Cuando Jesús te Manda ir y No viene Contigo

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I Jesús Alimenta una Multitud

A- 20 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. 21Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
B- 22En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Importante: él en una barca. Tras despedir a la multitud, subió al monte a orar aparte (cf. ). Al enviar a sus discípulos en la barca hizo dos cosas: los alejó de la multitud y les dio oportunidad de reflexionar sobre el significado de lo que acababa de suceder por medio de ellos

Consecuentemente, los discípulos, dejando la costa nororiental—¿en algún momento entre las 7.30 y las 9.00 de la noche?—comenzaron a remar (Mr. 6:48; Jn. 6:19) hacia la Betsaida occidental (Mr. 6:45), en las vecindades de Capernaum (Jn. 6:16, 17) y de la llanura de Genesaret (Mt. 14:34; Mr. 6:53).

Aun no se ha mencionado una razón, quizás la más importante por la que Jesús despidió a los discípulos y la multitud: Jesús quería estar solo. Deseaba entrar en solitaria comunión con su Padre, como es claro del v. 23. Después que hubo despedido a la multitud, subió al monte a solas para orar, y cuando llegó la noche estaba allí solo. A estas palabras hay que darles más importancia que lo que generalmente se les da. Durante su peregrinación terrenal, el Señor Jesús pasó mucho tiempo en oración. Oraba en lugares solitarios, en un monte, en el Getsemaní; en la mañana, en la tarde, a veces toda la noche

él en una barca. Tras despedir a la multitud, subió al monte a orar aparte (cf. ). Al enviar a sus discípulos en la barca hizo dos cosas: los alejó de la multitud y les dio oportunidad de reflexionar sobre el significado de lo que acababa de suceder por medio de ellos
22En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
II El Maestro enseguida hizo que sus discípulos partieran (22). El verbo tiene un sentido muy enérgico, significando “constreñir, forzar”. Arndt y Gingrich sugieren esta traducción: “Hizo que sus discípulos se embarcaran.” ¿Por qué? Juan nos da la respuesta: “Jesús entendió que iban a venir, para posesionarse de El y hacerle rey y volvió a retirarse al monte, él solo” (). No quería que sus discípulos permanecieran en esa atmósfera revolucionaria, ni quería El sancionar con su presencia semejante movimiento. El no estaba allí para establecer un reinado político con oposición al gobierno romano, sino para implantar su reino espiritual en los corazones de los hombres. Jesús era sensible a la realidad de que estos veleidosos galileos estaban listos para lanzarse en otra revuelta contra Roma
20Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. 21Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
El Maestro enseguida hizo que sus discípulos partieran (22). El verbo tiene un sentido muy enérgico, significando “constreñir, forzar”. Arndt y Gingrich sugieren esta traducción: “Hizo que sus discípulos se embarcaran.” ¿Por qué? Juan nos da la respuesta: “Jesús entendió que iban a venir, para posesionarse de El y hacerle rey y volvió a retirarse al monte, él solo” (). No quería que sus discípulos permanecieran en esa atmósfera revolucionaria, ni quería El sancionar con su presencia semejante movimiento. El no estaba allí para establecer un reinado político con oposición al gobierno romano, sino para implantar su reino espiritual en los corazones de los hombres. Jesús era sensible a la realidad de que estos veleidosos galileos estaban listos para lanzarse en otra revuelta contra Roma
A) La Importancia de obedecer las instrucciones de Jesús
1- Cuando llegó la noche (23) es la misma expresión griega del versículo 15, “cuando anochecía”. Pero, entre ambas, había acontecido la alimentación de los 5.000. Esta actividad debe haber durado de una a dos horas. ¿Cómo armonizar, entonces estas dos expresiones de tiempo? Encontramos la respuesta en la distinción entre la “primera tarde” (que comenzaba como a las 3 p.m.) y la “segunda” (después de la puesta del sol). La palabra que se traduce “anochecer” es literalmente “tarde”. La totalidad de la frase del versículo 23 significa: “Cuando se había hecho tarde.” Arndt y Gingrich sugieren: “El contexto a menudo facilita la tarea de decidir a qué hora se refería, si antes o después de la puesta del sol.”
Cuando llegó la noche (23) es la misma expresión griega del versículo 15, “cuando anochecía”. Pero, entre ambas, había acontecido la alimentación de los 5.000. Esta actividad debe haber durado de una a dos horas. ¿Cómo armonizar, entonces estas dos expresiones de tiempo? Encontramos la respuesta en la distinción entre la “primera tarde” (que comenzaba como a las 3 p.m.) y la “segunda” (después de la puesta del sol). La palabra que se traduce “anochecer” es literalmente “tarde”. La totalidad de la frase del versículo 23 significa: “Cuando se había hecho tarde.” Arndt y Gingrich sugieren: “El contexto a menudo facilita la tarea de decidir a qué hora se refería, si antes o después de la puesta del sol.”
2- Al llegar la noche, Jesús había quedado solo sobre la montaña. Y ya la barca estaba en medio del mar (24)—como a mitad de camino cruzándolo. El texto griego de Nestle dice: “Estaba a muchos estadios de la tierra” (cf. RSV). Esto concuerda sorprendentemente con la declaración de Juan que dice que los discípulos habían remado como 25 o 30 estadios ()—unos cinco o seis kilómetros. En su extremo norte, que es donde ellos se encontraban, el mar de Galilea tiene unos 10 kilómetros y medio de ancho.
Al llegar la noche, Jesús había quedado solo sobre la montaña. Y ya la barca estaba en medio del mar (24)—como a mitad de camino cruzándolo. El texto griego de Nestle dice: “Estaba a muchos estadios de la tierra” (cf. RSV). Esto concuerda sorprendentemente con la declaración de Juan que dice que los discípulos habían remado como 25 o 30 estadios ()—unos cinco o seis kilómetros. En su extremo norte, que es donde ellos se encontraban, el mar de Galilea tiene unos 10 kilómetros y medio de ancho.
3- La barca era azotada por las olas. Carr comenta: “La expresión es vigorosa, ‘torturada por las olas’, como si fuera en los estertores de la agonía.” El mar de Galilea es famoso por sus tremendas tormentas repentinas. El escritor jamás olvidará el haber estado en una de esas tempestades en ese mar en 1953. Parecía que el barco pesquero se iba a pique cada vez que lo azotaba una de esas olas gigantescas. Pero estremeciéndose de extremo a extremo, la nave ascendía hasta que llegaba la próxima ola mientras que sobre la proa caían torrentes de agua. El poderoso motor de este moderno barco de pesca continuaba su marcha adelante. Pero los discípulos sólo podían luchar vanamente con sus remos mientras tenían que confrontar un tremendo viento septentrional sobre la proa.
La barca era azotada por las olas. Carr comenta: “La expresión es vigorosa, ‘torturada por las olas’, como si fuera en los estertores de la agonía.” El mar de Galilea es famoso por sus tremendas tormentas repentinas. El escritor jamás olvidará el haber estado en una de esas tempestades en ese mar en 1953. Parecía que el barco pesquero se iba a pique cada vez que lo azotaba una de esas olas gigantescas. Pero estremeciéndose de extremo a extremo, la nave ascendía hasta que llegaba la próxima ola mientras que sobre la proa caían torrentes de agua. El poderoso motor de este moderno barco de pesca continuaba su marcha adelante. Pero los discípulos sólo podían luchar vanamente con sus remos mientras tenían que confrontar un tremendo viento septentrional sobre la proa.
4- Cuando las cosas llegaban a lo peor, a la cuarta vigilia de la noche (3 a 6 a.m.), Jesús se les acercó andando sobre el mar (25). Los discípulos se turbaron (26)—mejor dicho “se aterrorizaron” creyendo que era un fantasma (gr., phantasma). Aterrorizados por la tormenta y sobrecogidos de horror por ese “fantasma”, dieron voces. El verso griego empleado aquí significa: “Gritaron, dieron alaridos, chillaban de espanto.”
Cuando las cosas llegaban a lo peor, a la cuarta vigilia de la noche (3 a 6 a.m.), Jesús se les acercó andando sobre el mar (25). Los discípulos se turbaron (26)—mejor dicho “se aterrorizaron” creyendo que era un fantasma (gr., phantasma). Aterrorizados por la tormenta y sobrecogidos de horror por ese “fantasma”, dieron voces. El verso griego empleado aquí significa: “Gritaron, dieron alaridos, chillaban de espanto.”
5- 25. Y en la cuarta vigilia de la noche Jesús vino a ellos, caminando sobre el mar. La cuarta vigilia es de las 3 a las 6 de la manana (la primera es de 6–9 de la noche, la segunda de las 9 a las 12, y la tercera desde la medianoche hasta las 3 de la madrugada). Todas estas horas—¿diremos “de seis a diez horas”?—los discípulos habían sido azotados por los elementos, y todavía estaban a una considerable distancia de su destino
25. Y en la cuarta vigilia de la noche Jesús vino a ellos, caminando sobre el mar. La cuarta vigilia es de las 3 a las 6 de la manana (la primera es de 6–9 de la noche, la segunda de las 9 a las 12, y la tercera desde la medianoche hasta las 3 de la madrugada). Todas estas horas—¿diremos “de seis a diez horas”?—los discípulos habían sido azotados por los elementos, y todavía estaban a una considerable distancia de su destino
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