RESGUARDA TU CORAZON
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Los seres humanos tenemos la tendencia de guardar las cosas que consideramos valiosas bajo siete llaves
hay hombres que que cuidan su carro tantos que nadie puede ni tocarlo
hay personas que guardan su dinero y sus joyas en una caja fuerte, otros en bancos, otras personas lo tienen fuera del país porque en ningún lugar lo consideran seguro
pero hay algo mas importante en la vida que tenemos que cuidar mas que nada en la vida, algo de suma importancia, irreemplazable, único y que ademas te lo dan a cuidar...... TU CORAZÓN
SOBRE TODAS LAS COSAS GUARDADA, GUARDA TU CORAZÓN, PORQUE DE EL MANA LA VIDA
Oíd, hijos, la enseñanza de un padre,
Y estad atentos, para que conozcáis cordura.
Porque os doy buena enseñanza;
No desamparéis mi ley.
Porque yo también fui hijo de mi padre,
Delicado y único delante de mi madre.
Y él me enseñaba, y me decía:
Retenga tu corazón mis razones,
Guarda mis mandamientos, y vivirás.
Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;
No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;
No la dejes, y ella te guardará;
Amala, y te conservará.
Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría;
Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.
Engrandécela, y ella te engrandecerá;
Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado.
Adorno de gracia dará a tu cabeza;
Corona de hermosura te entregará.
Oye, hijo mío, y recibe mis razones,
Y se te multiplicarán años de vida.
Por el camino de la sabiduría te he encaminado,
Y por veredas derechas te he hecho andar.
Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos,
Y si corrieres, no tropezarás.
Retén el consejo, no lo dejes;
Guárdalo, porque eso es tu vida.
No entres por la vereda de los impíos,
Ni vayas por el camino de los malos.
Déjala, no pases por ella;
Apártate de ella, pasa.
Porque no duermen ellos si no han hecho mal,
Y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno.
Porque comen pan de maldad, y beben vino de robos;
Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,
Que va en aumento hasta que el día es perfecto.
El camino de los impíos es como la oscuridad;
No saben en qué tropiezan.
Hijo mío, está atento a mis palabras;
Inclina tu oído a mis razones.
No se aparten de tus ojos;
Guárdalas en medio de tu corazón;
Porque son vida a los que las hallan,
Y medicina a todo su cuerpo.
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
Porque de él mana la vida.
Aparta de ti la perversidad de la boca,
Y aleja de ti la iniquidad de los labios.
Tus ojos miren lo recto,
Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.
Examina la senda de tus pies,
Y todos tus caminos sean rectos.
No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;
Aparta tu pie del mal.
Hijo mío, está atento a mi sabiduría,
Y a mi inteligencia inclina tu oído,
Para que guardes consejo,
Y tus labios conserven la ciencia.
Porque los labios de la mujer extraña destilan miel,
Y su paladar es más blando que el aceite;
Mas su fin es amargo como el ajenjo,
Agudo como espada de dos filos.
Sus pies descienden a la muerte;
Sus pasos conducen al Seol.
Sus caminos son inestables; no los conocerás,
Si no considerares el camino de vida.
Ahora pues, hijos, oídme,
Y no os apartéis de las razones de mi boca.
Aleja de ella tu camino,
Y no te acerques a la puerta de su casa;
Para que no des a los extraños tu honor,
Y tus años al cruel;
No sea que extraños se sacien de tu fuerza,
Y tus trabajos estén en casa del extraño;
Y gimas al final,
Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo,
Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo,
Y mi corazón menospreció la reprensión;
No oí la voz de los que me instruían,
Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!
Casi en todo mal he estado,
En medio de la sociedad y de la congregación.
Bebe el agua de tu misma cisterna,
Y los raudales de tu propio pozo.
¿Se derramarán tus fuentes por las calles,
Y tus corrientes de aguas por las plazas?
Sean para ti solo,
Y no para los extraños contigo.
Sea bendito tu manantial,
Y alégrate con la mujer de tu juventud,
Como cierva amada y graciosa gacela.
Sus caricias te satisfagan en todo tiempo,
Y en su amor recréate siempre.
¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena,
Y abrazarás el seno de la extraña?
Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,
Y él considera todas sus veredas.
Prenderán al impío sus propias iniquidades,
Y retenido será con las cuerdas de su pecado.
El morirá por falta de corrección,
Y errará por lo inmenso de su locura.
Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo,
Si has empeñado tu palabra a un extraño,
Te has enlazado con las palabras de tu boca,
Y has quedado preso en los dichos de tus labios.
Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate,
Ya que has caído en la mano de tu prójimo;
Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.
No des sueño a tus ojos,
Ni a tus párpados adormecimiento;
Escápate como gacela de la mano del cazador,
Y como ave de la mano del que arma lazos.
Ve a la hormiga, oh perezoso,
Mira sus caminos, y sé sabio;
La cual no teniendo capitán,
Ni gobernador, ni señor,
Prepara en el verano su comida,
Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Un poco de sueño, un poco de dormitar,
Y cruzar por un poco las manos para reposo;
Así vendrá tu necesidad como caminante,
Y tu pobreza como hombre armado.
El hombre malo, el hombre depravado,
Es el que anda en perversidad de boca;
Que guiña los ojos, que habla con los pies,
Que hace señas con los dedos.
Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo;
Siembra las discordias.
Por tanto, su calamidad vendrá de repente;
Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.
Seis cosas aborrece Jehová,
Y aun siete abomina su alma:
Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente,
El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal,
El testigo falso que habla mentiras,
Y el que siembra discordia entre hermanos.
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,
Y no dejes la enseñanza de tu madre;
Atalos siempre en tu corazón,
Enlázalos a tu cuello.
Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán;
Hablarán contigo cuando despiertes.
Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz,
Y camino de vida las reprensiones que te instruyen,
Para que te guarden de la mala mujer,
De la blandura de la lengua de la mujer extraña.
No codicies su hermosura en tu corazón,
Ni ella te prenda con sus ojos;
Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan;
Y la mujer caza la preciosa alma del varón.
¿Tomará el hombre fuego en su seno
Sin que sus vestidos ardan?
¿Andará el hombre sobre brasas
Sin que sus pies se quemen?
Así es el que se llega a la mujer de su prójimo;
No quedará impune ninguno que la tocare.
No tienen en poco al ladrón si hurta
Para saciar su apetito cuando tiene hambre;
Pero si es sorprendido, pagará siete veces;
Entregará todo el haber de su casa.
Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento;
Corrompe su alma el que tal hace.
Heridas y vergüenza hallará,
Y su afrenta nunca será borrada.
Porque los celos son el furor del hombre,
Y no perdonará en el día de la venganza.
No aceptará ningún rescate,
Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.
Hijo mío, guarda mis razones,
Y atesora contigo mis mandamientos.
Guarda mis mandamientos y vivirás,
Y mi ley como las niñas de tus ojos.
Lígalos a tus dedos;
Escríbelos en la tabla de tu corazón.
Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana,
Y a la inteligencia llama parienta;
Para que te guarden de la mujer ajena,
Y de la extraña que ablanda sus palabras.
Porque mirando yo por la ventana de mi casa,
Por mi celosía,
Vi entre los simples,
Consideré entre los jóvenes,
A un joven falto de entendimiento,
El cual pasaba por la calle, junto a la esquina,
E iba camino a la casa de ella,
A la tarde del día, cuando ya oscurecía,
En la oscuridad y tinieblas de la noche.
Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro,
Con atavío de ramera y astuta de corazón.
Alborotadora y rencillosa,
Sus pies no pueden estar en casa;
Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas,
Acechando por todas las esquinas.
Se asió de él, y le besó.
Con semblante descarado le dijo:
Sacrificios de paz había prometido,
Hoy he pagado mis votos;
Por tanto, he salido a encontrarte,
Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.
He adornado mi cama con colchas
Recamadas con cordoncillo de Egipto;
He perfumado mi cámara
Con mirra, áloes y canela.
Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana;
Alegrémonos en amores.
Porque el marido no está en casa;
Se ha ido a un largo viaje.
La bolsa de dinero llevó en su mano;
El día señalado volverá a su casa.
Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras,
Le obligó con la zalamería de sus labios.
Al punto se marchó tras ella,
Como va el buey al degolladero,
Y como el necio a las prisiones para ser castigado;
Como el ave que se apresura a la red,
Y no sabe que es contra su vida,
Hasta que la saeta traspasa su corazón.
Ahora pues, hijos, oídme,
Y estad atentos a las razones de mi boca.
No se aparte tu corazón a sus caminos;
No yerres en sus veredas.
Porque a muchos ha hecho caer heridos,
Y aun los más fuertes han sido muertos por ella.
Camino al Seol es su casa,
Que conduce a las cámaras de la muerte.
¿No clama la sabiduría,
Y da su voz la inteligencia?
En las alturas junto al camino,
A las encrucijadas de las veredas se para;
En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad,
A la entrada de las puertas da voces:
Oh hombres, a vosotros clamo;
Dirijo mi voz a los hijos de los hombres.
Entended, oh simples, discreción;
Y vosotros, necios, entrad en cordura.
Oíd, porque hablaré cosas excelentes,
Y abriré mis labios para cosas rectas.
Porque mi boca hablará verdad,
Y la impiedad abominan mis labios.
Justas son todas las razones de mi boca;
No hay en ellas cosa perversa ni torcida.
Todas ellas son rectas al que entiende,
Y razonables a los que han hallado sabiduría.
Recibid mi enseñanza, y no plata;
Y ciencia antes que el oro escogido.
Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas;
Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella.
Yo, la sabiduría, habito con la cordura,
Y hallo la ciencia de los consejos.
El temor de Jehová es aborrecer el mal;
La soberbia y la arrogancia, el mal camino,
Y la boca perversa, aborrezco.
Conmigo está el consejo y el buen juicio;
Yo soy la inteligencia; mío es el poder.
Por mí reinan los reyes,
Y los príncipes determinan justicia.
Por mí dominan los príncipes,
Y todos los gobernadores juzgan la tierra.
Yo amo a los que me aman,
Y me hallan los que temprano me buscan.
Las riquezas y la honra están conmigo;
Riquezas duraderas, y justicia.
Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado;
Y mi rédito mejor que la plata escogida.
Por vereda de justicia guiaré,
Por en medio de sendas de juicio,
Para hacer que los que me aman tengan su heredad,
Y que yo llene sus tesoros.
Jehová me poseía en el principio,
Ya de antiguo, antes de sus obras.
Eternamente tuve el principado, desde el principio,
Antes de la tierra.
Antes de los abismos fui engendrada;
Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.
Antes que los montes fuesen formados,
Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;
No había aún hecho la tierra, ni los campos,
Ni el principio del polvo del mundo.
Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;
Cuando afirmaba los cielos arriba,
Cuando afirmaba las fuentes del abismo;
Cuando ponía al mar su estatuto,
Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;
Cuando establecía los fundamentos de la tierra,
Con él estaba yo ordenándolo todo,
Y era su delicia de día en día,
Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.
Me regocijo en la parte habitable de su tierra;
Y mis delicias son con los hijos de los hombres.
Ahora, pues, hijos, oídme,
Y bienaventurados los que guardan mis caminos.
Atended el consejo, y sed sabios,
Y no lo menospreciéis.
Bienaventurado el hombre que me escucha,
Velando a mis puertas cada día,
Aguardando a los postes de mis puertas.
Porque el que me halle, hallará la vida,
Y alcanzará el favor de Jehová.
Mas el que peca contra mí, defrauda su alma;
Todos los que me aborrecen aman la muerte.
La sabiduría edificó su casa,
Labró sus siete columnas.
Mató sus víctimas, mezcló su vino,
Y puso su mesa.
Envió sus criadas;
Sobre lo más alto de la ciudad clamó.
Dice a cualquier simple: Ven acá.
A los faltos de cordura dice:
Venid, comed mi pan,
Y bebed del vino que yo he mezclado.
Dejad las simplezas, y vivid,
Y andad por el camino de la inteligencia.
El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta;
El que reprende al impío, se atrae mancha.
No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca;
Corrige al sabio, y te amará.
Da al sabio, y será más sabio;
Enseña al justo, y aumentará su saber.
El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,
Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.
Porque por mí se aumentarán tus días,
Y años de vida se te añadirán.
Si fueres sabio, para ti lo serás;
Y si fueres escarnecedor, pagarás tú solo.
La mujer insensata es alborotadora;
Es simple e ignorante.
Se sienta en una silla a la puerta de su casa,
En los lugares altos de la ciudad,
Para llamar a los que pasan por el camino,
Que van por sus caminos derechos.
Dice a cualquier simple: Ven acá.
A los faltos de cordura dijo:
Las aguas hurtadas son dulces,
Y el pan comido en oculto es sabroso.
Y no saben que allí están los muertos;
Que sus convidados están en lo profundo del Seol.
Los proverbios de Salomón.
El hijo sabio alegra al padre,
Pero el hijo necio es tristeza de su madre.
Los tesoros de maldad no serán de provecho;
Mas la justicia libra de muerte.
Jehová no dejará padecer hambre al justo;
Mas la iniquidad lanzará a los impíos.
La mano negligente empobrece;
Mas la mano de los diligentes enriquece.
El que recoge en el verano es hombre entendido;
El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.
Hay bendiciones sobre la cabeza del justo;
Pero violencia cubrirá la boca de los impíos.
La memoria del justo será bendita;
Mas el nombre de los impíos se pudrirá.
El sabio de corazón recibirá los mandamientos;
Mas el necio de labios caerá.
El que camina en integridad anda confiado;
Mas el que pervierte sus caminos será quebrantado.
El que guiña el ojo acarrea tristeza;
Y el necio de labios será castigado.
Manantial de vida es la boca del justo;
Pero violencia cubrirá la boca de los impíos.
El odio despierta rencillas;
Pero el amor cubrirá todas las faltas.
En los labios del prudente se halla sabiduría;
Mas la vara es para las espaldas del falto de cordura.
Los sabios guardan la sabiduría;
Mas la boca del necio es calamidad cercana.
Las riquezas del rico son su ciudad fortificada;
Y el desmayo de los pobres es su pobreza.
La obra del justo es para vida;
Mas el fruto del impío es para pecado.
Camino a la vida es guardar la instrucción;
Pero quien desecha la reprensión, yerra.
El que encubre el odio es de labios mentirosos;
Y el que propaga calumnia es necio.
En las muchas palabras no falta pecado;
Mas el que refrena sus labios es prudente.
Plata escogida es la lengua del justo;
Mas el corazón de los impíos es como nada.
Los labios del justo apacientan a muchos,
Mas los necios mueren por falta de entendimiento.
La bendición de Jehová es la que enriquece,
Y no añade tristeza con ella.
El hacer maldad es como una diversión al insensato;
Mas la sabiduría recrea al hombre de entendimiento.
Lo que el impío teme, eso le vendrá;
Pero a los justos les será dado lo que desean.
Como pasa el torbellino, así el malo no permanece;
Mas el justo permanece para siempre.
Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos,
Así es el perezoso a los que lo envían.
El temor de Jehová aumentará los días;
Mas los años de los impíos serán acortados.
La esperanza de los justos es alegría;
Mas la esperanza de los impíos perecerá.
El camino de Jehová es fortaleza al perfecto;
Pero es destrucción a los que hacen maldad.
El justo no será removido jamás;
Pero los impíos no habitarán la tierra.
La boca del justo producirá sabiduría;
Mas la lengua perversa será cortada.
Los labios del justo saben hablar lo que agrada;
Mas la boca de los impíos habla perversidades.
El peso falso es abominación a Jehová;
Mas la pesa cabal le agrada.
Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra;
Mas con los humildes está la sabiduría.
La integridad de los rectos los encaminará;
Pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos.
No aprovecharán las riquezas en el día de la ira;
Mas la justicia librará de muerte.
La justicia del perfecto enderezará su camino;
Mas el impío por su impiedad caerá.
La justicia de los rectos los librará;
Mas los pecadores serán atrapados en su pecado.
Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza;
Y la expectación de los malos perecerá.
El justo es librado de la tribulación;
Mas el impío entra en lugar suyo.
El hipócrita con la boca daña a su prójimo;
Mas los justos son librados con la sabiduría.
En el bien de los justos la ciudad se alegra;
Mas cuando los impíos perecen hay fiesta.
Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida;
Mas por la boca de los impíos será trastornada.
El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo;
Mas el hombre prudente calla.
El que anda en chismes descubre el secreto;
Mas el de espíritu fiel lo guarda todo.
Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo;
Mas en la multitud de consejeros hay seguridad.
Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño;
Mas el que aborreciere las fianzas vivirá seguro.
La mujer agraciada tendrá honra,
Y los fuertes tendrán riquezas.
A su alma hace bien el hombre misericordioso;
Mas el cruel se atormenta a sí mismo.
El impío hace obra falsa;
Mas el que siembra justicia tendrá galardón firme.
Como la justicia conduce a la vida,
Así el que sigue el mal lo hace para su muerte.
Abominación son a Jehová los perversos de corazón;
Mas los perfectos de camino le son agradables.
Tarde o temprano, el malo será castigado;
Mas la descendencia de los justos será librada.
Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo
Es la mujer hermosa y apartada de razón.
El deseo de los justos es solamente el bien;
Mas la esperanza de los impíos es el enojo.
Hay quienes reparten, y les es añadido más;
Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.
El alma generosa será prosperada;
Y el que saciare, él también será saciado.
Al que acapara el grano, el pueblo lo maldecirá;
Pero bendición será sobre la cabeza del que lo vende.
El que procura el bien buscará favor;
Mas al que busca el mal, éste le vendrá.
El que confía en sus riquezas caerá;
Mas los justos reverdecerán como ramas.
El que turba su casa heredará viento;
Y el necio será siervo del sabio de corazón.
El fruto del justo es árbol de vida;
Y el que gana almas es sabio.
Ciertamente el justo será recompensado en la tierra;
¡Cuánto más el impío y el pecador!
El que ama la instrucción ama la sabiduría;
Mas el que aborrece la reprensión es ignorante.
El bueno alcanzará favor de Jehová;
Mas él condenará al hombre de malos pensamientos.
El hombre no se afirmará por medio de la impiedad;
Mas la raíz de los justos no será removida.
La mujer virtuosa es corona de su marido;
Mas la mala, como carcoma en sus huesos.
Los pensamientos de los justos son rectitud;
Mas los consejos de los impíos, engaño.
Las palabras de los impíos son asechanzas para derramar sangre;
Mas la boca de los rectos los librará.
Dios trastornará a los impíos, y no serán más;
Pero la casa de los justos permanecerá firme.
Según su sabiduría es alabado el hombre;
Mas el perverso de corazón será menospreciado.
Más vale el despreciado que tiene servidores,
Que el que se jacta, y carece de pan.
El justo cuida de la vida de su bestia;
Mas el corazón de los impíos es cruel.
El que labra su tierra se saciará de pan;
Mas el que sigue a los vagabundos es falto de entendimiento.
Codicia el impío la red de los malvados;
Mas la raíz de los justos dará fruto.
El impío es enredado en la prevaricación de sus labios;
Mas el justo saldrá de la tribulación.
El hombre será saciado de bien del fruto de su boca;
Y le será pagado según la obra de sus manos.
El camino del necio es derecho en su opinión;
Mas el que obedece al consejo es sabio.
El necio al punto da a conocer su ira;
Mas el que no hace caso de la injuria es prudente.
El que habla verdad declara justicia;
Mas el testigo mentiroso, engaño.
Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada;
Mas la lengua de los sabios es medicina.
El labio veraz permanecerá para siempre;
Mas la lengua mentirosa sólo por un momento.
Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal;
Pero alegría en el de los que piensan el bien.
Ninguna adversidad acontecerá al justo;
Mas los impíos serán colmados de males.
Los labios mentirosos son abominación a Jehová;
Pero los que hacen verdad son su contentamiento.
El hombre cuerdo encubre su saber;
Mas el corazón de los necios publica la necedad.
La mano de los diligentes señoreará;
Mas la negligencia será tributaria.
La congoja en el corazón del hombre lo abate;
Mas la buena palabra lo alegra.
El justo sirve de guía a su prójimo;
Mas el camino de los impíos les hace errar.
El indolente ni aun asará lo que ha cazado;
Pero haber precioso del hombre es la diligencia.
En el camino de la justicia está la vida;
Y en sus caminos no hay muerte.
El hijo sabio recibe el consejo del padre;
Mas el burlador no escucha las reprensiones.
Del fruto de su boca el hombre comerá el bien;
Mas el alma de los prevaricadores hallará el mal.
El que guarda su boca guarda su alma;
Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.
El alma del perezoso desea, y nada alcanza;
Mas el alma de los diligentes será prosperada.
El justo aborrece la palabra de mentira;
Mas el impío se hace odioso e infame.
La justicia guarda al de perfecto camino;
Mas la impiedad trastornará al pecador.
Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada;
Y hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas.
El rescate de la vida del hombre está en sus riquezas;
Pero el pobre no oye censuras.
La luz de los justos se alegrará;
Mas se apagará la lámpara de los impíos.
Ciertamente la soberbia concebirá contienda;
Mas con los avisados está la sabiduría.
Las riquezas de vanidad disminuirán;
Pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta.
La esperanza que se demora es tormento del corazón;
Pero árbol de vida es el deseo cumplido.
El que menosprecia el precepto perecerá por ello;
Mas el que teme el mandamiento será recompensado.
La ley del sabio es manantial de vida
Para apartarse de los lazos de la muerte.
El buen entendimiento da gracia;
Mas el camino de los transgresores es duro.
Todo hombre prudente procede con sabiduría;
Mas el necio manifestará necedad.
El mal mensajero acarrea desgracia;
Mas el mensajero fiel acarrea salud.
Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo;
Mas el que guarda la corrección recibirá honra.
El deseo cumplido regocija el alma;
Pero apartarse del mal es abominación a los necios.
El que anda con sabios, sabio será;
Mas el que se junta con necios será quebrantado.
El mal perseguirá a los pecadores,
Mas los justos serán premiados con el bien.
El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos;
Pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.
En el barbecho de los pobres hay mucho pan;
Mas se pierde por falta de juicio.
El que detiene el castigo, a su hijo aborrece;
Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.
El justo come hasta saciar su alma;
Mas el vientre de los impíos tendrá necesidad.
La mujer sabia edifica su casa;
Mas la necia con sus manos la derriba.
El que camina en su rectitud teme a Jehová;
Mas el de caminos pervertidos lo menosprecia.
En la boca del necio está la vara de la soberbia;
Mas los labios de los sabios los guardarán.
Sin bueyes el granero está vacío;
Mas por la fuerza del buey hay abundancia de pan.
El testigo verdadero no mentirá;
Mas el testigo falso hablará mentiras.
Busca el escarnecedor la sabiduría y no la halla;
Mas al hombre entendido la sabiduría le es fácil.
Vete de delante del hombre necio,
Porque en él no hallarás labios de ciencia.
La ciencia del prudente está en entender su camino;
Mas la indiscreción de los necios es engaño.
Los necios se mofan del pecado;
Mas entre los rectos hay buena voluntad.
El corazón conoce la amargura de su alma;
Y extraño no se entremeterá en su alegría.
La casa de los impíos será asolada;
Pero florecerá la tienda de los rectos.
Hay camino que al hombre le parece derecho;
Pero su fin es camino de muerte.
Aun en la risa tendrá dolor el corazón;
Y el término de la alegría es congoja.
De sus caminos será hastiado el necio de corazón;
Pero el hombre de bien estará contento del suyo.
El simple todo lo cree;
Mas el avisado mira bien sus pasos.
El sabio teme y se aparta del mal;
Mas el insensato se muestra insolente y confiado.
El que fácilmente se enoja hará locuras;
Y el hombre perverso será aborrecido.
Los simples heredarán necedad;
Mas los prudentes se coronarán de sabiduría.
Los malos se inclinarán delante de los buenos,
Y los impíos a las puertas del justo.
El pobre es odioso aun a su amigo;
Pero muchos son los que aman al rico.
Peca el que menosprecia a su prójimo;
Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado.
¿No yerran los que piensan el mal?
Misericordia y verdad alcanzarán los que piensan el bien.
En toda labor hay fruto;
Mas las vanas palabras de los labios empobrecen.
Las riquezas de los sabios son su corona;
Pero la insensatez de los necios es infatuación.
El testigo verdadero libra las almas;
Mas el engañoso hablará mentiras.
En el temor de Jehová está la fuerte confianza;
Y esperanza tendrán sus hijos.
El temor de Jehová es manantial de vida
Para apartarse de los lazos de la muerte.
En la multitud del pueblo está la gloria del rey;
Y en la falta de pueblo la debilidad del príncipe.
El que tarda en airarse es grande de entendimiento;
Mas el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad.
El corazón apacible es vida de la carne;
Mas la envidia es carcoma de los huesos.
El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor;
Mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra.
Por su maldad será lanzado el impío;
Mas el justo en su muerte tiene esperanza.
En el corazón del prudente reposa la sabiduría;
Pero no es conocida en medio de los necios.
La justicia engrandece a la nación;
Mas el pecado es afrenta de las naciones.
La benevolencia del rey es para con el servidor entendido;
Mas su enojo contra el que lo avergüenza.
La blanda respuesta quita la ira;
Mas la palabra áspera hace subir el furor.
La lengua de los sabios adornará la sabiduría;
Mas la boca de los necios hablará sandeces.
Los ojos de Jehová están en todo lugar,
Mirando a los malos y a los buenos.
La lengua apacible es árbol de vida;
Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.
El necio menosprecia el consejo de su padre;
Mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente.
En la casa del justo hay gran provisión;
Pero turbación en las ganancias del impío.
La boca de los sabios esparce sabiduría;
No así el corazón de los necios.
El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová;
Mas la oración de los rectos es su gozo.
Abominación es a Jehová el camino del impío;
Mas él ama al que sigue justicia.
La reconvención es molesta al que deja el camino;
Y el que aborrece la corrección morirá.
El Seol y el Abadón están delante de Jehová;
¡Cuánto más los corazones de los hombres!
El escarnecedor no ama al que le reprende,
Ni se junta con los sabios.
El corazón alegre hermosea el rostro;
Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
El corazón entendido busca la sabiduría;
Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.
Todos los días del afligido son difíciles;
Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo.
Mejor es lo poco con el temor de Jehová,
Que el gran tesoro donde hay turbación.
Mejor es la comida de legumbres donde hay amor,
Que de buey engordado donde hay odio.
El hombre iracundo promueve contiendas;
Mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla.
El camino del perezoso es como seto de espinos;
Mas la vereda de los rectos, como una calzada.
El hijo sabio alegra al padre;
Mas el hombre necio menosprecia a su madre.
La necedad es alegría al falto de entendimiento;
Mas el hombre entendido endereza sus pasos.
Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo;
Mas en la multitud de consejeros se afirman.
El hombre se alegra con la respuesta de su boca;
Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!
El camino de la vida es hacia arriba al entendido,
Para apartarse del Seol abajo.
Jehová asolará la casa de los soberbios;
Pero afirmará la heredad de la viuda.
Abominación son a Jehová los pensamientos del malo;
Mas las expresiones de los limpios son limpias.
Alborota su casa el codicioso;
Mas el que aborrece el soborno vivirá.
El corazón del justo piensa para responder;
Mas la boca de los impíos derrama malas cosas.
Jehová está lejos de los impíos;
Pero él oye la oración de los justos.
La luz de los ojos alegra el corazón,
Y la buena nueva conforta los huesos.
El oído que escucha las amonestaciones de la vida,
Entre los sabios morará.
El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma;
Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.
El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría;
Y a la honra precede la humildad.
Del hombre son las disposiciones del corazón;
Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.
Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los espíritus.
Encomienda a Jehová tus obras,
Y tus pensamientos serán afirmados.
Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo,
Y aun al impío para el día malo.
Abominación es a Jehová todo altivo de corazón;
Ciertamente no quedará impune.
Con misericordia y verdad se corrige el pecado,
Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.
Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová,
Aun a sus enemigos hace estar en paz con él.
Mejor es lo poco con justicia
Que la muchedumbre de frutos sin derecho.
El corazón del hombre piensa su camino;
Mas Jehová endereza sus pasos.
Oráculo hay en los labios del rey;
En juicio no prevaricará su boca.
Peso y balanzas justas son de Jehová;
Obra suya son todas las pesas de la bolsa.
Abominación es a los reyes hacer impiedad,
Porque con justicia será afirmado el trono.
Los labios justos son el contentamiento de los reyes,
Y éstos aman al que habla lo recto.
La ira del rey es mensajero de muerte;
Mas el hombre sabio la evitará.
En la alegría del rostro del rey está la vida,
Y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.
Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado;
Y adquirir inteligencia vale más que la plata.
El camino de los rectos se aparta del mal;
Su vida guarda el que guarda su camino.
Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez de espíritu.
Mejor es humillar el espíritu con los humildes
Que repartir despojos con los soberbios.
El entendido en la palabra hallará el bien,
Y el que confía en Jehová es bienaventurado.
El sabio de corazón es llamado prudente,
Y la dulzura de labios aumenta el saber.
Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee;
Mas la erudición de los necios es necedad.
El corazón del sabio hace prudente su boca,
Y añade gracia a sus labios.
Panal de miel son los dichos suaves;
Suavidad al alma y medicina para los huesos.
Hay camino que parece derecho al hombre,
Pero su fin es camino de muerte.
El alma del que trabaja, trabaja para sí,
Porque su boca le estimula.
El hombre perverso cava en busca del mal,
Y en sus labios hay como llama de fuego.
El hombre perverso levanta contienda,
Y el chismoso aparta a los mejores amigos.
El hombre malo lisonjea a su prójimo,
Y le hace andar por camino no bueno.
Cierra sus ojos para pensar perversidades;
Mueve sus labios, efectúa el mal.
Corona de honra es la vejez
Que se halla en el camino de justicia.
Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte;
Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.
La suerte se echa en el regazo;
Mas de Jehová es la decisión de ella.
Mejor es un bocado seco, y en paz,
Que casa de contiendas llena de provisiones.
El siervo prudente se enseñoreará del hijo que deshonra,
Y con los hermanos compartirá la herencia.
El crisol para la plata, y la hornaza para el oro;
Pero Jehová prueba los corazones.
El malo está atento al labio inicuo;
Y el mentiroso escucha la lengua detractora.
El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor;
Y el que se alegra de la calamidad no quedará sin castigo.
Corona de los viejos son los nietos,
Y la honra de los hijos, sus padres.
No conviene al necio la altilocuencia;
¡Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!
Piedra preciosa es el soborno para el que lo practica;
Adondequiera que se vuelve, halla prosperidad.
El que cubre la falta busca amistad;
Mas el que la divulga, aparta al amigo.
La reprensión aprovecha al entendido,
Más que cien azotes al necio.
El rebelde no busca sino el mal,
Y mensajero cruel será enviado contra él.
Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros,
Que con un fatuo en su necedad.
El que da mal por bien,
No se apartará el mal de su casa.
El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas;
Deja, pues, la contienda, antes que se enrede.
El que justifica al impío, y el que condena al justo,
Ambos son igualmente abominación a Jehová.
¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría,
No teniendo entendimiento?
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
El hombre falto de entendimiento presta fianzas,
Y sale por fiador en presencia de su amigo.
El que ama la disputa, ama la transgresión;
Y el que abre demasiado la puerta busca su ruina.
El perverso de corazón nunca hallará el bien,
Y el que revuelve con su lengua caerá en el mal.
El que engendra al insensato, para su tristeza lo engendra;
Y el padre del necio no se alegrará.
El corazón alegre constituye buen remedio;
Mas el espíritu triste seca los huesos.
El impío toma soborno del seno
Para pervertir las sendas de la justicia.
En el rostro del entendido aparece la sabiduría;
Mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.
El hijo necio es pesadumbre de su padre,
Y amargura a la que lo dio a luz.
Ciertamente no es bueno condenar al justo,
Ni herir a los nobles que hacen lo recto.
El que ahorra sus palabras tiene sabiduría;
De espíritu prudente es el hombre entendido.
Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio;
El que cierra sus labios es entendido.
Su deseo busca el que se desvía,
Y se entremete en todo negocio.
No toma placer el necio en la inteligencia,
Sino en que su corazón se descubra.
Cuando viene el impío, viene también el menosprecio,
Y con el deshonrador la afrenta.
Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre;
Y arroyo que rebosa, la fuente de la sabiduría.
Tener respeto a la persona del impío,
Para pervertir el derecho del justo, no es bueno.
Los labios del necio traen contienda;
Y su boca los azotes llama.
La boca del necio es quebrantamiento para sí,
Y sus labios son lazos para su alma.
Las palabras del chismoso son como bocados suaves,
Y penetran hasta las entrañas.
También el que es negligente en su trabajo
Es hermano del hombre disipador.
Torre fuerte es el nombre de Jehová;
A él correrá el justo, y será levantado.
Las riquezas del rico son su ciudad fortificada,
Y como un muro alto en su imaginación.
Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre,
Y antes de la honra es el abatimiento.
Al que responde palabra antes de oír,
Le es fatuidad y oprobio.
El ánimo del hombre soportará su enfermedad;
Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?
El corazón del entendido adquiere sabiduría;
Y el oído de los sabios busca la ciencia.
La dádiva del hombre le ensancha el camino
Y le lleva delante de los grandes.
Justo parece el primero que aboga por su causa;
Pero viene su adversario, y le descubre.
La suerte pone fin a los pleitos,
Y decide entre los poderosos.
El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte,
Y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.
Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre;
Se saciará del producto de sus labios.
La muerte y la vida están en poder de la lengua,
Y el que la ama comerá de sus frutos.
El que halla esposa halla el bien,
Y alcanza la benevolencia de Jehová.
El pobre habla con ruegos,
Mas el rico responde durezas.
El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo;
Y amigo hay más unido que un hermano.
Mejor es el pobre que camina en integridad,
Que el de perversos labios y fatuo.
El alma sin ciencia no es buena,
Y aquel que se apresura con los pies, peca.
La insensatez del hombre tuerce su camino,
Y luego contra Jehová se irrita su corazón.
Las riquezas traen muchos amigos;
Mas el pobre es apartado de su amigo.
El testigo falso no quedará sin castigo,
Y el que habla mentiras no escapará.
Muchos buscan el favor del generoso,
Y cada uno es amigo del hombre que da.
Todos los hermanos del pobre le aborrecen;
¡Cuánto más sus amigos se alejarán de él!
Buscará la palabra, y no la hallará.
El que posee entendimiento ama su alma;
El que guarda la inteligencia hallará el bien.
El testigo falso no quedará sin castigo,
Y el que habla mentiras perecerá.
No conviene al necio el deleite;
¡Cuánto menos al siervo ser señor de los príncipes!
La cordura del hombre detiene su furor,
Y su honra es pasar por alto la ofensa.
Como rugido de cachorro de león es la ira del rey,
Y su favor como el rocío sobre la hierba.
Dolor es para su padre el hijo necio,
Y gotera continua las contiendas de la mujer.
La casa y las riquezas son herencia de los padres;
Mas de Jehová la mujer prudente.
La pereza hace caer en profundo sueño,
Y el alma negligente padecerá hambre.
El que guarda el mandamiento guarda su alma;
Mas el que menosprecia sus caminos morirá.
A Jehová presta el que da al pobre,
Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.
Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza;
Mas no se apresure tu alma para destruirlo.
El de grande ira llevará la pena;
Y si usa de violencias, añadirá nuevos males.
Escucha el consejo, y recibe la corrección,
Para que seas sabio en tu vejez.
Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre;
Mas el consejo de Jehová permanecerá.
Contentamiento es a los hombres hacer misericordia;
Pero mejor es el pobre que el mentiroso.
El temor de Jehová es para vida,
Y con él vivirá lleno de reposo el hombre;
No será visitado de mal.
El perezoso mete su mano en el plato,
Y ni aun a su boca la llevará.
Hiere al escarnecedor, y el simple se hará avisado;
Y corrigiendo al entendido, entenderá ciencia.
El que roba a su padre y ahuyenta a su madre,
Es hijo que causa vergüenza y acarrea oprobio.
Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas
Que te hacen divagar de las razones de sabiduría.
El testigo perverso se burlará del juicio,
Y la boca de los impíos encubrirá la iniquidad.
Preparados están juicios para los escarnecedores,
Y azotes para las espaldas de los necios.
El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora,
Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.
Como rugido de cachorro de león es el terror del rey;
El que lo enfurece peca contra sí mismo.
Honra es del hombre dejar la contienda;
Mas todo insensato se envolverá en ella.
El perezoso no ara a causa del invierno;
Pedirá, pues, en la siega, y no hallará.
Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre;
Mas el hombre entendido lo alcanzará.
Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad,
Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?
Camina en su integridad el justo;
Sus hijos son dichosos después de él.
El rey que se sienta en el trono de juicio,
Con su mirar disipa todo mal.
¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón,
Limpio estoy de mi pecado?
Pesa falsa y medida falsa,
Ambas cosas son abominación a Jehová.
Aun el muchacho es conocido por sus hechos,
Si su conducta fuere limpia y recta.
El oído que oye, y el ojo que ve,
Ambas cosas igualmente ha hecho Jehová.
No ames el sueño, para que no te empobrezcas;
Abre tus ojos, y te saciarás de pan.
El que compra dice: Malo es, malo es;
Mas cuando se aparta, se alaba.
Hay oro y multitud de piedras preciosas;
Mas los labios prudentes son joya preciosa.
Quítale su ropa al que salió por fiador del extraño,
Y toma prenda del que sale fiador por los extraños.
Sabroso es al hombre el pan de mentira;
Pero después su boca será llena de cascajo.
Los pensamientos con el consejo se ordenan;
Y con dirección sabia se hace la guerra.
El que anda en chismes descubre el secreto;
No te entremetas, pues, con el suelto de lengua.
Al que maldice a su padre o a su madre,
Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa.
Los bienes que se adquieren de prisa al principio,
No serán al final bendecidos.
No digas: Yo me vengaré;
Espera a Jehová, y él te salvará.
Abominación son a Jehová las pesas falsas,
Y la balanza falsa no es buena.
De Jehová son los pasos del hombre;
¿Cómo, pues, entenderá el hombre su camino?
Lazo es al hombre hacer apresuradamente voto de consagración,
Y después de hacerlo, reflexionar.
El rey sabio avienta a los impíos,
Y sobre ellos hace rodar la rueda.
Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre,
La cual escudriña lo más profundo del corazón.
Misericordia y verdad guardan al rey,
Y con clemencia se sustenta su trono.
La gloria de los jóvenes es su fuerza,
Y la hermosura de los ancianos es su vejez.
Los azotes que hieren son medicina para el malo,
Y el castigo purifica el corazón.
Como los repartimientos de las aguas,
Así está el corazón del rey en la mano de Jehová;
A todo lo que quiere lo inclina.
Todo camino del hombre es recto en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los corazones.
Hacer justicia y juicio es a Jehová
Más agradable que sacrificio.
Altivez de ojos, y orgullo de corazón,
Y pensamiento de impíos, son pecado.
Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia;
Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
Amontonar tesoros con lengua mentirosa
Es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte.
La rapiña de los impíos los destruirá,
Por cuanto no quisieron hacer juicio.
El camino del hombre perverso es torcido y extraño;
Mas los hechos del limpio son rectos.
Mejor es vivir en un rincón del terrado
Que con mujer rencillosa en casa espaciosa.
El alma del impío desea el mal;
Su prójimo no halla favor en sus ojos.
Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio;
Y cuando se le amonesta al sabio, aprende ciencia.
Considera el justo la casa del impío,
Cómo los impíos son trastornados por el mal.
El que cierra su oído al clamor del pobre,
También él clamará, y no será oído.
La dádiva en secreto calma el furor,
Y el don en el seno, la fuerte ira.
Alegría es para el justo el hacer juicio;
Mas destrucción a los que hacen iniquidad.
El hombre que se aparta del camino de la sabiduría
Vendrá a parar en la compañía de los muertos.
Hombre necesitado será el que ama el deleite,
Y el que ama el vino y los ungüentos no se enriquecerá.
Rescate del justo es el impío,
Y por los rectos, el prevaricador.
Mejor es morar en tierra desierta
Que con la mujer rencillosa e iracunda.
Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio;
Mas el hombre insensato todo lo disipa.
El que sigue la justicia y la misericordia
Hallará la vida, la justicia y la honra.
Tomó el sabio la ciudad de los fuertes,
Y derribó la fuerza en que ella confiaba.
El que guarda su boca y su lengua,
Su alma guarda de angustias.
Escarnecedor es el nombre del soberbio y presuntuoso
Que obra en la insolencia de su presunción.
El deseo del perezoso le mata,
Porque sus manos no quieren trabajar.
Hay quien todo el día codicia;
Pero el justo da, y no detiene su mano.
El sacrificio de los impíos es abominación;
¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad!
El testigo mentiroso perecerá;
Mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho.
El hombre impío endurece su rostro;
Mas el recto ordena sus caminos.
No hay sabiduría, ni inteligencia,
Ni consejo, contra Jehová.
El caballo se alista para el día de la batalla;
Mas Jehová es el que da la victoria.
De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas,
Y la buena fama más que la plata y el oro.
El rico y el pobre se encuentran;
A ambos los hizo Jehová.
El avisado ve el mal y se esconde;
Mas los simples pasan y reciben el daño.
Riquezas, honra y vida
Son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová.
Espinos y lazos hay en el camino del perverso;
El que guarda su alma se alejará de ellos.
Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
El rico se enseñorea de los pobres,
Y el que toma prestado es siervo del que presta.
El que sembrare iniquidad, iniquidad segará,
Y la vara de su insolencia se quebrará.
El ojo misericordioso será bendito,
Porque dio de su pan al indigente.
Echa fuera al escarnecedor, y saldrá la contienda,
Y cesará el pleito y la afrenta.
El que ama la limpieza de corazón,
Por la gracia de sus labios tendrá la amistad del rey.
Los ojos de Jehová velan por la ciencia;
Mas él trastorna las cosas de los prevaricadores.
Dice el perezoso: El león está fuera;
Seré muerto en la calle.
Fosa profunda es la boca de la mujer extraña;
Aquel contra el cual Jehová estuviere airado caerá en ella.
La necedad está ligada en el corazón del muchacho;
Mas la vara de la corrección la alejará de él.
El que oprime al pobre para aumentar sus ganancias,
O que da al rico, ciertamente se empobrecerá.
Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios,
Y aplica tu corazón a mi sabiduría;
Porque es cosa deliciosa, si las guardares dentro de ti;
Si juntamente se afirmaren sobre tus labios.
Para que tu confianza sea en Jehová,
Te las he hecho saber hoy a ti también.
¿No te he escrito tres veces
En consejos y en ciencia,
Para hacerte saber la certidumbre de las palabras de verdad,
A fin de que vuelvas a llevar palabras de verdad a los que te enviaron?
No robes al pobre, porque es pobre,
Ni quebrantes en la puerta al afligido;
Porque Jehová juzgará la causa de ellos,
Y despojará el alma de aquellos que los despojaren.
No te entremetas con el iracundo,
Ni te acompañes con el hombre de enojos,
No sea que aprendas sus maneras,
Y tomes lazo para tu alma.
No seas de aquellos que se comprometen,
Ni de los que salen por fiadores de deudas.
Si no tuvieres para pagar,
¿Por qué han de quitar tu cama de debajo de ti?
No traspases los linderos antiguos
Que pusieron tus padres.
¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará;
No estará delante de los de baja condición.
Cuando te sientes a comer con algún señor,
Considera bien lo que está delante de ti,
Y pon cuchillo a tu garganta,
Si tienes gran apetito.
No codicies sus manjares delicados,
Porque es pan engañoso.
No te afanes por hacerte rico;
Sé prudente, y desiste.
¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?
Porque se harán alas
Como alas de águila, y volarán al cielo.
No comas pan con el avaro,
Ni codicies sus manjares;
Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.
Come y bebe, te dirá;
Mas su corazón no está contigo.
Vomitarás la parte que comiste,
Y perderás tus suaves palabras.
No hables a oídos del necio,
Porque menospreciará la prudencia de tus razones.
No traspases el lindero antiguo,
Ni entres en la heredad de los huérfanos;
Porque el defensor de ellos es el Fuerte,
El cual juzgará la causa de ellos contra ti.
Aplica tu corazón a la enseñanza,
Y tus oídos a las palabras de sabiduría.
No rehúses corregir al muchacho;
Porque si lo castigas con vara, no morirá.
Lo castigarás con vara,
Y librarás su alma del Seol.
Hijo mío, si tu corazón fuere sabio,
También a mí se me alegrará el corazón;
Mis entrañas también se alegrarán
Cuando tus labios hablaren cosas rectas.
No tenga tu corazón envidia de los pecadores,
Antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo;
Porque ciertamente hay fin,
Y tu esperanza no será cortada.
Oye, hijo mío, y sé sabio,
Y endereza tu corazón al camino.
No estés con los bebedores de vino,
Ni con los comedores de carne;
Porque el bebedor y el comilón empobrecerán,
Y el sueño hará vestir vestidos rotos.
Oye a tu padre, a aquel que te engendró;
Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.
Compra la verdad, y no la vendas;
La sabiduría, la enseñanza y la inteligencia.
Mucho se alegrará el padre del justo,
Y el que engendra sabio se gozará con él.
Alégrense tu padre y tu madre,
Y gócese la que te dio a luz.
Dame, hijo mío, tu corazón,
Y miren tus ojos por mis caminos.
Porque abismo profundo es la ramera,
Y pozo angosto la extraña.
También ella, como robador, acecha,
Y multiplica entre los hombres los prevaricadores.
¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas?
¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde?
¿Para quién lo amoratado de los ojos?
Para los que se detienen mucho en el vino,
Para los que van buscando la mistura.
No mires al vino cuando rojea,
Cuando resplandece su color en la copa.
Se entra suavemente;
Mas al fin como serpiente morderá,
Y como áspid dará dolor.
Tus ojos mirarán cosas extrañas,
Y tu corazón hablará perversidades.
Serás como el que yace en medio del mar,
O como el que está en la punta de un mastelero.
Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió;
Me azotaron, mas no lo sentí;
Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.
ES UN MANDAMIENTO:
ES UN MANDAMIENTO:
Oíd, hijos, la enseñanza de un padre,
Y estad atentos, para que conozcáis cordura.
Porque os doy buena enseñanza;
No desamparéis mi ley.
Porque yo también fui hijo de mi padre,
Delicado y único delante de mi madre.
Y él me enseñaba, y me decía:
Retenga tu corazón mis razones,
Guarda mis mandamientos, y vivirás.
Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;
No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;
No la dejes, y ella te guardará;
Amala, y te conservará.
Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría;
Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.
Engrandécela, y ella te engrandecerá;
Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado.
Adorno de gracia dará a tu cabeza;
Corona de hermosura te entregará.
Oye, hijo mío, y recibe mis razones,
Y se te multiplicarán años de vida.
Por el camino de la sabiduría te he encaminado,
Y por veredas derechas te he hecho andar.
Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos,
Y si corrieres, no tropezarás.
Retén el consejo, no lo dejes;
Guárdalo, porque eso es tu vida.
No entres por la vereda de los impíos,
Ni vayas por el camino de los malos.
Déjala, no pases por ella;
Apártate de ella, pasa.
Porque no duermen ellos si no han hecho mal,
Y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno.
Porque comen pan de maldad, y beben vino de robos;
Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,
Que va en aumento hasta que el día es perfecto.
El camino de los impíos es como la oscuridad;
No saben en qué tropiezan.
Hijo mío, está atento a mis palabras;
Inclina tu oído a mis razones.
No se aparten de tus ojos;
Guárdalas en medio de tu corazón;
Porque son vida a los que las hallan,
Y medicina a todo su cuerpo.
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
Porque de él mana la vida.
Aparta de ti la perversidad de la boca,
Y aleja de ti la iniquidad de los labios.
Tus ojos miren lo recto,
Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.
Examina la senda de tus pies,
Y todos tus caminos sean rectos.
No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;
Aparta tu pie del mal.
Hijo mío, está atento a mi sabiduría,
Y a mi inteligencia inclina tu oído,
Para que guardes consejo,
Y tus labios conserven la ciencia.
Porque los labios de la mujer extraña destilan miel,
Y su paladar es más blando que el aceite;
Mas su fin es amargo como el ajenjo,
Agudo como espada de dos filos.
Sus pies descienden a la muerte;
Sus pasos conducen al Seol.
Sus caminos son inestables; no los conocerás,
Si no considerares el camino de vida.
Ahora pues, hijos, oídme,
Y no os apartéis de las razones de mi boca.
Aleja de ella tu camino,
Y no te acerques a la puerta de su casa;
Para que no des a los extraños tu honor,
Y tus años al cruel;
No sea que extraños se sacien de tu fuerza,
Y tus trabajos estén en casa del extraño;
Y gimas al final,
Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo,
Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo,
Y mi corazón menospreció la reprensión;
No oí la voz de los que me instruían,
Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!
Casi en todo mal he estado,
En medio de la sociedad y de la congregación.
Bebe el agua de tu misma cisterna,
Y los raudales de tu propio pozo.
¿Se derramarán tus fuentes por las calles,
Y tus corrientes de aguas por las plazas?
Sean para ti solo,
Y no para los extraños contigo.
Sea bendito tu manantial,
Y alégrate con la mujer de tu juventud,
Como cierva amada y graciosa gacela.
Sus caricias te satisfagan en todo tiempo,
Y en su amor recréate siempre.
¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena,
Y abrazarás el seno de la extraña?
Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,
Y él considera todas sus veredas.
Prenderán al impío sus propias iniquidades,
Y retenido será con las cuerdas de su pecado.
El morirá por falta de corrección,
Y errará por lo inmenso de su locura.
Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo,
Si has empeñado tu palabra a un extraño,
Te has enlazado con las palabras de tu boca,
Y has quedado preso en los dichos de tus labios.
Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate,
Ya que has caído en la mano de tu prójimo;
Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.
No des sueño a tus ojos,
Ni a tus párpados adormecimiento;
Escápate como gacela de la mano del cazador,
Y como ave de la mano del que arma lazos.
Ve a la hormiga, oh perezoso,
Mira sus caminos, y sé sabio;
La cual no teniendo capitán,
Ni gobernador, ni señor,
Prepara en el verano su comida,
Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Un poco de sueño, un poco de dormitar,
Y cruzar por un poco las manos para reposo;
Así vendrá tu necesidad como caminante,
Y tu pobreza como hombre armado.
El hombre malo, el hombre depravado,
Es el que anda en perversidad de boca;
Que guiña los ojos, que habla con los pies,
Que hace señas con los dedos.
Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo;
Siembra las discordias.
Por tanto, su calamidad vendrá de repente;
Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.
Seis cosas aborrece Jehová,
Y aun siete abomina su alma:
Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente,
El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal,
El testigo falso que habla mentiras,
Y el que siembra discordia entre hermanos.
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,
Y no dejes la enseñanza de tu madre;
Atalos siempre en tu corazón,
Enlázalos a tu cuello.
Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán;
Hablarán contigo cuando despiertes.
Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz,
Y camino de vida las reprensiones que te instruyen,
Para que te guarden de la mala mujer,
De la blandura de la lengua de la mujer extraña.
No codicies su hermosura en tu corazón,
Ni ella te prenda con sus ojos;
Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan;
Y la mujer caza la preciosa alma del varón.
¿Tomará el hombre fuego en su seno
Sin que sus vestidos ardan?
¿Andará el hombre sobre brasas
Sin que sus pies se quemen?
Así es el que se llega a la mujer de su prójimo;
No quedará impune ninguno que la tocare.
No tienen en poco al ladrón si hurta
Para saciar su apetito cuando tiene hambre;
Pero si es sorprendido, pagará siete veces;
Entregará todo el haber de su casa.
Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento;
Corrompe su alma el que tal hace.
Heridas y vergüenza hallará,
Y su afrenta nunca será borrada.
Porque los celos son el furor del hombre,
Y no perdonará en el día de la venganza.
No aceptará ningún rescate,
Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.
Hijo mío, guarda mis razones,
Y atesora contigo mis mandamientos.
Guarda mis mandamientos y vivirás,
Y mi ley como las niñas de tus ojos.
Lígalos a tus dedos;
Escríbelos en la tabla de tu corazón.
Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana,
Y a la inteligencia llama parienta;
Para que te guarden de la mujer ajena,
Y de la extraña que ablanda sus palabras.
Porque mirando yo por la ventana de mi casa,
Por mi celosía,
Vi entre los simples,
Consideré entre los jóvenes,
A un joven falto de entendimiento,
El cual pasaba por la calle, junto a la esquina,
E iba camino a la casa de ella,
A la tarde del día, cuando ya oscurecía,
En la oscuridad y tinieblas de la noche.
Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro,
Con atavío de ramera y astuta de corazón.
Alborotadora y rencillosa,
Sus pies no pueden estar en casa;
Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas,
Acechando por todas las esquinas.
Se asió de él, y le besó.
Con semblante descarado le dijo:
Sacrificios de paz había prometido,
Hoy he pagado mis votos;
Por tanto, he salido a encontrarte,
Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.
He adornado mi cama con colchas
Recamadas con cordoncillo de Egipto;
He perfumado mi cámara
Con mirra, áloes y canela.
Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana;
Alegrémonos en amores.
Porque el marido no está en casa;
Se ha ido a un largo viaje.
La bolsa de dinero llevó en su mano;
El día señalado volverá a su casa.
Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras,
Le obligó con la zalamería de sus labios.
Al punto se marchó tras ella,
Como va el buey al degolladero,
Y como el necio a las prisiones para ser castigado;
Como el ave que se apresura a la red,
Y no sabe que es contra su vida,
Hasta que la saeta traspasa su corazón.
Ahora pues, hijos, oídme,
Y estad atentos a las razones de mi boca.
No se aparte tu corazón a sus caminos;
No yerres en sus veredas.
Porque a muchos ha hecho caer heridos,
Y aun los más fuertes han sido muertos por ella.
Camino al Seol es su casa,
Que conduce a las cámaras de la muerte.
¿No clama la sabiduría,
Y da su voz la inteligencia?
En las alturas junto al camino,
A las encrucijadas de las veredas se para;
En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad,
A la entrada de las puertas da voces:
Oh hombres, a vosotros clamo;
Dirijo mi voz a los hijos de los hombres.
Entended, oh simples, discreción;
Y vosotros, necios, entrad en cordura.
Oíd, porque hablaré cosas excelentes,
Y abriré mis labios para cosas rectas.
Porque mi boca hablará verdad,
Y la impiedad abominan mis labios.
Justas son todas las razones de mi boca;
No hay en ellas cosa perversa ni torcida.
Todas ellas son rectas al que entiende,
Y razonables a los que han hallado sabiduría.
Recibid mi enseñanza, y no plata;
Y ciencia antes que el oro escogido.
Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas;
Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella.
Yo, la sabiduría, habito con la cordura,
Y hallo la ciencia de los consejos.
El temor de Jehová es aborrecer el mal;
La soberbia y la arrogancia, el mal camino,
Y la boca perversa, aborrezco.
Conmigo está el consejo y el buen juicio;
Yo soy la inteligencia; mío es el poder.
Por mí reinan los reyes,
Y los príncipes determinan justicia.
Por mí dominan los príncipes,
Y todos los gobernadores juzgan la tierra.
Yo amo a los que me aman,
Y me hallan los que temprano me buscan.
Las riquezas y la honra están conmigo;
Riquezas duraderas, y justicia.
Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado;
Y mi rédito mejor que la plata escogida.
Por vereda de justicia guiaré,
Por en medio de sendas de juicio,
Para hacer que los que me aman tengan su heredad,
Y que yo llene sus tesoros.
Jehová me poseía en el principio,
Ya de antiguo, antes de sus obras.
Eternamente tuve el principado, desde el principio,
Antes de la tierra.
Antes de los abismos fui engendrada;
Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.
Antes que los montes fuesen formados,
Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;
No había aún hecho la tierra, ni los campos,
Ni el principio del polvo del mundo.
Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;
Cuando afirmaba los cielos arriba,
Cuando afirmaba las fuentes del abismo;
Cuando ponía al mar su estatuto,
Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;
Cuando establecía los fundamentos de la tierra,
Con él estaba yo ordenándolo todo,
Y era su delicia de día en día,
Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.
Me regocijo en la parte habitable de su tierra;
Y mis delicias son con los hijos de los hombres.
Ahora, pues, hijos, oídme,
Y bienaventurados los que guardan mis caminos.
Atended el consejo, y sed sabios,
Y no lo menospreciéis.
Bienaventurado el hombre que me escucha,
Velando a mis puertas cada día,
Aguardando a los postes de mis puertas.
Porque el que me halle, hallará la vida,
Y alcanzará el favor de Jehová.
Mas el que peca contra mí, defrauda su alma;
Todos los que me aborrecen aman la muerte.
La sabiduría edificó su casa,
Labró sus siete columnas.
Mató sus víctimas, mezcló su vino,
Y puso su mesa.
Envió sus criadas;
Sobre lo más alto de la ciudad clamó.
Dice a cualquier simple: Ven acá.
A los faltos de cordura dice:
Venid, comed mi pan,
Y bebed del vino que yo he mezclado.
Dejad las simplezas, y vivid,
Y andad por el camino de la inteligencia.
El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta;
El que reprende al impío, se atrae mancha.
No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca;
Corrige al sabio, y te amará.
Da al sabio, y será más sabio;
Enseña al justo, y aumentará su saber.
El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,
Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.
Porque por mí se aumentarán tus días,
Y años de vida se te añadirán.
Si fueres sabio, para ti lo serás;
Y si fueres escarnecedor, pagarás tú solo.
La mujer insensata es alborotadora;
Es simple e ignorante.
Se sienta en una silla a la puerta de su casa,
En los lugares altos de la ciudad,
Para llamar a los que pasan por el camino,
Que van por sus caminos derechos.
Dice a cualquier simple: Ven acá.
A los faltos de cordura dijo:
Las aguas hurtadas son dulces,
Y el pan comido en oculto es sabroso.
Y no saben que allí están los muertos;
Que sus convidados están en lo profundo del Seol.
Los proverbios de Salomón.
El hijo sabio alegra al padre,
Pero el hijo necio es tristeza de su madre.
Los tesoros de maldad no serán de provecho;
Mas la justicia libra de muerte.
Jehová no dejará padecer hambre al justo;
Mas la iniquidad lanzará a los impíos.
La mano negligente empobrece;
Mas la mano de los diligentes enriquece.
El que recoge en el verano es hombre entendido;
El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.
Hay bendiciones sobre la cabeza del justo;
Pero violencia cubrirá la boca de los impíos.
La memoria del justo será bendita;
Mas el nombre de los impíos se pudrirá.
El sabio de corazón recibirá los mandamientos;
Mas el necio de labios caerá.
El que camina en integridad anda confiado;
Mas el que pervierte sus caminos será quebrantado.
El que guiña el ojo acarrea tristeza;
Y el necio de labios será castigado.
Manantial de vida es la boca del justo;
Pero violencia cubrirá la boca de los impíos.
El odio despierta rencillas;
Pero el amor cubrirá todas las faltas.
En los labios del prudente se halla sabiduría;
Mas la vara es para las espaldas del falto de cordura.
Los sabios guardan la sabiduría;
Mas la boca del necio es calamidad cercana.
Las riquezas del rico son su ciudad fortificada;
Y el desmayo de los pobres es su pobreza.
La obra del justo es para vida;
Mas el fruto del impío es para pecado.
Camino a la vida es guardar la instrucción;
Pero quien desecha la reprensión, yerra.
El que encubre el odio es de labios mentirosos;
Y el que propaga calumnia es necio.
En las muchas palabras no falta pecado;
Mas el que refrena sus labios es prudente.
Plata escogida es la lengua del justo;
Mas el corazón de los impíos es como nada.
Los labios del justo apacientan a muchos,
Mas los necios mueren por falta de entendimiento.
La bendición de Jehová es la que enriquece,
Y no añade tristeza con ella.
El hacer maldad es como una diversión al insensato;
Mas la sabiduría recrea al hombre de entendimiento.
Lo que el impío teme, eso le vendrá;
Pero a los justos les será dado lo que desean.
Como pasa el torbellino, así el malo no permanece;
Mas el justo permanece para siempre.
Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos,
Así es el perezoso a los que lo envían.
El temor de Jehová aumentará los días;
Mas los años de los impíos serán acortados.
La esperanza de los justos es alegría;
Mas la esperanza de los impíos perecerá.
El camino de Jehová es fortaleza al perfecto;
Pero es destrucción a los que hacen maldad.
El justo no será removido jamás;
Pero los impíos no habitarán la tierra.
La boca del justo producirá sabiduría;
Mas la lengua perversa será cortada.
Los labios del justo saben hablar lo que agrada;
Mas la boca de los impíos habla perversidades.
El peso falso es abominación a Jehová;
Mas la pesa cabal le agrada.
Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra;
Mas con los humildes está la sabiduría.
La integridad de los rectos los encaminará;
Pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos.
No aprovecharán las riquezas en el día de la ira;
Mas la justicia librará de muerte.
La justicia del perfecto enderezará su camino;
Mas el impío por su impiedad caerá.
La justicia de los rectos los librará;
Mas los pecadores serán atrapados en su pecado.
Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza;
Y la expectación de los malos perecerá.
El justo es librado de la tribulación;
Mas el impío entra en lugar suyo.
El hipócrita con la boca daña a su prójimo;
Mas los justos son librados con la sabiduría.
En el bien de los justos la ciudad se alegra;
Mas cuando los impíos perecen hay fiesta.
Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida;
Mas por la boca de los impíos será trastornada.
El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo;
Mas el hombre prudente calla.
El que anda en chismes descubre el secreto;
Mas el de espíritu fiel lo guarda todo.
Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo;
Mas en la multitud de consejeros hay seguridad.
Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño;
Mas el que aborreciere las fianzas vivirá seguro.
La mujer agraciada tendrá honra,
Y los fuertes tendrán riquezas.
A su alma hace bien el hombre misericordioso;
Mas el cruel se atormenta a sí mismo.
El impío hace obra falsa;
Mas el que siembra justicia tendrá galardón firme.
Como la justicia conduce a la vida,
Así el que sigue el mal lo hace para su muerte.
Abominación son a Jehová los perversos de corazón;
Mas los perfectos de camino le son agradables.
Tarde o temprano, el malo será castigado;
Mas la descendencia de los justos será librada.
Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo
Es la mujer hermosa y apartada de razón.
El deseo de los justos es solamente el bien;
Mas la esperanza de los impíos es el enojo.
Hay quienes reparten, y les es añadido más;
Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.
El alma generosa será prosperada;
Y el que saciare, él también será saciado.
Al que acapara el grano, el pueblo lo maldecirá;
Pero bendición será sobre la cabeza del que lo vende.
El que procura el bien buscará favor;
Mas al que busca el mal, éste le vendrá.
El que confía en sus riquezas caerá;
Mas los justos reverdecerán como ramas.
El que turba su casa heredará viento;
Y el necio será siervo del sabio de corazón.
El fruto del justo es árbol de vida;
Y el que gana almas es sabio.
Ciertamente el justo será recompensado en la tierra;
¡Cuánto más el impío y el pecador!
El que ama la instrucción ama la sabiduría;
Mas el que aborrece la reprensión es ignorante.
El bueno alcanzará favor de Jehová;
Mas él condenará al hombre de malos pensamientos.
El hombre no se afirmará por medio de la impiedad;
Mas la raíz de los justos no será removida.
La mujer virtuosa es corona de su marido;
Mas la mala, como carcoma en sus huesos.
Los pensamientos de los justos son rectitud;
Mas los consejos de los impíos, engaño.
Las palabras de los impíos son asechanzas para derramar sangre;
Mas la boca de los rectos los librará.
Dios trastornará a los impíos, y no serán más;
Pero la casa de los justos permanecerá firme.
Según su sabiduría es alabado el hombre;
Mas el perverso de corazón será menospreciado.
Más vale el despreciado que tiene servidores,
Que el que se jacta, y carece de pan.
El justo cuida de la vida de su bestia;
Mas el corazón de los impíos es cruel.
El que labra su tierra se saciará de pan;
Mas el que sigue a los vagabundos es falto de entendimiento.
Codicia el impío la red de los malvados;
Mas la raíz de los justos dará fruto.
El impío es enredado en la prevaricación de sus labios;
Mas el justo saldrá de la tribulación.
El hombre será saciado de bien del fruto de su boca;
Y le será pagado según la obra de sus manos.
El camino del necio es derecho en su opinión;
Mas el que obedece al consejo es sabio.
El necio al punto da a conocer su ira;
Mas el que no hace caso de la injuria es prudente.
El que habla verdad declara justicia;
Mas el testigo mentiroso, engaño.
Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada;
Mas la lengua de los sabios es medicina.
El labio veraz permanecerá para siempre;
Mas la lengua mentirosa sólo por un momento.
Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal;
Pero alegría en el de los que piensan el bien.
Ninguna adversidad acontecerá al justo;
Mas los impíos serán colmados de males.
Los labios mentirosos son abominación a Jehová;
Pero los que hacen verdad son su contentamiento.
El hombre cuerdo encubre su saber;
Mas el corazón de los necios publica la necedad.
La mano de los diligentes señoreará;
Mas la negligencia será tributaria.
La congoja en el corazón del hombre lo abate;
Mas la buena palabra lo alegra.
El justo sirve de guía a su prójimo;
Mas el camino de los impíos les hace errar.
El indolente ni aun asará lo que ha cazado;
Pero haber precioso del hombre es la diligencia.
En el camino de la justicia está la vida;
Y en sus caminos no hay muerte.
El hijo sabio recibe el consejo del padre;
Mas el burlador no escucha las reprensiones.
Del fruto de su boca el hombre comerá el bien;
Mas el alma de los prevaricadores hallará el mal.
El que guarda su boca guarda su alma;
Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.
El alma del perezoso desea, y nada alcanza;
Mas el alma de los diligentes será prosperada.
El justo aborrece la palabra de mentira;
Mas el impío se hace odioso e infame.
La justicia guarda al de perfecto camino;
Mas la impiedad trastornará al pecador.
Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada;
Y hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas.
El rescate de la vida del hombre está en sus riquezas;
Pero el pobre no oye censuras.
La luz de los justos se alegrará;
Mas se apagará la lámpara de los impíos.
Ciertamente la soberbia concebirá contienda;
Mas con los avisados está la sabiduría.
Las riquezas de vanidad disminuirán;
Pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta.
La esperanza que se demora es tormento del corazón;
Pero árbol de vida es el deseo cumplido.
El que menosprecia el precepto perecerá por ello;
Mas el que teme el mandamiento será recompensado.
La ley del sabio es manantial de vida
Para apartarse de los lazos de la muerte.
El buen entendimiento da gracia;
Mas el camino de los transgresores es duro.
Todo hombre prudente procede con sabiduría;
Mas el necio manifestará necedad.
El mal mensajero acarrea desgracia;
Mas el mensajero fiel acarrea salud.
Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo;
Mas el que guarda la corrección recibirá honra.
El deseo cumplido regocija el alma;
Pero apartarse del mal es abominación a los necios.
El que anda con sabios, sabio será;
Mas el que se junta con necios será quebrantado.
El mal perseguirá a los pecadores,
Mas los justos serán premiados con el bien.
El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos;
Pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.
En el barbecho de los pobres hay mucho pan;
Mas se pierde por falta de juicio.
El que detiene el castigo, a su hijo aborrece;
Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.
El justo come hasta saciar su alma;
Mas el vientre de los impíos tendrá necesidad.
La mujer sabia edifica su casa;
Mas la necia con sus manos la derriba.
El que camina en su rectitud teme a Jehová;
Mas el de caminos pervertidos lo menosprecia.
En la boca del necio está la vara de la soberbia;
Mas los labios de los sabios los guardarán.
Sin bueyes el granero está vacío;
Mas por la fuerza del buey hay abundancia de pan.
El testigo verdadero no mentirá;
Mas el testigo falso hablará mentiras.
Busca el escarnecedor la sabiduría y no la halla;
Mas al hombre entendido la sabiduría le es fácil.
Vete de delante del hombre necio,
Porque en él no hallarás labios de ciencia.
La ciencia del prudente está en entender su camino;
Mas la indiscreción de los necios es engaño.
Los necios se mofan del pecado;
Mas entre los rectos hay buena voluntad.
El corazón conoce la amargura de su alma;
Y extraño no se entremeterá en su alegría.
La casa de los impíos será asolada;
Pero florecerá la tienda de los rectos.
Hay camino que al hombre le parece derecho;
Pero su fin es camino de muerte.
Aun en la risa tendrá dolor el corazón;
Y el término de la alegría es congoja.
De sus caminos será hastiado el necio de corazón;
Pero el hombre de bien estará contento del suyo.
El simple todo lo cree;
Mas el avisado mira bien sus pasos.
El sabio teme y se aparta del mal;
Mas el insensato se muestra insolente y confiado.
El que fácilmente se enoja hará locuras;
Y el hombre perverso será aborrecido.
Los simples heredarán necedad;
Mas los prudentes se coronarán de sabiduría.
Los malos se inclinarán delante de los buenos,
Y los impíos a las puertas del justo.
El pobre es odioso aun a su amigo;
Pero muchos son los que aman al rico.
Peca el que menosprecia a su prójimo;
Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado.
¿No yerran los que piensan el mal?
Misericordia y verdad alcanzarán los que piensan el bien.
En toda labor hay fruto;
Mas las vanas palabras de los labios empobrecen.
Las riquezas de los sabios son su corona;
Pero la insensatez de los necios es infatuación.
El testigo verdadero libra las almas;
Mas el engañoso hablará mentiras.
En el temor de Jehová está la fuerte confianza;
Y esperanza tendrán sus hijos.
El temor de Jehová es manantial de vida
Para apartarse de los lazos de la muerte.
En la multitud del pueblo está la gloria del rey;
Y en la falta de pueblo la debilidad del príncipe.
El que tarda en airarse es grande de entendimiento;
Mas el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad.
El corazón apacible es vida de la carne;
Mas la envidia es carcoma de los huesos.
El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor;
Mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra.
Por su maldad será lanzado el impío;
Mas el justo en su muerte tiene esperanza.
En el corazón del prudente reposa la sabiduría;
Pero no es conocida en medio de los necios.
La justicia engrandece a la nación;
Mas el pecado es afrenta de las naciones.
La benevolencia del rey es para con el servidor entendido;
Mas su enojo contra el que lo avergüenza.
La blanda respuesta quita la ira;
Mas la palabra áspera hace subir el furor.
La lengua de los sabios adornará la sabiduría;
Mas la boca de los necios hablará sandeces.
Los ojos de Jehová están en todo lugar,
Mirando a los malos y a los buenos.
La lengua apacible es árbol de vida;
Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.
El necio menosprecia el consejo de su padre;
Mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente.
En la casa del justo hay gran provisión;
Pero turbación en las ganancias del impío.
La boca de los sabios esparce sabiduría;
No así el corazón de los necios.
El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová;
Mas la oración de los rectos es su gozo.
Abominación es a Jehová el camino del impío;
Mas él ama al que sigue justicia.
La reconvención es molesta al que deja el camino;
Y el que aborrece la corrección morirá.
El Seol y el Abadón están delante de Jehová;
¡Cuánto más los corazones de los hombres!
El escarnecedor no ama al que le reprende,
Ni se junta con los sabios.
El corazón alegre hermosea el rostro;
Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
El corazón entendido busca la sabiduría;
Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.
Todos los días del afligido son difíciles;
Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo.
Mejor es lo poco con el temor de Jehová,
Que el gran tesoro donde hay turbación.
Mejor es la comida de legumbres donde hay amor,
Que de buey engordado donde hay odio.
El hombre iracundo promueve contiendas;
Mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla.
El camino del perezoso es como seto de espinos;
Mas la vereda de los rectos, como una calzada.
El hijo sabio alegra al padre;
Mas el hombre necio menosprecia a su madre.
La necedad es alegría al falto de entendimiento;
Mas el hombre entendido endereza sus pasos.
Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo;
Mas en la multitud de consejeros se afirman.
El hombre se alegra con la respuesta de su boca;
Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!
El camino de la vida es hacia arriba al entendido,
Para apartarse del Seol abajo.
Jehová asolará la casa de los soberbios;
Pero afirmará la heredad de la viuda.
Abominación son a Jehová los pensamientos del malo;
Mas las expresiones de los limpios son limpias.
Alborota su casa el codicioso;
Mas el que aborrece el soborno vivirá.
El corazón del justo piensa para responder;
Mas la boca de los impíos derrama malas cosas.
Jehová está lejos de los impíos;
Pero él oye la oración de los justos.
La luz de los ojos alegra el corazón,
Y la buena nueva conforta los huesos.
El oído que escucha las amonestaciones de la vida,
Entre los sabios morará.
El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma;
Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.
El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría;
Y a la honra precede la humildad.
Del hombre son las disposiciones del corazón;
Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.
Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los espíritus.
Encomienda a Jehová tus obras,
Y tus pensamientos serán afirmados.
Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo,
Y aun al impío para el día malo.
Abominación es a Jehová todo altivo de corazón;
Ciertamente no quedará impune.
Con misericordia y verdad se corrige el pecado,
Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.
Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová,
Aun a sus enemigos hace estar en paz con él.
Mejor es lo poco con justicia
Que la muchedumbre de frutos sin derecho.
El corazón del hombre piensa su camino;
Mas Jehová endereza sus pasos.
Oráculo hay en los labios del rey;
En juicio no prevaricará su boca.
Peso y balanzas justas son de Jehová;
Obra suya son todas las pesas de la bolsa.
Abominación es a los reyes hacer impiedad,
Porque con justicia será afirmado el trono.
Los labios justos son el contentamiento de los reyes,
Y éstos aman al que habla lo recto.
La ira del rey es mensajero de muerte;
Mas el hombre sabio la evitará.
En la alegría del rostro del rey está la vida,
Y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.
Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado;
Y adquirir inteligencia vale más que la plata.
El camino de los rectos se aparta del mal;
Su vida guarda el que guarda su camino.
Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez de espíritu.
Mejor es humillar el espíritu con los humildes
Que repartir despojos con los soberbios.
El entendido en la palabra hallará el bien,
Y el que confía en Jehová es bienaventurado.
El sabio de corazón es llamado prudente,
Y la dulzura de labios aumenta el saber.
Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee;
Mas la erudición de los necios es necedad.
El corazón del sabio hace prudente su boca,
Y añade gracia a sus labios.
Panal de miel son los dichos suaves;
Suavidad al alma y medicina para los huesos.
Hay camino que parece derecho al hombre,
Pero su fin es camino de muerte.
El alma del que trabaja, trabaja para sí,
Porque su boca le estimula.
El hombre perverso cava en busca del mal,
Y en sus labios hay como llama de fuego.
El hombre perverso levanta contienda,
Y el chismoso aparta a los mejores amigos.
El hombre malo lisonjea a su prójimo,
Y le hace andar por camino no bueno.
Cierra sus ojos para pensar perversidades;
Mueve sus labios, efectúa el mal.
Corona de honra es la vejez
Que se halla en el camino de justicia.
Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte;
Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.
La suerte se echa en el regazo;
Mas de Jehová es la decisión de ella.
Mejor es un bocado seco, y en paz,
Que casa de contiendas llena de provisiones.
El siervo prudente se enseñoreará del hijo que deshonra,
Y con los hermanos compartirá la herencia.
El crisol para la plata, y la hornaza para el oro;
Pero Jehová prueba los corazones.
El malo está atento al labio inicuo;
Y el mentiroso escucha la lengua detractora.
El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor;
Y el que se alegra de la calamidad no quedará sin castigo.
Corona de los viejos son los nietos,
Y la honra de los hijos, sus padres.
No conviene al necio la altilocuencia;
¡Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!
Piedra preciosa es el soborno para el que lo practica;
Adondequiera que se vuelve, halla prosperidad.
El que cubre la falta busca amistad;
Mas el que la divulga, aparta al amigo.
La reprensión aprovecha al entendido,
Más que cien azotes al necio.
El rebelde no busca sino el mal,
Y mensajero cruel será enviado contra él.
Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros,
Que con un fatuo en su necedad.
El que da mal por bien,
No se apartará el mal de su casa.
El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas;
Deja, pues, la contienda, antes que se enrede.
El que justifica al impío, y el que condena al justo,
Ambos son igualmente abominación a Jehová.
¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría,
No teniendo entendimiento?
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
El hombre falto de entendimiento presta fianzas,
Y sale por fiador en presencia de su amigo.
El que ama la disputa, ama la transgresión;
Y el que abre demasiado la puerta busca su ruina.
El perverso de corazón nunca hallará el bien,
Y el que revuelve con su lengua caerá en el mal.
El que engendra al insensato, para su tristeza lo engendra;
Y el padre del necio no se alegrará.
El corazón alegre constituye buen remedio;
Mas el espíritu triste seca los huesos.
El impío toma soborno del seno
Para pervertir las sendas de la justicia.
En el rostro del entendido aparece la sabiduría;
Mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.
El hijo necio es pesadumbre de su padre,
Y amargura a la que lo dio a luz.
Ciertamente no es bueno condenar al justo,
Ni herir a los nobles que hacen lo recto.
El que ahorra sus palabras tiene sabiduría;
De espíritu prudente es el hombre entendido.
Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio;
El que cierra sus labios es entendido.
Su deseo busca el que se desvía,
Y se entremete en todo negocio.
No toma placer el necio en la inteligencia,
Sino en que su corazón se descubra.
Cuando viene el impío, viene también el menosprecio,
Y con el deshonrador la afrenta.
Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre;
Y arroyo que rebosa, la fuente de la sabiduría.
Tener respeto a la persona del impío,
Para pervertir el derecho del justo, no es bueno.
Los labios del necio traen contienda;
Y su boca los azotes llama.
La boca del necio es quebrantamiento para sí,
Y sus labios son lazos para su alma.
Las palabras del chismoso son como bocados suaves,
Y penetran hasta las entrañas.
También el que es negligente en su trabajo
Es hermano del hombre disipador.
Torre fuerte es el nombre de Jehová;
A él correrá el justo, y será levantado.
Las riquezas del rico son su ciudad fortificada,
Y como un muro alto en su imaginación.
Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre,
Y antes de la honra es el abatimiento.
Al que responde palabra antes de oír,
Le es fatuidad y oprobio.
El ánimo del hombre soportará su enfermedad;
Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?
El corazón del entendido adquiere sabiduría;
Y el oído de los sabios busca la ciencia.
La dádiva del hombre le ensancha el camino
Y le lleva delante de los grandes.
Justo parece el primero que aboga por su causa;
Pero viene su adversario, y le descubre.
La suerte pone fin a los pleitos,
Y decide entre los poderosos.
El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte,
Y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.
Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre;
Se saciará del producto de sus labios.
La muerte y la vida están en poder de la lengua,
Y el que la ama comerá de sus frutos.
El que halla esposa halla el bien,
Y alcanza la benevolencia de Jehová.
El pobre habla con ruegos,
Mas el rico responde durezas.
El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo;
Y amigo hay más unido que un hermano.
Mejor es el pobre que camina en integridad,
Que el de perversos labios y fatuo.
El alma sin ciencia no es buena,
Y aquel que se apresura con los pies, peca.
La insensatez del hombre tuerce su camino,
Y luego contra Jehová se irrita su corazón.
Las riquezas traen muchos amigos;
Mas el pobre es apartado de su amigo.
El testigo falso no quedará sin castigo,
Y el que habla mentiras no escapará.
Muchos buscan el favor del generoso,
Y cada uno es amigo del hombre que da.
Todos los hermanos del pobre le aborrecen;
¡Cuánto más sus amigos se alejarán de él!
Buscará la palabra, y no la hallará.
El que posee entendimiento ama su alma;
El que guarda la inteligencia hallará el bien.
El testigo falso no quedará sin castigo,
Y el que habla mentiras perecerá.
No conviene al necio el deleite;
¡Cuánto menos al siervo ser señor de los príncipes!
La cordura del hombre detiene su furor,
Y su honra es pasar por alto la ofensa.
Como rugido de cachorro de león es la ira del rey,
Y su favor como el rocío sobre la hierba.
Dolor es para su padre el hijo necio,
Y gotera continua las contiendas de la mujer.
La casa y las riquezas son herencia de los padres;
Mas de Jehová la mujer prudente.
La pereza hace caer en profundo sueño,
Y el alma negligente padecerá hambre.
El que guarda el mandamiento guarda su alma;
Mas el que menosprecia sus caminos morirá.
A Jehová presta el que da al pobre,
Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.
Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza;
Mas no se apresure tu alma para destruirlo.
El de grande ira llevará la pena;
Y si usa de violencias, añadirá nuevos males.
Escucha el consejo, y recibe la corrección,
Para que seas sabio en tu vejez.
Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre;
Mas el consejo de Jehová permanecerá.
Contentamiento es a los hombres hacer misericordia;
Pero mejor es el pobre que el mentiroso.
El temor de Jehová es para vida,
Y con él vivirá lleno de reposo el hombre;
No será visitado de mal.
El perezoso mete su mano en el plato,
Y ni aun a su boca la llevará.
Hiere al escarnecedor, y el simple se hará avisado;
Y corrigiendo al entendido, entenderá ciencia.
El que roba a su padre y ahuyenta a su madre,
Es hijo que causa vergüenza y acarrea oprobio.
Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas
Que te hacen divagar de las razones de sabiduría.
El testigo perverso se burlará del juicio,
Y la boca de los impíos encubrirá la iniquidad.
Preparados están juicios para los escarnecedores,
Y azotes para las espaldas de los necios.
El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora,
Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.
Como rugido de cachorro de león es el terror del rey;
El que lo enfurece peca contra sí mismo.
Honra es del hombre dejar la contienda;
Mas todo insensato se envolverá en ella.
El perezoso no ara a causa del invierno;
Pedirá, pues, en la siega, y no hallará.
Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre;
Mas el hombre entendido lo alcanzará.
Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad,
Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?
Camina en su integridad el justo;
Sus hijos son dichosos después de él.
El rey que se sienta en el trono de juicio,
Con su mirar disipa todo mal.
¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón,
Limpio estoy de mi pecado?
Pesa falsa y medida falsa,
Ambas cosas son abominación a Jehová.
Aun el muchacho es conocido por sus hechos,
Si su conducta fuere limpia y recta.
El oído que oye, y el ojo que ve,
Ambas cosas igualmente ha hecho Jehová.
No ames el sueño, para que no te empobrezcas;
Abre tus ojos, y te saciarás de pan.
El que compra dice: Malo es, malo es;
Mas cuando se aparta, se alaba.
Hay oro y multitud de piedras preciosas;
Mas los labios prudentes son joya preciosa.
Quítale su ropa al que salió por fiador del extraño,
Y toma prenda del que sale fiador por los extraños.
Sabroso es al hombre el pan de mentira;
Pero después su boca será llena de cascajo.
Los pensamientos con el consejo se ordenan;
Y con dirección sabia se hace la guerra.
El que anda en chismes descubre el secreto;
No te entremetas, pues, con el suelto de lengua.
Al que maldice a su padre o a su madre,
Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa.
Los bienes que se adquieren de prisa al principio,
No serán al final bendecidos.
No digas: Yo me vengaré;
Espera a Jehová, y él te salvará.
Abominación son a Jehová las pesas falsas,
Y la balanza falsa no es buena.
De Jehová son los pasos del hombre;
¿Cómo, pues, entenderá el hombre su camino?
Lazo es al hombre hacer apresuradamente voto de consagración,
Y después de hacerlo, reflexionar.
El rey sabio avienta a los impíos,
Y sobre ellos hace rodar la rueda.
Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre,
La cual escudriña lo más profundo del corazón.
Misericordia y verdad guardan al rey,
Y con clemencia se sustenta su trono.
La gloria de los jóvenes es su fuerza,
Y la hermosura de los ancianos es su vejez.
Los azotes que hieren son medicina para el malo,
Y el castigo purifica el corazón.
Como los repartimientos de las aguas,
Así está el corazón del rey en la mano de Jehová;
A todo lo que quiere lo inclina.
Todo camino del hombre es recto en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los corazones.
Hacer justicia y juicio es a Jehová
Más agradable que sacrificio.
Altivez de ojos, y orgullo de corazón,
Y pensamiento de impíos, son pecado.
Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia;
Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
Amontonar tesoros con lengua mentirosa
Es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte.
La rapiña de los impíos los destruirá,
Por cuanto no quisieron hacer juicio.
El camino del hombre perverso es torcido y extraño;
Mas los hechos del limpio son rectos.
Mejor es vivir en un rincón del terrado
Que con mujer rencillosa en casa espaciosa.
El alma del impío desea el mal;
Su prójimo no halla favor en sus ojos.
Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio;
Y cuando se le amonesta al sabio, aprende ciencia.
Considera el justo la casa del impío,
Cómo los impíos son trastornados por el mal.
El que cierra su oído al clamor del pobre,
También él clamará, y no será oído.
La dádiva en secreto calma el furor,
Y el don en el seno, la fuerte ira.
Alegría es para el justo el hacer juicio;
Mas destrucción a los que hacen iniquidad.
El hombre que se aparta del camino de la sabiduría
Vendrá a parar en la compañía de los muertos.
Hombre necesitado será el que ama el deleite,
Y el que ama el vino y los ungüentos no se enriquecerá.
Rescate del justo es el impío,
Y por los rectos, el prevaricador.
Mejor es morar en tierra desierta
Que con la mujer rencillosa e iracunda.
Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio;
Mas el hombre insensato todo lo disipa.
El que sigue la justicia y la misericordia
Hallará la vida, la justicia y la honra.
Tomó el sabio la ciudad de los fuertes,
Y derribó la fuerza en que ella confiaba.
El que guarda su boca y su lengua,
Su alma guarda de angustias.
Escarnecedor es el nombre del soberbio y presuntuoso
Que obra en la insolencia de su presunción.
El deseo del perezoso le mata,
Porque sus manos no quieren trabajar.
Hay quien todo el día codicia;
Pero el justo da, y no detiene su mano.
El sacrificio de los impíos es abominación;
¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad!
El testigo mentiroso perecerá;
Mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho.
El hombre impío endurece su rostro;
Mas el recto ordena sus caminos.
No hay sabiduría, ni inteligencia,
Ni consejo, contra Jehová.
El caballo se alista para el día de la batalla;
Mas Jehová es el que da la victoria.
De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas,
Y la buena fama más que la plata y el oro.
El rico y el pobre se encuentran;
A ambos los hizo Jehová.
El avisado ve el mal y se esconde;
Mas los simples pasan y reciben el daño.
Riquezas, honra y vida
Son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová.
Espinos y lazos hay en el camino del perverso;
El que guarda su alma se alejará de ellos.
Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
El rico se enseñorea de los pobres,
Y el que toma prestado es siervo del que presta.
El que sembrare iniquidad, iniquidad segará,
Y la vara de su insolencia se quebrará.
El ojo misericordioso será bendito,
Porque dio de su pan al indigente.
Echa fuera al escarnecedor, y saldrá la contienda,
Y cesará el pleito y la afrenta.
El que ama la limpieza de corazón,
Por la gracia de sus labios tendrá la amistad del rey.
Los ojos de Jehová velan por la ciencia;
Mas él trastorna las cosas de los prevaricadores.
Dice el perezoso: El león está fuera;
Seré muerto en la calle.
Fosa profunda es la boca de la mujer extraña;
Aquel contra el cual Jehová estuviere airado caerá en ella.
La necedad está ligada en el corazón del muchacho;
Mas la vara de la corrección la alejará de él.
El que oprime al pobre para aumentar sus ganancias,
O que da al rico, ciertamente se empobrecerá.
Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios,
Y aplica tu corazón a mi sabiduría;
Porque es cosa deliciosa, si las guardares dentro de ti;
Si juntamente se afirmaren sobre tus labios.
Para que tu confianza sea en Jehová,
Te las he hecho saber hoy a ti también.
¿No te he escrito tres veces
En consejos y en ciencia,
Para hacerte saber la certidumbre de las palabras de verdad,
A fin de que vuelvas a llevar palabras de verdad a los que te enviaron?
No robes al pobre, porque es pobre,
Ni quebrantes en la puerta al afligido;
Porque Jehová juzgará la causa de ellos,
Y despojará el alma de aquellos que los despojaren.
No te entremetas con el iracundo,
Ni te acompañes con el hombre de enojos,
No sea que aprendas sus maneras,
Y tomes lazo para tu alma.
No seas de aquellos que se comprometen,
Ni de los que salen por fiadores de deudas.
Si no tuvieres para pagar,
¿Por qué han de quitar tu cama de debajo de ti?
No traspases los linderos antiguos
Que pusieron tus padres.
¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará;
No estará delante de los de baja condición.
Cuando te sientes a comer con algún señor,
Considera bien lo que está delante de ti,
Y pon cuchillo a tu garganta,
Si tienes gran apetito.
No codicies sus manjares delicados,
Porque es pan engañoso.
No te afanes por hacerte rico;
Sé prudente, y desiste.
¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?
Porque se harán alas
Como alas de águila, y volarán al cielo.
No comas pan con el avaro,
Ni codicies sus manjares;
Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.
Come y bebe, te dirá;
Mas su corazón no está contigo.
Vomitarás la parte que comiste,
Y perderás tus suaves palabras.
No hables a oídos del necio,
Porque menospreciará la prudencia de tus razones.
No traspases el lindero antiguo,
Ni entres en la heredad de los huérfanos;
Porque el defensor de ellos es el Fuerte,
El cual juzgará la causa de ellos contra ti.
Aplica tu corazón a la enseñanza,
Y tus oídos a las palabras de sabiduría.
No rehúses corregir al muchacho;
Porque si lo castigas con vara, no morirá.
Lo castigarás con vara,
Y librarás su alma del Seol.
Hijo mío, si tu corazón fuere sabio,
También a mí se me alegrará el corazón;
Mis entrañas también se alegrarán
Cuando tus labios hablaren cosas rectas.
No tenga tu corazón envidia de los pecadores,
Antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo;
Porque ciertamente hay fin,
Y tu esperanza no será cortada.
Oye, hijo mío, y sé sabio,
Y endereza tu corazón al camino.
No estés con los bebedores de vino,
Ni con los comedores de carne;
Porque el bebedor y el comilón empobrecerán,
Y el sueño hará vestir vestidos rotos.
Oye a tu padre, a aquel que te engendró;
Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.
Compra la verdad, y no la vendas;
La sabiduría, la enseñanza y la inteligencia.
Mucho se alegrará el padre del justo,
Y el que engendra sabio se gozará con él.
Alégrense tu padre y tu madre,
Y gócese la que te dio a luz.
Dame, hijo mío, tu corazón,
Y miren tus ojos por mis caminos.
Porque abismo profundo es la ramera,
Y pozo angosto la extraña.
También ella, como robador, acecha,
Y multiplica entre los hombres los prevaricadores.
¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas?
¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde?
¿Para quién lo amoratado de los ojos?
Para los que se detienen mucho en el vino,
Para los que van buscando la mistura.
No mires al vino cuando rojea,
Cuando resplandece su color en la copa.
Se entra suavemente;
Mas al fin como serpiente morderá,
Y como áspid dará dolor.
Tus ojos mirarán cosas extrañas,
Y tu corazón hablará perversidades.
Serás como el que yace en medio del mar,
O como el que está en la punta de un mastelero.
Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió;
Me azotaron, mas no lo sentí;
Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.
Es importante saber y conocer que Dios manda que guardemos nuestro corazón para cumplir el propósito y diseño establecido por el
Dios no mira en las personas su apariencia, si no su CORAZÓN , { y el no quiere una parte de el el lo quiere todo }
la palabra corazón aparece mas de 90 veces en el libro de proverbios { nos indica que es de suma importancia}
? QUE ES EL CORAZÓN?
? QUE ES EL CORAZÓN?
El corazón es uno de los órganos de cuerpo humano mas importantes,
con el nuestro sistema sanguíneo es impulsado por todo el cuerpo
? sabia usted que aparte de su corazón físico también poseemos un corazón (espiritual)
cuando Dios dice sobre toda cosa guarda tu corazón se refiere al corazón (espiritual) ya que esta conectado al corazón fisico
el corazón es de suma importancia ya que es el centro de nuestro ser y la principal puerta al espíritu
es el órgano que determina todo lo que somos, así como la realización de nuestro destino en la tierra y en la eternidad
el corazon determina quienes somos, como nos comportamos y es de donde tomamos todas las decisiones de nuestra vida
“ POR QUE CUAL ES SU PENSAMIENTO EN SU CORAZÓN, TAL ES EL”
las decisiones que provienen del corazón son las que nos hacen dar los grandes pasos en la vida
es del corazón donde salen todas la fuerzas de nuestro ser para obtener la victoria, lo que queremos lograr, y vencer diversas situaciones o tribulaciones
y lo mas importante es el lugar donde se determina nuestra salvación o condenacion
-10 “PORQUE CON EL CORAZÓN SE CREE PARA JUSTICIA, PERO CON LA BOCA SE CONFIESA PARA SALVACIÓN
solo el corazón es capaz de llevar al alma al verdadero arrepentimiento y someterlo para cambiar nuestros verdaderos comportamientos, nuestras intenciones y motivaciones
el corazón es un puente espiritual que vincula nuestro espíritu y nuestra alma y esta conectado directamente al órgano cardíaco del cuerpo
LOS VENTRÍCULOS
LOS VENTRÍCULOS
este diseño se encuentra en nuestro ser
tenemos un ventrículo carnal que trata con los asuntos del alma y un ventrículo espiritual que recibe todo lo que viene de Dios y de nuestro espíritu
en el área del ventrículo del espíritu es donde Dios escribe sus leyes, esta parte esta rodeada de la conciencia que proviene de Dios y que puesta dentro de nosotros desde nuestro nacimiento y esta conectada a la comunión atreves de un conducto por donde fluye la vida a todo nuestro ser
“ESTE ES EL PACTO QUE HARÉ CON ELLOS, DESPUÉS DE AQUELLOS DÍAS, DICE EL SENOR; PONDRÉ MIS LEYES EN SUS CORAZONES, Y EN SUS MENTES, LAS ESCRIBIRÉ”
el corazón bombea ya sea iniquidad o poder de Dios y vida, a todo nuestro ser
es del ventrículo carnal que salen los pensamientos del corazón que contaminan el alma y el cuerpo
“ PERO LO QUE SALE DE LA BOCA, DEL CORAZÓN SALE, Y ESTO CONTAMINA AL HOMBRE
EL PREPUCIO DE NUESTRO CORAZÓN
EL PREPUCIO DE NUESTRO CORAZÓN
es una parte de nuestra conciencia que se fue engrosando e insensibilizando, por el pecado, la maldad, y la incredulidad propias de nuestra naturaleza
mientras este no sea removido y cambiado por una conciencia reformada, va a ser como un tapón que impide que impide que el fluir de Dios ilumine y riegue nuestra alma
por eso Dios nos llama a circuncidar nuestros corazones para que la vida y santidad de Dios se puede manifestar en nuestras vidas
“ CIRCUNCIDAD, PUES EL PREPUCIO DE VUESTROS CORAZÓN, Y NO ENDUREZCAS MAS VUESTRA CERVIZ”
la conciencia que rodea el corazón se va corrompiendo, produciendo incredulidad, corrupción,
un corazón herido o quebrantado también se corrompen, con emociones destructivas como las envidias, celos amargura, entre otrso factores importantes
a mayor corrupción mayor sera la incredulidad y la falta de fe
este prepucio en nuestro corazón es un verdadero lente de oscuridad que hace que las personas miren distorsionado y que desconfiemos de todas las personas a nuestro alrededor
de esta manera bloque y no podemos confiar en Dios, su boca puede decir que lo ama y que cree en el pero sus hechos y el fruto de vida demuestran todo lo contrario
nosotros fuimos creados para ver y disfrutar de las grandezas de nuestro hacedor ,
cuando nos convertimos de corazón, el se manifiesta y permite que le veamos
cuando el velo es quietado, el espíritu santo de Dios viene a nosotros, y nos da la libertad de mirarle a cara descubierta, para poder ser transformados a su imagen
EL CENTRO DE LAS EMOCIONES
EL CENTRO DE LAS EMOCIONES
una de las partes mas relevantes del corazón es el centro de las emociones
todo lo que sentimos ya sea bueno o malo, es procesado y emana del corazón
“ PORQUE DE DENTRO, DEL CORAZÓN DE LOS HOMBRES, SALEN LOS MALOS PENSAMIENTOS, LOS ADULTERIOS, LAS FORNICACIONES, LOS HOMICIDIOS”.
una de las partes mas relevantes del corazón es el centro de nuestras emociones
todo lo que sentimos, ya sea bueno o malo, es procesado y emana del corazón
es de ahí, que formamos nuestra personalidad, nuestra forma de pensar y creer
“EL HOMBRE BUENO, DEL BUEN TESORO DE SU CORAZÓN SACA LO BUENO; Y EL HOMBRE MALO, DEL MAL TESORO DE CORAZÓN SACA LO MALO; PORQUE DE LA ABUNDANCIA DEL CORAZÓN HABLA LA BOCA
LA VOLUNTAD
LA VOLUNTAD
esta parte de nuestro corazón esta también conectada a los dos ventrículos y es la que determina si vivimos por el espíritu o por la carne
esta rodeada de la conciencia quien nos ayudara a tomar buenas o malas decisiones
lo importante de esto es que ello depende nuestra vida eterna ya sea para salvación o condenación
la voluntad funciona como una palanca que indica el corazón hacia la carne o hacia Dios
es también llamada libre albedrío, es libre porque nadie la puede manejar y controlar , sino solo nosotros
Dios no puede tomar decisiones por nosotros y por su puesto menos el diablo
lo único que puede hacer el diablo es seducir la voluntad par que la persona se entregue a sus tentaciones
COMO PUEDO TENER UN CORAZÓN CONFORME AL DE DIOS ?
COMO PUEDO TENER UN CORAZÓN CONFORME AL DE DIOS ?
este es el corazón de los que aman y temen a Dios, no basando sus vidas en la carne sino en el espíritu
asando
“BIENAVENTURADOS LOS DE LIMPIO CORAZÓN , PORQUE ELLOS VERÁN A DIOS”
este corazón esta en total servicio del espíritu y puede recibir los pensamientos de Dios, la revelación y todos los misterios escondidos
de la boca del creyente saldrán ríos de agua viva y de conocimiento divino
atesorando la palabra de Dios
orando
poniendo en palabra la palabra de Dios
poniéndole freno a las distracciones y mensajes nocivos
escogiendo bien mis relaciones y amistades
pidiendo ayuda alas personas indicadas