Su paja y mi Viga
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Nos enfrentamos ahora a la realidad de nuestra condición, en los próximos pasajes Jesús nos da tres razones para no juzgar, déjenme pasar rápidamente a ellos;
Por Dios (vv. 1)
Por Dios (vv. 1)
No juzguéis, para que no seáis juzgados.
Algunos se enfrascan en esto y va mas allá:
Si juzgo me juzgan
Si le juzgo me juzga
No puedo juzgar porque estará atento a mi para criticarme
también es cierto que no hay personas mas sensibles a las criticas que los críticos.
Tampoco hay personas mas olvidadizas que los críticos, nunca recuerdan cuando juzgan a los demás.
Es una visión pobre del texto parece que Cristo va más allá, “no juzguéis para que no seáis juzgados” no se limita o refiere al juicio de otros sino que podríamos terminar el texto diciendo “No juzguéis para que no seáis juzgados— Por Dios—” Así entonces, debemos señalar que el texto se está refiriendo a Cristianos, y yo estoy diciendo que como Cristianos también somos juzgados. Muchos de nosotros y de la mayoría de creyentes en el mundo, vive una seguridad de la salvación que le hace convertirse en cristiano mediocre y por eso observa que muchas personas confusas en su salvación que piensan que la pueden perder, resultan en ultimas viviendo una vida de mayor santidad que ellos.
Es por esto que se hace indispensable aclarar de que manera Dios juzga a los creyentes. En la biblia encontramos tres tipos de juicio:
Juicio definitivo y eterno. Es con respecto a la salvación, lo que determina creyentes y no creyentes, de lo cual el cristiano, ya ha sido perdonado y ha salido victorioso en Cristo en tal juicio.
Juicio como Hijos de Dios:
1 cor 27-32
De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
Consecuencias: Enfermedad, Dios quita la protección para que el demonio obre.
1 Cor 5
el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
Dios demanda sea entregado al demonio por su negativa a juzgarse a juzgarse a si mismoy a arrepentirse
Hebreos 12
Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos.
Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero. No pasan trabajos como los otros mortales, Ni son azotados como los demás hombres.
: podemos evidenciar tal distinción con los bastardos a quienes Dios les deja prosperar:
4-5
Salmo de Asaf. Ciertamente es bueno Dios para con Israel, Para con los limpios de corazón. En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos. Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero. No pasan trabajos como los otros mortales, Ni son azotados como los demás hombres. Por tanto, la soberbia los corona; Se cubren de vestido de violencia. Los ojos se les saltan de gordura; Logran con creces los antojos del corazón. Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; Hablan con altanería. Ponen su boca contra el cielo, Y su lengua pasea la tierra. Por eso Dios hará volver a su pueblo aquí, Y aguas en abundancia serán extraídas para ellos. Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en el Altísimo? He aquí estos impíos, Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia; Pues he sido azotado todo el día, Y castigado todas las mañanas. Si dijera yo: Hablaré como ellos, He aquí, a la generación de tus hijos engañaría. Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí, Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos. Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás caer. ¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terrores. Como sueño del que despierta, Así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia. Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta. Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras.
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Salmo de Asaf. Ciertamente es bueno Dios para con Israel, Para con los limpios de corazón. En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos. Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero. No pasan trabajos como los otros mortales, Ni son azotados como los demás hombres. Por tanto, la soberbia los corona; Se cubren de vestido de violencia. Los ojos se les saltan de gordura; Logran con creces los antojos del corazón. Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; Hablan con altanería. Ponen su boca contra el cielo, Y su lengua pasea la tierra. Por eso Dios hará volver a su pueblo aquí, Y aguas en abundancia serán extraídas para ellos. Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en el Altísimo? He aquí estos impíos, Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia; Pues he sido azotado todo el día, Y castigado todas las mañanas. Si dijera yo: Hablaré como ellos, He aquí, a la generación de tus hijos engañaría. Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí, Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos. Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás caer. ¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terrores. Como sueño del que despierta, Así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia. Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta. Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras.
3
. 1-5
iii. Juicio de recompensa (después de la muerte):
Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.
Romanos 14.
1 Cor 3.
Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.
Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
2 cor 5.
porque cada uno llevará su propia carga.
Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó, y no se avergonzó de mis cadenas, sino que cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló. Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes mejor.
Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.
Si queremos tener confianza en el día del juicio entonces tengamos cuidado de como vivimos ahora, porque todavía estamos sometidos a juicio aquí en esta vida y en la venidera. Cuando estamos juzgando a otro nos estamos exponiendo a juicio, nosotros no perdemos la salvación pero es evidente que vamos a perder algo.
Dios nos juzgará con nuestra medida (vv. 2)
Dios nos juzgará con nuestra medida (vv. 2)
Es notable observar como una persona que juzga a otras, tan constantemente se sorprende cuando esas mismas personas le juzgan.
Cuando juzgamos nos volvemos autoridad sobre el juzgado, mira como lo muestra la biblia:
Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.
Lucas 12.
Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.
Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.
Uno será juzgado con el mismo criterio que usa. ¿Se coloca uno delante de los demás como autoridad? muy bien, esta será la medida que se le aplicará a cada uno en su propio juicio. Cuando nos presentemos delante de Dios, el nos dirá: — ya lo sabias, lo hacías con los demás ¿Porque no lo hiciste también contigo mismo?
Un sarcasmo merecido (vv. 3-5)
Un sarcasmo merecido (vv. 3-5)
No podemos juzgar a otro, porque nuestro juicio no es objetivo, si juzgáramos bien nos juzgaríamos a nosotros mismos.
Nos engañamos diciendo querer el bien del otro pero demostramos que no al no hacerlo con nosotros mismos.
Queremos condenar a la persona, no el mal de la persona. Porque los sentimientos y las fallas acumulados no nos hacen objetivos. el ejemplo de los jurados
somos un oculista ciego. nos justificamos al decir estar preocupados por el otro.
No estamos interesados en ayudarla sino contentos al condenarla.
Debemos sacar primero nuestra viga
debemos primero realizar un juicio de nosotros, entonces podemos ver con claridad para sacar el del otro.
Dice Martín Loid Jones:
“Si deseas de verdad eliminar esas manchas, faltas, fragilidades e imperfecciones, ante todo hay que caer en la cuenta de que el espíritu de juicio, hipercrítica y censura que hay en ti, es realmente como una viga, si se le compara con la pequeña paja en el ojo ajeno. No hay forma mas terrible de pecado que el espíritu de juicio del cual somos culpables” (la viga es el espíritu de juicio, contra la paja que es lo que sea que estés juzgando”
Si deseas de verdad eliminar esas manchas, faltas, fragilidades e imperfecciones, ante todo hay que caer en la cuenta de que el espíritu de juicio, hipercrítica y censura que hay en ti, es realmente como una viga, si se le compara con la pequeña paja en el ojo ajeno. No hay forma mas terrible de pecado que el espíritu de juicio del cual somos culpables
“Si deseas de verdad eliminar esas manchas, faltas, fragilidades e imperfecciones, ante todo hay que caer en la cuenta de que el espíritu de juicio, hipercrítica y censura que hay en ti, es realmente como una viga, si se le compara con la pequeña paja en el ojo ajeno. No hay forma mas terrible de pecado que el espíritu de juicio del cual somos culpables”
Dedica todo el tiempo a condenarte a ti mismo, a lavarte las manos y tratar de purificarte , es la forma de liberarte de esa viga, que es el espíritu de censura e hipercrítica.
Recuerda lo que pasa cuando tocas tu ojo, de inmediato intentará cerrarse, se necesita entonces afecto, paciencia, calma y equilibrio. La manera correcta de realizar un juicio es con humildad, compasión, y estando conscientes de nuestro propio pecado, a fin de que al encontrarlo en otra persona, lejos de condenarla, uno sienta ganas de llorar. Recordar “Decir la verdad en amor”,es valioso, hay personas que dicen la misma verdad, de tal forma que lo colocan de inmediato a la defensiva y lo conducen a odiarlos por ello. Aquí hermanos es aplicativo lo que dice
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;