Sermón sin título (11)
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· 9 viewsNo es lo mismo sorprendernos de lo que DIos hizo a esperar en lo que El esta haciendo
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Handout
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5 Los que buscan su ayuda, estarán radiantes de alegría; ninguna sombra de vergüenza les oscurecerá el rostro.
1 Levanto mis ojos a ti, oh Dios, entronizado en el cielo.
26 Levanten la mirada a los cielos. ¿Quién creó todas las estrellas? Él las hace salir como un ejército, una tras otra, y llama a cada una por su nombre. A causa de su gran poder y su incomparable fuerza, no se pierde ni una de ellas.
17 Mientras este mensajero todavía hablaba, llegó un tercero con esta noticia: «Tres bandas de saqueadores caldeos robaron sus camellos y mataron a los sirvientes; yo soy el único que escapó para contárselo».
18 No había terminado de hablar el tercer mensajero cuando llegó otro con esta noticia: «Sus hijos e hijas estaban festejando en casa del hermano mayor y, 19 de pronto, un fuerte viento del desierto llegó y azotó la casa por los cuatro costados. La casa se vino abajo y todos ellos murieron; yo soy el único que escapó para contárselo».
20 Job se levantó y rasgó su vestido en señal de dolor; después se rasuró la cabeza y se postró en el suelo para adorar 21 y dijo:
«Desnudo salí del vientre de mi madre
y desnudo estaré cuando me vaya.
El Señor me dio lo que tenía
y el Señor me lo ha quitado.
¡Alabado sea el nombre del Señor!».
22 A pesar de todo, Job no pecó porque no culpó a Dios.
34 »Cuando se cumplió el tiempo, yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo. Recuperé la razón, alabé y adoré al Altísimo y di honra a aquel que vive para siempre. Su dominio es perpetuo, y eterno es su reino.
41 Así que corrieron la piedra a un lado. Entonces Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, gracias por haberme oído.
Después de decir todas esas cosas, Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que él, a su vez, te dé la gloria a ti.
10 Mientras se esforzaban por verlo ascender al cielo, dos hombres vestidos con túnicas blancas de repente se pusieron en medio de ellos.
55 pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, y vio la gloria de Dios y vio a Jesús de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios.
..17-22
17 Mientras este mensajero todavía hablaba, llegó un tercero con esta noticia: «Tres bandas de saqueadores caldeos robaron sus camellos y mataron a los sirvientes; yo soy el único que escapó para contárselo».
18 No había terminado de hablar el tercer mensajero cuando llegó otro con esta noticia: «Sus hijos e hijas estaban festejando en casa del hermano mayor y, 19 de pronto, un fuerte viento del desierto llegó y azotó la casa por los cuatro costados. La casa se vino abajo y todos ellos murieron; yo soy el único que escapó para contárselo».
20 Job se levantó y rasgó su vestido en señal de dolor; después se rasuró la cabeza y se postró en el suelo para adorar 21 y dijo:
«Desnudo salí del vientre de mi madre
y desnudo estaré cuando me vaya.
El Señor me dio lo que tenía
y el Señor me lo ha quitado.
¡Alabado sea el nombre del Señor!».
22 A pesar de todo, Job no pecó porque no culpó a Dios.
: 17-21
17 Mientras este mensajero todavía hablaba, llegó un tercero con esta noticia: «Tres bandas de saqueadores caldeos robaron sus camellos y mataron a los sirvientes; yo soy el único que escapó para contárselo». 18 No había terminado de hablar el tercer mensajero cuando llegó otro con esta noticia: «Sus hijos e hijas estaban festejando en casa del hermano mayor y, 19 de pronto, un fuerte viento del desierto llegó y azotó la casa por los cuatro costados. La casa se vino abajo y todos ellos murieron; yo soy el único que escapó para contárselo». 20 Job se levantó y rasgó su vestido en señal de dolor; después se rasuró la cabeza y se postró en el suelo para adorar 21 y dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo estaré cuando me vaya. El Señor me dio lo que tenía y el Señor me lo ha quitado. ¡Alabado sea el nombre del Señor!». 22 A pesar de todo, Job no pecó porque no culpó a Dios.
1 Levanto la vista hacia las montañas,
¿viene de allí mi ayuda?
2 ¡Mi ayuda viene del Señor,
quien hizo el cielo y la tierra!
1 Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad.
2 Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos
y las montañas se derrumben en el mar.
. 1-2
Salmo 46.1-2
Levanto la vista hacia las montañas, ¿viene de allí mi ayuda? 2 ¡Mi ayuda viene del Señor, quien hizo el cielo y la tierra!
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1 Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. 2 Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos y las montañas se derrumben en el mar.
Los que buscan su ayuda, estarán radiantes de alegría; ninguna sombra de vergüenza les oscurecerá el rostro.
Levanto mis ojos a ti, oh Dios, entronizado en el cielo.
Levanten la mirada a los cielos. ¿Quién creó todas las estrellas? Él las hace salir como un ejército, una tras otra, y llama a cada una por su nombre. A causa de su gran poder y su incomparable fuerza, no se pierde ni una de ellas.
»Cuando se cumplió el tiempo, yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo. Recuperé la razón, alabé y adoré al Altísimo y di honra a aquel que vive para siempre. Su dominio es perpetuo, y eterno es su reino.
Así que corrieron la piedra a un lado. Entonces Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, gracias por haberme oído.
Después de decir todas esas cosas, Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que él, a su vez, te dé la gloria a ti.
Mientras se esforzaban por verlo ascender al cielo, dos hombres vestidos con túnicas blancas de repente se pusieron en medio de ellos.
pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, y vio la gloria de Dios y vio a Jesús de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios.
El Señor es mi fortaleza y mi escudo; confío en él con todo mi corazón. Me da su ayuda y mi corazón se llena de alegría; prorrumpo en canciones de acción de gracias.
En cuanto a mí, pobre y necesitado, que el Señor me tenga en sus pensamientos. Tú eres mi ayudador y mi salvador; oh Dios mío, no te demores.
Pero Dios es mi ayudador; ¡el Señor me mantiene con vida!
El Señor protege a los que tienen fe como de un niño; estuve frente a la muerte, y él me salvó.
No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa.
Miren, el Señor Soberano está de mi lado. ¿Quién me declarará culpable? Todos mis enemigos serán destruidos como ropa vieja que ha sido comida por la polilla.
Así que podemos decir con toda confianza: «El Señor es quien me ayuda, por eso no tendré miedo. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?».