El padre bueno

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Jesús contó una historia sobre un padre con dos hijos. Uno de los hijos le pidió la herencia y el Padre se la da a los dos. El hijo menor lo malgastó todo y luego de volver en sí regresó a la casa de su padre.

Notes
Transcript

Introducción

Esta parábola pone en relieve el amor misericordioso de un padre. Ese Padre es representado en Jesús.

La manera en que Jesús presenta a Dios

Jesús no quería que la gente viera a Dios como un rey y lo era, como un señor y lo era, como un juez y lo era.
Jesús experimentó a Dios como un padre bueno. Es por eso que en esta parábola lo presenta como lo imaginaba, como un padre bueno.
Dios no considera la herencia como propia y por ello la reparte entre sus hijos. - no haciéndole casos sino respetando sus decisiones.
No se ofende cuando uno de ellos le desea la muerte y le pide la herencia.
Lo ve partir de su casa con tristeza pero nunca lo olvida.
Cuando lo ve regresar se descontroló y corrió a recibirlo. Se conmueve y no tarda en besarle.
Interrumpe su confesión para evitarle la humillación.
El padre bueno sabe que su hijo ha sufrido demasiado. No necesita explicaciones para hacerle su hijo - es eso mismo.
Lo recibe porque nunca dejó de amarlo.
Se da cuenta de su necesidad por lo que le entrega el anillo y le vuelve a vestir. Lo mejor para los hijos es estar con ellos. Es tenerles cerca.
El padre hace una fiesta en su casa y se la dedica, no necesita la bebida, la mala vida, ni las malas amistades para celebrar una fiesta llena de amor sino a su Padre. Es una verdadera fiesta y no una falsedad.
Así Jesús revela a Dios. Así lo anuncia y lo repite hoy a quienes viven lejos de él y comienzan a verse como “perdidos” en medio de la vida. Jesús anuncia que Dios es un padre bueno, que perdona al que llega y que le recibe con una fiesta.
Los oyentes no lo podían creer. Ahora consideraban que el padre había perdido la dignidad. ¿Cuantas cosas la gente podrá decir?
Eso revela el loco amor de Dios por la humanidad
Es un padre solo con sus hijos. no está a su lado la madre de sus hijos. NO hay madre y eso es muy parecido a las familias nuestras. En toda familia hay una falta, toda familia sufre heridas. En esta, concretamente, sufre la falta de la madre, ausencia que para los hijos se convierte en una herida punzante y que hace sangrar la vida familiar.
No es la perdida de una oveja, ni una mujer que pierde una moneda, es la herida del vínculo sanguíneo.
Son relaciones de las que dependen el logro y el sentido de una vida, de las que depende verdaderamente la posibilidad de tener una existencia realmente vivida o llevar una vida insensata.
La Biblia está llena de situaciones y conflictos: Mujeres estériles, hijos que pelean, hermanos que no se tratan, padres ejemplares y en ocasiones ausentes. Estas son nuestras pobres historias.
En esta historia tenemos un padre que no suele darse en este tiempo. Un padre singular, cuya misericordia es infinita.
Nos podemos comparar con este padre y nos daremos cuenta de las diferencias.
Hay preguntas que solo pueden estar en el corazón.
¿Qué clase de Padre es este que no ejerce su autoridad?
Marcos 1.22 RVR60
Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Marcos 1.27 RVR60
Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
¿Cómo podía consentir a un hijo que le dijo que se muriera en pocas palabras?
¿Cómo dividió su herencia poniendo en peligro el futuro de la familia?
¿Dios-Padre- es de todo o solo de algunos?
La gente estaba desconcertada con la parábola que Jesús les decía. Jesús los desconcertados más con la acogida inmerecida.
Mas tarde salió también al encuentro del hijo Mayor que estaba enojado afuera. Lo escuchó, le habló con ternura y le dejó claro que los quería ver a ambos en la mesa.
¿Qué estaba sugiriendo Jesús? ¿Es posible que Dios sea así?

Parábola para nuestros días

En esta parábola Jesús nos hace adentrarnos en el misterio de Dios y en el misterio de la condición humana.
El hijo quiere ser libre, romper las ataduras de su casa. Quiere irse para no recibir más ordenes. Hijos que no son felices hasta que sus padres no estén con ellos. El hijo le deja claro que quiere tener su propio caminar. ¿No es esta nuestra realidad? El padre solo le deja el camino libre.
El padre lo deja partir pero cada día lo espera.
El padre reparte sus vienes y de acuerdo con la tradicion solo ha dividido la vida entre los hijos. Desde que le pidió la herencia es una vida desgarrada.
Es lo mismo con nuestro Padre Eterno - los ve partir y queda triste esperándolos a que regresen a él. Usted puede perder a Dios de vista pero Dios nunca lo perderá a usted.
El alejarse de Dios provoca una vida desordenada, pero poco pasará para que los días dejen de ser lo que piensa y se conviertan en un drama. El hambre le alcanzará y practicamente sentirán que mueren.
El hambre interior y el vacío de amor suelen ser los primeros síntomas de nuestra lejanía de Dios.
Dios no impidirá que corras caminos equivocados, ni te detiene ni te amenaza. Frente a tu elección te deja libre e incluso que pienses que no te escucha, pero realmente es que te alejaste.
No son fáciles los días de la libertad. Los hijos que los anhelan se les olvida que con ello viene el sustento propio.
Cada uno de nosotros, en nuestra búsqueda de libertad ha experimentado estos conflictos, estas fatigas, estas visiones distorsionadas, pero eran las únicas alternativas en ese momento.
El hijo pensó en su padre y lo primero que pensó fue “la abundancia de pan” y él muriendo de hambre.
Reconoce su error y toma una decisión: “me pondré en camino y volveré a mi padre”.
Usted puede ponerse en camino a Dios y volverse al Padre pero ya él salió a su encuentro, se echará a su cuello y comenzará a abrazarle y besarle.

Conclución

Cuando dejo que todo esto quede grabado en mi interior, veo que la historia del padre y de sus dos hijos perdidos, lo que hace es afirmar que no fui yo quien eligió a Dios, sino que fue Él quien me eligió a mí. Éste es el gran misterio de nuestra fe. Nosotros no elegimos a Dios, Dios nos elige a nosotros. Desde la eternidad estamos escondidos y (,; ) Antes de que ningún otro ser humano nos toque, (,), y antes de que ningún ser humano decida sobre nosotros, Dios (,). Dios nos ama antes que ninguna otra persona pueda demostrarnos que nos ama. Nos ama con un amor (,19-20), un amor ilimitado e incondicional. Quiere que seamos sus hijos amados y nos dice que seamos tan cariñosos como lo es Él.
historia del padre y de sus dos hijos perdidos, lo que hace es afirmar
que no fui yo quien eligió a Dios, sino que fue Él quien me eligió a
un amor (,19-20), un amor ilimitado e incondicional. Quiere
mí. Éste es el gran misterio de nuestra fe. Nosotros no elegimos a
Dios, Dios nos elige a nosotros. Desde la eternidad estamos
que seamos sus hijos amados y nos dice que seamos tan cariñosos
escondidos y (,; ) Antes de que ningún otro ser humano nos
toque, Dios y nos (,), y antes de que ningún ser humano
como lo es Él.
decida sobre nosotros, Dios (,). Dios nos ama antes que
Dios es el padre que busca a sus hijos, vela por ellos, corre a su encuentro, los abraza, les ruega, suplica y anima a que vuelvan a casa.
Por raro que suene, Dios desea encontrarme tanto, si no más, como yo deseo encontrar a Dios. Sí, Dios me necesita tanto como yo a Él. Dios no es el patriarca que se queda en casa, inmóvil, esperando a que sus hijos vuelvan a él, esperando a que pidan disculpas por su comportamiento, que pidan perdón, y prometan cambiar. Al contrario, abandona la casa, sin hacer caso de su dignidad al correr en su busca, ignorando las disculpas y promesas de cambiar, y los conduce a la mesa magníficamente preparada para ellos. Ahora empiezo a ver lo radicalmente que cambiará mi trayectoria espiritual cuando deje de pensar en Dios como en alguien que se esconde y que me pone todas las dificultades posibles para que le encuentre, y comience a pensar en Él como Aquél que me busca mientras yo me escondo. Cuando sea capaz de mirar con los ojos de Dios y descubra su alegría por mi vuelta a casa, entonces en mi vida habrá menos angustia y más confianza.
sus hijos, vela por ellos, corre a su encuentro, los abraza, les ruega,
deseo encontrar a Dios. Sí, Dios me necesita tanto como yo a Él. Dios
La parábola del hijo pródigo es la historia que habla del amor que ya existía antes de que cualquier rechazo y que estará presente después de que se se hayan producido todos los rechazos. Es el amor primero y duradero de un Dios que es Padre. Es la fuente del amor humano, incluso del más limitado. Toda la vida y predicación de Jesús estuvo dirigida a un único fin: revelar el inagotable e ilimitado amor materno y paterno de su Dios y mostrar el camino para dejar que ese amor dirija nuestra vida diaria.
suplica y anima a que vuelvan a casa.
existía antes de que cualquier rechazo y que estará presente después
Todo termina en una fiesta …
no es el patriarca que se queda en casa, inmóvil, esperando a que sus
de que se se hayan producido todos los rechazos. Es el amor primero y
hijos vuelvan a él, esperando a que pidan disculpas por su
comportamiento, que pidan perdón, y prometan cambiar. Al contrario,
duradero de un Dios que es Padre y Madre. Es la fuente del amor
abandona la casa, sin hacer caso de su dignidad al correr en su busca,
humano, incluso del más limitado. Toda la vida y predicación de Jesús
estuvo dirigida a un único fin: revelar el inagotable e ilimitado amor
ignorando las disculpas y promesas de cambiar, y los conduce a la
materno y paterno de su Dios y mostrar el camino para dejar que ese
mesa magníficamente preparada para ellos.
amor dirija nuestra vida diaria.
Ahora empiezo a ver lo radicalmente que cambiará mi trayectoria
espiritual cuando deje de pensar en Dios como en alguien que se
esconde y que me pone todas las dificultades posibles para que le
encuentre, y comience a pensar en Él como Aquél que me busca
mientras yo me escondo. Cuando sea capaz de mirar con los ojos de
Dios y descubra su alegría por mi vuelta a casa, entonces en mi vida
habrá menos angustia y más confianza.
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