No es Justo..!!!

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No parece Justo

Recuerdo cuando a mi me sucedían cosas que yo no me espera o que de alguna forma no creía que fuera merecedor de ellas, siempre dentro de mi decía que Dios no parece justo después de todo.
siempre ponia en duda las decisiones de Dios con respecto a las cosas que me sucedían ademas el concepto de bueno lo tenia de alguna forma muy por debajo de lo que verdaderamente es bueno ya que Jesús dijo que bueno solo Dios.
Marcos 10.18 LBLA
Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios.
Marcos 20.18
El profeta Ezequiel ministró a los hijos de Israel durante el cautiverio babilónico. Al igual que otros profetas verdaderos de Dios, en reiteradas ocasiones les recordó y les advirtió acerca de sus pecados, en especial de aquellos por los que en primera instancia fueron exiliados.
Ezequiel 18.2–4 NTV
2 «¿Por qué citan ustedes ese proverbio acerca de la tierra de Israel, que dice: “Los padres comieron uvas agrias, pero la boca de sus hijos se frunce por el sabor”? 3 Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, que dejarán de citar ese proverbio en Israel. 4 Pues todos los seres humanos son míos para juzgar, los padres y los hijos por igual. Esta es mi regla: la persona que peque es la que morirá.
Dos veces en ese capítulo el Señor declara:
ez. 18.24
Uno de tales pecados fue acusar a Dios de ser injusto. A los israelitas les gustaba utilizar el proverbio: “Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera”, que cuestionaba la justicia de Dios. “Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá” ().
Dos veces en ese capítulo el Señor declara:
Ezequiel 18.25 LBLA
25 Y vosotros decís: “No es recto el camino del Señor.” Oid ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿No son vuestros caminos los que no son rectos?
Ezequiel 18.30 NTV
30 »Por lo tanto, pueblo de Israel, juzgaré a cada uno de ustedes, según sus acciones, dice el Señor Soberano. Arrepiéntete y apártate de tus pecados. ¡No permitas que tus pecados te destruyan!
Ezequiel 18.29 LBLA
29 Pero la casa de Israel dice: “El camino del Señor no es recto.” ¿No son rectos mis caminos, oh casa de Israel? ¿No son vuestros caminos los que no son rectos?
Ezequiel 20.7 NTV
7 Entonces les dije: ‘Cada uno de ustedes deshágase de las imágenes repugnantes con las que están tan obsesionados. No se contaminen con los ídolos de Egipto, porque yo soy el Señor su Dios’.
Cuando los hombres dudan de la imparcialidad y justicia de Dios, siempre se debe a los propios puntos de vista pervertidos que tienen tanto de la justicia divina como de Dios. El Señor mismo es la norma de justicia, y es imposible para Él ser injusto o que mienta.
Cuando los hombres dudan de la imparcialidad y justicia de Dios, siempre se debe a los propios puntos de vista pervertidos que tienen tanto de la justicia divina como de Dios. El Señor mismo es la norma de justicia, y es imposible para Él ser injusto o que mienta.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31436-31438). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
“Y si dijereis: No es recto el camino del Señor; oíd ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿no son vuestros
Mateo 19.30-20.
Mateo 19.30–20.16 LBLA
30 Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros. 1 Porque el reino de los cielos es semejante a un hacendado que salió muy de mañana para contratar obreros para su viña. 2 Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3 Y salió como a la hora tercera, y vio parados en la plaza a otros que estaban sin trabajo; 4 y a éstos les dijo: “Id también vosotros a la viña, y os daré lo que sea justo.” Y ellos fueron. 5 Volvió a salir como a la hora sexta y a la novena, e hizo lo mismo. 6 Y saliendo como a la hora undécima, encontró a otros parados, y les dijo*: “¿Por qué habéis estado aquí parados todo el día sin trabajar?” 7 Ellos le dijeron*: “Porque nadie nos contrató.” El les dijo*: “Id también vosotros a la viña.” 8 Y al atardecer, el señor de la viña dijo* a su mayordomo: “Llama a los obreros y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta los primeros.” 9 Cuando llegaron los que habían sido contratados como a la hora undécima, cada uno recibió un denario. 10 Y cuando llegaron los que fueron contratados primero, pensaban que recibirían más; pero ellos también recibieron un denario cada uno. 11 Y al recibirlo, murmuraban contra el hacendado, 12 diciendo: “Estos últimos han trabajado sólo una hora, pero los has hecho iguales a nosotros que hemos soportado el peso y el calor abrasador del día.” 13 Pero respondiendo él, dijo a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia; ¿no conviniste conmigo en un denario? 14 “Toma lo que es tuyo, y vete; pero yo quiero darle a este último lo mismo que a ti. 15 “¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo que es mío? ¿O es tu ojo malo porque yo soy bueno?” 16 Así, los últimos serán primeros, y los primeros, últimos.
Tema de la parabola es

El reino de los Cielos

Las palabras de Jesús, pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros, podrían haber sido un proverbio común. Sin embargo, ya que lo usa en varias ocasiones y no se halla en otra literatura, parece más probable que Él mismo originara el dicho.
Mateo 20.1 LBLA
1 Porque el reino de los cielos es semejante a un hacendado que salió muy de mañana para contratar obreros para su viña.
mateo 20.
Debido a que la mayoría de los propietarios no tenían suficientes criados u obreros regulares para realizar esas labores, necesitaban contratar obreros de aldeas y pueblos vecinos.
Estos obreros por lo general no tenían formación en un oficio y se hallaban cerca del fondo en la escala socio-económica, muchos de ellos no muy por encima de los mendigos.
Iban de trabajo en trabajo, muchos de los cuales no duraban más de un día, y con frecuencia menos.
No tenían ninguna garantía laboral más allá de lo que pudieran estar haciendo en el momento.
Se reunían en la plaza antes del amanecer a fin de estar disponibles para ser contratados, y es allí donde el propietario de la viña encontró a estos hombres particulares temprano por la mañana.
Debido a que no tenían capacitación y a que estaban desesperados por trabajar, y de ahí que estuvieran indefensos, a menudo eran mal pagados y se encontraban en desventaja.
A causa de su gran compasión por los pobres y oprimidos, Dios ordenó a su pueblo:
Levítico 19.13 LBLA
13 “No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. El salario de un jornalero no ha de quedar contigo toda la noche hasta la mañana.
En otras palabras, a los obreros contratados se les debía pagar salarios dignos y dárselos al final de cada día, porque a menudo eso era todo lo que un hombre tenía para alimentar a su familia al día siguiente. Así explicó Moisés en otra parte:
Deuteronomio 24.15 LBLA
15 En su día le darás su jornal antes de la puesta del sol, porque es pobre y ha puesto su corazón en él; para que él no clame contra ti al Señor, y llegue a ser pecado en ti.
). Puesto que trabajaban día a día, debía pagárseles día a día.
Puesto que trabajaban día a día, debía pagárseles día a día.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31489-31492). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31482-31488). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
Mateo 20.2 LBLA
2 Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31480-31482). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
Un denario al día, el salario de un soldado romano, era un sueldo muy bueno para estos trabajadores. Es probable que por lo general les pagaran menos, de ahí que aceptaron de buena gana esta oferta equitativa.
Mateo 20.3 LBLA
3 Y salió como a la hora tercera, y vio parados en la plaza a otros que estaban sin trabajo;
Mateo 20.3–7 LBLA
3 Y salió como a la hora tercera, y vio parados en la plaza a otros que estaban sin trabajo; 4 y a éstos les dijo: “Id también vosotros a la viña, y os daré lo que sea justo.” Y ellos fueron. 5 Volvió a salir como a la hora sexta y a la novena, e hizo lo mismo. 6 Y saliendo como a la hora undécima, encontró a otros parados, y les dijo*: “¿Por qué habéis estado aquí parados todo el día sin trabajar?” 7 Ellos le dijeron*: “Porque nadie nos contrató.” El les dijo*: “Id también vosotros a la viña.”
La jornada laboral judía comenzaba a las seis de la mañana, que se le Un denario al día, el salario de un soldado romano, era un sueldo muy bueno para estos trabajadores. Es probable que por lo general les pagaran menos, de ahí que aceptaron de buena gana esta oferta equitativa.
La jornada laboral judía comenzaba a las seis de la mañana, que se le Un denario al día, el salario de un soldado romano, era un sueldo muy bueno para estos trabajadores. Es probable que por lo general les pagaran menos, de ahí que aceptaron de buena gana esta oferta equitativa. La jornada laboral judía comenzaba a las seis de la mañana, que se le llamaba la primera hora. Cuando estaban cerca de la hora tercera del día, es decir las nueve, el propietario volvió a ir al pueblo y vio a otros que estaban en la plaza desocupados. Estos otros pudieron haber sido recién llegados que debieron recorrer una distancia mayor o que tal vez físicamente eran menos capaces que los primeros y por eso se movían con más lentitud. O pudieron haber tenido solo unas horas de trabajo que realizar al inicio del día y ahora estaban de vuelta en la línea de empleo. En vista de la generosidad del dueño de la viña, pudo haber sido que hubiera visto a estos hombres temprano en la mañana, pero no los necesitó. Quizás ahora regresó por compasión y los contrató porque ellos tenían más necesidad que él mismo. Cualesquiera que fueran las razones, un grupo adicional de obreros se había reunido. Desocupados no significa holgazanes o indolentes, sino que señala tan solo el hecho de que por el momento no tenían empleo. Dependían por completo de que alguien los contratara, y que estuvieran en la plaza muestra que buscaban trabajo. El dueño no les ofreció un salario particular a estos hombres, sino que simplemente les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Puesto que en las comunidades rurales todos se conocían entre sí, sin duda estos trabajadores confiaban en el propietario como un hombre de palabra. En cualquier caso, es posible que estuvieran muy contentos de tener trabajo que realizar a cualquier salario, y ellos fueron. Cerca de las horas sexta (mediodía) y novena (15:00), el dueño salió otra vez a la aldea e hizo lo mismo. En cada una de esas horas encontró más hombres que esperaban trabajo y los contrató. Entonces, casi al final del día, cerca de la hora undécima (17:00), volvió de nuevo y halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? No se ofrece ninguna explicación de por qué estos hombres habían estado todo el día desocupados, sin que los hubieran contratado. Tal vez estuvieron en otra parte de la plaza o sucedió que de algún modo no los habían visto. O quizás eran los trabajadores más ancianos, más débiles y menos productivos, a quienes nadie más quería contratar. Pero esos detalles en particular son irrelevantes a la parábola. El punto es que incluso a esa hora postrera había hombres que aún buscaban trabajo porque, según ellos mismos explicaron, nadie los había contratado. Este último grupo había trabajado solamente una hora (v. 12) cuando llegó la noche, que era la hora duodécima, o seis de la tarde. Siguiendo el requisito de la ley mosaica de pagar a tales obreros al final de cada jornada, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal. Eso es lo que todo empleador judío consciente hacía en obediencia a la ley del Antiguo Testamento. Sin embargo, la
La jornada laboral judía comenzaba a las seis de la mañana, que se le Un denario al día, el salario de un soldado romano, era un sueldo muy bueno para estos trabajadores. Es probable que por lo general les pagaran menos, de ahí que aceptaron de buena gana esta oferta equitativa. La jornada laboral judía comenzaba a las seis de la mañana, que se le llamaba la primera hora. Cuando estaban cerca de la hora tercera del día, es decir las nueve, el propietario volvió a ir al pueblo y vio a otros que estaban en la plaza desocupados. Estos otros pudieron haber sido recién llegados que debieron recorrer una distancia mayor o que tal vez físicamente eran menos capaces que los primeros y por eso se movían con más lentitud. O pudieron haber tenido solo unas horas de trabajo que realizar al inicio del día y ahora estaban de vuelta en la línea de empleo. En vista de la generosidad del dueño de la viña, pudo haber sido que hubiera visto a estos hombres temprano en la mañana, pero no los necesitó. Quizás ahora regresó por compasión y los contrató porque ellos tenían más necesidad que él mismo. Cualesquiera que fueran las razones, un grupo adicional de obreros se había reunido. Desocupados no significa holgazanes o indolentes, sino que señala tan solo el hecho de que por el momento no tenían empleo. Dependían por completo de que alguien los contratara, y que estuvieran en la plaza muestra que buscaban trabajo. El dueño no les ofreció un salario particular a estos hombres, sino que simplemente les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Puesto que en las comunidades rurales todos se conocían entre sí, sin duda estos trabajadores confiaban en el propietario como un hombre de palabra. En cualquier caso, es posible que estuvieran muy contentos de tener trabajo que realizar a cualquier salario, y ellos fueron. Cerca de las horas sexta (mediodía) y novena (15:00), el dueño salió otra vez a la aldea e hizo lo mismo. En cada una de esas horas encontró más hombres que esperaban trabajo y los contrató. Entonces, casi al final del día, cerca de la hora undécima (17:00), volvió de nuevo y halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? No se ofrece ninguna explicación de por qué estos hombres habían estado todo el día desocupados, sin que los hubieran contratado. Tal vez estuvieron en otra parte de la plaza o sucedió que de algún modo no los habían visto. O quizás eran los trabajadores más ancianos, más débiles y menos productivos, a quienes nadie más quería contratar. Pero esos detalles en particular son irrelevantes a la parábola. El punto es que incluso a esa hora postrera había hombres que aún buscaban trabajo porque, según ellos mismos explicaron, nadie los había contratado. Este último grupo había trabajado solamente una hora (v. 12) cuando llegó la noche, que era la hora duodécima, o seis de la tarde. Siguiendo el requisito de la ley mosaica de pagar a tales obreros al final de cada jornada, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal. Eso es lo que todo empleador judío consciente hacía en obediencia a la ley del Antiguo Testamento. Sin embargo, la
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31514-31525). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31497-31514). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31494-31497). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
Es probable que por lo general les pagaran menos, de ahí que aceptaron de buena gana esta oferta equitativa.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31494-31497). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
La jornada laboral judía comenzaba a las seis de la mañana, que se le llamaba la primera hora. Cuando estaban cerca de la hora tercera del día, es decir las nueve, el propietario volvió a ir al pueblo y vio a otros que estaban en la plaza desocupados.
Estos otros pudieron haber sido recién llegados que debieron recorrer una distancia mayor o que tal vez físicamente eran menos capaces que los primeros y por eso se movían con más lentitud. O pudieron haber tenido solo unas horas de trabajo que realizar al inicio del día y ahora estaban de vuelta en la línea de empleo.
Desocupados no significa holgazanes o indolentes, sino que señala tan solo el hecho de que por el momento no tenían empleo.
Dependían por completo de que alguien los contratara, y que estuvieran en la plaza muestra que buscaban trabajo.
El dueño no les ofreció un salario particular a estos hombres, sino que simplemente les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Puesto que en las comunidades rurales todos se conocían entre sí, sin duda estos trabajadores confiaban en el propietario como un hombre de palabra.
En cualquier caso, es posible que estuvieran muy contentos de tener trabajo que realizar a cualquier salario, y ellos fueron.
Cerca de las horas sexta (mediodía) y novena (3:00pm), el dueño salió otra vez a la aldea e hizo lo mismo. En cada una de esas horas encontró más hombres que esperaban trabajo y los contrató.
Entonces, casi al final del día, cerca de la hora undécima (5:00pm), volvió de nuevo y halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? No se ofrece ninguna explicación de por qué estos hombres habían estado todo el día desocupados, sin que los hubieran contratado.
Tal vez estuvieron en otra parte de la plaza o sucedió que de algún modo no los habían visto. O quizás eran los trabajadores más ancianos, más débiles y menos productivos, a quienes nadie más quería contratar. Pero esos detalles en particular son irrelevantes a la parábola.
El punto es que incluso a esa hora postrera había hombres que aún buscaban trabajo porque, según ellos mismos explicaron, nadie los había contratado. Este último grupo había trabajado solamente una hora
Mateo 20.10 LBLA
10 Y cuando llegaron los que fueron contratados primero, pensaban que recibirían más; pero ellos también recibieron un denario cada uno.
mateo 20.10
cuando llegó la noche, que era la hora duodécima, o seis de la tarde.
cuando llegó la noche, que era la hora duodécima, o seis de la tarde. Siguiendo el requisito de la ley mosaica de pagar a tales obreros al final de cada jornada, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal. Eso es lo que todo empleador judío consciente hacía en obediencia a la ley del Antiguo Testamento. Sin embargo, la (Spanish Edition) (Posición en Kindle31514-31525). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
Siguiendo el requisito de la ley mosaica de pagar a tales obreros al final de cada jornada, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal. Eso es lo que todo empleador judío consciente hacía en obediencia a la ley del Antiguo Testamento. Sin embargo, la orden de Jesús fue bastante extraña.
Debía pagárseles a los hombres, comenzando desde los postreros hasta los primeros que habían llegado a trabajar. Aquí es donde Jesús pudo demostrar las ideas egoístas de la justicia humana, y donde la parábola empieza a cruzarse con el proverbio “muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros”

No es Justo

Mateo 20.9–12 LBLA
9 Cuando llegaron los que habían sido contratados como a la hora undécima, cada uno recibió un denario. 10 Y cuando llegaron los que fueron contratados primero, pensaban que recibirían más; pero ellos también recibieron un denario cada uno. 11 Y al recibirlo, murmuraban contra el hacendado, 12 diciendo: “Estos últimos han trabajado sólo una hora, pero los has hecho iguales a nosotros que hemos soportado el peso y el calor abrasador del día.”
Mateo 20.10–12 LBLA
10 Y cuando llegaron los que fueron contratados primero, pensaban que recibirían más; pero ellos también recibieron un denario cada uno. 11 Y al recibirlo, murmuraban contra el hacendado, 12 diciendo: “Estos últimos han trabajado sólo una hora, pero los has hecho iguales a nosotros que hemos soportado el peso y el calor abrasador del día.”
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31525-31527). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
mateo 20.10-
La reacción normal y muy humana que tuvieron fue: “¡Eso no es justo! Aquellos hombres solo trabajaron una hora al final del día.
Nosotros trabajamos duro todo el día, incluso al calor abrasador del día. ¿Por qué se les pagó igual que a nosotros?”.
Es posible que hubieran dramatizado excesivamente su caso, pero la descripción básica que hicieron de la situación fue correcta.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31547-31552). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
De todos modos, estaban sumamente disgustados por esta injusticia percibida y decididos a no salir de allí hasta haber tenido la liquidación del padre de familia, quien estaba cerca de su mayordomo cuando se repartían los salarios.

Dios es imparcial, por ende es Justo

Mateo 20.13–16 LBLA
13 Pero respondiendo él, dijo a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia; ¿no conviniste conmigo en un denario? 14 “Toma lo que es tuyo, y vete; pero yo quiero darle a este último lo mismo que a ti. 15 “¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo que es mío? ¿O es tu ojo malo porque yo soy bueno?” 16 Así, los últimos serán primeros, y los primeros, últimos.
mateo 20.13-
Ante las acusaciones que le hacían, el señor respondiendo, dijo a uno de ellos, tal vez el vocero del grupo: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en trabajar todo el día por un denario?
Hetairos (amigo) no es el término para una amistad cercana sino más bien para una compañía casual. El propietario les hizo saber con firmeza, pero con cortesía, que se habían pasado de la raya. Él no estaba haciéndoles ningún agravio, porque se habían puesto de acuerdo claramente temprano en la mañana cuando estaban en la plaza (v. 2) que se les pagaría un denario a cada uno, un salario justo. Él le explicó al portavoz: “Tú trabajaste las doce horas que conviniste, y yo te pagué el denario que acordé pagarte. Ambos cumplimos nuestra parte del trato; por tanto, tu queja no es legítima. Toma lo que es tuyo, y vete. No debería importarte si quiero dar a este postrero la misma cantidad que te estoy dando.
Además, Jesús preguntó de modo retórico: ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? Lo que les pagó a los trabajadores que llegaron de últimos, o a todos los demás, era estrictamente un asunto personal, y lo había hecho de acuerdo con lo que le era lícito. Él estaba en su derecho de hacer lo que quisiera con sus posesiones.
El problema no era de injusticia de parte del dueño de la viña y del mayordomo, sino de envidia de parte de los obreros. El propietario le dijo al enojado vocero: ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? Según acababa de recordar al grupo, él había cumplido con el acuerdo mutuo, el cual debió haber sido la única preocupación de ellos. Pero la envidia y los celos no se basan en la razón sino en el egoísmo. La acusación de injusticia no estaba cimentada en un amor por la justicia sino en la suposición egoísta de que el salario extra que ellos querían era un pago que merecían.
Aunque la parábola incluye claras advertencias acerca de poner en duda la justicia de alguien, y del horrible pecado de la envidia, su enseñanza principal es sobre el derecho del propietario de pagar a todos los trabajadores el mismo salario.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31570-31575). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31566-31569). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31560-31565). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31558-31560). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
Aquí el Señor no está enseñando acerca de las diferencias de las recompensas sino acerca de la imparcialidad de la salvación.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31586-31588). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
En primer lugar está el principio de que de manera soberana Dios inicia y logra la salvación.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31613-31614). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
El dueño de la viña salió a buscar trabajadores, y fue Él quien les pidió que trabajaran en su campo.
Ya que Dios es quien busca y salva en su propia iniciativa y poder, nosotros no tenemos ningún derecho a reclamar favor o privilegio especial de parte de Él. Todo ser humano que cree ha sido primeramente buscado por el Padre y entregado al Hijo
Juan 6.39 LBLA
39 Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que El me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final.
Un segundo principio es que solo Dios establece las condiciones de la salvación.
Debido a que los obreros en la viña llegaron a horas distintas, trabajaron una diferente cantidad de horas, y podemos suponer que trabajaron con muchos grados distintos de productividad; pero no recibieron pago diferente.
La medida del regalo divino de la salvación no es por mérito o logros humanos sino por la propia gracia de Dios, la cual no varía.
Un tercer principio es que Dios continúa llamando a seres humanos a su reino, ya que sigue regresando una y otra vez a las plazas de mercado del mundo para llamar a los hombres hacia Él mismo.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31675-31678). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
2 Pedro 3.9 LBLA
9 El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.
2 pedro
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31670-31673). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
MacArthur, John. Mateo (Comentario MacArthur) (Spanish Edition) (Posición en Kindle31679-31680). Editorial Portavoz. Edición de Kindle.
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