Buscando lo que perdura
Las personas del mundo imaginan que hay verdadera dignidad y felicidad en aquellas cosas que persiguen en la vida. Piensan que si pudieran obtenerlas serían felices; y cuando las obtienen y no pueden lograr la felicidad, la buscan en algo distinto, y así continúan con aquella búsqueda. Pero Jesucristo tiene verdadera dignidad real, una majestad tan grandiosa que cuando se acercan a ver los seres humanos dejan de buscar porque la mente por fin logra su descanso en él.
JONATHAN EDWARDS
Las riquezas son Temporales.
134. LA MUERTE DE MAZARINO
Mat. 16:26.
Cuando Mazarino, señor de Francia un tiempo, se sintió llegar a las puertas de la muerte, mandó le trajesen todos sus tesoros para verlos por última vez.
Su cámara se convirtió en un joyelero de riquezas y en un museo de arte.
Mirándolo todo con ojos desencajados, crispaba sus manos sobre la ropa de su cama, y gemía: —¡Y pensar que lo pierdo todo! ¡Y pensar que lo he de dejar todo!
Y así murió Mazarino, el avaro.
Todos estos tesoros celestiales están a prueba de factores degenerativos que estropean los tesoros terrenales: ni la polilla ni la herrumbre los destruyen, y los ladrones no penetran para robarlos (v. 20):
Son perdurables eternamente en todo su lustre resplandeciente, como posesión intransferible de los hijos del Padre celestial, porque ellos nos enseñan acerca de:
una fidelidad que jamás será removida (Salmos 89:33; 138:8),
una vida que nunca terminará (Juan 3:16),
un manantial de agua que jamás dejará de fluir en el interior del que la bebe (Juan 4:14),
un don que jamás se perderá (Juan 6:37, 39),
una mano de la cual jamás será arrebatada la oveja del buen Pastor (Juan 10:28),
una cadena [de salvación] que jamás se romperá (Romanos 8:29–30),
un amor del cual jamás seremos apartados (Romanos 8:39),
un llamamiento que no será jamás revocado (Romanos 11:29),
un fundamento que jamás será destruido (2 Timoteo 2:19),
y una herencia que jamás se marchitará (1 Pedro 1:4–5).
Todos estos tesoros celestiales están a prueba de factores degenerativos que estropean los tesoros terrenales: ni la polilla ni la herrumbre los destruyen, y los ladrones no penetran para robarlos (v. 20):
Son perdurables eternamente en todo su lustre resplandeciente, como posesión intransferible de los hijos del Padre celestial, porque ellos nos enseñan acerca de:
una fidelidad que jamás será removida (Salmos 89:33; 138:8),
una vida que nunca terminará (Juan 3:16),
un manantial de agua que jamás dejará de fluir en el interior del que la bebe (Juan 4:14),
un don que jamás se perderá (Juan 6:37, 39),
una mano de la cual jamás será arrebatada la oveja del buen Pastor (Juan 10:28),
una cadena [de salvación] que jamás se romperá (Romanos 8:29–30),
un amor del cual jamás seremos apartados (Romanos 8:39),
un llamamiento que no será jamás revocado (Romanos 11:29),
un fundamento que jamás será destruido (2 Timoteo 2:19),
y una herencia que jamás se marchitará (1 Pedro 1:4–5).
Como estoy? v 22- 23
Y éste es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas. Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios (Juan 3:19–21).
El vivir esta vida centrada en la luz nos hace ser visto para que la luz lleve al hombre a glorificar a Dios
A quien Sirves?
Aprendamos de las palabras de nuestro Señor sobre el “ojo bueno”, el verdadero motivo secreto de los fracasos que tantos cristianos parecen tener en sus profesiones de fe. Fracasos los hay en todas partes. Hay miles de personas en nuestras iglesias que no se encuentran a gusto, que están incómodas e insatisfechas consigo mismas, y apenas saben por qué. La razón se revela en este pasaje: están intentando mantener su relación con ambas partes; están tratando de agradar a Dios y también agradar a los hombres, servir a Cristo y al mismo tiempo servir al mundo. No cometamos este error. Seamos seguidores de Cristo decididos, persuadidos, inflexibles. Tomemos por lema el mismo de Pablo: “Una cosa hago” (Filipenses 3:13). Entonces seremos cristianos felices; sentiremos el Sol brillar en nuestros rostros; tanto nuestro corazón como nuestra mente y nuestra conciencia estarán llenos de luz. La resolución es el secreto para ser felices en nuestra fe. Sé resuelto por la causa de Cristo, y “todo tu cuerpo estará lleno de luz”.
Y tú a quien sirves? vives sirviendo a dos señores? o sirves más a uno que a otro? es importante esta respuesta, pues:A quien sirvas dandole prioridad, mostraras así tú verdadero amor.
Conclusión: Si tienes claro que amas a Jesús, y sabes que el gozo de tú vivir es Él, y es para rendirte a Él en adoración. No dejes de servirle agrandándole en toda tú manera de vivir. Tomemos como lema en esta actitud, al apóstol Pablo quien dijo “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzando; pero una cosa hago; olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la menta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
La meta que debemos proponernos es convertirnos, en esta vida, en los adoradores de Dios más perfectos que podamos ser, tal como esperamos serlo por toda la eternidad.
HERMANO LAWRENCE