Elcana X Penia X Ana y El Altar
I Una familia Piadosa
(C) Peniná era muy rencillosa y provocadora. (a) Afrentaba a Ana en su aflicción, la despreciaba por ser estéril y la irritaba con malas palabras, como a quien no era favorecida por el Cielo. (b) Le tenía envidia por el afecto que Elcaná le mostraba. (c) Todo esto lo hacía principalmente cuando subía a la casa de Jehová (v. 7), quizá porque entonces estaban juntas más que en otras ocasiones, o porque era precisamente entonces cuando Elcaná mostraba más ostensiblemente su afecto hacia Ana. Lo que Peniná procuraba era poner a Ana de mal humor, quizá con la esperanza de amilanarla completamente, a fin de poseer en solitario el corazón de su marido.
(D) Ana, la pobre, no podía soportar la provocación: lloraba y no comía (v. 7). Con todo, era una debilidad inexcusable entregarse a la tristeza según el mundo, hasta el punto de hacerse a sí misma incapaz de gozarse santamente en Dios. Los que son de espíritu mohíno y toman muy a pecho los insultos que reciben, son enemigos de sí mismos y se privan a sí mismos de las alegrías que brindan tanto la vida como la piedad.
Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. 13Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. 14Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. 15Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. 16No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. 17Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. 18Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.