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Introducción:
Introducción:
Esta mañana nuestros hermanos Luis Carlos y Janeth traerán a su hija ISABELLA delante del Señor para ser bautizada como una hija del pacto, a partir de hoy ella será recibida como un miembro no comulgante de la iglesia Raah hasta que tenga la edad de hacer publica su profesión de fe.
Hoy vamos a interrumpir por un momento la serie del evangelio de Juan, pues me parece importante que todos seamos instruidos por el Señor esta mañana al recordar las promesas del pacto de Dios con su pueblo y la responsabilidades que todos teneos como miembros de este pacto. Ademas recordar porque las iglesias reformadas bautizamos a nuestro hijos.
Espero que este sermón nos llene de consuelo a todos y sea memorable para los padres que hoy están aquí.
Vamos a leer Juntos Marcos 10.13-16
Marcos en este contexto ha elegido poner varias historias en secuencia que ilustran la naturaleza, las implicaciones y la seriedad del discipulado cristiano “Lo que significa seguir a Cristo”. Versículos antes tenemos el llamado para los esposos, versículos después tenemos la actitud que un creyente debe tener en relación con sus posesiones y de paso se nos muestra el resultado de una enseñanza legalista del evangelio: Un Joven piensa que puede hacer algo para heredar la vida eterna.
En medio tenemos nuestro texto que como veremos tiene conexión directa, con el tema de la familia y por su puesto con el peligro de una enseñanza o crianza legalista con relación al reino de Dios.
Tres cosas aprendemos de este texto
1. El Carácter de Rey
2. La administración de su reino
3. La invitación a participar de él.
1. El Carcater del Rey
1. El Carcater del Rey
Como pecadores que habíamos estado apartados de Dios, necesitamos conocer al Señor y su carácter y esta historia revela mucho sobre su compasión, fidelidad y ternura. Ver a Jesus cargando a estos niños para bendecirlos marco la vida de los apóstoles, esta historia esta en los tres evangelio sinópticos.
Mientras mas conocemos al Señor, mas nos asombra, para los discípulos fue difícil asimilar las enseñanzas de Jesus, se escandalizaron por la doctrina del matrimonio y luego sobre los bienes.
Aquí ellos estaban indignados con los Padres de estos niños, les parecía molesto, versículos antes ya le habían escuchado decir: 9:33-37 "El que reciba a un niño como este, me recibe a mi"
Ellos eran tardos para aprender las lecciones del reino, igual que nosotros. Necesitamos aprender a conocer al Señor por medio de la escritura y renovar nuestra mente.
Veamos como esta historia nos muestra el carácter del REY.
Marcos 10.13 RVR60Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban.
Los padres y es posible que sus parientes cercanos, estaban llevando a sus niños a Jesus, Lucas 18.15 sugiere que habían niños de brazos entre ellos.
El propósito al llevarles era para que los tocara. Marcos infiere que sus lectores saben a que se refiere.
No era un rito mágico, no era que al tocarlos ocurría alguna cosa especial misteriosa,
tocar es sinónimo de bendecir y la ación de Jesus lo aclara: 16Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.
En el A.T. vemos un ejemplo de esto: “Entonces Israel extendió su mano derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito. Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día,” (Génesis 48.14–15)
Esto que los patriarcas hacían, fue un patrón que siguió el pueblo de Israel, hasta el tiempo de Jesus era común ver a los sacerdotes en el día de la expiación, imponiendo manos sobre los niños, intercediendo por ellos, para que no se apartara del camino de la justicia y para que crecieran con una plena comprensión del conocimiento de la ley.
Estos padres estaban de alguna manera reconociendo a Jesus como un sacerdote que podía bendecir a sus hijos.
Jesus responde a la fe de estos padres e intercede por sus hijos.
Estos padres piadosos anhelaban la bendición de Dios sobre sus hijos y los estaban guiando a la persona correcta, a la fuente de quien fluyen todas las bendiciones del pacto de Dios con su pueblo.
La reacción de los discípulos ¿Cual fue?
Los reprendían, exigiéndoles que no molestaran al Señor. No conocemos lo que les motivo a hacer esto, pero por el contexto vemos que ellos se sentían superiores, eran orgullosos, los vemos disputando el primer lugar en el reino, se peleaban por quien era el mayor entre ellos; así que como se sentían tan importantes, pensaron que ellos y su maestro no tenía porque perder el tiempo con gente tan poco importante como los niños.
Pero esto indigno al Señor:
él no les da las gracias
él no les habla apaciblemente como si esto no importara, el se enoja.
Tenemos un ejemplo del uso de la palabra indignó en (Mar 10.41) “Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.” Mientras que los diez discípulos sintieron indignación por su celo pecaminoso al querer lo que los dos hermanos estaban pidiendo. Jesus esta sintiendo celo, enojo e indignación santos, por la gloria del Padre que esta siendo manchada por la actitud de sus discípulos.
Dios se deleita en salvar y es algo muy grave impedir que alguien venga a Cristo, él es el único camino de salvación para todo hombre, adulto o niño. No hay salvación a parte de la fe en Cristo.
Todo hombre en Adan necesita salvación, sea niño o adulto y solo Cristo Salva y se deleita en salvar y se indigna cuando un pecador es estorbado para venir a él.
NOTAN EL CARACTER COMPASIVO DEL SEÑOR, ESTA DISPUESTO A RECIBIR AL MAS PEQUEÑO DE ENTRE NOSOTROS. EL SE DELEITA EN SALVAR. Y SE INDIGNA CON AQUELLOS QUE SIRVEN DE ESTORBO PARA QUE OTROS VENGAN A ÉL.
Ezequiel 33.11 RVR60Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?
EN LUGAR DE SER UN ESTORBO ESTAMOS LLAMADOS DECIRLE A LOS PECADORES A VOLVERSE A AQUEL QUE ES AMPLIO EN PERDONAR.
¿Cuantos de nosotros hemos sido un estorbo, un tropiezo para que otros se acerquen a Cristo? tal vez con nuestro ejemplo, con nuestra profesión de fe falsa, con nuestra incredulidad a la palabra de Dios. Tal vez pienses que con tu frialdad en tu devoción a Dios no estas haciendo ningún mal, pero con tu hipocresía estas estorbando el camino para que otros vengan al Señor.
Jesus en su indignación reprende a los discípulos, por estorbar a estos padres que traían sus hijos a él.
DEBEMOS SABER QUE Para el tiempo de Jesus, los niños y las mujeres no gozaban de mucha estimación por parte de la sociedad Judía.
No eran considerados personas importantes,
ellos debían mantenerse lejos de la vista de los adultos.
Contrario a esto en nuestra cultura hemos convertido a los niños en ídolos:
Los Padres mundanos les dan lo que ellos quieren. Los tratan como dioses que tiene que servir.
Muchos padres en la iglesia que piensan que los niños puede ir solos a Jesus, los dejan con una cuidadora pretendiendo que ellos se educan solos, aprenden solos, que no necesitan atención y ni disciplina, creen que son pequeños ídolos a quien deben servir, no pequeños pecadores que necesitan ser redimidos y guiados a Cristo
Es el extremo de lo que pensaba la sociedad Judía, que los veía como gente insignificante.
De hecho para la gente de nuestra sociedad es difícil aceptar la enseñanza de Jesus en cuanto al cuidado y responsabilidad que demandan los niños. Somos como los discípulos, tardos de corazón para entender que ellos son pecadores, que necesitan atención diaria, disciplina y enseñanza diaria en la fe. No hacerlo es impedirles venir a Cristo.
Si eres negligente con respecto a instruir a tus hijos en el camino de la santidad, ¿será el diablo indulgente en cuanto a instruirlos en la senda de la maldad? No; si no les enseñas a orar, él les enseñará a maldecir, jurar y mentir. Si no se cultiva un terreno crecerá la maleza. JOHN FLAVEL
Los niños nacen con una marcada predisposición al mal, y por lo tanto, si se les deja elegir a voluntad, es innegable que elegirán mal. La madre no puede decir cómo será su tierno infante—alto o bajo, débil o fuerte, sabio o necio. Podría ser cualquiera de estas cosas o ninguna—todo es incierto. Pero una cosa que la madre sí puede decir con certeza es que tendrá un corazón corrupto y pecador. Es natural que nosotros hagamos el mal … Nuestros corazones son como la tierra que hollamos; si se la deja, es seguro que producirá malas hierbas. J. C. Ryle
Jesus lleva a estos niños a sus brazos y uno a uno los bendice.
De esto aprendemos que Jesus esta interesado en los niños y ellos nos deben importar.
Jesus aun siendo un soltero, no ve a los niños como un estorbo, sino que los ve como parte importante en su ministerio.
No son el todo de su ministerio, pero son importantes; no son lo mas importante para él, pero son muy importantes para él.
El les presta atención y les dedica tiempo.
Algunos pueden pesar que los niños son demasiado pequeños para entender el mensaje del evangelio y que Jesus es una persona demasiado importante para que los niños lo molesten en su iglesia; algunos pensarán que el ocuparse de los niños les retrasara en sus deberes importantes.
Para los discípulos, estos niños retrasaban el avance del reino, ellos como gente importante no tienen tiempo para estos pequeños que ejercen poco poder.
Pero Jesus no piensa así, para él los niños no son un tropiezo para el avance de su causa, para el avance de los propósitos de Dios en la historia, los niños hacen parte de sus propósitos eternos.
Marcos quiere mostrarnos que clase de persona nuestro Rey.
Nuestro rey, es el Dios infinito, eterno, trascendente, creador de todo lo que existe, que se humillo tomando forma de hombre, vino para ocuparse también de los niños, el tiene tiempo para ellos.
Los toma en sus brazos uno por uno y los bendice, mostrando la increíble condescendencia de Dios y la ternura de su paternidad.
Si los niños son importantes para Dios, lo deben ser para su iglesia.
APLICACION:
Es por esto que los niños deben participar de nuestro culto, no los vemos en esta iglesia como estorbo, ellos deben ser traídos a la iglesia y deben ser expuestos a la bendita palabra de Jesus para que encuentren en él salvación de sus pecados y vida eterna. Como iglesia debemos anhelar todo niño que aquí viene entienda el evangelio, es por esto que tenemos una escuela dominical especial para enseñarles y ministrar a sus necesidades. Tenemos un catecismo menor para discipularlos en la fe, de manera que aprendan sobre la gracia y el amor inmerecido de Dios por el pecador.
Es muy triste ver Padres que no ven la importancia de traer a los niños a Jesus, de involucrarlos en la iglesia, mira que Jesus esta indignado contra ti, arrepiéntete; es grave falta no enseñar cada día a tu hijo la palabra y no traerlo a la iglesia para que se acerque a Jesus "Jesus esta en la iglesia" donde dos o tres se reúnen en su nombre.
Creemos que Dios puede obrar por medio de su gracia impartida en la predicación publica de la palabra y los sacramentos.
Queremos por esto exponerles a los medios de gracia, entendiendo que ellos son almas que necesitan ser redimidas. Dios puede recordarles por el E.S. aquellas cosas que aprendieron de sus padres y en la iglesia y salvarles.
El enfoque de los padres no debe estar en como hacer a los hijos mas felices y entretenerlos para que no molesten, mas bien su propósito debe ser ministrar a sus hijos, guiándoles a Jesus.
Así que aprendemos que Dios esta interesado y recibe a los niños, con toda su debilidad, sentimentalismo, capricho y necedad, todo niño que es traído a él, será escuchado, recibido y bendecido.
Esto es increíble para nosotros los adultos, si Dios recibe estos niños y tiene tiempo para ellos, también lo tiene para cualquiera de sus hijos que viene a él. Dios nos escucha, cada uno de sus hijos es importante para él, no importa cuan insignificante seamos, nos sintamos o le parezcamos otros.
Este es el corazón de Dios y de hecho es increíble que el Dios trasciende se halla humillado y nos halla hablado en la persona de Cristo y lo halla hecho en palabras humanas que podamos entenderle en su palabra.
Esto es lo que aprendemos del carácter del rey, que esto nos anime a acercarnos a él confiadamente y vivir en consecuencia con su carcater y no ser de estorbo para nadie que necesite de su gracia salvadora.
2. El Reino de nuestro Rey
2. El Reino de nuestro Rey
Tenemos dos referencias al reino de Dios: en los versículos 14 y 15. Hay dos cosas que debemos conocer sobre su reino:
A. El Reino es ofrecido por Dios, especialmente a la simiente de los creyentes
¿porque debemos permitir que los niños se acerque Jesus? Por que el reino es de los tales (de los que son como estos). En otras palabras, porque el reino le es ofrecido a todos los que son traídos a él por sus padres.
Dicho en Palabras de Pedro: “Porque la promesa (Perdón de pecados y vida eterna por la fe en Cristo) es para vosotros y para vuestros hijos y para todos los que están lejos, para tantos como el Señor nuestro Dios llame.” (Hechos de los Apóstoles 2.39)
Esta declaración implica:
Que todos los que son traídos a él como estos niños, pertenecen al reino de Dios,
es decir que pertenecen a la esfera de dominio de su reino, donde es administrada su ley, su autoridad y su gracia por medio de la palabra. Es en esta esfera donde el gobierno de Dios es reconocido, donde la bendición de Dios puede ser encontrada en Cristo, por la administración fiel de su palabra y de los sacramentos.
Durante el diluvio, Noé y sus hijos son perdonados del castigo del diluvio universal, mientras que los incrédulos y sus hijos están bajo el juicio divino. Los hijos de incredulidad, con sus padres, perecen (Gén. 7:21-3).
La circuncisión, una marca aplicada a los creyentes y su descendencia infantil masculina, llevaba la importancia de la inclusión en la comunidad del pacto del favor y bendición de gracia de Dios, como también la necesidad de purificación y la verdadera remoción de la corrupción (Éx. 6:12; Lev. 19:23; 26:41; Deut. 10:16; 30:6; Jer. 4:4; 6:10; 9:25). Esta marca claramente distinguía los niños que eran los objetos del favor y la bondad de Dios de los niños que estaban bajo la sentencia de muerte.
La maldición sobre el primogénito de Egipto incluía a los infantes (cf. Éx. 11:4-7; 12:12, 29-30). Los primogénitos de Israel, sin embargo, no fueron dañados por el juicio de muerte, compartiendo con sus padres la marca de la sangre del cordero (cf. Éx. 12:13).
Durante el periodo de la conquista, aquellos bajo la pena de juicio de Dios y dedicados a aniquilación completa---incluían los niños de los incrédulos (Núm. 21:21-35; Deum. 2:34; 3:6; 7:2; 20:16, 17; Jos. 6:21; 7:24-5; 8:24). Ellos no eran perdonados. Así, vemos que un principio de inclusión se aplica: los hijos de los incrédulos están incluidos en la maldición divina; sin embargo, los hijos de los creyentes están incluidos en la bendición divina.
Los hijos de los creyentes son considerados como santos---aun cuando solamente uno de los padres es creyente (1 Cor. 7:14). Tal afirmación es irrelevante---incluso inapropiada---si todos los niños comparten el mismo estatus de culpabilidad delante de Dios.
Como presbiterianos creemos que este texto es fundamental en la lógica del bautismo infantil, no porque lo enseña explícitamente, sino porque se infiere lógicamente, pues, si de de estos niños es el reino ¿porque negarle la señal de entrada al lugar donde las bendiciones del evangelio se pueden encontrar?
Creemos que primeramente a nuestros hijos Dios les ofrece el reino, la promesa de Dios fue firme para la descendencia de Abraham en al A.T. y para la descendencia de todos los que como Abraham creen en Cristo: “Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros” (Romanos 4.16, RVR60)
Así que como a los hijos de Abraham se les ofreció el reino mediante la circuncisión, también nuestros hijos deben recibir el bautismo que promete salvación y vida eterna a todo aquel que cree.
Esta declaración implica que solo un grupo especifico de niños pertenece al reino. Aquellos que son llevados por sus padres a él para ser bendecidos, el reino es de tales niños que como estos, son traídos por padres que creen que al acercarlos a Cristo, recibirán una bendición - a esa clase de infantes es a quienes Jesus bendice y a quienes son dirigidas estas palabras.
Por esta razón nuestra confesión de fe afirma: "Los niños elegidos que mueren en la infancia, son regenerados y salvados por Cristo mediante el Espíritu, quien obra cuando, donde y como le agrade.
Calvino dijo: "Que Jesús abrazó a los niños era un testimonio de que Cristo los contaba en su rebaño." Este pasaje nos muestra que los hijos de los creyentes tenían parte en el pacto de gracia y que la verdad respalda nuestra práctica Del bautismo.
No bautizamos a los niños porque es lindo.
No bautizamos a los niños porque es un dulce ritual o ceremonia.
No lo hacemos porque así lo hicieron en la Iglesia Católica Romana y no hemos conseguido Reformar lo suficiente la iglesia.
Lo hacemos porque: creemos que las Escrituras establecen este principio, que los hijos de padres creyentes hacen parte de la esfera del dominio del reino del Señor. Este pasaje sustenta esa verdad.
Lo hacemos porque creemos que el pacto de gracia tiene dos signos, uno de unión, uno de comunión, y que todos los miembros del pacto de gracia deben tener el signo de unión aplicado a ellos y ese signo es el bautismo.
Y lo hacemos porque el Apóstol Pablo y el Apóstol Pedro aclaran que el bautismo ha reemplazado a la circuncisión como señal y sello de la justicia que es por la fe.
Esas son razones muy simples, razones bíblicas muy directas. Por eso bautizamos a los niños. No creemos que esto asegure que serán salvos o regenerados, sino porque son nuestros hijos y según la biblia es nuestro deber hacerlos participes de Cristo y el Señor les ofrece una bendición extraordinaria, muchos de ellos van a ser la próxima generación de creyentes y el Señor responderá la oración de sus padres.
Este pasaje implica que los Padres creyentes llevaran a sus hijos a Jesus. Les enseñaran la escritura, les enseñaran a apreciar al iglesia del Señor a amar su palabra a respetar la predicación y ser reflexivos en cuanto a ella, les enseñaran a entonar los himnos que confesamos cada domingo y a orarán por ellos.
Cada padre creyente debe ser motivado con el testimonio de estos padres, a interesarse en la salvación de sus pequeños y los entrena en el temor de Dios. Si no lo estas haciendo debes hacerlo.
Pero también los que no tienen hijos, deben imitar a Jesus quien siendo soltero los recibió y les bendijo. Como Iglesia, debemos comprometernos a recibir a los pequeños y preocuparnos por nutrirles y amonestarles en el Señor.
Aun nuestra actitud en el culto es algo que los infantes ven y aprenden. Ellos están viendo la seriedad con la que te tomamos a Dios y su adoración.
Todos, debemos ayudar a los padres en su labor, orando por ellos, no es tarea fácil y requiere de la gracia de Dios. Los niños serán los futuros adoradores de la iglesia. Y debe ser el deseo de todos nosotros y nuestra oración que ellos abracen las promesas que les son prometidas en el bautismo: "Si creen en el Señor, serán salvos" y esto es lo que nos recuerda el versículo 15, una cosa es que el reino nos sea ofrecido y otra es que lo recibamos. Jesus nos enseña que de los hijos de los creyentes es reino y también nos enseña que:
B. El reino debe ser recibido por ellos y por todos nosotros, como lo recibe un Niño
Marcos 10.15 RVR60De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
No es que los niños sean un ejemplo de humildad (de hecho nacen con mucho orgullo), no es que tengamos que ser algo o hacer algo para entrar en el reino. No podemos decir: Mira Señor soy tan humilde y manso como un niño, déjame entrar. NO FUNCIONA COMO FUE ENSEÑADO EL JOVEN RICO ¿QUE DEBO HACER PARA ENTRAR AL RIENO?
Estos niños que sirven de ejemplo para su enseñanza: ELLOS fueron, siendo traídos a él y entonces Jesus los sentó a sus pies y los bendijo.
Estos Niños son completamente pasivos.
Ellos no podían hacer nada para entrar en el reino.
Jesus espera que nos hagamos como ellos, que nos hagamos conscientes de nuestra profunda incapacidad y necesidad de ser bendecidos por Jesus. Pues somos pecadores, malditos y merecedores del justo juicio de Dios.
Si como eres, vienes a Cristo, totalmente desposeído como un niño, sin nada que ofrecer como un niño, entonces puedes recibir el reino. Esta orden es para los niños y para los adultos.
Es un llamado confiar en Cristo y nada más, a rogar por su bendición, a pedirle que nos revista de su Justicia y quite nuestra maldad. Un anciano entendió bien el texto, cuando le dijo al Señor en oración: "Nada traigo en mis manos, Simplemente a Tu cruz me aferro; Desnudo, busco en Ti vestido; Desvalido, vengo a Ti por gracia; Negro, ('Sumamente negro,' dijo el anciano) Vuelo a la fuente: Lávame, Salvador, o muero.'"
Y Jesús te está diciendo a ti ya mí este día, a menos que venga así ... como un niño inútil que debe ser traído por el E.S. a él, que debe ser sostenido en sus rodillas y que necesita ser bendecido, guiado, liderado, gobernado y amado, no puedes entrara en el reino.
Si hoy tu vienes con nada mas que tu pecado a Cristo, con tu necedad y con tu maldad, si vienes así suplicando por su bendición, el dice: "No te echaré fuera".
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Al bautizar a nuestro hijos, estamos sellando sobre él las promesas de Dios, no le enseñaremos se buen niño para que Dios te ame, Dios te a ofrecido su gracia en el bautismo, porque eres un gran pecador, así que ve y no dejes de ir a Cristo para ser un buen niño.
Tenemos una tendencia natural en el bautismo de centrarnos en la persona que se bautiza. El bautismo se ve principalmente como un testimonio público de la nueva fe del creyente. Tal visión del bautismo pone el énfasis en la persona más que en Dios. Esta no es la descripción bíblica del bautismo.
Es mucho más fácil entender el bautismo de infantes cuando el bautismo es visto y entendido bíblicamente. El enfoque del bautismo no debe estar en el bautizado; no es principalmente una celebración de su conversión y fe recién descubierta, incluso si se celebra el hecho de que Dios salvó a esta persona. No es principalmente un testimonio, una declaración pública de fe en Cristo, aunque bautizar a un creyente puede tener ese beneficio.
Bíblicamente, el bautismo es un sacramento que hace visible la Palabra de Dios. Es un signo que apunta a una realidad espiritual mayor. Es un sello para aquellos que creen. Es un medio de gracia, mediante el cual Dios está comunicando a Cristo y las bendiciones de nuestra unión con él. Está destinado para el fortalecimiento, el aliento y la seguridad de su pueblo. Es un medio ordenado por Dios de bendecir a su pueblo.
Los sacramentos, incluido el bautismo, se basan en las promesas de Dios. Eso es lo que pretenden transmitir, hacer visible y sellar los corazones y las mentes del pueblo de Dios. El enfoque del bautismo está en Dios y lo que él ha hecho, está haciendo y hará en el cumplimiento de sus promesas, no en lo que la persona ha hecho.
De hecho, el bautismo no se trata principalmente de la persona que se está bautizando, ni del creyente ni del niño, ni de los padres. Se trata de la promesa de Dios de redimir a un pueblo por sí mismo.
El bautismo marca la entrada de la persona a esa comunidad de fe, a la iglesia visible que profesa confiar en la misma promesa de Dios. Es un medio de gracia para el pueblo de Dios, mediante el cual él comunica y hace visibles los beneficios de Cristo.
El bautismo no se trata del creyente o del niño que se bautiza; no es un testimonio o una profesión pública de fe. Esta es una forma de pensar defectuosa y centrada en el hombre. Se trata de Dios, el Dios que salva, que redime a su pueblo. Señala su promesa de hacerlo, la promesa que se hace a su pueblo y a sus hijos.
Es una promesa del pacto. Y para los creyentes que asisten, es un medio de gracia, recordándoles su propio bautismo, sin importar cuándo ocurrió, y de todo lo que Dios ha hecho al salvarlos y al ser su Dios y Padre, y que de hecho es un Dios que está redimiendo a un pueblo por sí mismo. Proporciona comodidad y seguridad. Y nos alienta a vivir nuestras nuevas vidas en Cristo, incluso mientras miramos con esperanza al Dios que salva a todos los que él llama a sí mismo.
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La doctrina del Santo Bautismo está comprendida en estas tres partes:
Primera: Que tanto nosotros como nuestros hijos hemos nacido y sido concebidos en pecado, y por tanto somos hijos de ira, de manera que no podemos entrar en el reino de Dios a no ser que nazcamos de nuevo. Esto se nos enseña por medio de la aspersión con el agua, con lo cual se simboliza la impureza de nuestras almas, para que, llevados a desagradarnos a nosotros mismos, nos humillemos ante Dios y busquemos nuestra purificación y salvación fuera de nosotros.
Segunda: El Santo Bautismo nos testifica y sella el lavamiento de los pecados por Jesucristo. Por eso somos bautizados en el nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; ya que;
Al ser bautizados en el nombre del Padre, Dios el Padre sella y nos testifica que establece con nosotros un pacto eterno de gracia; que nos adopta como hijos y herederos; y que por ello nos quiere proveer de todo bien, guardarnos de todo lo malo o usarlo para nuestro bien.
Al ser bautizados en el nombre del Hijo, Dios el Hijo asegura que nos limpia en su sangre de todos nuestros pecados, incorporándonos a la comunión de su muerte y resurrección, de manera que, liberados de nuestros pecados, somos justificados ante Dios.
Asimismo, al ser bautizados en el nombre del Espíritu Santo, Dios el Espíritu Santo nos asegura por medio de este sacramento que quiere morar en nosotros y santificarnos como miembros de Cristo, otorgándonos lo que en Cristo tenemos, a saber: el lavamiento de nuestros pecados y la renovación continua de nuestra vida, a fin de que un día aparezcamos sin mancha entre la congregación de los elegidos en la vida eterna.
Tercera: Por cuanto en todo pacto existen dos partes, Dios, por el Santo Bautismo, nos exhorta y obliga a una nueva obediencia, a saber: que nos adhiramos a este único Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, confiando en Él y amándole de todo corazón, de toda alma, de todo ánimo y con todas las fuerzas; abandonando el mundo, crucificando nuestra vieja naturaleza y viviendo piadosamente. Y si a veces, debido a nuestra flaqueza, caemos en pecado, no debemos por ello dudar de la misericordia de Dios ni permanecer en el pecado, por cuanto el Bautismo es un sello y testimonio indubitable de que tenemos un pacto eterno con Dios.
Y aunque nuestros hijos no entienden estas cosas, no por ello podemos excluirlos del Bautismo, por cuanto, sin que ellos lo sepan, participan de la condenación en Adam, y así también en Cristo son aceptos en gracia; como dice Dios a Abraham, el padre de todos los creyentes, y por ende a nosotros y a nuestros hijos: "Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti" (Gn 17,7). Esto también lo testifica Pedro con estas palabras: "Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos..." (Hch 2,39). Por eso Dios mandó antes circuncidarlos, lo cual era un sello del pacto y de la justicia que es por la fe; por eso también Cristo los abrazó, puso sus manos sobre ellos y los bendijo (Mt 19:3-15). Ocupando, pues, ahora el Bautismo el lugar de la circuncisión, se ha de bautizar a los niños como herederos del Reino de Dios y de su pacto, siendo obligación de los padres enseñarles estas cosas mientras crezcan.
A fin de que podamos practicar esta santa ordenanza de Dios para Su gloria, para nuestro consuelo y para edificación de la congregación, invoquemos su santo nombre:
Oración
Misericordiosísimo Padre, por el primer Adán el pecado entró en el mundo, y por el pecado, la muerte, y todos nosotros, por naturaleza, somos hijos de ira; pero tú diste a tu único Hijo, como simiente de la mujer, para que fuera el Salvador del mundo, el capitán de nuestra salvación, y por medio del sacrificio de sí mismo, eliminara el pecado, nos lavara con su sangre, nos reconciliara contigo, nos renovara por medio del Espíritu Santo, y pusiera a Satanás debajo de nuestros pies. En él, tú estableciste el pacto de la gracia, e instituiste este santo sacramento del bautismo para que entráramos solemnemente en el vínculo del pacto, y nos confirmara en las bendiciones del mismo, las cuales tú haces extensivas a todos los fieles y a la simiente de ellos. Dedicamos, pues, y ofrecemos este niño a ti, para que sea recibido en tu pacto y en tu iglesia. Te pedimos que lo aceptes como miembro de tu Hijo, y lo laves en su sangre de la culpa del pecado así como su carne es lavada por medio de esta agua. Reconcíliate con él, tómalo por hijo, renueva en él la imagen de tu Hijo, hazlo un conciudadano de los santos y un miembro de tu familia. Protégelo y provee para él por cuanto es propiedad tuya, y finalmente, presérvalo para tu reino celestial, por Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Amén.
Exhortación a los padres o testigos
Amados Luis Carlos y Janeth, en el Señor Jesucristo, habéis oído que el Bautismo es una ordenanza de Dios para sellar su pacto con nosotros y nuestra simiente, por lo cual debemos usarlo con ese fin, y no por costumbre o superstición. Responded, pues, sinceramente a estas preguntas, a fin de que se manifieste que estáis dispuestos a ello:
Si bien nuestros hijos son concebidos y nacen en pecado, y por tanto sometidos a toda suerte de miseria, aún más, a la condenación misma, ¿reconocéis que en Cristo son santificados, y que por tanto, y como miembros de Su Iglesia, deben ser bautizados?
¿Confesáis que la doctrina contenida en el Antiguo y el Nuevo Testamentos, y en los artículos de la fe cristiana, enseñada en esta iglesia, es la verdadera y completa doctrina de salvación?
¿Prometéis y resolvéis enseñar y hacer enseñar, al máximo de vuestra capacidad, a este niño, cuando haya llegado a uso de razón, la doctrina citada?
Respuesta: Sí
Al bautizar, el ministro dirá:
ISABELLA, te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Omnipotente y muy misericordioso Dios, que nos has dado el Espíritu de adopción por el cual te llamamos Padre, te pedimos por tus siervos, los padres de este niño que te hemos dedicado a ti en el bautismo; para que, guiados por tu Espíritu Santo, puedan vivir como conviene a los que son hijos tuyos y coherederos con Cristo; que puedan percibir y saber cuál es tu buena voluntad agradable y perfecta, y tengan gracia y poder para cumplirla con fidelidad. Dígnate a ayudarlos, te pedimos, para que eduquen a este niño en tu temor, que es el principio de la sabiduría, y lo instruyan diligentemente en la doctrina que es conforme a la piedad, y que tanto por precepto como por ejemplo, guíen sus pasos en el camino de la justicia y de la paz; para que al fin, ellos junto con sus hijos puedan ser contados entre tus santos en la gloria sempiterna, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Marvin R. Vincent