No se ponga ansioso
La búsqueda debe ser prioritaria, la tarea número uno en la vida del creyente. Después de hacer una lista de todas las prioridades, es necesario decidir cual es la número uno, y mantener el orden en todas las áreas de su vida.
La promesa del Rey (y todas estas cosas os serán añadidas, v. 33) es el antídoto para eliminar y evitar la ansiedad. Nuestra parte: someternos incondicionalmente al reinado de Cristo y buscar su voluntad. La parte de Dios: proveer todo lo que sea esencial para que nosotros cumplamos su voluntad. El siervo puede gozarse de provisiones abundantes, o soportar provisiones mínimas, pero serán en todo momento suficientes (ver Fil. 4:10–13). No promete proveer “todas las cosas”, ni “todo lo que deseamos”, sino “todas estas cosas”. “Estas cosas” se refiere concretamente a las cosas recién mencionadas: comida y ropa. También es necesario observar oportunamente que debemos equilibrar esta promesa con la enseñanza de que el sacrificio, privación y aun la cruz también pertenecen al discipulado
Una parábola moderna viene al caso: Se oyó en un huerto una conversación entre dos gorriones, descansando sobre una rama en un árbol alto. Mientras observaban a la gente que caminaba apurada y nerviosa por el huerto, uno dijo al otro:
—Eh, dime, ¿por qué piensas que la gente camina así, nerviosa y preocupada?
El otro le respondió:
—No lo sé con certeza, pero debe ser porque no tienen a un Padre Celestial que los cuida, como nosotros.