Si el maestro esta en mi no hay tempestad que puedo conmigo
INTRODUCCIÓN
QUIEN ES ESTE
4:35–41 Jesús calma una tempestad
Cf. Mt. 8:18, 23–27; Lc. 8:22–25
Al combinar los tres relatos obtenemos la siguiente colación, en la que indicamos en cursiva lo que sólo se encuentra en Marcos. Estas diferencias, gráficamente resaltadas, de lo que no se encuentra en Mateo ni en Lucas, confirman la teoría de que Marcos oyó el relato de un testigo ocular, a saber, de Pedro:
Al atardecer (de un día lleno de actividad, Mr. 4:1ss), Jesús le ordenó a sus discípulos que fueran con él a la ribera opuesta (la oriental) del mar de Galilea. De modo que, dejando atrás a la multitud, le llevaron en la barca tal como estaba. Había otras barcas con él. Mientras navegaban él se quedó dormido (Lc. 8:23a).
Se desencadenó una violenta tempestad, de modo que las olas anegaban la barca, y los hombres estaban en peligro. Pero él estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
Ellos le despertaron y le dijeron, Maestro “¿no te importa que perecemos?”
Él les dijo, “¿Por qué estáis aterrorizados, oh hombres de poca fe?” (Mt. 8:26).
Jesús se levantó y reprendió al viento y al mar (las olas furiosas). Y le dijo al mar, “¡Calla! ¡Sosiégate!”. Luego el viento se calmó y las rugientes olas cesaron. Sobrevino una gran calma.
Preguntó a sus discípulos, “¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?” “¿Dónde está vuestra fe?” (Lc. 8:25).
Los hombres estaban espantados, y se decían unos a otros, “¿Quién—o: Qué clase de persona—es este, que aun el viento y el mar le obedecen?” … “que manda aun a los vientos y a las aguas, y le obedecen?”