JUZGANDO AL HERMANO Santiago 4:11-12
En el original, el sustantivo diabolos (diablo) significa “difamador, calumniador”. Santiago, por consiguiente, exhorta a sus lectores a no difamarse unos a otros, ya que esto es obra del diablo. Les está diciendo que dejen esta mala costumbre en que han caído. Si continúan difamándose unos a otros en la iglesia, con el tiempo destruirán la comunión de la comunidad cristiana.
En definitiva, Dios es el único Legislador que delega al hombre el poder de ser legislador y juez. Dios, por ende, recibe la honra de ser la autoridad final en el establecimiento de la ley y en el juicio del hombre. Solamente él es el juez divino. El no puede permitir que el hombre asuma la posición que le pertenece únicamente a él. Solamente Dios tiene la autoridad “de salvar y destruir”. Es decir, Dios promulga la ley, la aplica y la hace cumplir llevando a cabo la sentencia. El veredicto es “inocente” o “culpable”—Dios puede salvar y destruir.