Jesús me dio vida nueva y me ama
Pasaje
Estudio
Contexto
El famoso templo de Diana, conocido por los griegos como Artemis, atraía a mucha gente, en especial con motivo de los festivales del mes de marzo (llamados Artemision). Para esa ocasión la imagen de la diosa era llevada por las calles como expresión de veneración y gratitud por la bendición constante que aseguraban provenía de ella.
“Diana de los Efesios” era además considerada una madre generosa que alimentaba tanto a sus hijos como también a otros lactantes. Por esta razón la talla aparecía con varias filas de senos, demostrando su condición de nodriza o “madre de leche”. Los adoradores extendieron esa cualidad y la entronizaron como madre de la fertilidad.
Por su parte, la gente de las zonas rurales creía que Diana era un beneficio que los astros habían otorgado para bendición de los campos y haciendas. Consideraban la corona decorada con los signos del zodíaco (similares a los que hoy día vemos en los horóscopos) como una explicación de la cercanía de los dioses.
El templo que vio Pablo (posiblemente construido por Alejandro el Grande en 336 AC) era el más bello de los santuarios de la región, tanto por su estilo de edificación como por la riqueza que encerraba. Fue considerado una de las siete maravillas del mundo.
Efeso se había constituido en un centro de operaciones para Pablo desde la primera visita relámpago que realizó durante su segundo viaje misionero (Hch. 18:19–31). Su interés por la salvación de los habitantes produjo un impacto tan grande que los residentes quisieron que se quedara con ellos por más tiempo. Aunque no lo pudo hacer en esa oportunidad, comisionó a Aquila y Priscila para la tarea. En su segunda visita permaneció por unos tres años (Hch. 20:31) y realizó la labor pastoral más intensa relatada en el Nuevo Testamento.
El apóstol había percibido que Efeso era un centro de gran influencia para las provincias occidentales de Asia Menor. Cuando les escribió a los corintios sobre su decisión de permanecer por más tiempo en Efeso, les dijo que lo hacía “porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y machos son los adversarios” (1 Co. 16:9). Pablo realizó su labor con mucho tacto, tratando de persuadir al auditorio pagano con su mensaje evangélico (Hch. 19:26). Procuró exaltar al Señor Jesús para que lo aceptaran como tal, de modo que el triunfo del evangelio fuera mucho más que un simple cambio de dioses. La disminución de las ventas de templecillos era, según Demetrio, una espada de doble filo. Por un lado, marcaba el fin de un próspero negocio, y por otro, el descrédito de “la gran diosa Diana” (Hch. 19:27). A todas luces había en el pueblo un cambio de Señor.
Pablo continuó hablando de la importancia del señorío de Cristo (Hch. 20:19–21) a fin de crear en los corazones de los santos un espíritu dócil de obediencia. Por esta predicación fundó una iglesia próspera en fe y grande en número según lo confirmó la historia. Sin embargo, esa iglesia siempre estuvo amenazada por la tendencia a cuidar de las formas y las tradiciones más que del amor, hasta el punto de dejarlo (Ap. 2:1–7).
Introducción
Pasaje por pasaje
Situación pecado
MUERTE. Es el antónimo de vida, ya sea física o espiritual. Muerte física es la separación del espíritu o alma del cuerpo. Muerte espiritual es la separación del espíritu o alma de Dios. La muerte física se hace evidente por la presencia de cementerios y necrologías. Pero la muerte espiritual la comprendemos solamente por revelación, como lo enseña la palabra de Dios. Su definición no se encuentra en diccionarios ni enciclopedias. Lo niega el incrédulo y lo ignora el mundo, sin embargo, su importancia es eterna.