Su hijo, Su propósito desde antes de la creación del mundo fue escogernos para hacernos Santos. “
Un padre no solo le da dulces y paquetes a su hijo, ¿cierto? El padre debe alimentar a su hijo con verduras y frutas, y aunque muchas veces a los hijos nos nos gustan las verduras, son necesarias para nuestro desarrollo y crecimiento. ¿Será que el padre le está haciendo un daño al darle verduras a su hijo? Por su puesto que no, él lo hace porque lo ama, y porque quiere lo mejor para su hijo.
Del mismo modo, cuando Dios me disciplina, cuando Dios me corrige infligiendo dolor en mí para hacerme reconsiderar lo que he hecho, Él lo hace porque me ama, porque quiere lo mejor para mí, pues el Padre que ama a sus hijos los disciplina.
Así que:

El Amor de Dios Manifiesta Santidad sobre nosotros:

Hebreos 12.5–10 LBLA
5 además, habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige: Hijo mio, no tengas en poco la disciplina del Señor, ni te desanimes al ser reprendido por El; 6 porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. 7 Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? 8 Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. 9 Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos? 10 Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero El nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad.
Noten hermanos la finalidad de la disciplina que tenemos en el versículo 10b: “Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su Santidad”.
Este es el Amor de Dios hermanos, un Amor Santo, que aún en medio de nuestros pecados, Él los usa y permite que tomemos decisiones, fuera de Su voluntad obviamente, para luego disciplinarnos, y lo hace por nuestro bien, para que participemos de Su Santidad.

CONCLUSIÓN:

Historia para leer:
Ilustración del Amor que excede todo Conocimiento:

Era domingo por la noche y se reunía un grupo en una iglesia de la comunidad. Después que cantaron los himnos, el pastor de la iglesia se dirigió al grupo y presentó a un predicador invitado; se trataba de uno de sus amigos de la infancia, ya entrado en años. Mientras todos lo seguían con la mirada, el predicador ocupó el púlpito y comenzó a contar esta historia:

«Un hombre junto con su hijo y un amigo de su hijo estaban navegando en un velero a lo largo de la costa del Pacífico, cuando una tormenta les impidió volver a tierra firme. Las olas se encresparon a tal grado que el padre, a pesar de ser un marinero de experiencia, no pudo mantener a flote la embarcación, y las aguas del océano arrastraron a los tres. (Al decir esto, el predicador se detuvo un momento y miró a dos adolescentes que por primera vez desde que comenzó la plática estaban mostrando interés y continuó narrando):

»El padre consiguió agarrar una cuerda, mientras flotaba en una tabla. Pero luego tuvo que tomar la decisión más terrible de su vida: Escoger a cuál de los dos muchachos tirarle el otro extremo de la soga. Tuvo sólo escasos segundos para decidirse. El padre sabía que su hijo era un buen cristiano, y también sabía que el amigo de su hijo no lo era. La agonía de la decisión era mucho mayor que los embates de las olas. Miró en dirección a su hijo y le gritó:

–“¡TE AMO, HIJO MÍO!”

Y tiró la soga al amigo de su hijo.

En el tiempo que le tomó al amigo nadar hasta el velero volcado en campana, su hijo desapareció bajo los fuertes oleajes en la oscuridad de la noche. Jamás lograron encontrar su cuerpo».

Los dos adolescentes escuchaban con suma atención, atentos a las próximas palabras del predicador invitado.

»El padre –continuó el anciano– «sabía que su hijo pasaría la eternidad con Cristo, y no podía soportar el hecho de que el amigo de su hijo no estuviera preparado para encontrarse con Dios. Por eso sacrificó a su propio hijo. ¡Cuán grande es el amor de Dios que le impulsó a hacer lo mismo por nosotros!».

Dicho esto, el predicador volvió a sentarse, y hubo un tenso silencio.

Pocos minutos después de concluida la reunión, los dos adolescentes se encontraron con el anciano. Uno de ellos le dijo cortésmente:

–«Fue una historia muy bonita, pero a mí me cuesta trabajo creer que ese padre haya sacrificado la vida de su hijo con la ilusión de que el otro muchacho algún día decidiera seguir a Cristo».

–«Tienes toda la razón, le contestó el anciano mientras miraba su Biblia gastada por el uso.»

Y mientras sonreía, miró fijamente a los dos jóvenes y prosiguió:

–Pero esa historia me ayuda a comprender lo difícil que debió haber sido para Dios entregar a su Hijo por mí. A mí también me costaría trabajo creerlo si no fuera porque el amigo de ese hijo era yo».

Palabras de cierre, reflexión y oración...
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