Que no se me olvide.
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Timoteo, enseña estas cosas y anima a todos a que las obedezcan. 3 Puede ser que algunas personas nos contradigan, pero lo que enseñamos es la sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo, la cual conduce a una vida de sumisión a Dios.
Salmo 145.4
Salmo 145.4
Pero tú, Timoteo, eres un hombre de Dios; así que huye de todas esas maldades. Persigue la justicia y la vida sujeta a Dios, junto con la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad.
.11Salmo 145.4
Salmo 145.4
4 Que cada generación cuente a sus hijos de tus poderosos actos
y que proclame tu poder.
Nueva Traducción Viviente Capítulo 2
10 Después de que murieron todos los de esa generación, creció otra que no conocía al SEÑOR ni recordaba las cosas poderosas que él había hecho por Israel.
Abandonaron al Señor, Dios de sus antepasados, quien los había sacado de Egipto. Siguieron y rindieron culto a otros dioses —los dioses de los pueblos vecinos— y así provocaron el enojo del Señor.
Pues mi pueblo ha cometido dos maldades:
me ha abandonado a mí
—la fuente de agua viva—
y ha cavado para sí cisternas rotas
¡que jamás pueden retener el agua!
pero no aceptaron. «No —dijeron—, no bebemos vino porque nuestro antepasado Jonadab, hijo de Recab, nos ordenó: “Nunca beban vino ni ustedes ni sus descendientes. Tampoco edifiquen casas, ni planten cultivos, ni viñedos, sino que siempre vivan en carpas. Si ustedes obedecen estos mandamientos vivirán largas y buenas vidas en la tierra”. Así que le hemos obedecido en todas estas cosas. Nunca hemos bebido vino hasta el día de hoy, ni tampoco nuestras esposas, ni nuestros hijos, ni nuestras hijas. No hemos construido casas ni hemos sido dueños de viñedos o granjas, ni sembramos campos. Hemos vivido en carpas y hemos obedecido por completo los mandamientos de Jonadab, nuestro antepasado. Sin embargo, cuando el rey Nabucodonosor de Babilonia atacó este país tuvimos miedo del ejército de Babilonia y del ejército de Siria. Así que decidimos mudarnos a Jerusalén. Por esa razón, estamos aquí».
La gloria de los jóvenes es su fuerza;
las canas de la experiencia son el esplendor de los ancianos.