La Exaltacion de Cristo
Introduccion
Cuando se completó la misión de Jesús, “Dios también lo exaltó sobre todas las cosas”. Dios mismo coronó la obra que Jesús había logrado y la declaró perfecta y completa. Jesús, en su estado de humillación, el Dios hombre, dejó de lado el uso pleno de sus poderes divinos y los cubrió con “los harapos de un pordiosero” de la obediencia humilde. En su estado de exaltación, dejó caer los trapos de pordiosero, la forma de esclavo, y Jesús ya no oculta más el hecho de que él es Dios.
Sí, Jesús todavía es el Dios hombre, pero ya no está sujeto a la debilidad ni a la fragilidad de la humanidad pecadora. Ya no usa sus cualidades y poderes divinos en forma limitada y restringida; ahora ejerce totalmente su majestad como el Dios hombre exaltado que gobierna sobre todas las cosas en los cielos y sobre la tierra. El Dios hombre, que una vez se humilló a ser lo más bajo para salvar a nuestra raza, ahora es exaltado hasta lo más elevado como el Rey de reyes y el Señor de señores.
Verso 9
9 Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor
la nueva posición de Cristo como Dios hecho hombre significó que Dios le dio privilegios que no tenía antes de la encarnación. Si no hubiera vivido entre los hombres, no habría podido identificarse con ellos como el sumo sacerdote perfecto que intercede por ellos. Si Él no hubiera muerto en la cruz, no habría podido ser elevado desde el extremo más bajo al que llegó hasta el cielo, como sustituto perfecto por el pecado humano.
El término «Señor» es una alusión al nombre de Dios en el pacto del Antiguo Testamento, Yahvé (ver Éx 3:14; 6:3), que los judíos no se atrevían a pronunciar por miedo a quebrantar uno de los Diez Mandamientos (ver Éx 20:7; Dt 5:11). Por eso sustituyeron el nombre Adon, que significaba Señor, dueño, marido. Jesús, quien vino en forma de siervo, recuperó su señorío cósmico (ver Jn 17:5; Col 1:15–20). «Jesús es Señor» era la confesión pública y personal de fe de la Iglesia primitiva (ver Ro 10:9; 1 Co 8:6; 12:3). Jesús de Nazaret recibe el título supremo de la Divinidad
Es interesante que antes de la ascención, el nombre “Señor” se registra 196 veces y después de ella lo encontramos 326 veces. Su preeminencia fue reconocida por el mismo Dios Padre (Hch. 2:36), por los ángeles (Lc. 2:11), por el Espíritu Santo (1 Co. 12:13) y por los apóstoles (Ro. 14:9). Nosotros debemos unirnos a este reconocimiento como una experiencia real y verdadera que continuará por toda la eternidad.