¿Somos verdaderos adoradores?
¿Podemos adorar fuera de la iglesia?
La Adoración No Está Limitada a un Lugar
La Adoración No Está Limitada a un Lugar
Primeramente, enfóquese conmigo en los versículos 20–22. Para escaparse de este examen profético de su corazón, la mujer samaritana lleva a Jesús hacia una discusión acerca de la adoración. Pero aun así, quiere que la conversación permanezca sobre los asuntos externos, superficiales de la adoración, no en la esencia de la adoración. Ella quiere hablar acerca del “donde.” Versículo 20: “Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar.”
Jesús está dispuesto a ir con ella hacia este tópico, pero no está dispuesto que ella limite el asunto a un debate sobre lugares. La presionará para que llegue al meollo del asunto. Versículo 21: “Jesús le dijo: Mujer, créeme; la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.”
Montañas Irrelevantes para la Adoración
Montañas Irrelevantes para la Adoración
Jesús comienza con una negación. Una negativa. ¿Te preguntas dónde? ¿Estás preocupada por el lugar? Señora, se acerca el día (más pronto de lo que usted se imagina), cuando estas dos montañas serán irrelevantes para la verdadera adoración.
No Dónde, sino Quién
No Dónde, sino Quién
Recuerde que ya Él había dicho en Juan 2:19: “Jesús respondió y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.” En otras palabras, ya había dicho que Él mismo era el nuevo templo, el nuevo lugar de encuentro con Dios. El templo iba a dejar de ser el punto central de adoración. ¿Y cuál sería este lugar? ¿Una nueva montaña? ¿Una nueva ciudad? ¿Un nuevo edificio? No. Una nueva persona. El Hijo.
Esto es lo que está implicando al decir: “No es en esta montaña, señora, ni en Jerusalén.” Lo que importa no es dónde, sino a quién. El Padre y el Hijo. El Agua Viva, el Profeta, el Salvador, el Mesías.
“Vosotros Adoráis Lo Que No Conocéis”
“Vosotros Adoráis Lo Que No Conocéis”
Entonces el versículo 22 viene expresando la misma idea, pero de otra forma. “Vosotros [samaritanos] adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.” Es desafiante y doloroso: el problema con ustedes, samaritanos, no es que adoren en la montaña incorrecta, sino que no conocen a quién adoran.
¿Por qué no? “Porque,” dice (v. 22b), “la salvación viene de los judíos” ¿Qué significa? ¿Significa que todos los judíos sabían a quien adoraban? No. Escuche lo que Jesús dice a los fariseos en Juan 8:19 (los judíos más conscientes): “No me conocéis a mí ni a mi Padre. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.” Ellos ni siquiera conocen a Dios. Son idénticos a los samaritanos. “vosotros adoráis lo que no conocéis”
Toda esa adoración, dice Jesús, es vana, vacía (Mateo 15:9). No es verdadera adoración (Juan 4:23).
“Nosotros Adoramos Lo Que Conocemos”
“Nosotros Adoramos Lo Que Conocemos”
Entonces, qué quiere decir Jesús en el versículo 22b: “nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.” Quiere decir que los judíos enseñan que un Salvador viene al mundo. Viene como el Hijo de David, el Mesías, el Siervo del Señor. Y como habrá un Salvador, son posibles el verdadero conocimiento y la verdadera adoración de Dios.
Cuando Jesús dice (versículo 22b): “la salvación viene de los judíos”, y que por esa razón “nosotros adoramos lo que conocemos”, quiere decir que viene un Salvador al mundo, quien hará posible que los pecadores (como las personas que se han casado cinco veces y viven con sus novios) conozcan a Dios, le llamen Padre, y le adoren en verdad.
Ustedes no conocen a quien adoran porque no están dependiendo del Salvador, la salvación que está llegando al mundo. El Salvador es el Mesías judío. Ustedes, los samaritanos, no lo creen así. Y por tanto, la adoración que ofrecen no es verdadera.
No Hay una Religión Verdadera Sin Jesús
No Hay una Adoración Verdadera Sin Jesús
No Hay una Religión Verdadera Sin Jesús
Es muy importante que veamos las implicaciones que tiene este evento para nuestra situación actual, con relación al Islam, al hinduismo, al budismo, al judaísmo, y a cualquier otra religión que no acepte a Jesús como al Salvador divino del mundo, quien vino para morir por los pecadores y resucitar y volverse el mediador entre Dios y los hombres. Es importante porque de ello depende la supremacía gloriosa, única, de Jesús sobre todas las religiones. Y porque muchos cristianos están abandonando la verdad de que conocer, honrar, amar y creer en Jesucristo es necesario para la salvación.
No Hay una Adoración Verdadera Sin Jesús
Por el contrario, el énfasis de Jesús aquí, y en el resto de este evangelio, es que no hay una verdadera adoración sin recibir al Salvador que viene de los judíos. Jesús no sólo dijo en Juan 8:19: “Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre,” sino que también dijo en Juan 5:23: “El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.” Y en Juan 5:42–43 les había dicho: “pero os conozco, que no tenéis el amor de Dios en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís.”
En otras palabras, el que no sabe quién soy yo realmente, y me honra por quien realmente soy, y me ama por quien realmente soy, no conoce u honra el amor de Dios. Y por tanto, cualquier cosa que haga en su montaña o en su templo, basílica, mezquita o sinagoga, no adora a Dios.
Usted no Puede Adorar a Quien Rechaza
Ese es el mensaje fundamental de Lucas 10:16: “el que a mí me rechaza, rechaza al que me envió.” No tiene sentido decir que ellos adoran cuando rechazan. Y Mateo 10:40: “el que me recibe a mí, recibe al que me envió.” No tiene sentido decir que ellos adoran a quien no reciben. Y Juan 5:46, que es especialmente importante para el pueblo samaritano y judío: “Porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.” En otras palabras, si rehúsan pertenecerme, entonces, realmente no creen en Moisés, y la adoración que hacen en respuesta a Moisés, no es verdadera.
En un mundo contraído, pluralístico, multicultural, relativista, como el nuestro, esto será cada vez más difícil de creer en los años venideros. Mientras más personas usted conozca personalmente, quienes sean muy religiosas, pero no acepten a Jesús como Señor y Salvador, más difícil le será creer que la adoración que hacen no es verdadera adoración. Pero si cede la valentía en nuestra fe, olvidaremos al Jesús del Nuevo Testamento y nos uniremos al mundo que produce su propio Jesús.
Usted no Puede Adorar a Quien Rechaza
La Hora Ha Llegado
La Hora Ha Llegado
Entonces, en el versículo 23, Jesús muestra con claridad que la hora ha venido, la hora en que la adoración cambia desde el templo en Jerusalén, hacia Jesús mismo. Versículo 23: “Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren”.
Sólo unos últimos comentarios a modo de conclusión para mostrar cómo encajan todas estas ideas. La hora es ahora, aquí, porque el Salvador está aquí. El Hijo está aquí. Jesús es la forma en que el Padre busca adoradores. Por eso es que vino al mundo. No para condenarlo, sino para salvarlo. Jesús es Dios buscando la adoración de Dios. (En este punto se necesita otro sermón, para mostrar que nuestra salvación y adoración a Dios son una).
La Verdadera Adoración Requiere el Nuevo Nacimiento
La Verdadera Adoración Requiere el Nuevo Nacimiento
Cuando el Evangelio dice que esta verdadera adoración ocurre en espíritu y en verdad, implica, al menos, que debemos nacer de nuevo en el Espíritu, para adorar a Dios, y que debemos venir a Él mediante la verdad, es decir, mediante Jesús, quien dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6).
Recuerden, Jesús dijo a Nicodemo en Juan 3:6: “Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” Adorar a Dios en espíritu significa haber nacido del Espíritu, y por tanto, ser un espíritu viviente. Antes del nuevo nacimiento, sólo vamos a la iglesia, o vamos a la sinagoga, a la mezquita o al templo en un acto de la carne. Sea que nos llamemos cristianos, judíos, musulmanes, hindúes, o budistas, no tenemos un espíritu vivo. Estamos muertos y no conocemos a Dios. “Lo que es nacido de la carne, carne es.”
Pero cuando, mediante la fe en Jesús, el Espíritu Santo nos da vida espiritual, nacemos de nuevo. Tenemos un espíritu vivo. Podemos adorar en espíritu; nuestros espíritus están vivos y tenemos al Espíritu de Dios dentro. Y ahora podemos ver y aceptar la verdad- al Jesús, Jesucristo. Ahora adoramos al Padre en espíritu (en nuestro espíritu vivificado por el Espíritu), y en verdad (la suprema verdad de Dios: Jesucristo es la suma de toda verdad).
Agua Viva, Profeta, Salvador, y Mesías
Agua Viva, Profeta, Salvador, y Mesías
Ahora, la mujer se acerca al abismo de este misterio y dice en el versículo 25: “Sé que el Mesías viene (el que es llamado Cristo); cuando Él venga nos declarará todo.” Y Jesús le dice en el versículo 26: “Yo soy, el que habla contigo.”
Y Él se lo dice a usted, tan real como si estuviera parado aquí, en la carne: “Yo soy el agua viva que fuiste destinado a beber. Yo soy el profeta que conoce todo acerca de ti, y aun te quiere. Soy el Salvador que ha venido al mundo y murió por los pecadores para hacer que sea posible la verdadera adoración. Tú preguntas acerca del Mesías venidero, Yo Soy, el que habla contigo. Confía en mí.”