Obrando Como Discipulos
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El Perseguidor es Ministrado
El Perseguidor es Ministrado
10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: —Ananías. Él respondió: —Heme aquí, Señor. 11 El Señor le dijo: —Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso, porque él ora, 12 y ha visto en visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista. 13 Entonces Ananías respondió: —Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén;
La ultima vez vimos como una luz del cielo, mas resplandecientes que el sol del mediodía, hizo que Saulo de Tarso cayera al piso donde reconoció que aquella luz era una intervención divina donde desde la eternidad Dios interviene en su historia personal.
El hombre celoso de sus ritos y tradición esta ahora sin ver y en un estado donde no comió por tres días.
Saulo mas tarde se refiere a el en
1 «Hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros». 2 Al oir que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Él les dijo: 3 «Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la Ley de nuestros padres, celoso de Dios como hoy lo sois todos vosotros. 4 Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; 5 como el Sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuvieran allí, para que fueran castigados. 6 »Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo. 7 Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. 8 Yo entonces respondí: “¿Quién eres, Señor?”. Me dijo: “Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”. 9 Los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron, pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Yo dije: “¿Qué haré, Señor?”. Y el Señor me dijo: “Levántate y vete a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas”. 11 Como yo no veía a causa de aquella luz resplandeciente, llegué a Damasco llevado de la mano por los que estaban conmigo. 12 »Entonces uno llamado Ananías, hombre piadoso según la Ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí habitaban, 13 vino a mí y, acercándose, me dijo: “Hermano Saulo, recibe la vista”. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. 14 Él dijo: “El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, veas al Justo y oigas la voz de su boca, 15 porque serás testigo suyo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate, bautízate y lava tus pecados invocando su nombre”. 17 »Volví a Jerusalén, y mientras estaba orando en el Templo me sobrevino un éxtasis. 18 Vi al Señor, que me decía: “Date prisa y sal prontamente de Jerusalén, porque no recibirán tu testimonio acerca de mí”. 19 Yo dije: “Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; 20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban, tu testigo, yo mismo también estaba presente y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que lo mataban”. 21 Pero me dijo: “Ve, porque yo te enviaré lejos, a los gentiles”». 22 Lo oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: —¡Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva! 23 Y como ellos gritaban, arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire, 24 mandó el comandante que lo metieran en la fortaleza y ordenó que fuera azotado para que hablara, a fin de saber por qué causa gritaban así contra él. 25 Pero cuando lo ataban con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: —¿Os está permitido azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al comandante, diciendo: —¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. 27 Se acercó el comandante y le dijo: —Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: —Sí. 28 Respondió el comandante: —Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: —Pero yo lo soy de nacimiento. 29 Así que, al punto se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el comandante, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberlo atado. 30 Al día siguiente, queriendo saber con certeza la causa por la cual lo acusaban los judíos, lo soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el Concilio, y sacando a Pablo, lo presentó ante ellos.
1 «Hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros». 2 Al oir que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Él les dijo: 3 «Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la Ley de nuestros padres, celoso de Dios como hoy lo sois todos vosotros. 4 Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; 5 como el Sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuvieran allí, para que fueran castigados. 6 »Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo. 7 Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. 8 Yo entonces respondí: “¿Quién eres, Señor?”. Me dijo: “Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”. 9 Los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron, pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Yo dije: “¿Qué haré, Señor?”. Y el Señor me dijo: “Levántate y vete a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas”. 11 Como yo no veía a causa de aquella luz resplandeciente, llegué a Damasco llevado de la mano por los que estaban conmigo. 12 »Entonces uno llamado Ananías, hombre piadoso según la Ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí habitaban, 13 vino a mí y, acercándose, me dijo: “Hermano Saulo, recibe la vista”. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. 14 Él dijo: “El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, veas al Justo y oigas la voz de su boca, 15 porque serás testigo suyo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate, bautízate y lava tus pecados invocando su nombre”. 17 »Volví a Jerusalén, y mientras estaba orando en el Templo me sobrevino un éxtasis. 18 Vi al Señor, que me decía: “Date prisa y sal prontamente de Jerusalén, porque no recibirán tu testimonio acerca de mí”. 19 Yo dije: “Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; 20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban, tu testigo, yo mismo también estaba presente y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que lo mataban”. 21 Pero me dijo: “Ve, porque yo te enviaré lejos, a los gentiles”». 22 Lo oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: —¡Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva! 23 Y como ellos gritaban, arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire, 24 mandó el comandante que lo metieran en la fortaleza y ordenó que fuera azotado para que hablara, a fin de saber por qué causa gritaban así contra él. 25 Pero cuando lo ataban con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: —¿Os está permitido azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al comandante, diciendo: —¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. 27 Se acercó el comandante y le dijo: —Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: —Sí. 28 Respondió el comandante: —Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: —Pero yo lo soy de nacimiento. 29 Así que, al punto se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el comandante, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberlo atado. 30 Al día siguiente, queriendo saber con certeza la causa por la cual lo acusaban los judíos, lo soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el Concilio, y sacando a Pablo, lo presentó ante ellos.
12 »Entonces uno llamado Ananías, hombre piadoso según la Ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí habitaban,
1 En aquel mismo tiempo, el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarlos. 2 Mató a espada a Jacobo, hermano de Juan, 3 y al ver que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los Panes sin levadura. 4 Tomándolo preso, lo puso en la cárcel, entregándolo a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que lo vigilaran; y se proponía sacarlo al pueblo después de la Pascua. 5 Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. 6 Cuando Herodes lo iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 7 Y se presentó un ángel del Señor y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, lo despertó, diciendo: «Levántate pronto». Y las cadenas se le cayeron de las manos. 8 Le dijo el ángel: «Cíñete y átate las sandalias». Él lo hizo así. Y le dijo: «Envuélvete en tu manto y sígueme». 9 Pedro salió tras el ángel, sin saber si lo que el ángel hacía era realidad; más bien pensaba que veía una visión. 10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma. Salieron y pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. 11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: «Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel y me ha librado de la mano de Herodes y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba». 12 Al darse cuenta de esto, llegó a casa de María, la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos. Muchos estaban allí reunidos, orando. 13 Cuando Pedro llamó a la puerta del patio, salió a atender una muchacha llamada Rode, 14 la cual, al reconocer la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. 15 Ellos le dijeron: —¡Estás loca! Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: —¡Es su ángel! 16 Pero Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y lo vieron, se quedaron atónitos. 17 Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callaran, les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Y dijo: —Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Luego salió y se fue a otro lugar. 18 Cuando se hizo de día, se produjo entre los soldados un alboroto no pequeño sobre qué habría sido de Pedro. 19 Pero Herodes, habiéndolo buscado sin hallarlo, después de interrogar a los guardas ordenó llevarlos a la muerte. Después descendió de Judea a Cesarea y se quedó allí. 20 Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón, pero ellos, de común acuerdo, se presentaron ante él, y habiendo sobornado a Blasto, que era camarero mayor del rey, pedían paz, porque su territorio era abastecido por el del rey. 21 El día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y los arengó. 22 Y el pueblo aclamaba gritando: «¡Voz de un dios, y no de un hombre!». 23 Al momento, un ángel del Señor lo hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos. 24 Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba. 25 Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, volvieron de Jerusalén, llevando también consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos.
1 En aquel mismo tiempo, el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarlos. 2 Mató a espada a Jacobo, hermano de Juan, 3 y al ver que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los Panes sin levadura. 4 Tomándolo preso, lo puso en la cárcel, entregándolo a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que lo vigilaran; y se proponía sacarlo al pueblo después de la Pascua. 5 Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. 6 Cuando Herodes lo iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 7 Y se presentó un ángel del Señor y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, lo despertó, diciendo: «Levántate pronto». Y las cadenas se le cayeron de las manos. 8 Le dijo el ángel: «Cíñete y átate las sandalias». Él lo hizo así. Y le dijo: «Envuélvete en tu manto y sígueme». 9 Pedro salió tras el ángel, sin saber si lo que el ángel hacía era realidad; más bien pensaba que veía una visión. 10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma. Salieron y pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. 11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: «Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel y me ha librado de la mano de Herodes y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba». 12 Al darse cuenta de esto, llegó a casa de María, la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos. Muchos estaban allí reunidos, orando. 13 Cuando Pedro llamó a la puerta del patio, salió a atender una muchacha llamada Rode, 14 la cual, al reconocer la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. 15 Ellos le dijeron: —¡Estás loca! Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: —¡Es su ángel! 16 Pero Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y lo vieron, se quedaron atónitos. 17 Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callaran, les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Y dijo: —Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Luego salió y se fue a otro lugar. 18 Cuando se hizo de día, se produjo entre los soldados un alboroto no pequeño sobre qué habría sido de Pedro. 19 Pero Herodes, habiéndolo buscado sin hallarlo, después de interrogar a los guardas ordenó llevarlos a la muerte. Después descendió de Judea a Cesarea y se quedó allí. 20 Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón, pero ellos, de común acuerdo, se presentaron ante él, y habiendo sobornado a Blasto, que era camarero mayor del rey, pedían paz, porque su territorio era abastecido por el del rey. 21 El día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y los arengó. 22 Y el pueblo aclamaba gritando: «¡Voz de un dios, y no de un hombre!». 23 Al momento, un ángel del Señor lo hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos. 24 Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba. 25 Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, volvieron de Jerusalén, llevando también consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos.
Ananias no era uno de los que huyo de Jerusalen sino un natural de esa zona.
Ananias no era uno de los que huyo de Jerusalen sino un natural de esa zona.
Su comuni
Analicemos:
Cuando Dios nos llama a servir.
Pablo esta en una casa sin vista y aparentemente bajo una tremenda depresión.
No se sabe cuando pero era un discípulo del Senor.
Ananias era un creyente / discípulo de Damasco. Este sabia de la persecución en Jerusalen.
Y sabia de la persecución que había en Jerusalen pues muchos habían llegado allí.
Es posible que hubiera estado orando por los hermanos en Jerusalen y por ellos en Damasco, pues sabia a lo que Saulo iba para allá.
El Senor lo llama en medio de una visión y el responde de inmediato.
Pero algo que quizás nunca imagino le sucedió cuando el Senor le pide en una visión que vaya donde esta Saulo, el de Tarso, para orar por el.
Cuando estamos al servicio del Senor habrá veces donde la encomienda sera hacia un lugar, o una persona con la que no queremos lidiar.
Algo que veo aquí en Ananias:
De primera le contesta al Senor: “Heme aquí.”
Cuando entiende la encomienda a la que Dios le llama el verifica que lo que oye es cierto. “Senor, he oído.....”
Me vienen a la mente el profeta Jeremías y Habacuc quienes también tuvieron sus preguntas ante el llamado que Dios les hacia.
Dios no se enoja porque le preguntemos.
El ve que la pregunta no es de un incrédulo o un rebelde sino de un hijo suyo que necesita refuerzo para llevar a cabo aquello que El quiere que haga.
En el verso 13 al final se refiere a los discípulos de Jerusalen como “santos.”
Santos- aquellos separados para un servicio.
Tu y yo somos santos escogidos por Dios para hacer su voluntad aquí en la tierra.
En el versículo 14 Ananias expone ante el Senor el porque de sus dudas.
El sabia que Saulo no iba a Damasco a pasar unas vacaciones.
Es bueno ventilar nuestro interior ante Dios, El conoce todo de nosotros.
15 El Señor le dijo: —Ve, porque instrumento escogido me es este para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de reyes y de los hijos de Israel, 16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. 17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: —Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 18 Al instante cayeron de sus ojos como escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado; 19 y habiendo tomado alimento, recobró las fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.
Las razones para Ananias ir donde Saulo.
Es un instrumento escogido por Dios.
Para llevar mi nombre a gentiles, a reyes y a judíos.
A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las insondables riquezas de Cristo,
O sea, Dios tenia un plan a llevarse a cabo a través de este hombre que hasta ahora había sido un airado perseguidor de Sus hijos.
Nunca subestimemos lo que Dios puede hacer con un ser humano.
Muchos ateos reconocidos han venido a Jesús después de darse cuenta de que si es real.
Así como muchas personas que nunca hubiéramos pensado que vendrían a El.
Saulo también va a saber lo que es padecer por el nombre de Jesús.
No que Dios le haría pagar sino que va a ver lo que dijo Jesús de aquellos que le siguieran.
El va a enfrentar grandes retos en su ministerio como apóstol de Cristo.
2. Obediencia en medio de la crisis.
Ananias no lo pensó mas, fue a la casa, impuso las manos sobre Saulo.
Lo llamo “hermano” desde el primer momento. Ananias sabia que el Senor le había hablado y no dudo Su Palabra.
Y le dio palabras de aliento confirmando a Saulo que Dios estaba en control de lo que le había pasado.
17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.
Seamos como Ananias, llevemos aliento al caído, al desamparado, a los nuevos creyentes sin importar de donde vengan ni como hayan llegado al Senor.
3. Resultados de obedecer a Jesús.
a. Al momento le cayeron de los ojos como escamas.
b. Y recibió la vista. Y el bautismo en el Espíritu.
c. Se levanto del lugar donde estaba tirado.
d. Fue bautizado. En su caso me imagino la emoción de ser aceptado por Jesús y por los creyentes.
e. Tomo alimentos y recobro fuerzas.
f. Se congrego con los creyentes en Damasco.
Por eso Saulo, ya como apóstol dice:
habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; pero fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.
13 habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; pero fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.
13 habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; pero fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.
El resultado de ministrar en obediencia a la voz de Dios es siempre para levantar y restaurar al que viene a El.
En ese proceso ayudamos a las personas a recibir aliento, confirmación, seguridad y camaradería.
Sigamos creciendo como discípulos y hagamos discípulos.