LA HUMILDAD LO ACERCA A CRISTO
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IGLESIA SAL Y LUZ A LAS NACIONES
Predica dominical
Sermón Temático
Luis Andrés Estupiñán Ch
Bogotá, mayo 27 de 2018
LA HUMILDAD LO ACERCA A CRISTO
A. INTRODUCCION
a. Sujeto o tópico
La Palabra de Dios ilustra que aun en los creyentes más devotos, permanece el pecado y que la vida del cristiano es una lucha constante para combatirlo y caminar por la senda de la santidad.
Una de las imperfecciones más difícil de eliminar en el “nuevo hombre” es el orgullo.
Convirtiéndose en la petición de muchos fieles, incluido el suscrito: “Señor, líbrame de mi orgullo”.
Pasando a ser una disputa constante y larga y aun después de décadas en el cristianismo el orgullo permanece como remanente.
A causa del orgullo caemos en muchas otras imperfecciones.
El orgullo es algo que sucede en el corazón y se manifiesta en diversas maneras.
A causa del orgullo no seguimos el consejo de Dios, nos herimos con facilidad, sentimos envidia cuando el otro prospera, ocurren las disensiones y divisiones y muchos otros males que aquejan la sana convivencia pueden hallar su origen en el orgullo.
Adicionalmente, nuestra cultura no nos ayuda.
La humildad no es una virtud que se promueve.
La humildad se ve más bien como una debilidad.
Los invito a preguntar o buscar en una librería secular sobre un texto que hable de la humildad y es poco probable que lo encuentren.
En un ambiente así es difícil que la humildad sobreviva, pero la humildad es indispensable en la vida cristiana.
b. Tema
Entonces en esta mañana vamos a dedicar tiempo al concepto de Humildad. Y como “La humildad nos acerca a Cristo”
Como es ya costumbre nos vamos a la definición del vocablo:
Humildad: virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.
Texto
Los voy a invitar a leer, reflexionar en los versos del capítulo 2 versículos 1 al 7, de la carta del apóstol Pablo a los Filipenses.[1]
Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, 2 completen mi gozo sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. 3 No hagan nada por contienda o por vanagloria. Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás como superiores a sí mismo. 4 No busque cada uno su propio interés, sino cada cual también el de los demás. 5 Que haya en ustedes el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús,6 quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres.
B. CUERPO
a. Primera división principal
Sea humilde: Estimando a los demás como superiores a si mismo
i. Ilustración
El verso 3 “No hagan nada por contienda o por vanagloria. Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás como superiores a sí mismo”
Cristo nos indica y manda por medio de su apóstol, para que nunca tengamos como motivación una contienda o la vanagloria.
ii. Aplicación
Que debemos entender por contienda: Es hacer algo con el propósito de contender[2] o sea pelear o discutir por conseguir un propósito.
Nos preguntamos ¿Cómo puede ser la contienda, las disputas, las discusiones una motivación para hacer algo?
Nos puede parecer raro o extraño.
Pero si observamos las discusiones que se dan continuamente, es probable que muchas estén motivadas por contienda; por ganar la discusión más que por hacer el bien; mas por llevar la contraria, que por edificar y en algunos casos para humillar o hacerle daño al otro.
¡Y qué decir de la vanagloria ¡
Vanagloria es literalmente gloria vana, gloria vacía y sinónimo de jactancia o arrogancia.
Ocurre cuando una persona es motivada por darse gloria, por verse bien frente a los demás.
Y es muy apropiado llamarle vanagloria (gloria vana o vacía) ya que el hombre ha sido creado para darle gloria a Dios.
Vivir para la gloria de Dios, satisface y llena, pero vivir para la gloria propia es vano y nunca llena.
El exaltar a Dios es justo, pues Él es digno, pero el auto exaltarse es una ilusión, una farsa pues uno mismo sabe que por más que lo aparente, uno comete errores y faltas y ciertamente no es digno de gloria.
Cuando se hace algo motivado por la vanagloria o el exaltarse a uno mismo, es ir en contra del bien del prójimo y la gloria de Dios ya que el propósito principal es lucir bien.
En ambos casos, tanto el contender como el vanagloriarse son opuestos a la humildad. Por eso el apóstol continúa el verso diciendo “antes bien con humildad”.
La mejor definición de humildad nos la da el apóstol Pablo en: Romanos 12:3 Por la gracia que me es dada, digo a cada uno de ustedes que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con sensatez, según la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
De acuerdo con el texto, cada uno, debe ser consciente de sus fortalezas y debilidades, con la plena conciencia de que no se las sabe todas, que siempre hay algo que aprender de los demás, y la manera más fácil de hacerlo, es cuando usted considera a los otros superiores a usted.
Adicionalmente, Cristo es el sumo ejemplo de humildad como veremos en nuestro segundo punto.
Ahora, voy a presentarles algunas de las actitudes que se asumen cuando se trata una persona, a la que se le considera superior:
• Se le escucha: Se valora lo que tiene que decir y con estas personas se es pronto para escuchar y tardo para hablar. En el caso inverso, se le interrumpe como si no interesara lo que tiene que decir.
• Se le tolera: Se tiende a ser más pacientes con ellos y se toleran más sus faltas. A los que se les considera inferiores, no se les toleran las faltas.
• Se le tiene en alta estima: Se cree lo mejor de esa persona, y se resiste a recibir algún comentario negativo sobre la persona que se considera superior. Hasta que el asunto no sea evidente, difícilmente se le hace un juicio en contra de ella, pero cuando se le considera inferior, con facilidad se cree cualquier mal comentario.
En esencia, el verso 4 enseña que se debe buscar el interés de todos, y esto implica reconocer la importancia de todas las personas, y no solo de uno.
Tener humildad, es ideal, pero la humildad es algo sumamente difícil de alcanzar. Y si por la gracia de Dios ha sido una persona exitosa, sea en los negocios, en su carrera, en algún deporte o se ha destacado, pues tiende a ser aún más difícil.
Por eso es tan apropiado lo que el apóstol dice a partir del verso 5, y esto nos introduce a nuestro próximo punto.
b. Segunda división principal
El Ejemplo de Cristo
i. Ilustración
Lo encontramos en los versos 5 al 7
Este párrafo es considerado como de los más claros en todo el Nuevo Testamento sobre la deidad de Cristo, su humildad es manifiesta, su humillación y exaltación.
La teología de las Escrituras siempre tiene implicación para vivir la vida cristiana.
Pablo utiliza la doctrina de la deidad de Cristo y su encarnación para enseñar sobre la humildad.
Pues Cristo siendo Dios, se hizo semejante a los hombres, sin dejar de ser Dios, o sea, que él sabía quién era, pero no trataba con orgullo o soberbia a los demás, los trataba con amor y les servía.
Cristo como ejemplo de humildad, es sumamente poderoso porque además de decir lo que se debe hacer, él lo hace primero. Un buen ejemplo es más poderoso que mil palabras.
ii. Aplicación
Del verso 5-7: Que haya en ustedes el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
Se refiere a que todos tengan la forma de pensar que tenía Cristo, por lo tanto, es importante conocerse, y dejar el orgullo a un lado, hay que evitar creerse más que los demás, pues si Jesús siendo Dios, se despojó para hacerse semejante a los hombres, no tiene sentido que usted como simple mortal crea que es más que otros.
Lo dice el apóstol en Colosenses 1:15-19:
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,”
Para ser humilde hay que conocerse muy bien y saber que siempre tendrá algo que aprender de los demás, que usted tiene unas fortalezas, pero también posee unas debilidades, en las que otros son más fuertes, es más en sus fortalezas, encontraran siempre gente que sabe más y menos que usted.
Jesús, fue humilde al manifestarse en la tierra en esa forma humana, y estando así recibió humillación porque toda su dignidad fue maltratada, pero después fue exaltado
Los invito a reflexionar: Si Jesús fue humilde ¿quién podrá negarse a ser humilde?
Del verso 9 al 11 queremos resaltar:
“Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre.”
Finalmente, la humillación de Cristo no fue permanente, pues Dios le exaltó hasta lo sumo.
No es incorrecto desear grandeza u exaltación. No es incorrecto ni siquiera ser motivado por ser exaltado.
Dice Hebreos 12:2:
“puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”
Este texto indica claramente que Jesús soportó la humillación hasta la muerte y muerte de cruz porque tenía puesto sus ojos en el gozo que le esperaba. ¿Y cuál era ese gozo puesto delante de él? El mismo verso lo dice: Se sentó a la diestra del trono de Dios.
Es simplemente otra manera de decir lo mismo que dice en Filipenses 2:9 Dios lo exaltó hasta lo sumo.
Observamos entonces que la clave para la humildad no es la eliminación del deseo de grandeza, sino el poner toda su esperanza y deseo de grandeza en la grandeza que Dios da, y no en la que el hombre o usted mismo se puedas dar.
Ese es el ejemplo de Jesús y lo que estamos llamados a imitar.
Un interrogante para nosotros mundanos: ¿Cómo debe responder como cristiano frente a la humillación que alguien le haga?
Una respuesta fácil de expresar: Imitando a Cristo, poniendo todo su deseo de grandeza en la exaltación que Dios promete.
Deje todo en manos de Dios porque el conoce su corazón y en el tiempo menos pensado, él lo exaltará.
1 Pedro 5:6: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
Cristo se humilló hasta lo sumo, hasta la muerte de cruz frente a todo el mundo, porque tenía puesta la mirada en la exaltación que Dios promete.
c. Tercera división principal
Directrices prácticas para combatir el orgullo y cultivar la humildad
i. Ilustración
El apóstol Pablo en los versos 12-14 de la carta a los Filipenses en su capítulo 2, da recomendaciones sobre la obediencia, la necesidad de cuidar su salvación y recuerda que Dios es quien da el querer como el hacer, invitando a que todo se haga sin murmuraciones ni peleas.
Presenta a Cristo como supremo ejemplo de humildad y nos habla de su motivación, pero también nos señala unas directrices particulares para combatir el orgullo y cultivar la humildad.
ii. Aplicación
1. Viva bajo el ojo omnisciente de Dios
verso 12 – “Por tanto, amados míos, ya que siempre han obedecido, no sólo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocúpense en su salvación con temor y temblor”
La primera directriz que el apóstol nos deja para combatir el orgullo y cultivar la humildad es ser la misma persona en público como en secreto, otra forma de decirlo es siendo coherente con lo aprendido.
El que vive como Cristo, para la exaltación que Dios promete y no para la opinión de los hombres, saben que Dios los está viendo en todo momento y que, aunque podemos engañar al hombre aparentando una cosa y siendo otra, Dios todo lo ve.
Sea la misma persona en la iglesia los domingos, en el trabajo, en su casa y eso le ayudará a cultivar la humildad.
2. Preocúpese por sus pecados primero
•El verso 12 termina diciendo: ... ocúpense en su salvación con temor y temblor”
Para cultivar la humildad y combatir el orgullo debe combatir principalmente su pecado.
Ocúpese de su salvación porque si bien, la recibe por fe y le es dada por la gracia de Dios, la puede perder y su nombre puede ser borrado del libro de la vida.
Por eso en los momentos de intimidad con Dios, pídanle que le revele cuales son sus pecados, sus malas motivaciones y la perversión que aún permanece en sus corazones.
Cuando Dios le revele esto, tendrá la conciencia del largo camino que le queda para llegar a la perfección, si aplica la humildad, identificara en donde va y hasta donde debe llegar.
Preocúpese primero en eliminar el pecado de su vida, y luego piense en el de los demás, porque a veces se hace a la inversa, mirando la paja que hay en el ojo del otro y no mirando la viga que se tiene en el propio.
3. Recuerde que cualquier cosa buena en usted fue Dios quien la produjo
En el verso 13 – “porque Dios es el que produce en ustedes lo mismo el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
El orgullo crece cuando vemos cosas “admirables” en nosotros.
Los predicadores tenemos que luchar contra el orgullo contantemente.
La iglesia ora por los predicadores, el predicador ora, le pide a Dios que le inspire, estudia, investiga, aprovecha ideas y revelaciones de otros y construye su sermón y lo da. Cuando al terminar el servicio, se acerca un miembro de la iglesia y lo elogia por la predicación, puede levantarse el orgullo.
No me refiero a que no estimulen a los predicadores, es bueno, pero lo señalo como un ejemplo de cuan inclinado está el hombre, a atribuirse el mérito por lo que la gracia de Dios produce.
Tenga permanentemente presente, que es Dios quien produce tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Por tanto, no hay lugar para la jactancia y el orgullo.
4. Combata las Murmuraciones
Verso 14 –“Háganlo todo sin murmuraciones ni peleas”,
¿Qué es murmurar? Sencillamente es conversar en perjuicio de un ausente, censurando sus acciones.
Lo que se está diciendo puede ser verdad o mentira, pero hace daño a la persona de la que se está hablando.
¿Por qué el apóstol presenta el combatir la murmuración como una manera de combatir el orgullo y cultivar la humildad?
La murmuración es catalizadora para el orgullo.
Un poco de murmuración hace crecer el orgullo enormemente.
Cada vez que murmuramos humillamos al otro y nos subimos nosotros.
Murmurar es lo contrario a ocuparse de su salvación con temor y temblor. Es ver a los demás como inferiores a usted mismo.
La murmuración es un mal tan común, aun en medio nuestro que ni nos damos cuenta.
Y es muy común que disfracemos la murmuración de otra cosa, pero Dios conoce las motivaciones del corazón.
Combata el orgullo y cultive la humildad resistiendo toda tentación a la murmuración.
C. Conclusión
Conózcase a sí mismo en sus fortalezas y debilidades, y aprenda siempre de los demás, bajando su orgullo y tratándolos como si fueran superiores a usted.
Imite a nuestro Señor Jesucristo, quien siendo Dios se despojó de su gloria y demostró su humildad tomando la forma de hombre.
Recuerde que Dios conoce su corazón, y él lo exaltará en el momento indicado. La clave para la humildad no es la eliminación de los deseos de ser grande, sino la confianza en la exaltación que Dios promete. Amén
Dios los bendiga permanente y abundantemente.
“Gracia y paz de Dios nuestro padre, y del señor Jesucristo” (1 Corintios 1:3).
Amen
[1] Santa Biblia: Reina-Valera Actualizad. (1989). (electronic ed. of the 1989 editio, Flp 2.1–8). El Paso: Baptist Spanish Publishing House
[2] contender: Luchar con armas: los dos bandos contendían con extrema crueldad.
Pelear o discutir por conseguir un propósito: las dos facciones contendían por conseguir la presidencia.