Cambiar las perdidas en ganancias

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Devocionales para la familia Julio 9: Cambiar las perdidas en ganancias

Cambiar las perdidas en ganancias

Lectura bíblica: Romanos 8:26–30

Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son llamados conforme a su propósito. Romanos 8:28

Hasta hace unos meses, Marisa y Manuel ni siquiera sabían que su abuelo había estado casado con alguien que no era su abuela. Pero ahora les contó que cuando tenía apenas 25 años, su primera esposa había contraído una enfermedad incurable. Él la había cuidado a medida que ella empeoraba y después de un año falleció.

La soledad que uno siente cuando pierde a un ser querido es peor que cualquier otra. Pero Marisa y Manuel, al conversar con su abuelo, aprendieron que su pérdida le había enseñado muchas lecciones.

¿Te has preguntado alguna vez si algo bueno puede resultar de perder un amigo o un familiar que amas?

Cierto, tienes oportunidad de recordar que Jesús nunca te deja. Y puedes practicar andar cerca de él. Pero, ¿puedes aprender algo más?

Cuando empiezas a sentirte solo, esfuérzate por pensar en estas tres cosas importantes que puedes aprender de la soledad:

Las pérdidas son una parte de la vida que tienes que enfrentar. El abuelo de Marisa y Manuel sabía que por más que quisiera no podía cambiar la muerte de su esposa. Sabía que tenía que aprender a criar a su hijo solo, al menos por un tiempo.

El dolor es un sentimiento normal cuando uno pierde a un familiar o amigo. Es natural que uno sienta dolor cuando muere un ser querido. Pero el dolor es también natural cuando un amigo especial se muda lejos o cuando te peleas con un amigo. El secreto es aprender a sufrir de una manera sana.

Dios ha puesto a otros creyentes en tu camino para que te apoyen. El abuelo de Marisa y Manuel se sorprendió cuando su apoyo más grande fueron amigos nuevos mucho mayores que él, hombres creyentes mayores que también habían perdido a la esposa. A través de la amistad firme de ellos obtuvo consejos y ayudas que fueron de mucho apoyo.

A veces el dolor de una pérdida nos altera tanto que no podemos razonar. Pensamos cosas distorsionadas como: ¡Dios me está castigando! o ¡Debo ser realmente malo para que me suceda esto! Pero Dios no te quiere hacer sufrir. Él quiere enseñarte. Y, si se lo permites, descubrirás que Dios puede causar que algún bien resulte de aun la peor de las situaciones. Él quiere que crezcas fuerte en él.

PARA DIALOGAR: ¿Cuáles son algunas pérdidas de relaciones que has tenido que sufrir? ¿Puedes pensar en ejemplos en tu propia familia? ¿Qué aprendieron las personas como resultado de esas pérdidas?

PARA ORAR: Señor, ayúdanos a ver el lado positivo de todas nuestras pérdidas.

PARA HACER: Es probable que alguien a tu alrededor haya sufrido una pérdida últimamente. Traza con tu familia un plan para ayudar a esa persona.

Cambiar las perdidas en ganancias
Lectura bíblica:
y hasta verso 35.
Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son llamados conforme a su propósito.
. (RVR60)
26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Más que vencedores ve verso 37
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros,
¿quién contra nosotros?
32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Hasta hace unos meses, Marisa y Manuel ni siquiera sabían que su abuelo había estado casado con alguien que no era su abuela. Pero ahora les contó que cuando tenía apenas 25 años, su primera esposa había contraído una enfermedad incurable. Él la había cuidado a medida que ella empeoraba y después de un año falleció.
La soledad que uno siente cuando pierde a un ser querido es peor que cualquier otra. Pero Marisa y Manuel, al conversar con su abuelo, aprendieron que su pérdida le había enseñado muchas lecciones.
¿Te has preguntado alguna vez si algo bueno puede resultar de perder un amigo o un familiar que amas?
Cierto, tienes oportunidad de recordar que Jesús nunca te deja. Y puedes practicar andar cerca de él. Pero, ¿puedes aprender algo más?
Cuando empiezas a sentirte solo, esfuérzate por pensar en estas tres cosas importantes que puedes aprender de la soledad:
Las pérdidas son una parte de la vida que tienes que enfrentar. El abuelo de Marisa y Manuel sabía que por más que quisiera no podía cambiar la muerte de su esposa. Sabía que tenía que aprender a criar a su hijo solo, al menos por un tiempo.
El dolor es un sentimiento normal cuando uno pierde a un familiar o amigo. Es natural que uno sienta dolor cuando muere un ser querido. Pero el dolor es también natural cuando un amigo especial se muda lejos o cuando te peleas con un amigo. El secreto es aprender a sufrir de una manera sana.
Dios ha puesto a otros creyentes en tu camino para que te apoyen. El abuelo de Marisa y Manuel se sorprendió cuando su apoyo más grande fueron amigos nuevos mucho mayores que él, hombres creyentes mayores que también habían perdido a la esposa. A través de la amistad firme de ellos obtuvo consejos y ayudas que fueron de mucho apoyo.
A veces el dolor de una pérdida nos altera tanto que no podemos razonar. Pensamos cosas distorsionadas como: ¡Dios me está castigando! o ¡Debo ser realmente malo para que me suceda esto! Pero Dios no te quiere hacer sufrir. Él quiere enseñarte. Y, si se lo permites, descubrirás que Dios puede causar que algún bien resulte de aun la peor de las situaciones. Él quiere que crezcas fuerte en él.
PARA DIALOGAR:
¿Cuáles son algunas pérdidas de relaciones que has tenido que sufrir?
¿Puedes pensar en ejemplos en tu propia familia?
¿Qué aprendieron las personas como resultado de esas pérdidas?
PARA ORAR: Señor, ayúdanos a ver el lado positivo de todas nuestras pérdidas.
PARA HACER: Es probable que alguien a tu alrededor haya sufrido una pérdida últimamente. Traza con tu familia un plan para ayudar a esa persona.
Josh McDowell y Kevin Johnson, Devocionales para la familia (El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 2005).
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