Un tesoro enterrado y olvidado
La importancia del ayuno en el crecimiento espiritual
INTRODUCCIÓN:
Ritual de abstención de alimento. Se lo practica principalmente como un gesto de duelo en la Biblia. El ayuno se menciona en el Antiguo Testamento frecuentemente junto con otros rituales de duelo, en respuesta a sufrir un desastre.
el ayuno era parte de los rituales de duelo. Era una exhibición pública del dolor de una persona que demostraba un marcado contraste con la celebración
DESARROLLO:
1. El ayuno es para someter mi voluntad a la voluntad del Padre.
2. lo que Jesús hizo y dijo acerca del ayuno.
3. El ayuno genuino y constante nos puede volver a Dios.
CONCLUSIÓN:
El uso apropiado del ayuno puede deducirse fácilmente de la Biblia. Está particularmente ligado a la autohumillación en el arrepentimiento (1 R. 21:27; Sal. 35:13). Pero también se encuentra estrechamente relacionado con la oración (Mt. 17:21; Hch. 13:3), especialmente en el cumplimiento de la labor cristiana o la búsqueda de Dios (cf. Hch. 10:30). El cumplimiento de una comisión definitiva de Dios (Esd. 8:23; Hch. 13:3) es una ocasión para ayunar. Esto se ilustra en el caso del Señor mismo, a cuyo bautismo siguen los cuarenta días de ayuno en el desierto (Mt. 4:2; cf. el retiro de Pablo en Arabia). En este sentido, debe notarse que el ayuno también es un tiempo de tentación y, por lo tanto, de prueba (Mt. 4:1, 3ss.) con una visión de gran fortalecimiento y constancia en el ministerio futuro.
Como con cualquier práctica religiosa, en el ayuno existen riesgos que se delinean claramente en la Escritura. El ayuno puede entenderse como un medio de obtener cosas de parte de Dios (Is. 58:3). Puede sustituirse por un arrepentimiento verdadero que da como resultado un cambio de vida (Is. 58:5ss.). Puede llegar a convertirse en algo meramente convencional y, por lo tanto, un fin en sí mismo (Zac. 7:5). Puede constituir una ocasión para mostrar una religión externa (Mt. 6:16) y conducir así, finalmente, a la auto-justificación que es completamente opuesta al verdadero arrepentimiento y, por lo tanto, a la verdadera justificación delante de Dios (Lc. 18:12). En relación con esto, es quizá un error la imposición de un número de días de ayuno ya que conduce a una formalidad que lo despoja de su significado verdadero.
A pesar de estas advertencias, la historia cristiana da amplia evidencia de este abuso, así como del uso apropiado del ayuno. Desde un comienzo, el legalismo invadió esta práctica bíblica e intrínsecamente valiosa, imponiéndose días y períodos especiales y haciendo distinciones entre lo que se podía comer. Reaccionando contra esta perversión, las iglesias evangélicas se han visto tentadas a remediar este abuso abandonando esta práctica en vez de restaurarla a su uso apropiado en la vida individual y congregacional. Sin embargo, en sí mismo, el ayuno es obviamente una práctica bíblica susceptible a un uso apropiado. Para enfrentarse a esta corrupción, debería restaurarse la verdadera finalidad del ayuno a su lugar y propósito evangélico