La actitud de la oración: Como Niños
Culto de Oración • Sermon • Submitted
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Introducción
Introducción
Vivimos en uno de los tiempos donde es mas difícil orar,
Humildad
Confianza
Como cristianos siempre tenemos cierta frustración con el tema de la oración
Como niños
Ellos simplemente vienen
9 Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.
15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
Aprender a orar no nos ofrece una vida menos atareada, nos ofrece un corazón menos atareado
Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Siempre olvidamos que Dios es una persona. No aprendemos a amar a alguien sin que eso nos cambie. Esa es simplemente la naturaleza del amor que refleja el corazón de Dios. Debido a que el amor de Dios no cambia, la segunda persona de la Trinidad, Jesús de Nazaret, ahora tiene un cuerpo lleno de cicatrices. La Trinidad es distinta debido al amor. A medida que desarrolle su relación con su Padre celestial, usted cambiará.
Descubrirá nidos de cinismo, orgullo y obstinación en su corazón. Será desenmascarado. A ninguno de nosotros nos gusta quedar expuestos. Tenemos una reacción alérgica a la dependencia. No obstante, esa es la condición del corazón más necesaria para una vida de oración.
Un corazón necesitado es un corazón que ora. La dependencia es el latido de la oración. Así que, cuando comience a sentirse incómodo, no se aleje de Dios. Él apenas está comenzando a trabajar.
Sea como un niño pequeño
Sea como un niño pequeño
En mas de una ocasión Jesús dice a sus discípulos que lleguen a ser como niños pequeños:
33 Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? 34 Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor. 35 Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos. 36 Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: 37 El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.
13 Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. 14 Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. 15 De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.34 Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
33 Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? 34 Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor. 35 Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos. 36 Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: 37 El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.
3 y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
17 Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.
Tiene que ver con lo que lo busquemos como niños pequeños, tal como somos
Jesús quiere que no finjamos cuando nos acercamos a él en oración. En lugar de eso, frecuentemente tratamos de ser algo que no somos.
16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis:
De la boca de los niños y de los que maman
Perfeccionaste la alabanza?
Comenzamos concentrándonos en Dios, pero casi inmediatamente nuestra mente divaga en muchas direcciones distintas. Los problemas del día se llevan nuestra resolución bienintencionada de ser espirituales. Nos damos una reprimenda espiritual y lo intentamos de nuevo, pero la vida desplaza nuestra oración. Sabemos que se supone que la oración no debe ser así, por lo que nos rendimos con desesperación. Mejor sería que lográramos hacer algo.
Jesús quiere que no finjamos cuando nos acercamos a él en oración. En lugar de eso, frecuentemente tratamos de ser algo que no somos. Comenzamos concentrándonos en Dios, pero casi inmediatamente nuestra mente divaga en muchas direcciones distintas. Los problemas del día se llevan nuestra resolución bienintencionada de ser espirituales. Nos damos una reprimenda espiritual y lo intentamos de nuevo, pero la vida desplaza nuestra oración. Sabemos que se supone que la oración no debe ser así, por lo que nos rendimos con desesperación. Mejor sería que lográramos hacer algo.
Que lo busquemos como niños pequeños
La dificultad de llegar tal como somos es que estamos hechos un lío. Y la oración lo empeora. Cuando disminuimos la velocidad para orar, inmediatamente nos vemos confrontados con lo poco espirituales que somos, con lo difícil que es concentrarse en Dios. No sabemos lo malvados que somos hasta que tratamos de ser buenos. Nada expone nuestro egoísmo e impotencia espiritual como la oración.
La dificultad de llegar tal como somos es que estamos hechos un lío. Y la oración lo empeora. Cuando disminuimos la velocidad para orar, inmediatamente nos vemos confrontados con lo poco espirituales que somos, con lo difícil que es concentrarse en Dios. No sabemos lo malvados que somos hasta que tratamos de ser buenos. Nada expone nuestro egoísmo e impotencia espiritual como la oración.
Generalmente cuando un niño quizás por alguna situación difícil desarrolla tarde alguna habilidad, no le decimos que bien pero estabas atrasado
Esto no es solamente una observación casual de cómo reaccionan los padres ante los niños pequeños. Este es el evangelio, el corazón acogedor de Dios. Dios también nos ovaciona cuando llegamos a él con nuestras oraciones tambaleantes e indecisas. Jesús no dice: «Vengan a mí todos los que han aprendido a concentrarse en la oración, cuyas mentes ya no divagan y yo les daré descanso». No. Jesús abre sus brazos a sus niños necesitados y dice: «Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar» (, LBLA).
El criterio para llegar a Jesús es el cansancio. Venga abrumado por la vida. Venga con su mente que divaga. Venga con su lío.
¿Qué se siente estar cansado? Le cuesta concentrarse. Los problemas del día son como garras en su cerebro. Se siente apaleado por la vida.
¿Qué se siente estar cargado? Lo mismo. Tiene tantos problemas que ni siquiera sabe por dónde empezar. Ya no puede vivir la vida por su cuenta. ¡Jesús quiere que lo busque así como está! Su cansancio lo lleva a él. No trate de hacer que la oración salga bien; solamente dígale a Dios dónde está y qué hay en su mente. Eso es lo que hacen los niños. Llegan tal como están
Al igual que los discípulos, simplemente dicen lo que tienen en la mente. Sabemos que para llegar a ser cristianos no debemos tratar de corregirnos, pero cuando se trata de orar, eso se nos olvida completamente. Cuando se trata de orar, no vamos tal como somos. Tratamos, como adultos, de corregirnos. La oración privada y personal la podemos hacer de forma legalista.
Qué se siente estar cansado cuesta concentrarse
Qué se siente estar cargado lo mismo tiene tantos problemas que ni siquiera sabe por dónde empezar ya no puede vivir la vida por su cuenta Jesús quiere que lo buscas y cómo está su cansancio lo lleva a él
Nos vemos entonces tratar de hacer que la oración salga bien solamente decirle adiós dónde estamos y que hay en nuestra mente es lo que hacen los niños llegan tal como éstas con todo y cómo están en ese momento algo al igual que discípulos simplemente dicen lo que tienen en la mente
16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis:
De la boca de los niños y de los que maman
Perfeccionaste la alabanza?
Mateo 21
Sabemos que para llegar a Jesús no tenemos que llegar cambiado sino que vamos como somos y eso nos transforma pero se nos olvida eso en cuanto a la oración queremos llegar de alguna manera ya cambiado cuando el señor utiliza la oración precisamente para cambiarlo por eso no podemos simplemente quedarnos en tener las palabras perfectas el método correcto sino simplemente disfrutar de la relación que tenemos gracias a nuestro señor Jesucristo
Después de la cita de
La única forma de llegar a Dios e quitándonos cualquier máscara espiritual debemos llegar como verdaderamente somos para encontrarnos con el verdadero Dios
Con frecuencia nuestro corazón no está centrado y está bien tenemos que comenzar con lo que es real Jesús no vino por los justos sino por los pecadores y todos calificamos las mismas cosas de las que tratamos de deshacernos ese cansancio esa distracción todos nuestros líos son las que nos ayudan a entrar por la puerta principal así cómo funciona el evangelio así es cómo funciona la oración
Aprenda a hablar con Su Padre
Cómo aprendemos a hablar con nuestro padre pidiéndole como un niño creyendo como un niño
Pedir como un niño
Qué piden años de todo y cualquier cosa
Cuántas veces lo piden muchas veces no tengas tan a veces cedemos solamente para que ya no lo pidan más
Cómo piden sin malicia solamente dicen lo que está en su mente no tiene conciencia de lo que apropiado inapropiado
Creer como un niño
Los niños confían absolutamente en el amor y el poder de sus padres
Confían instintivamente creen que sus padres quieren hacerles bien si usted sabe que su padre lo amo y lo protege eso llena su mundo de posibilidades de solamente habla sin cesar de lo que hay en su corazón
Así que, en lugar de paralizarnos por como somos, comencemos así como somos. Así es como el evangelio funciona. Dios comienza con usted. Es un poco aterrador porque usted está hecho un lío.
Aprenda a hablar con Su Padre
Aprenda a hablar con Su Padre
¿Cómo aprendemos a hablar con nuestro Padre? Pidiéndole como un niño, creyendo como un niño
Miller, Paul E.. Una vida de oración: Conectándose con Dios en un mundo lleno de distracciones (Spanish Edition) (p. 27). NavPress. Edición de Kindle.
PEDIR COMO UN NIÑO
Hagamos un rápido análisis de cómo piden los niños pequeños.
¿Qué piden ellos? De todo y cualquier cosa.
¿Qué tan frecuentemente piden los niños? Repetidas veces. Una y otra vez. Nos desgastan. A veces cedemos solamente para callarlos.
¿Cómo piden los niños? Sin malicia. Solamente dicen lo que está en su mente. No tienen conciencia de lo que es apropiado o inapropiado. Jesús nos dice que observemos a los niños si queremos aprender a pedir en oración.
Después de presentar la idea de pedir audazmente en el Sermón del monte («Sigue pidiendo y recibirás lo que pides»),
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Si nosotros, padres terrenales, con todo nuestro quebrantamiento, les damos a nuestros hijos buenos regalos, ¿no nos dará aún más nuestro Padre celestial? Los pedidos de nuestros hijos, sin importar lo triviales que sean, nos llegan al corazón. Dios siente lo mismo.
CREER COMO UN NIÑO
Lo segundo que tenemos que hacer para aprender a orar es creer como un niño. Los niños confían absolutamente en el amor y el poder de sus padres. Confían instintivamente. Creen que sus padres quieren hacerles bien. Si usted sabe que su padre lo ama y lo protege, eso llena su mundo de posibilidades. Usted solamente habla sin cesar de lo que hay en su corazón. En el mundo de la oración es igual.
Miller, Paul E.. Una vida de oración: Conectándose con Dios en un mundo lleno de distracciones (Spanish Edition) (pp. 28-29). NavPress. Edición de Kindle.
La fe característica de un niño impulsa esa persistencia.
Miller, Paul E.. Una vida de oración: Conectándose con Dios en un mundo lleno de distracciones (Spanish Edition) (p. 29). NavPress. Edición de Kindle.
E incluso si nuestra mente divaga, que aquello que este pasando por nuestra mente sea también incluido en la oración
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Mateo 7