Una comunión, que no voy a perder.

Andando en nueva vida  •  Sermon  •  Submitted
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Reina-Valera Actualizada Jesús en casa de Marta y María

41 Pero respondiendo el Señor le dijo:

—Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. 42 Pero una sola cosa es necesaria. Pues María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

Estas dos posiciones, de Marta y María, representan dos tipos de actitudes de aquellos que siguen al Señor. Algunos tienen un espíritu de trabajo y lucha, les parece que si ellos se mueven, trabajan, ponen garra, mucho esfuerzo, entonces el Reino de Dios verdaderamente se extenderá en la tierra. Estos serían los Marta. Pero hay otros que se animan a confiar y a esperar en el Señor y más que andar revolucionando todo, se dedican a orar, aprender, agradecer y escuchar a Dios, en una actitud mejor, de reposo, fe y confianza. Jesús dijo que era la mejor parte.

Estudios Bíblicos ELA: Verdadero hombre, verdadero Dios (Lucas Tomo I) La comunión con Cristo es una prioridad (10:38–42)

El Señor establece aquí las prioridades; él no está contra la hospitalidad, la buena comida, o las comodidades y arreglo de la casa. Sin embargo, lo que vale es la comunión espiritual que ejemplifica María. Se podría decir que es el servicio más alto que uno puede dar.

Juan 12.1–3 NTV
Seis días antes de que comenzara la celebración de la Pascua, Jesús llegó a Betania, a la casa de Lázaro, el hombre a quien él había resucitado. Prepararon una cena en honor de Jesús. Marta servía, y Lázaro estaba entre los que comían con él. Entonces María tomó un frasco con casi medio litro de un costoso perfume preparado con esencia de nardo, le ungió los pies a Jesús y los secó con sus propios cabellos. La casa se llenó de la fragancia del perfume.
Juan 11.20–22 NTV
Cuando Marta se enteró de que Jesús estaba por llegar, salió a su encuentro, pero María se quedó en la casa. Marta le dijo a Jesús: —Señor, si tan sólo hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto; pero aun ahora, yo sé que Dios te dará todo lo que pidas.
Juan 11.20–40 NTV
Cuando Marta se enteró de que Jesús estaba por llegar, salió a su encuentro, pero María se quedó en la casa. Marta le dijo a Jesús: —Señor, si tan sólo hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto; pero aun ahora, yo sé que Dios te dará todo lo que pidas. Jesús le dijo: —Tu hermano resucitará. —Es cierto —respondió Marta—, resucitará cuando resuciten todos, en el día final. Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto. Todo el que vive en mí y cree en mí jamás morirá. ¿Lo crees, Marta? —Sí, Señor —le dijo ella—. Siempre he creído que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que ha venido de Dios al mundo. Luego Marta regresó adonde estaba María y los que se lamentaban. La llamó aparte y le dijo: «El Maestro está aquí y quiere verte». Entonces María salió enseguida a su encuentro. Jesús todavía estaba fuera de la aldea, en el lugar donde se había encontrado con Marta. Cuando los que estaban en la casa consolando a María la vieron salir con tanta prisa, creyeron que iba a la tumba de Lázaro a llorar. Así que la siguieron. Cuando María llegó y vio a Jesús, cayó a sus pies y dijo: —Señor, si tan sólo hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Cuando Jesús la vio llorando y vio que los demás se lamentaban con ella, se enojó en su interior y se conmovió profundamente. —¿Dónde lo pusieron? —les preguntó. Ellos le dijeron: —Señor, ven a verlo. Entonces Jesús lloró. Las personas que estaban cerca dijeron: «¡Miren cuánto lo amaba!». Pero otros decían: «Este hombre sanó a un ciego. ¿Acaso no podía impedir que Lázaro muriera?». Jesús todavía estaba enojado cuando llegó a la tumba, una cueva con una piedra que tapaba la entrada. «Corran la piedra a un lado», les dijo Jesús. Entonces Marta, la hermana del muerto, protestó: —Señor, hace cuatro días que murió. Debe haber un olor espantoso. Jesús respondió: —¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?
Reina-Valera Actualizada Acuerdo para matar a Jesús

45 Muchos de los judíos que habían venido a María y habían visto lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

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