Cabeza del hogar.

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Día del padre

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Introducción.
Siempre defiendo a la mujer, sus derechos. Pero ahora voy a defender al hombre como cabeza del hogar.
Se ha pasado de un feminismo a un hembrismo.
a. Se ha pasado de un feminismo a un hembrismo.
i. La vindicación de la mujer no debe confundirse con un feminismo colérico que pretende corregir los males del machismo mediante la discriminación contra el hombre.
La vindicación de la mujer no debe confundirse con un feminismo colérico que pretende corregir los males del machismo mediante la discriminación contra el hombre.
ii. Así como el racismo de los blancos no se corrige con el racismo de los negros así tampoco el feminismo con el machismo.
Así como el racismo de los blancos no se corrige con el racismo de los negros así tampoco el feminismo con el machismo.
Tanto el machismo como el feminismo son formas de egoísmo.
iii. Tanto el machismo como el feminismo son formas de egoísmo.
La respuesta cristiana al feminismo y machismo está en la afirmación de la igualdad del hombre y la mujer delante de Dios y en la familia, la iglesia y la sociedad: Una igualdad que no elimina las diferencias pero las asume y las orienta.
La Biblia es la fuente más confiable de moralidad y comportamiento humano.

1. La lucha de sexos.

Génesis 3.16 NTV
16 Luego le dijo a la mujer: «Haré más agudo el dolor de tu embarazo, y con dolor darás a luz. Y desearás controlar a tu marido, pero él gobernará sobre ti».
Debe interpretarse a la luz de
Génesis 4.7 NVI
7 Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo.»
Génesis 4.7 NTV
7 Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo».

2. El hombre como cabeza del hogar.

El sometimiento.
La
Efesios 5.21–24 NVI
21 Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo. 22 Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. 23 Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. 24 Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo.
Efesios 5.21–24 NTV
21 Es más, sométanse unos a otros por reverencia a Cristo. 22 Para las esposas, eso significa: sométase cada una a su marido como al Señor, 23 porque el marido es la cabeza de su esposa como Cristo es cabeza de la iglesia. Él es el Salvador de su cuerpo, que es la iglesia. 24 Así como la iglesia se somete a Cristo, de igual manera la esposa debe someterse en todo a su marido.
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El principio: El sometimiento mutuo.
Una manifestación de compromiso hacia los demás. En todos los aspectos. Era impropio en la cultura donde lo dice.
Es una demanda a los que están llenos del Espíritu. Dejar la individualidad egoísta. Una vida orientada hacia los otros. Pero está ligada al temor o reverencia a Cristo.
Contexto:
Efesios 5.15–20 NVI
15 Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, 16 aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. 17 Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. 18 No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu. 19 Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón, 20 dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Son tres versículos dedicados a las esposas, pero siete a los maridos.
La sumisión bíblica de la mujer hacia su marido no al hombre. Es aceptar el orden bíblico. Dios te va a bendecir por medio de tu marido. No quiere decir, en modo alguno, que la esposa sea inferior en condiciones, capacidades y funcionalidad en el hogar, sino que Dios estableció una determinada posición entre los dos sexos.
No quiere decir, en modo alguno, que la esposa sea inferior en condiciones, capacidades y funcionalidad en el hogar, sino que Dios estableció una determinada posición entre los dos sexos.
El contexto histórico. Era total dominio pleno del hombre sobre la mujer, las mujeres eran poco menos que objetos en servicio a su marido. Las mujeres cristianas, como era el caso de la iglesia en Corinto, abusaban de una libertad mal entendida, de modo que como ya no había “judío, ni griego;…esclavo ni libre… varón ni mujer” (), podía generar serios conflictos matrimoniales.
Las mujeres cristianas, como era el caso de la iglesia en Corinto, abusaban de una libertad mal entendida, de modo que como ya no había “judío, ni griego;…esclavo ni libre… varón ni mujer” (), podía generar serios conflictos matrimoniales.
Es un llamado a entender la relación matrimonial no se sustenta en relaciones personales y la ética, no se basa en los derechos, ni en principios culturales. Sino que es basada en la relación absoluta entre Cristo y la iglesia. Las mujeres sin figura de la iglesia y los hombres de Cristo. Si los cristianos supiéramos entender claramente esto, las discordias matrimoniales se eliminarían y con ellas las tragedias de divorcios y fracasos que se experimentan
Colosenses 3.18 NVI
18 Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el Señor.
1 Pedro 3.1–6 NTV
1 De la misma manera, ustedes esposas, tienen que aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando alguno de ellos se niegue a obedecer la Buena Noticia, la vida recta de ustedes les hablará sin palabras. Ellos serán ganados 2 al observar la vida pura y la conducta respetuosa de ustedes. 3 No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. 4 En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios. 5 Así es como lucían hermosas las santas mujeres de la antigüedad. Ellas confiaban en Dios y aceptaban la autoridad de sus maridos. 6 Por ejemplo, Sara obedecía a su esposo, Abraham, y lo llamaba «señor». Ustedes son sus hijas cuando hacen lo correcto sin temor a lo que sus esposos pudieran hacer.

3. El adorno de la mujer. Aún cuando el marido no es converso

1 Pedro 3.1–6 NTV
1 De la misma manera, ustedes esposas, tienen que aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando alguno de ellos se niegue a obedecer la Buena Noticia, la vida recta de ustedes les hablará sin palabras. Ellos serán ganados 2 al observar la vida pura y la conducta respetuosa de ustedes. 3 No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. 4 En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios. 5 Así es como lucían hermosas las santas mujeres de la antigüedad. Ellas confiaban en Dios y aceptaban la autoridad de sus maridos. 6 Por ejemplo, Sara obedecía a su esposo, Abraham, y lo llamaba «señor». Ustedes son sus hijas cuando hacen lo correcto sin temor a lo que sus esposos pudieran hacer.
Se debe quitar la idea de que si él no lo hace yo tampoco. El sometimiento es al Señor, esa es nuestra fuente de motivación, lo demás es amargura y venganza.

4. El hombre como cabeza

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Es proveedor, es protector y es dirigente.
El hombre tiene la necesidad de sentirse proveedor, protector y dirigente.
La mujer es la que provoca la cohesión familiar, la que crea un ambiente de paz, es la que decide si hay tranquilidad en el hogar.
La mujer influye en el concepto que los hijos tienen de los padres. La mujer tiene que posicionar a su marido como fuerte y bueno. Para que los hijos crezcan emocionalmente sanos necesitan tener el concepto de un padre fuerte y bueno.
El padre debe estar disponible y cercano. No debe ser rogón. Los hijos tienen la responsabilidad y la bendición de acercarse a sus padres.
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