Bienaventurados los mansos
Se explica las implicaciones de la mansedumbre
BIENAVENTURANZAS
Evidentemente Jesús repitió este mensaje varias veces
CONTEXTO DE BÚSQUEDA DE LIBERACIÓN. HAY UNA VISIÓN DISTORSIONADA DEL MESÍAS Y DEL REINO DEL SEÑOR.
MANSEDUMBRE. Es la serenidad y ausencia de egoísmo que poseen quienes son verdaderamente fuertes, y que los libera de la necesidad de demostrar su fortaleza.(Comp. Sal. 37.11)
Estos son los que se someten resignada y alegremente a los designios de Dios, y los que muestran toda mansedumbre para con todos los hombres (Tit. 3:2); los que pueden aguantar una provocación sin encenderse en ira, sino que permanecen en silencio o dan una respuesta suave; los que permanecen serenos mientras otros cometen grandes desatinos; cuando, en admirable paciencia, se mantienen dueños de sí mismos al mismo tiempo que son desposeídos de todo lo demás; los que prefieren sufrir y perdonar veinte injurias antes que vengarse de una.
Necesitamos una visión Biblica de la vida
En la esfera del gobierno de Cristo, esta es la manera en la cual vivir.
LAS MANIFESTACIONES DE LA MANSEDUMBRE
Defender la fe con mansedumbre
Restaurar hermanos con mansedumbre
HUMILDAD, MANSEDUMBRE Y AMOR (4:2)
Estas tres virtudes resultan fundamentales en la comunión entre los hermanos y en todas las relaciones interpersonales. La carencia de ellas produce división.
Lo opuesto a la humildad es el orgullo. Lo opuesto a la mansedumbre es la rebeldía. Y lo opuesto al amor, el egoísmo. El orgullo, la rebeldía y el egoísmo son las tres principales características de la carne.
■ El orgullo hace que una persona se considere superior a los demás, busque ocupar los primeros lugares, tenga envidia del que prospera, sea sabia en su propia opinión, reclame sus derechos, se vuelva severa y dura, trate de dominar a otros, y tantas otras cosas. Y como consecuencia produce división.
■ La rebeldía produce en nosotros desobediencia, discusiones, enojos, insolencia, ofensas, peleas, enemistades y hasta pecados de inmoralidad. La rebeldía divide a la iglesia.
■ El egoísmo nos conduce a la concupiscencia de la carne, a la injusticia, a la avaricia, a la mentira, a querer ser servidos en vez de servir, a buscar nuestro propio interés, a ser dominados por el placer, a buscar nuestra gloria. También en este caso la consecuencia es división.
■ Cuando en la iglesia suceden divisiones es porque los creyentes andan en la carne. Pues el humilde estima a su hermano como superior a sí mismo. Lo honra, lo sirve, busca la paz. El que es humilde reconoce sus errores y los confiesa tanto a Dios como a sus hermanos. Procura ocupar el último lugar. Prefiere oír antes que hablar. Se alegra al ver a otros progresar. Como resultado se produce la unidad.
■ El manso obedece con amor. Es sumiso a Dios y a sus hermanos. Alaba a Dios aún en la adversidad. Acepta sus limitaciones con paz. Vence con el bien el mal. Sabe esperar. Acepta el consejo. Tiene dominio propio.
■ El que ama busca el bien de los demás, es gentil, generoso, servicial, misericordioso, amigo de todos, pronto a hacer buenas obras. El amor es el vínculo perfecto (Colosenses 3:14).